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Personajes de J.K Rowling

Histora basada en uno de los libros de Charlaine Harris, y es adaptada al mundo de Harry Potter


PROLOGO

Encontré la nota pegada en mi puerta cuando llegue a la casa del trabajo. Había tenido que estar todo el día en el ministerio sin poder ir a comer, pero como estábamos a finales de Diciembre, hacía rato que era de noche. De modo que Ron, mi antiguo novio debía dejar la nota en el transcurso que yo estuviera en el ministerio.

Llevaba una semana sin ver a Ron, y nuestra separación no había sido precisamente amistosa. Pero tocar aquel sobre con mi nombre escrito me entristeció. Cualquiera pensaría que – aunque tengo 26 años – nunca había tenido y perdido un novio – sin contar a Krum -.

Y no se equivocaría.

Los chicos normales no quieren salir con una chica tan rara como yo. La gente dice que estoy mal de la cabeza desde que empecé el colegio y más por ser hijas de muggles.

Tienen razón.

No quiero decir con eso que cuando salgo a algún Bar con mis amigas no me metan mano de vez en cuando. Los chicos se emborrachan. Yo no estoy nada mal. Y ellos olvidan sus recelos por mi reputación de rara y mi forzada sonrisa.

Pero Ron es el único que se ah acercado a mí de un modo más íntimo. Separarme de él me había hecho mucho daño.

Espere a abrir el sobre hasta estar instalada junto a la vieja y rayada mesa de la cocina. No me había ni quitado el abrigo de lana, aunque sí me había deshecho de los guantes.

"Querida Hermy. Me gustaría ir hablar contigo cuando te hayas recuperado un poco de los desgraciados sucesos de primeros del mes"

"Desgraciados sucesos" a la mierda. Los hematomas habían desaparecido por fin, porque no me veía absolutamente nada bien, pero mi rodilla si me sigue doliendo y mas con el frio y sospechaba que ya no se me iba a pasar y lo resentiría en cada invierno. - maldito Ron – Había sufrido aquellas lesiones tratando de rescatar a mi novio infiel del encarcelamiento al que había sido sometido por parte de un grupo de mortifagos que habían estado huyendo, entre los que estaba su antiguo amor, Lavender Brown. Aun no alcanzaba a comprender cómo era posible que Ron siguiera tan estúpidamente enamorado de ella hasta de acudir a su cita en el callejón Knocturn, bien le decía Harry que era una trampa, que yo me enojaría demasiado, pero le valió mas que pura madre y se fue tras las faldas de "esa".

"Sé que tendrás muchas preguntas sobre lo sucedido"

Has acertado querido Zanahorio.

"si quieres hablar personalmente abre tu puerta"

¿Cómo demonios pudo entrar a mi casa si tengo toda clase de protección en ella?. Lo pensé un momento aunque había dejado de confiar en Ron, no creía que fuera hablar conmigo sobre cómo está el clima, de manera que cruce la casa en dirección a la puerta principal y hay estaba parado al pie de la puerta.

- De acuerdo pasa.

Dudo un momento hasta que me hice un lado y le índice con la mano izquierda que podía pasar a la sala, amueblado de en estilo antiguo y confortable, propio de los gustos de mi madre.

- Gracias – dijo con voz cálida y suave, una voz que aun despertaba en mí una punzada de lujuria. Las cosas habían ido mal entre nosotros, pero no precisamente en la cama. – quería hablar contigo antes de irme.

- ¿Adónde vas? – intente hablar con un tono tan tranquilo como el suyo.

- A Perú. Son órdenes del ministerio.

- ¿Sigues trabajando en tu búsqueda… inútil de mortifagos escondidos? – yo no podía saber absolutamente nada sobre las misiones que le encargaban a Ron, pero a él le gustaban tanto y el mejor preparado que era en el primero que pensaba el ministerio.

- Sí, me han dicho que alla hay un informante que podría ayudarme a encontrar a unos que están escondidos alla.

Luché contra mis deseo para ofrecer le a Ron una cerveza de mantequilla, que era correspondiente a toda una anfitriona.

- Siéntate- le dije de forma bastante seca, haciendo un ademán en dirección al sofá. Tomé asiento en el borde del viejo sillón reclinable colocado en sentido oblicuo al sentido al sofá. Se hizo el silencio, un silencio que me hizo aún más consciente de lo infeliz que me sentía.

- ¿Cómo esta Brown?- pregunte por fin.

- Esta en Paris - está trabajando alla en un restaurante, y este mes ha tenido tanto éxito que la ascendieron a ayudante de Chef. Regresando de Perú me iré a vivir con ella.

Un nuevo silencio. Tenía pensado sacarme los zapatos y el traje, ponerme una bata mullida y leer un buen libro con la única compañía de una taza de café muy caliente. Era un plan muy bueno, pero en cambio, allí estaba yo sufriendo.

- Si tiene algo más que decir dilo de una buena vez.- se lo solté de golpe no podía aguantar más.

Movió afirmativamente la cabeza y dijo, para casi sus adentros:

- Tengo que explicarme.- extendió sus blancas manos sobre su regazo -. Lavander y yo…

Me estremecí sin pensarlo. No quería volver a oír ese nombre. Me dejo por ella, por Lavander Brown, la mujer más chismosa que pudo tener Hogwarts.

- Tengo que contártelo- dijo, casi enfadado. Vio que me empezaba a disgustar- dame esta oportunidad- transcurrido un segundo, hice un movimiento con la mano alentándolo a que continuar, ya que si iba a suceder pues que fuera ahora y no después.

- La razón por la que fui al Callejón Knocturn es que no pude evitarlo – dijo.

Levante las cejas. Eso ya lo había oído en otras ocasiones. Significa: "Soy incapaz de controlarme" o "En aquel momento me pareció adecuado, no era capaz de cintura para abajo"

- Tu sabes que fuimos novios, y lamento decírtelo ahora pero fuimos amantes también, hasta que me di cuenta que estaba mal.

- Si me lo habían dicho pero no quería creer- le dije muy calmada pero por dentro me estaba muriendo al enterarme de eso.

- Lo lamento tanto en verdad, fue un año después de formalizar nuestro noviazgo y duro 4 años.

- Entonces tratas de decirme que fue todo el tiempo que estuvimos juntos, le doy gracias a Morgana de que no nos hayamos casado – le respondí tristemente.

- Y duro hasta que no nos aguantábamos mas, porque me exigía que te dejara y yo le decía que no, que yo te amaba, pero no aguantaba el peso que tenia encima y fue por eso que me fui y te deje.

- Oh, claro – le conteste irónicamente y endureciendo mi expresión.

- Tuve que obedecer su llamada, por asi decirlo. Fue impulsivo de mi parte. En el momento en que estaba decidido de ir, no me importaba nada en el mundo.

Empezaba a perder los nervios, me mordí el labio inferior con fuerza, obligando a concentrarme.

- De modo que, sin más explicaciones y sin hablarlo conmigo, claramente las cosas, decidiste que era lo mejor para los dos. Vete al carajo Ron!

- Tenía que hacerlo- dijo- no quería hacerte daño.

- En eso si que tienes razón, más daño del que me hiciste no podías.

- Y ahora ya no me quieres.- lo dijo con un tono de interrogación.

Yo no tenía muy clara la respuesta.

- No lo sé- le dije- no creo que quieras volver conmigo, con eso que te irás a vivir a parís con tu "chef" particular.- mi tono de voz escondía cierta ironía, era principalmente de amargura.

- Entonces necesitamos un tiempo más para que se calme nuestro pleito, cuando regrese de Perú quisiera aclarar bien las cosas. Quisiera volver hablar contigo. ¿Un beso de despedida?

Para mi vergüenza, me habría encantado volver a besar a Ron. Pero era una mala idea, incluso desearlo me parecía equivocado. Nos levantamos y le di un fugaz beso en la mejilla. Su piel blanca brillo con este ese resplandor que distingue los de la familia Weasley de cualquier otro mago. Me había sorprendido enterarme de que no todos lo notaban como yo.

- ¿Estás viéndote con otro hombre?- me pregunto cuando estaba casi en la puerta. Sonó como si las palabras surgiesen d elos mas hondo.

- ¿Y si lo hago que?- le pregunte, resistiéndome a la tentación de pestañear. No se merecía mi respuesta, y él claramente lo sabia-. ¿Cuánto tiempo estarás fuera?- le pregunte rápidamente, y me miro como haciendo conjeturas.

- No lo sé, quizás dos semanas- respondió.

- Hablaremos entonces- dije, apartando la cara- Espera te devolveré tu llave.

- No mantelo en tu llavero- dijo- tal vez la necesites en el tiempo que yo este fuera. Puedes ir a mi casa siempre que quieras. Mi correo llegara a mi oficina en el ministerio y ya me encargue de todo el cabo suelto que tenía pendiente.

De modo que yo soy su último cabo suelto. Maldije aquella chispa de rabia que estaba siempre a punto de explotar esos últimos días.

- Que tengas buen viaje- dije fríamente, y cerré la puerta. Me dirigí a mi habitación. Tenía pendiente ponerme la pijama y leer un poco. ¡Que se vaya muy a la mierda seguiré con mi plan!

Pero mientras ponía café a calentar tuve que limpiarme las mejillas unas cuantas veces por lágrimas traicioneras.


Espero les guste, se acptan reviews