Advertencias: tanto los personajes como las situaciones son propiedad intelectual de Cassandra Clare.

Este relato es un regalo de cumpleaños para la preciosa y maravillosa Hard Lovhe. Siento el retraso, espero que pasases un día genial. Muchos besos y abrazos y un Jem para compartir tus días felices.

Sé que esto no es lo que esperas, pero estaba escuchando música y no podía pensar en otra cosa que en esto. Spoiler de Lady Midnight

Cualquier crítica es bien recibida.

BLUE

Todo es azul, el mar, el cielo, el desierto, todo lo que se extiende ante sus ojos es del mismo tono. No hay nada más, nada que pueda ver, pues si no puede mirar sus ojos entonces nada tiene color. Quiere quedarse en sus brazos cuando son otros brazos los que la sostienen. Quiere verse reflejada. Quiere perderse en su mirada, ver cómo brilla, cómo sus ojos se ensanchan, pero ya no queda nada. Ese azul que tanto ama se ha perdido, se ha diluido en la oscuridad; las sombras son lo único que ahora bailan.

No es sólo tristeza lo que llena su alma, es desesperación, es un dolor que le traspasa, que se clava en su pecho como una espada, atravesando su corazón. Es el vacío que siente, que ambos comparten, más allá de la runa de unión, esa que tanto desea borrar, esa a la que mira con tanto odio e intensidad, esa que arde cada vez que él se encierra en su taller a pintar. La ha maldecido tantas veces que las palabras han perdido el sentido. Porque es la causa de sus tormentos, se sus desdichas, de sus mentiras; es la que hace que quiera desaparecer, enterrarse para no regresar, porque se siente perdida y muerta si no puede tenerle, y morirá si le tiene como desea tenerle, como ambos quieren.

Porque hay un motivo por el cual los parabatai no se pueden amar y ella lo sabe. Lo sabe y esa es la razón por la cual no puede verlo, porque la separación dolerá menos que perderle para siempre.

Así que junta sus labios con los de otro e imagina que es él, dulce y tierno, mirándola con sus ojos de mar, esos que ya no la miran, porque si lo hacen todo lo que intentan contener se romperá. Porque no puede reprimir más lo que siente, porque ha luchado tanto tiempo por olvidar, por relegar eso a otro lugar, por convertirlo en algo tolerable, en algo legal, algo que no vaya a romperlos a ambos, algo que no vaya a terminar con los dos. Pero no puede y ella lo sabe. Han vivido instantes salvajes, sus manos sobre su cuerpo, ha sentido la magia que es amarle, entregarse a sus besos inexpertos, piel sobre piel, lamiendo la arena y la sal, el mar como única compañía, testigo de su entrega, de ese amor que se abría oculto entre rocas, agua y noche.

Quiere poder arrancarse del pecho cada uno de sus sentimientos, vaciarse, dejar de pensar, de sentir, sólo luchar, como había hecho siempre, como siempre debería ser. Olvidarse de todo, retroceder a ese tiempo donde todo era sencillo, donde eran los dos sólo lo que ahora pretendían ser, amigos. Pero su amor por él sólo crece y, por mucho que intente ocultarlo, jugando a amores imposibles, él pronto lo sabrá. Y todas las mentiras caerán como naipes, como el prado al rocío, ascuas de la hoguera en la que se vuelven sus ojos cuando le ve. Porque no puede remediarlo, no puede evitarlo, le ama. Y él lo sabe, pero no lo debe creer. Y todo lo que puede ver se tiñe del azul de sus ojos, el azul que brilla en Julian Blackthorn.