Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a SM. La trama tampoco es mía, es una adaptación del libro "Sophie&Carter" de Chelsea Fine. Hice algunos cambios, quizás en algunos dialogos, pero en sí la idea es la de Chelsea.
Edward & Bella
Summary: Mientras que otros estudiantes de secundaria están soñando con su futuro, Bella y Edward están tratando de superar cada día. Edward se siente abrumado por los problemas en casa mientras lucha por mantener a su madre. Mientras tanto, su vecina de al lado Bella, se quedó al cuidado de sus tres hermanos menores en lugar de su madre ausente y problemática. Todo lo que mantiene cuerdos a estos dos mejores amigos, son el uno al otro. Eso y saber que cada noche se sentarán juntos en columpio del porche de Bella y escaparán de la realidad, aunque sólo sea por un rato. Pero a medida que su relación llega a un punto de inflexión y se acerca la graduación en la secundaria ¿Su amistad se convertirá en algo más?
Capitulo uno
Bella
Voy tarde a español.
Esto no es extraño.
Tengo la tendencia a perder el tiempo durante el almuerzo. "Perder el tiempo" es una frase que mi mamá usaría cuando quiere llamarme floja. Yo nunca lo digo en voz alta, pero lo digo un montón de veces en mi mente.
Así que... sí, voy tarde.
Estoy corriendo por los pasillos, bueno seamos honestos, no estoy corriendo. Estoy caminando, casualmente.
Español no me fascina, por lo que me niego a sudar por llegar allí. De hecho, más bien estoy pensando cual será mi excusa por llegar tarde. Entonces... lo veo.
Edward Masen.
Él hace que mi corazón deje de latir, me hace respirar superficialmente, hace que me den ganas de cantar. Es cursi, súper cursi ¿Cierto? Pero... ¡Argh! Es verdad.
No es el chico más popular de la escuela, no es el chico más guapo que existe pero... bueno en eso estoy mintiendo. Él es todo eso y más, al menos para mí. De hecho, él lo es todo para mí. De alguna forma estoy molesta conmigo misma por tener pensamientos tan dramáticos y femeninos. Pero no puedo evitarlo. Él es quien mueve mi mundo.
Los padres siempre dicen cosas como "Si todos tus amigos saltan desde un acantilado, ¿Tú también lo harías?" Bueno, la respuesta a eso es muy simple. Si Edward saltara de un acantilado, no sólo saltaría detrás de él. Me lanzaría por el acantilado y bucearía hacía la tierra que se encuentra abajo para así poder alcanzarlo y sostener su mano mientras caíamos hacia, lo que sería, nuestra muerte.
Sip, soy así de psicópata.
Como sea, Edward está en el pasillo, mirándome con su sonrisa torcida y una de sus cejas alzadas. Está usando sus, normalmente, jeans desgatados y una camisa azul, lucía como si acabara de salir del anuncio de una revista.
Y fácilmente podría haberlo hecho.
Es alto, de espalda ancha, esbelto, fuerte y musculoso. Su rostro era perfecto, pómulos salientes, mandíbula fuerte, nariz recta y labios redondeados. Su cabello algo largo y despeinado, de apariencia rebelde, de un extraño color cobrizo. Sus ojos eran de un intenso verde esmeralda que resaltaban con lo claro de su piel.
Todo en su apariencia era impecable. Todo excepto las cicatrices.
Siento mi corazón retorcerse en mi pecho e inmediatamente redirijo mis pensamientos a unos más felices. Como, por ejemplo, endodoncias.
Caminamos el uno hacia el otro lentamente. Sólo éramos nosotros dos, ningún otro estudiante estaba por aquí, lo que era extraño. Generalmente no nos encontrábamos en la escuela, al menos no cuando estábamos rodeados de gente. Así es como nos gusta.
En la escuela pretendemos que no nos conocemos. Es un acuerdo silencioso que hemos tenido por varios años. Mantiene nuestras vidas escolares separadas de nuestras vidas en casa y evita que nos volvamos locos. La escuela es nuestro escape.
Mientras nos acercamos, respiro inconscientemente, dándome la bienvenida a la familiar escancia del jabón de Edward. Huele como lila, miel y sol. Nuca he sentido el aroma de las tres cosas juntas, pero para mí, todas esas cosas huelen como Edward, por lo tanto amo las lilas, miel y el sol.
— ¿Tarde otra vez? — Edward sonrió — ¿Cuál es tu excusa hoy Bella?
Amo cuando dice mi nombre.
Él me conoce bien, sabe que odio español y por lo tanto, sabe que siempre llegó tarde.
— Estoy pensando seriamente en culpar por tardanza a la falla de un inodoro en el baño de chicos — respondí mientras acomodaba un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
Mi voz suena normal porque soy buena actuando normal alrededor de Edward.
El sonríe y yo... yo me derrito. Claro que... la conversación sigue.
— Me gustaría estar en tu case de español. Me encantaría ver a tu profesor darte lecciones sobre la puntualidad día tras día...— puso sus ojos en blanco — Tras día. Pobre hombre.
Sonrió, porque cualquier otra respuesta —como saltar hacia sus brazos y besarlo— sería estúpida.
— Si bueno, la clase avanzada de español es para nosotros los cerebritos. ¿No se supone que estés en clases ahora mismo? Como quizás... ¿Mujeriego ciento uno? — me mofé.
Sí, bueno Edward no era el chico más mujeriego de la escuela, porque sí, era popular, pero sí era bastante arrogante. Odio eso de él, y también amo eso de él.
— Ah, sabes que no necesito clases sobre mujeres. Entiendo todo sobre ellas — responde mientras me regala una sonrisa arrogante. Yo, por mi parte, frunzo el ceño mientras crispo mis labios para no sonreír.
Él no era para nada arrogante, pero como dije, en la escuela fingimos. Somos personas totalmente diferentes en la escuela, somos chicos normales.
— ¿De verdad? ¿Finalmente has descifrado todas las diferencias anatómicas entre nuestros géneros? — me burlo de él, pero sólo porque él me deja. Sonrió internamente.
— Ah, sabes muy bien que descifré todo eso hace años — responde con una gran sonrisa, a la cual rápidamente correspondo de igual manera.
No, no lo sé "muy bien". Pero tengo oídos y mis oídos lo saben muy bien.
— Las mujeres...— comienza él a la vez que saca el pecho y habla con autoridad —...son simples. Sólo halágalas todo el tiempo y creerán que eres asombroso.
Eso, de hecho, sé que no es verdad. Porque Edward nunca me ha halagado, pero de todas formas creo que él es asombroso. Soy estúpida y no me importa.
— Y los hombres...— contraataco mientras me acercó a él, porque sé que cuando estamos en la escuela siempre se mueve incómodo cuando estoy cerca —...son débiles. Porque todo lo que tenemos que hacer es formar un mohín, pestañar y ¡Hala! Harán todo lo que digamos — digo a la vez bato mis pestañas unas pocas veces, manteniendo mi mirada fija en él, mientras Edward intenta no cambiar su expresión.
Sonrió, lo conozco tan bien. Y eso realmente me agrada.
— Cuidado Bella — su voz es tan baja que puedo sentirla acariciando mi cintura — Sigue diciendo cosas como esas y no voy a creer que eres tan inocente como te ves.
Él sabe todo sobre mí así que sus palabras están vacías. Nos miramos el uno al otro, sin movernos. Nuestras respiraciones son silenciosas y estoy segura de que los latidos de mi corazón hacen eco por todo el pasillo. No quiero dejar de mirarlo, así que no me doy por vencida. Tampoco lo hace Edward, lo cual está bien para mí ya que me quedaría viendo sus ojos felizmente hasta morir por inanición.
¿Lo ven? Psicópata.
Estos extraños encuentros en la escuela, obviamente cuando nadie más está cerca, nos dejan actuar como cualquier otro chico de último año. Coquetear, vagando por el pasillo, respirando el pulso del otro... sólo como adolescentes normales.
Pero en la vida real, nunca me siento como una adolescente, esa es la razón de porque deseo que momentos como este nunca se acaben.
Un suspiro de derrota llega a nosotros desde el pasillo.
— Chicos ¿No pueden ir a clases a tiempo como los otros estudiantes? — Ese es nuestro director, el Sr. Green. Suena cansado, sin embargo sabemos que no está enojado. Es puro discurso ya que debe mantener su imagen de 'director serio y responsable'.
— No — decimos a la vez mientras dirigimos nuestra atención a él. No nos miramos. Decir cosas al mismo tiempo no es algo nuevo para nosotros.
El Sr. Green suspiró y negó con la cabeza.
— Claro. Bien, entonces vayan a clase.
Comenzó a alejarse por el corredor sin mirar atrás, para asegurarse que vamos a clases. Pero nuestro momento se ha acabado así que nos vamos.
— ¿Te veo más tarde? — preguntó Edward. Es el tirón en su voz, el optimismo que escucho, lo que rompe mi corazón y me completa al mismo tiempo.
Me volteó hacía él y le guiñó, porque no es extraño para mi guiñarle...
— Por supuesto — respondo.
Porque si hay algo seguro, nunca hemos tenido sexo, mucho menos nos hemos besado. Pero cuando se trata de que esté ahí para él y ofrecerle ciegamente mi corazón, entonces estoy segura de ello.
Y sabe que lo soy...
...Y es cuidadoso en eso.
Y por esa razón, Edward Masen es mi mejor amigo.
