Hola espero que este fic les guste ya que relativamente aún soy nueva, por lo que me gustarían sus comentarios; y he estado pensando que solo lo seguiré dependiendo de la respuesta de ustedes, espero no les moleste esto último pero la verdad me gustaría saberlo, por que... personalmente, a mí me gusto mucho este trabajo. Ojalá piensen igual.

------------------

Sin libertad. De que sirve volar?

Hace mucho, en tiempos de Guerras en el Cielo, demonios llegados de todos los confines del infierno entraron al reino del Único destruyendo todo lo que encontraron a su paso, ángeles incluidos; Los defensores, aunque atacados por sorpresa, lucharón valientemente venciendo a las hordas de espíritus. Como era de suponer la revolución fue aplastada siendo reducida a un sueño.

El Gran Dragón ordenó pesaroso que se retrocediera para evitar una aniquilación total, su último recuerdo pertenece a su huida cuando insultándoles amenazo con el puño jurando volver algún día.

Narra la Historia que durante el imperio de Babilonia, se acudía al anochecer a las afueras de la ciudad, durante el solsticio de invierno, con el fin de realizar celebraciones con cánticos y danzas pues creían ser vigilados por la Raza Antigua de dioses y demonios anteriores al tiempo, que buscaban vengar la olvidada Batalla que tuvo lugar en alguna parte del cosmos.

Transcurrió el tiempo y lo que en un principio fue diseñado para los dioses, se fue deteriorando debido al hallazgo de un pasadizo subterráneo bajo Roma, que en sus paredes develaba la extraña historia de un rollo escrito por los dos lados y custodiado por siete sellos robado en aquella batalla librada en el cielo, en las escrituras de la pared también se revelaba que quién juntará los siete sellos y descifrará el rollo pasaría a través de las puertas del cielo. Quedándose abiertas debido a la falta de estos primeros.

"Nuevamente con esas historias joven Usui" Todos los que se encontraban en la habitación escuchando el relato voltearón al mismo tiempo en dirección a la puerta al oír aquella voz "Parece que necesitamos hablar nuevamente, por que no viene un momento"

Resignado por la interrupción y por el hecho de que nuevamente recibiría un sermón por parte de su mentor el peliazul siguió de cerca al rubio hasta su habitación. Una mueca de tristeza apareció en la cara del ojinegro mientras el rubio limpiaba sus lentes pensando en que diría está vez "Sabes que no llevas mucho con nosotros, y creó personalmente, que deberías tomar un poco más en serio el hecho de estar en está institución"

El chico de cabellos azules pensó un momento y se le ocurrió como evitar el que le sermonearán "Os agradezco mucho el que me haya aceptado, pero lo que yo cuento no es nada menos que lo leído en la biblioteca"

Aquella respuesta no agradó mucho al rubio "Has bajado a la Biblioteca?... ese cuarto te está prohibido"

Sinopsis: (Historia previa)

"Horokeu Usui; 10 años, ciudad de nacimiento desconocida, sus padres son una incógnita, se le localizó a las afueras de la ciudad... y por lo que me ha dicho tiene un gran interés por todo lo que tenga que ver con las Ruinas de Roma" Al parecer él Papa se encuentra muy interesado en el perfil del recién llegado "Muchas coincidencias, no lo cree así Marco"

El rubio le observa un momento "Sí yo también lo pensé" se sienta en el escritorio sacando algunos papeles, escritos al parecer en alguna lengua olvidada "Es una extraña coincidencia"

Los cabellos plateados de la joven Papa son ligeramente desacomodados por lo que pasa una de sus manos acomodándolo un tanto soberbia, pasado esto observa un momento al fraile "¿Coincidencia, crees que solo es una extraña coincidencia?"

"Bueno desde que llegó a aquí hasta ahora no ha dado señas de recordar algo o... actúa muy bien"

Mirando por la ventana él Papa observa a los jóvenes novicios que se encontraban en el patio "Pues mi dinero dice que él es lo que necesito... así que no me importa que tengas que hacer para estar seguro de si es o no. Entendido"

Mainz, 1620 anno domini (después de Cristo)

El sol ha salido ya hace algunas horas cuando Horokeu Usui, un joven novicio de los monjes Dominicos de Mainz, atravesó la puerta para abandonar el monasterio hacia su trabajo. Tal vez, él fue honrado por su estupenda lucha durante el último juicio cuando asistió al alma de Marion de la mano del diablo, antes de ser consumida por las llamas. Él no lo supo seguro, pero parecía como si a los monjes más viejos, de vuelta en el monasterio - especialmente su especie de mentor Marco junto a quien él había tenido la responsabilidad del alma de Phauna -, les hubiera gustado la manera en la que se enfrentó a la situación en la celda de la prisión de la bruja Jun, quien fue acusada por haber sido descubierta leyendo escrituras paganas.

Marco debe haber estado orgulloso de él, porque mencionó muchas veces cuán impresionado estaba de la sensibilidad de Horo; cómo este actuó en todas aquellas situaciones, cuando el diablo entró dentro del cuerpo de ella para hablar a través de su boca y cuando él le condujo fuera para que regresase de nuevo... y aunque no fue fácil ver a un ser en la mujer histérica, Horo nunca olvidó que ella una vez había sido un ser humano como él mismo lo era; hasta que el espíritu del Antiguo Mal se llevó su sensatez.

Así que inmediatamente él obtuvo la recompensa: Hoy fue enviado solo a la torre de las brujas, donde aquellos que habían perdido el buen sentido esperaban lo que se merecían. Por vez primera... Pero cuando él había abierto la pesada puerta de madera para echar un vistazo a la persona que yacía allí en el suelo de piedra, frío y cubierto con escasa paja, sintió algo como un trueno cayendo justo en la parte trasera de su cabeza. Miró una vez, otra vez más y finalmente no pudo apartar más sus ojos de su "cliente"¡Pilika Usui! Ella estaba tumbada ahí admirándole, y parecía que estaba demasiado débil para reconocerle. Para reconocer a su propio hermanastro, quien había sido como un verdadero hermano para ella cuando habían sido niños.

Cuando tuvo que abandonarla entonces cerca de los nueve años para unirse a los Dominicos, él le prometió que seguramente se encontrarían de nuevo algún día. ¿Pero de esta manera¿Pilika Usui¿Una bruja? Cuando él era un niño, nunca pensó que el diablo pudiera ser capaz de poseerla. Pero por supuesto, él no había sabido nada sobre la brujería y sobre el juego del Antiguo demonio... sea lo que fuese, hablando mediante sus labios hacia él, algo le dijo que debía haber sido inocente. Sin duda, un demonio no era un demonio si revela su identidad así de rápido. A veces, llevaba semanas hasta que hacía que su cuerpo, en el cual estaba escondido, confesara. Pero tenía que haber al menos una pequeña posibilidad, que su encarcelamiento fuese una gran equivocación de la ley. De todos modos, había justamente una forma de descubrirlo¡Marco! Él ayudaría a Horo si estaba ocurriendo algo incorrecto. Y él descubriría si había algún asunto extraño...

...con cuidado, Horo abrió la puerta y el brillo de unas pocas velas iluminaron el vestíbulo del monasterio a través de la abertura de la puerta desde dentro de la biblioteca. Gabriel había estado buscando a Marco durante toda la tarde y el principio de la noche, pero cuando no lo pudo encontrar en ningún lugar decidió visitarle en la biblioteca más tarde. Marco estaba siempre abierto a cualquier problema mientras estaba ahí sentado leyendo; y la oportunidad de encontrarle allí era del todo buena porque estaba por lo menos toda la noche. Así que Horo puso un pie en la habitación y como el viejo monje fue consciente de su presencia, cerró el libro que estaba leyendo y lo volvió a colocar en la estantería; bueno, lo lanzó más que lo puso y lo lanzó más detrás de la estantería que sobre ella. ¿Quería esconder algo? De alguna manera, Marco era uno de esos que podrían hundirse dentro de las cosas que leen, así que debía estar muy sobresaltado cuando se dio cuenta de que no estaba solo en la habitación.

Nada menos, el experimentado monje escuchó deliberadamente el problema de Horokeu y prometió que haría el encarcelamiento de Pilika y su juicio tan tranquilo para ella como fuese posible, hasta que su inocencia - o culpabilidad - fuera probada. Además, le dijo al preocupado novicio que comenzaría investigaciones sobre los archivos para averiguar si había algo malo. Con algunas palabras rápidas, dejó a Horo, quien volvió a su celda de monje para no encontrar del todo el sueño

¿Qué estaba pasando alrededor del novicio? Por supuesto, Marco prometió ayudarle; ¿pero eran sus palabras honestas? Él actuó de forma tan extraña cuando Horo entró en la biblioteca. ¿Y por qué le asustó al sorprenderle leyendo? A lo mejor había algo malo en el libro... sí, el libro, este podría finalmente traer algo de luz a los pensamientos de Horo. ¿Y si no era sí? Al menos podía ser un libro pagano del cual se suponía que Horo no sabía nada. A lo mejor era uno de los libros satánicos que le confiscaron a Jun, la bruja. Aunque él estuvo involucrado en el juicio, nunca vio los libros que ella leyó y por los cuales fue acusada. ¿Pero cómo podía eso ayudarle a liberar a su hermanastra Pilika? O... ¿Sí que podía¿O sería mejor que no intentase liberar a su hermanastra¿Quizá, no estaría ella realmente poseída por el Antiguo Dragón?

Por todo, Horokeu no pudo dormir de todas maneras, así que pensó que valía la pena el esfuerzo de mantener un ojo sobre el libro. Silenciosamente, caminó a hurtadillas de vuelta a la biblioteca... E incluso si el libro podía ser un fuerte peligro para su lector, la fe de Horo era, seguramente, suficientemente fuerte para plantarle cara y aguantar cualquier fuerza del mal.

Antiguo. Parecía ser muy antiguo. Y el olor hizo que Horo estuviese seguro: El libro era maligno. ¡Precisamente maligno! Sujeta a la funda interior de la portada había una placa triangular tan grande como una mano, que parecía estar hecha de alguna especie de metal. No era capaz de comprender la mayor parte de las cosas del libro porque no conocía el lenguaje en el que estaba escrito. Sólo unos pequeños garabatos que alguien había añadido después, probablemente mucho tiempo después de que el libro mismo hubiese sido escrito. Pero aunque él pudo leer esas palabras, no pudo arreglárselas para conseguir su significado:

"Muchos caminos llevan a Roma. Siete por uno de todos estos caminos lleva a un mundo más allá de nuestra imaginación."

¿Quién sería capaz de entender esto, Horo no lo era. De todos modos siguió hojeando por el extraño escrito, esperando encontrar algo más, legible para él. Y fue recompensado por sus esfuerzos. En la parte trasera encontró una carta puesta dentro del libro, que había sido escrita por un tal Ren Tao para - ¡Marion ¡Y ahora el ojinegro supo qué clase de libro era! Pero aun así no pudo conseguir que se soltase de él, así que empezó a leer la carta aunque no se sentía muy cómodo mientras leía algo probablemente muy privado, que obviamente no había sido destinado para él.

Tao había escrito que oyó, a un mercader galo, que este le había vendido el libro alguna vez a Marion Pero el escritor de la carta reivindicaba ser el verdadero dueño del libro que le fue robado hacía algún tiempo. Y como quería recuperarlo, la hizo saber que iría a visitarla durante los días alrededor de la Noche de Mitad de Verano para volver a comprarle el libro.

Horo estaba un poco confuso, porque había esperado algo mucho más excitante cuando había pensado en un libro de brujería. Decepcionado, devolvió el libro al sitio de donde lo había cogido, y abandonó la biblioteca para volver a la cama a descansar un poco, a pesar de que no pudo pegar ojo. Probablemente había una posibilidad de descubrir algo al día siguiente.

Debían de ser sobre las ocho de la mañana cuando Horo se paró en la fuente para lavar sus dedos. Pero las manchas negras no desaparecieron por mucho que lo intentó. ¿Era eso la negra muerte arrastrándose alrededor en el interior de las paredes del monasterio? Horokeu estaba asustado por el pensamiento, pero en el mismo momento olvidó todos sus miedos porque alguien le llamaba a sus espaldas, así que el novicio se dio la vuelta.

Marco le dio una sincera bienvenida, pidiéndole perdón por haber actuado de una forma un poco extraña la noche anterior. El peliazul levantó la vista del alivio ya que su amigo paternal no estuviese enfadado con él. Y no había razón, del todo, para que el viejo monje estuviese enfadado justamente porque el novicio hubiese entrado en la biblioteca, aparte del hecho de que él no era capaz de suponer que su mentor estaba leyendo algo tal vez secreto.

Pero justamente en el mismo momento el viejo frunció el ceño. "Has estado solo en la biblioteca sin haber tenido permiso", gritó, y señaló las puntas negras de los dedos de Horo. Y ahora el ojinegro supo lo que las manchas de sus manos eran. Alguien había marcado el libro para que nadie pudiera ser capaz de leer en su interior clandestinamente. "Has abusado de mi confianza y leído en el libro prohibido. Ve a la capilla... y reza por el perdón", clamó Marco furioso. "Para que el Único pueda tener compasión de aquel que ha roto una regla del santo monasterio".

Esa fue la última vez que el fraile habló con Horo, porque cuando Marco se unió a los mercenarios para arrestar al novicio que estaba arrodillado enfrente del altar, él miraba fijamente al suelo, permaneciendo en silencio...

Los siete ángeles...