Ahí estaba yo… como todos los días escuchando el fastidioso ruido del despertador… me quedo unos minutos con los ojos abiertos meditando sobre banalidades de la vida, finalmente decido levantarme a tomar una ducha, prefiero hacerlo con agua fría, creo que me hace despertar del todo, al terminar unjo todo mi cuerpo con crema y mientras espero que este la absorba, busco en mi armario algo para vestirme, seco y cepillo mi cabello con cuidado, me maquillo y para terminar me rocío delicadamente con uno de mis perfumes.

Salgo de mi habitación, sin mucho ánimo, preparo un café bien cargado y veo la hora, es tarde, y odio darme cuenta que lo es, salgo apresurada a tomar el autobús, por suerte logro alcanzarlo, no siempre es así, a veces tengo que esperar el siguiente, lo cual es completamente irritante ya que detesto esperar tanto tiempo, pero en fin, ese no es el caso al menos por este día.

Bajo del autobús y camino hacia mi trabajo, no me molesta caminar, lo que me desagrada en sobremanera es la zona por la que tengo que hacerlo, es un lugar lleno de empresas en las que mayormente laboran hombres, ellos también se dirigen a sus trabajos, eso no me importaría en lo más mínimo de no ser, por la forma en que me miran al pasar, la forma lasciva en la que dicen cosas es completamente asqueroso y lo peor es soportarlo a diario, me limito a ignorarlos, no voy a rebajarme a insultarlos, además, no valdría de nada, igual lo seguirían haciendo, total, ya creo que lo han tomado como pasatiempo.

El lugar donde laboro, es una importante empresa de exportación e importación, perteneciente a una de las familias más poderosas de la región, los Tao, su fundador fue En Tao, no logre conocerlo, pero quienes lo hicieron dicen que era buena persona, sin embargo a pesar de ello, murió hace algunos años a manos de alguien que le disparo a quemarropa, hay varias hipótesis acerca de su asesinato, unos dicen que por envidia, otros que por problemas personales relacionados al alcohol y otros piensan que una de sus tantas amantes lo mando matar… sea como sea, el se fue, dejando sola a su esposa y sus dos hijos.

Ran Tao logro mantener a flote Tao Inc. y no solo eso, sino que hizo que siguiera creciendo y ahora es una de las más reconocidas del país además, cuenta con una división de Trasporte marítimo llamada Tao Naval, de la que se encarga su hija mayor, Jun. Pero esa es otra historia.

Después de tanto llego al lugar, doy los buenos días a mis compañeros y me dirijo a mi escritorio, tomo asiento, enciendo mi computador, pronto veo como un chico se acerca, Horokeu Usui, a quien llamamos Horo Horo, es el encargado de los inventarios, lo primero que noto es que carga una pila de documentos esperando ser recibidos sellados y firmados y todos son para mí, eso es porque soy la encargada de las importaciones. Me saluda preguntándome por mi fin de semana y cosas así, le contesto bastante cortante, pero sin parecer antipática, la verdad es que no me gusta hablar de mi vida privada, por algo es privada no?

Sin pensarlo mucho me dedico a hacer mi trabajo, pronto llega a mí, el aroma de un perfume caro, cierro los ojos e inhalo profundamente para saber si no lo imagino, pero lo confirmo cuando escucho su voz al otro lado del pasillo, dando los buenos días a los demás, lo veo aparecer como siempre, tan distinguido y tan arrogante pensando que el mundo gira a su alrededor, un apuesto joven de 25 años con ropa fina, como siempre con su celular en la mano que hasta parece ser una extensión más de su cuerpo, pasa junto a mí sin siquiera saludarme, dejando solamente la estela de su perfume, va con rumbo a su oficina, es el director de operaciones e hijo menor de la dueña, Ren Tao.

El día pasa tan lentamente como todos los demás, tengo tanto que hacer que me pone de mal humor, detesto que me interrumpan cuando trabajo, así que seguramente todos me ven como una amargada porque soy bastante seria y en pocas ocasiones socializo con los demás, pero no me importa, que ellos pierdan su tiempo y no hagan bien sus tareas, no quiere decir que yo también deba hacerlo.

Suena mi teléfono. Es Ren, diciendo que quiere verme en su oficina, no tiene que decirme lo que necesita, pues lo sé.

Me dirijo hacia allá con total inexpresión en mi rostro, olvide mencionarlo, también soy "casi" su asistente personal, así que simplemente acudo al llamado sin dar explicación a nadie.

Golpeo suavemente la puerta, autoriza mi acceso, al entrar cierro la puerta con seguro y me dirijo hacia él lentamente, me espera en su silla con una sonrisa encantadora y una picara mirada llena de complicidad…

No voy relatar lo que ocurre en esa oficina cuando estamos solos, lo único que diré es que me encanta…

Lo más difícil de esto era salir de ahí y soportar la mirada acusadora de los demás, todos deben pensar que soy una trepadora, una arpía, una zorra resbalosa que seguramente sedujo al hijo de la dueña para conseguir un puesto importante en esa empresa, después de todo, lo que hay entre Tao y yo todos lo imaginan, pero nadie tiene certeza de ello, mucho menos pruebas, es como un secreto a voces, que nadie se atreve a revelar… Lo que no se imaginan es que la verdadera historia es un tanto, diferente…

Por fin, es hora de terminar la jornada laboral, Ren ha salido de su oficina un poco antes y ha estado vagando entre el personal, la empresa va quedando sola poco a poco, como siempre soy la ultima en retirarse y aun arreglo mis cosas.

En el pasillo de al lado, se encuentra con su madre y le invita a cenar a un elegante restaurante con él… y Jeanne.

Que quien es Jeanne? Bueno, pues es nada más que una princesa de cuento, linda, amable, sensible, inocente, inteligente y lo mejor de todo, hija de una adinerada familia francesa, en palabras de Ren, es perfecta.

Voy rumbo a la salida, paso a su lado sin siquiera dirigirle la mirada, me despido de la Sra. Tao y sigo mi camino.

Yendo a mi casa analizo diariamente, cómo fue posible llegar a la situación en la que ahora me encuentro, como fue posible rebajarme tanto? y cómo fue que me convertí en la otra…

Pues bien, Ren Tao era la persona más despreciable que en mi vida había conocido, manipulador, frio, orgulloso, engreído, egoísta, arrogante, enigmático, vengativo y un sin fin de descalificativos, que disfrazaba bajo su elegante porte, le gustaba siempre salirse con la suya, estaba acostumbrado a tener siempre lo que quería y quería solo lo mejor… lo extraño de esto es que a pesar de saber todo esto, de alguna absurda manera y aunque odie admitirlo me enamore de el… perdidamente…