Sus palabras se trababan, sus manos sudaban, su corazón latía rápidamente, su respiración era apresurada. Su voz sonaba nerviosa, balbuceante y sobre todo evitaba ver esos ojos verdes que sentía que la observaban con curiosidad.

Tragó saliva por enésima vez.

— ¿Que me tenías que decir, Marinette?

Ella cerró los ojos, apretó los labios y apretujo su pantalón con sus manos sudantes, sintiendo que moría a cada segundo.

— Y-yo... yo... yo... —Su respiración le fallaba y calló. No estaba preparada, no quería, sabía el resultado, suponía lo que iba pasar luego de confesar sus sentimientos. Pero... si quería poder dejar ir estos sentimientos, ir por un nuevo amor. Tenía que declararse.

Tenía que liberar lo que había encerrado en su pecho.

— Me gustas —Dejó salir de repente. No supo cómo lo hizo, pero confesarse al piso, tal vez fue lo que logro poder hacerlo— Me gustas, Adrien—Repitió al minuto, alzando brevemente la vista para luego volverla a bajar.

Eso que permitió notar como Adrien se sorprendió como también que sus mejillas se sonrojaran. Él trago saliva, una mano estiro el cuello de su camisa sintiendo que sentía mucho calor.

— Y-yo te quiero... —Los ojos de Marinette se posaron rápidamente en los verdes de él— Pero...

Esa palabra ocasionó que sus cejas bajaran tristemente. Sus ojos mirándola de forma depresiva, ella sabía lo que iba a decir y lo dijo.

"Te quiero pero como amigos"

Marinette sintió una presión en su pecho, bajó la cabeza, cerró los ojos intentando reprimir esas lágrimas que por necedad querían salir. Sin notar como Adrien se rascaba la nuca nerviosa, su sonrojo se intensificaba.

— Como amigos que viven juntos, que se casan, tienen hijos y mueren tomados de la mano, así te quiero.

Cuando terminó, la muchacha lo miró con los ojos brillantes, su cara carmesí completamente anonadada. Eso no se lo esperaba. Por otra parte, el joven desviaba la mirada sintiéndose cada vez más avergonzado.

Por primera vez, Marinette quería siempre seguir siendo amiga de Adrien. Esa clase de amiga.