El dolor es lo unico que puedo sentir, y recorre todo mi cuerpo; los huesos, la cabeza, el pecho, mi vientre...No queria abrir los ojos, estaba aterrada de lo que me esperaba. Era un hecho de que no me encontraba en la arena, recuerdo que una garra gigante me saco de ahi, hacia un rumbo desconocido.
Entonces caigo en la cuenta de que en la habitación donde estoy predomina el blanco: la luz brillante, las paredes tan pulcras, las rosas blancas en un florero sobre una mesita metalica en frente de lo que es mi cama.
Rosas blancas.Recobro el resto de mis sentidos. Apesta a un olor artificial y demasiado dulce. Quiero levantarme, pero estoy atada a la cama. Veo con horror al agente de la paz cerca de la puerta y vuelvo a cerrar los ojos, pero es tarde; noto que he despertado y ha salido en segundos.
Es inutil que quiera salir de aqui, o intentar matarme, pero inteto freneticamente desatarme. Escucho unos pitidos, veo que mi muñeca derecha tiene un brazalete gris con una pantalla azul, ahi viene el sonido, y se hace cada vez mas fuerte.
Antes de que empieze a llorar como desquiciada, alguien abre la puerta.
Dos agentes de la paz entran junto a el presidente Snow, que arrastra un carrito de comida muy apetitosa.
-Dejenos solos- les pide, y se marchan sin dar rodeos.
Estoy en el capitolio. Puedo darme por muerta.
-Gritar no le servira de nada srita Everdeen- me dice. Arrastra el carrito hacia el lado derecho. - Ahora que ha despertado tendra que recuperar las fuerzas y seguir con vida- Mantente con vida, me dijo Haymitch- No se preocupe- Me miro directo a los ojos. -Envenenarla es la ultima manera en la que podria matarle, sabe muy bien que me sirves viva.
Empiezo a temblar. Si hay algo peor que estar en la arena luchando por tu vida es sobrevivir.
De repente, mis brazos se desatan. Me imagino que son cadenas automaticas.
Podria negarme a comer y a hablar, pero mi cuerpo toma la bandeja de plata y se atraganta con los huevos revueltos, el tocino, las tostadas con mermelada y un jugo de naranja.
Snow me dedica una sonrisa calculadora. -Bienvenida de vuelta al capitolio Srita Everdeen. La gente esta ansiosa por verla de nuevo, reluciente con sus vestidos en llamas y su rostro bonito.-
Estoy a su mereced, seguramente sere su titere una vez mas.
-¿Que quiere de mi?- Le pregunto con un hilo de voz.
-Esta vez me encargare personalmente de ello- contesta.- Haré que el país te odie y tu imagen pasara a ser solo una vil mentira por parte de los rebeldes. Prepare un espectáculo
