ADVERTENCIA: La historia a continuacion, poseera en cierto nivel de la misma, temas de extrema violencia y descripcion grafica (GORE) si bien comenzara calmada y en ciertos puntos graciosa, no permanecera asi para siempre.

Prólogo

La noche lentamente consumía todo a sus alrededores, engullendo el colorido paisaje en una profunda oscuridad. Un hombre de mediana edad observaba silente tal espectáculo, regocijando su vista ante semejante dicotomía.

Por un lado el mundo parecía seguir su curso, demostrando que las pérdidas en su vida no hicieron mella en la historia, por lo cual el día a día siempre seria igual de radiante que el anterior, excluyendo los fenómenos climáticos que impiden tal estado claro esta. Por el flanco restante, demostraba con creces como su vida había pasado de un afable y calido día, a una tormentosa y oscura noche sin fin.

Lejos estaba esa sonrisa que portaba de niño, lejos estaban las mentiras que intentaba con tanto afán inculcarse a si mismo. Ya no había nadie a su lado que quisiera compartir un momento a solas con el, solo había miedo y desconfianza. Que falsas eran las palabras de sus seguidores al estar a su lado, que sarta de mentiras las que todos comentan ante su presencia. Ya ni siquiera se disimula el falso respeto, solo lo otorgan por miedo a desacatar su orgullo. Quizás temerosos de que tal blasfemia pueda otorgarles una merecida muerte a manos del Jinchuuriki más poderoso del mundo.

Ser Hokage siempre fue su sueño, ser respetado y aclamado por todos era su meta primaria, mas todo aquello se derrumbo a medida que descubrió la verdad de semejante posición.

Nadie le respetaba por sus logros, nadie le aclamaba de todo corazón, nadie le extrañaría si de la nada desapareciese de la faz de la tierra, de hecho podría jurar que ese mismo día seria proclamado un día festivo, incluso más popular que el 10 de octubre.

Sonrió ante la ironía del asunto, aun cuando era el "respetable Hokage" la aldea de Konohagakure no Sato seguía festejando el día en que el Kyuubi no Kitsune fue derrotado. El día en que se le fue arrebatada toda libertad y posibilidad de ser un niño normal. Que curioso que veinte años atrás, cuando por fin había cumplido los dieciocho años, se le revelo la verdad de toda su procedencia; el origen de sus padres, la razón de su decisión, y la herencia que esperaba ser gastada por un ya no tan pobre Namikaze Naruto.

No podía evitar sentir algo de rencor hacia su padre, era natural que lo sintiese a final de cuentas. Después de todo había destruido su vida con tan solo unas horas de nacido.

Mas al mismo tiempo, su ira lentamente se desviaba no hacia sus progenitores fallecidos, sino hacia la aldea que tan inescrupulosamente habían roto el último deseo de un hombre moribundo.

Debido a sus descubrimientos, su ira crecía a medida que transcurría el tiempo, decidió aislarse por semanas. No podía darles la cara a sus amigos cuando el recientemente adquirido Yang de su "huésped" instigaba deseos impuros motivados por su iracunda voluntad.

Decidió sellar todo aquello que lo hizo alguna vez "Naruto", era demasiado peligroso dejar que sus sentimientos se salieran de control ahora que dominaba por completo todo el poder del Kyuubi, mas aun cuando después de tantos años de peleas y escaramuzas con la bestia mitológica, se había ganado su respeto y aun mas extraño, su fiera amistad.

Los últimos golpes para su frágil corazón, fueron el descubrir a los 30 años que varios de sus amigos habían forjado una relación, algo que aun parecía evadirlo por más que lo intentase.

Sakura había muerto en la última batalla contra Sasuke, intentando protegerlo del ataque encolerizado del ahora extinto Uchiha, como era de pensarse, el asesinar a su hermano y a Madara no controlo ni disminuyo sus ansias de poder. Solo las incremento, convirtiéndolo en un peligroso enemigo que haría todo lo que sea posible por destruir a su objetivo. En este caso, Naruto.

Tanta fue su ira al ver morir a Sakura, que el "omnipotente" Uchiha nunca supo que le ocurrió, simplemente solo se dedico a gritar de agonía a medida que Naruto arrancaba su vida con cada apéndice que le desprendía.

El segundo golpe fue totalmente inesperado, por alguna razón el ver a la tímida Hinata Hyuuga formalizar una relación con su compañero de equipo Kiba Inuzuka, causo una gran conmoción en su corazón, como si algo muy precioso le hubiese sido arrebatado cruelmente de su vida.

Poco sabia el que la chica se había dado por vencida después de 28 años de intentar ser reconocida por el, el envejecer soltera mientras sus amigos lentamente forjaban una familia amello su voluntad de permanecer fiel a su ídolo rubio, sumado a los insistentes avances del Inuzuka, lograron por fin ante la promesa de amar y ser amada, desvanecer todo sentimiento romántico por su ahora Hokage.

Poco sabia ella que solo el verla casada basto para que el chico finalmente entendiera todos esos años de timidez y sonrojos. Poco supo ella cuanto se maldijo por su propia estupidez al no ver tan claras señales. No pudo evitar reírse ante la ironía, él que alguna vez osó llamar "ciegos" a los Hyuuga.

Poco sabían ellos, cuan símiles fueron sus pensamientos el día de su boda, - ¡Si tan solo las cosas hubiesen sido diferentes! – analizo el dúo mientras ella marchaba hacia los brazos de su futuro esposo.

Poco supo ella que ese simple pensamiento en la mente de Naruto, lo llevaría a terrenos peligrosamente cercanos a la locura. Los años pasaron, y el se volvió un líder recio y sin vida, un arma que cumplía sus funciones gracias al consejo.

Un arma que finalmente había alcanzado la locura al igual que su tan odiado enemigo, Orochimaru. Tal vez no en la misma forma u objetivo, pero si en realizar experimentos a escondidas de la aldea. La única diferencia de dichos experimentos, es que mientras el Sannin realizaba sus atrocidades en otros seres, Naruto las realizaba en si mismo.

Años de prueba y error lograron diluir la poca cordura que le restaba, ahora solo se mantenía cuerdo gracias a la grata ayuda de la bestia de las nueve colas. Después de todo, ahora los dos eran una misma entidad. Kyuubi tomaba el control de su cuerpo una vez los experimentos finalizaban, intentando mantener una fachada de discernimiento una vez saliesen a la luz publica nuevamente. El plan de su ahora otro yo rozaba la locura en todos los sentidos de la palabra, pero si llegase a funcionar, todos sus problemas serian solucionados de una vez por todas. Su futuro seria mejor, su vida cambiaria radicalmente, y Hinata seria una Uzumaki Namikase, en vez de ser Inuzuka.

El único problema es que su otro yo estaba dejando demasiado Yang infiltrarse en su meta. De seguir así, el resultado que Naruto deseaba jamás llegaría, quizás solo brindaría mucha mas tragedia a su ya tan flagelada vida.

Poco sabía Naruto, que sus planes habían sido cambiados drásticamente por su otro yo.

Ocho años pasaron desde aquel momento en que planeo finalizar su Jutsu de transferencia. Después de mucha investigación, por fin pudo descubrir una manera de no solo transferir su mente y poderes a un nuevo cuerpo, sino que dicha habilidad tenia la posibilidad de romper la barrera del espacio tiempo, enviando a través de un sello todos sus conocimientos a su antiguo yo.

Si lograse su objetivo, el pequeño Naruto adquiriría todos sus conocimientos del futuro, todas sus habilidades, toda su información, todo su poder para lograr sus objetivos.

Claro que tal Jutsu tenía un precio que pagar, y ese era nada más y nada menos que una vida humana. Y que mejor vida que la propia, aun si no funcionaba, seria recompensado con un muy bien merecido descanso, otorgándoles "paz" a los aldeanos de Konoha.

Ese día después de años de no hacerlo, porto aquella mascara de felicidad que siempre cargaba de niño. Su sonrisa de oreja a oreja parecía irradiar esperanza en que finalmente estaba regresando a ser el que fue alguna vez de joven. Sus pocos amigos finalmente sonrieron satisfechos de ver que después de tanto tiempo, las cosas estaban regresando a la normalidad, o mejor dicho a como siempre deberían haber sido.

Su fachada logro engañarlos por completo, a todos menos a una siempre vidente Inuzuka que pudo ver a través de semejante acto. Poca culpa sentía de aun quererlo después de estar tantos años con Kiba, poco remordimiento sentía el ahora ser una orgullosa madre de dos hermosas niñas. Poco sentir tuvo al abandonar su casa por un momento, a verificar su antiguo amor.

Simplemente esa sonrisa solo le presagiaba problemas por venir.

A mas de cincuenta metros de distancia y asegurándose de ir en contra del viento, ella persiguió a Naruto hasta las profundidades del bosque de la muerte, lugar donde últimamente se le veía con frecuencia.

Un quejido de alarma cruzo por su garganta al ver que Naruto había entrado a un enorme sello hecho con sangre en el suelo. No supo que era lo que planeaba hasta que lo vio quitarse la parte superior de su traje para quedarse vestido a medias mientras portaba en su mano un filoso Tanto.

Ella intento correr hacia el para detenerle, mas un Kage Bushin le detuvo en el acto. Después de todo, el sabia que estaba siendo perseguido. No por nada era Hokage. Intento razonar con la copia, pero esta no le ofreció respuesta alguna. Decidió usar la fuerza para abrirse paso a través del bushin. Pero una sonrisa macabra surco su rostro, enviando un escalofrió por toda su columna.

Fue allí que escucho lo que jamás pensó podría salir de la boca de Naruto. - ¡Sabes, yo me preocuparía mas por tus hijas que por mi persona! – amenazo burlón a medida que el clon se adentraba al bosque. Sus palabras resonaron en la cabeza de Hinata. – ¡Naruto-Sama, no haga esto por favor! – imploro la mujer antes de entender el verdadero significado de sus palabras.

- ¡NO! – grito aterrada ante su posible significado, situación que se le confirmo al ver sonreír al clon. – Necesito sangre inocente para completar mi objetivo, y se me ocurre, que sangre más inocente que las hijas de la preciosa Hinata Inuzuka. – afirmo frió el clon antes de desaparecer en la oscuridad de la noche. Ella intento perseguirle pero fue frenada en seco por una última amenaza. – Si vas tras de mi ahora, jamás detendrás a los Bushin que envié por ellas no es así, solo por la amistad que tuvimos, te doy por avisado que tienes cinco minutos antes de que necesite cada gota de su sangre, yo recomendaría estar allí para protegerlas en vez de perder el tiempo. – La voz sonaba fría y desconcertante, se podía notar un roce de locura en su tonalidad. No tenía tiempo que perder sollozando por lo que esta haciendo Naruto, las vidas de sus pequeñas pendían de un muy delgado hilo.

- Naruto-kun…. ¿En que te has convertido? – afirmo entre lagrimas a medida que avanzaba disparada hacia la aldea.

El Bushin mientras tanto sonreía triste al haber cumplido su última misión, alejar a cualquiera que intentara interrumpir el Jutsu, con una ultima mirada hacia la figura de Hinata, el Bushin desapareció para enviarle la información de su éxito a su original.

Naruto recibió las noticias como un balde de agua helada, después de todo el Yang que transfirió al Bushin por accidente había hecho que sus palabras fueras duras e hirientes, si esa energía tenia un efecto tal en un simple Bushin. ¿Qué daño haría a la frágil mente de un niño de cinco años?, Por un instante su remordimiento impidió que prosiguiese, pero si destruía el enlace con el sello, jamás podría repetir esta oportunidad ahora que había sido descubierto.

Pero en ese breve instante en el cual el remordimiento le había regresado a su antiguo ser, pudo vislumbrar los planes del Kyuubi, no pudo esperar mejor plan que el que la bestia tenia oculto en las profundidades de su ser.

- ¡Creo que ahora seria el mejor momento para que tomes el control del asunto, tu salida parece mucho mas prometedora que la opción que estaba contemplando! -

- No es mi culpa que tu estupidez se me halla transferido un poco cuando nuestras mentes y cuerpos finalmente se fusionaron. – replico la bestia mientras tomaba el control del asunto.

- ¿Podría ser cierto pero el riesgo es aun mayor, estas seguro de que podrás derrotar a tu antiguo yo? Mira que perderás la mayoría de tus poderes al dejar sellados tanto tu Yang como el mió en esta época. – Pregunto sereno el rubio mientras cortaba sus muñecas con el filoso Tanto.

La bestia reflexiono por algunos instantes, aunque su meta era reemplazar al Kyuubi de aquel entonces por esta versión más dócil y caritativa de si mismo, corría el riesgo de perder ante su versión pasada, otorgándole mas poder a la bestia que algún día fue, quizás incluso liberándola de su prisión, mas si llegase a tener éxito alguno, podría entrenar y si es posible evitar que tan oscuro futuro ocurra nuevamente, más si llegase a fallar. – Como solías decir mocoso, no daré vuelta a mi palabra, y juro por mi nindo que evitare que todo esto ocurra. – Comento el Kyuubi al borrar todo pensamiento negativo de su cabeza. Su meta era triunfar y haría todo lo posible por lograrlo.

Naruto sonrió al ver su resolución, de seguro podría confiar su destino y futuro a esta bestia legendaria, después de todo ahora estaba fusionada en parte con su esencia. Incremento su Chakra al máximo, dejando que el sello absorbiera toda su fuerza. Ignoro las señales de alarma que le enviaba su propio cuerpo al ver que su vida estaba siendo absorbida por semejante aberración.

Ignoro los gritos de sus ahora recién llegados amigos que veían horrorizados como su vida era absorbida por el claramente obvio Kinjutsu que acababa de crear.

-¿Por qué Naruto-kun? Por que me mentiste tan atrozmente para evitar que sucediera esto, que es lo que deseas alcanzar con esta locura. – Exclamo llorosa Hinata ignorando la mirada enojada de su marido, no pudo evitar sentirse culpable al llegar a su casa, tanto fue su miedo por perder a sus hijas que como todo ser humano, pensó que su amigo había abandonado la cordura con tal de alcanzar sus objetivos. Se sentía culpable, impura y despreciable en estos momentos.

Por un lado sabia que se sentía culpable de aun amar a Naruto, de engañar a su marido e hijas, y mas aun porque lo cambiaria todo por tener una oportunidad con el.

Más por el otro lado, no podía dejar de odiar a Naruto por hacerle admitir semejante aberración, se suponía que ahora era una mujer feliz, que Kiba era un marido ejemplar, y que amaba a sus retoños con cada fibra de su ser, entonces, que tenia Naruto que causaba tal efecto en ella.

- Es necesario, aun si fallo librare al mundo de un peligroso animal, aun si fallo mi alma descansara finalmente de tanto martirio. – Su tono era débil y quebradizo, evidenciando como su cuerpo desfallecía ante la extracción de su tan preciado combustible. El ahora debitado Hokage cayó fuerte en el suelo al perder sus últimos gramos de energía y Chakra, Hinata intento correr en su auxilio, pero fue detenida en el acto por su primo y marido.

Naruto solo abrió los ojos cuando escucho una sonora cachetada en el ambiente, Hinata había sido abofeteada por Kiba por su obvio acto de infidelidad hacia el. Podrá ser un marido dulce y amable, pero su lado animal también podría ser violento e irascible cuando no se le complace.

- Kyuubi… te lo ruego, evita que todo esto ocurra… trae un verdadero futuro a esta aldea, evita que las cosas terminen así de mal, salva a Jiraiya, Tsunade, Sakura y al Sasuke-teme… evita que me convierta en este remero de ser que soy ahora. Evi… - finalmente el ultimo gramo de energía desapareció de su cuerpo, dejándolo tirado sin vida en el suelo mientras el sello dividía al Kyuubi de su persona, toda su energía negativa yacía encerrada en su carcasa sin vida, mientras su "otro yo" viajaba a través del espacio y tiempo con dirección a su yo pasado.

Con algo de suerte ninguno de estos recuerdos serán reales una vez alcanzada su meta. Quizás solo pasen como un mal sueño.

Ignorando las plegarias de Hinata y algunos de sus amigos, la esencia desapareció en el aire, abandonando ese plano de existencia, con la esperanza de forjar así un futuro mejor.

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La turba iracunda golpeaba su cuerpo una y otra vez como siempre habían acostumbrado, después de todo, ¿quien se preocuparía por el demonio a estas alturas de la noche?

No tardaron en averiguar cuan equivocados estaban al ver que un escuadrón de ANBU, caía sobre ellos salvando el cuerpo inconciente del pequeño Naruto, un hombre de cabello blanco y mascara de lobo corría presuroso en dirección del hospital, para cuando una luz cegó su campo de visión. Intento defenderse de cualquier ataque enemigo, pero lo único que pudo vislumbrar fue como una entidad emergía de la nada para adentrarse en el cuerpo del infante.

En su torso descubierto su sello emergía brillando como nunca, a la vez que sangraba como jamás antes se le había observado, Naruto comenzó a convulsionar a medida que el sello tomaba mas brillo en su estomago. Aterrado ante la probabilidad que la bestia intentase escapar prosiguió a máxima velocidad en dirección al hospital mientras su escuadrón le perseguía no muy lejos al haber notado el despliegue de luz.

Al llegar al hospital, tuvo incluso que amenazar de muerte a los doctores de turno para que atendieran al moribundo niño, el hospital de mala manera ingreso al infante en la sala de cuidados intensivos, mientras veían horrorizados como el sello no paraba de sangrar mientras su pequeño cuerpo convulsionaba. Algunos discutían la posibilidad de matarlo al pensar que semejante visión no era más que una prueba de que el monstruo intentaba liberarse de su cuerpo mortal.

El lobo incluso se decepciono de descubrir que entre los partidarios de esa opción estaban unos cuantos miembros de su equipo. Por un instante pensó en huir con el niño lo mas lejos que podía al sentir como la presión del aire aumentaba gracias al instinto asesino que irradiaban algunos de los presentes.

Sarutobi, el actual Hokage de la aldea no tardo en aparecer para ayudar en cualquiera que fuese la emergencia, ya sea la de proteger a Konoha de una bestia por liberarse, o la vida de un niño de las manos de aquellos que ansiaban su sangre.

Por suerte para Naruto sus intenciones se desviaron a su favor al disminuir el brillo de su sello. Su sangrado se detuvo de inmediato, y sus convulsiones se apagaron casi al instante. Algo renuentes los médicos atendieron al chico para descubrir que su condición se había estabilizado, pero que aun estaba bajo peligro de morir a causa del desangramiento. Para la desdicha de todos, no transcurrió mucho tiempo hasta que un miembro ANBU ofreció su sangre con tal de salvar al niño.

Poco sabía Kakashi de que en ese instante, en los adentros de Naruto, un glorioso nuevo Kyuubi no Kitsune, sonreía a todo dar ante su victoria. Por ahora lo único que podía hacer era esperar a que el pequeño niño de cinco años despertase, y una vez logre contactar con el joven, comenzarían las modificaciones apropiadas para impedir que se convierta en un remero de lo que alguna vez fue. Naruto Uzumaki.

Continuara…?