Ladybug y Chat Noir se encontraban luchando con un Akuma bastante poderoso, aunque era más peligroso que otra cosa, ya que utilizaba objetos filosos y punzantes para atacar.
Ahora Ladybug con el objeto que había recibido del Lucky Charm, se puso a idear un plan para derrotar el Akuma y evitar que este siga dañando a Chat Noir, quien seguía levantándose una y otra vez, a pesar de que su cuerpo quería seguir en el suelo. Luego de un rato, por fin lo habían hecho, lo derrotaron, el Akuma había sido purificado y chocaron los puños en señal de victoria.
—Gato tonto —Le dijo luego de esa típica demostración, mirándolo todo mal herido después de la lucha. Tenía rasguños por todas partes y sangre por igual.
— ¿Así agradeces a quien te protege? —Le cuestiono indignado. Había arriesgado su vida por ella y también por los ciudadanos y ¿No podía decir un simple "gracias"?
— ¡No tenías por qué protegerme! ¿Por qué hacerlo? ya estabas, estas bastante lastimado... —Le dijo preocupada viéndolo en esas maltrechas condiciones— Podía sola —Añadió con un semblante triste.
—¿Cómo no voy a proteger a la chica que amo?—Le contesto sonrojado por confesarse de esa forma y ella se ruborizaba al escucharlo y su corazón se aceleraba por tales palabras— y no podías sola, somos un equipo y tú me necesitas tanto como yo te necesito mi Lady, sin ti yo no podría vivir.
Y con eso había entendido esas palabras...
Sin la destrucción, no existiría la creación.
Jamás lo pensó. Nunca se puso a meditar sobre eso, sabía que los Miraculous representaban el Yin y el Yang. Y a su vez, Chat Noir tenía el poder de la destrucción y Ladybug el de la creación. En simples palabras sin Chat Noir, Ladybug no podría vivir.
Ella se había dado cuenta hace mucho, solo que no quería admitirlo que él era más que un compañero de luchas contra el mal. Era mucho más y no era solo porque sin él se perdería el equilibrio, sino que habría algo que faltara, se sentiría la ausencia, se percibiría la nostalgia.
¿Lo amaba? No lo sabía pero de algo estaba segura. Un sonido los alerto y fueron los Miraculous que empezaron a pitar y sabía que era hora de irse.
Ladybug se dio la vuelta y antes de lanzar el yo-yo para partir hacia su hogar, miro a Chat Noir, esbozó una sonrisa y sonrojándose levemente dijo las siguientes palabras que hicieron adquirir un tono rojizo en el rostro de Chat Noir.
"Yo tampoco podría vivir sin ti"
De eso ella estaba segura y si no era amor, no sabía que era.
