Quemaba. Y quemaba como nada había quemado en su vida. No existía un fuego que abrasara más que aquel líquido que los de la montaña rociaron en él como si fuera agua. Ojalá lo fuera. La presión a la que su piel se veía "descontaminada" era casi animal. Tan salvaje y brutal que sus brazos se entumecieron durante un buen rato y en el letargo de su jaula, por fin, su mente despertó: tan ágil como siempre. Rápidamente estaba fuera de los barrotes, vestido con un uniforme no demasiado desgastado y amarillento, y en busca de sus amigos. Pero en el fondo sabía que la razón por la que estaba allí no era solo para sacar de allí a los suyos, que habían sido encerrados como si fueran cerdos destinados a ser colgados boca abajo y desangrarse. No quería admitirlo, ni quería siquiera pensarlo, pero él empezaba a dudar de sus verdaderos motivos.

Había encontrado la salvación con Maya, que le había salvado y ayudado en varias ocasiones. Debe ser una chica muy fuerte; o amar mucho a Jasper. Aún no lo sabía, ni siquiera se había puesto a analizar la relación que tenía con su amigo, pero había algo en ellos dos que le recordaba a la que él mantenía con Clarke. Jasper miraba a Maya con una mezcla de ternura y curiosidad; quería protegerla y también fundirse con ella. Ambicionaba cualquier choque entre sus cuerpos, un roce de manos o una amigable fricción. Una simple caricia o una tímida sonrisa. Sin embargo, ella era tenaz e incansable, dispuesta a luchar por sus ideales y tan tenaz y decidida a alcanzar su objetivo no era consciente de las miradas que Jasper le profesaba. Cuando por primera vez vio a Jasper y a Maya sonrió para sus adentros, pero luego su sonrisa se disipó ligeramente. Notó que al menos Maya si sentía algo fuerte por él. Qué suertudo. Y entonces comprendió que sentía admiración por él, porque aun sabiendo que quizás la pierda y no la consiga, al menos se lo hace ver y da el paso. Está ahí, es evidente. Bellamy no estaba de esa forma para Clarke, aunque su hermana bromeaba todo el rato y le picaba ya que según ella si "la princesa del pueblo celeste" le pillaba a él, "el rey de los ladrones" observándola de la forma en la que lo hace mientras ella no mira; se metería en un serio problema: podría acabar mutilado o ahogándose con su propia corona. Por supuesto, Bellamy siempre lo desmentía aunque se había quedado varias noches en vela pensando en eso. ¿Qué pasaría si Clarke averiguaba los sentimientos que han ido madurando en él? Quizás por eso propuso ir a la Montaña y estar lo más lejos posible de la rubia, para alejarse de ella.

Qué irónico. Tanto tiempo a su lado y se percata ahora. Ahora que va a morir y quizás no la vea más. Maya lo ha conducido hasta una larga sala donde se amontonan por doquier cuadros y estatuillas bañadas por el polvo. Ella simplemente descuelga uno de los cuadros y gracias al cerebro de Monty pueden escuchar la voz de la rubia.

¿Bellamy? –Pregunta ella, alto y claro; aunque él se toma unos segundos para paladear el eco que su propio nombre y calmar esa perturbadora presión en su pecho que está aprendiendo a adoptar como una sensación común en él. No puede ser… ¿Los labios de Clarke han dejado traspasar una connotación de preocupación hacia él?

¿Clarke? –Contesta Bellamy y suelta en silencio el aire de sus pulmones.

Y entonces, por primera vez, sintió como el miedo y la presión descendían sus niveles y pudo sentir como el corazón le bombardeaba de una forma distinta. Se parecía a cuando Octavia se dormía en sus brazos en el Arca o cuando sabía que esa noche cenarían más porque los guardias no le habían pillado robando. Pero claro ese sentimiento se parecía pero no era para nada igual. No lo había experimentado nunca antes, en sus propias carnes; pero sabía de sobra que debía acabar con él, exterminarlo, aniquilarlo, apagarlo, antes de que se extendiese y gangrenase todo su corazón. Porque a ese ritmo, el amor no correspondido que tenía hacia Clarke acabaría por volverlo loco.