Historia: NRMSKSMRN & H Capítulo #1
Personaje: Matsuoka Rin
Tema: Amistad. Infancia.
Fecha: 19.04.17
"Si te dice algo hablando bajito, le pides que te lo repita y te responde "Nada", ten por seguro que lo que te dijo es totalmente verdadero."
_~°|=*0*°^°*0*=|°~_
Almohada
Llegas a casa del instituto y lo primero que haces es tirar la mochila. Luego te tiras sobre el conjunto de cobijas y sábanas que hace tan sólo unas horas atrás dejaste; horas durante las cuales asististe a clases y luego a las clases particulares de natación tuyas y de tu hermano. Algunos chicos del club te acompañaban de vez en cuando, pero hoy sólo fue el molesto pelirrojo que no paraba de decir que te falta mucho por practicar para llegar a estar a su nivel.
Maldito petulante, lo llamabas mentalmente mientras la puerta de tu casa se abría y cerraba de nuevo. Hablando del Rey de Roma, Rin había llegado. Gruñiste y hundiste la cara en una almohada cercana.
-Eres una floja. No aguantas ni unas horas en el agua y ya estas rogando que acabe.
-Cállate. No todos están super dotados como tú.-replicaste aún con la almohada en la cara.
Rin puso su típica cara de fastidio, pero al separar tu cara del mullido objeto notaste que se veía lejano. Molesto. Haru. Esta pensando en Haru. Sabías que ése tema era una fibra sensible, por no decir que era la única. O la más dolorosa.
Veías al chico dar lo mejor de sí en cada práctica y, que el mundo lo supiera, pero él influía en tu deseo de también querer dar todo y lo mejor de ti allá, en el mundo acuático. Pero también sabías que no era tan sencillo. También conocías un tipo de frustración y deseos de tener el poder o la habilidad de otros.
Porque tú también tenías celos de alguien; alguien como Rin.
-Hey, ¿te vas a quedar mirando mi pared como lo más interesante aquí?
-Es que es lo único que hay. Tú eres una aburrida.- sacó su lengua y rió por lo bajo. Dejó su mochila y se sentó a tu lado. -Idiota, déjame un pedacito.
Murmuraste una queja de que ésa era tu cama al tiempo que el chico te empujaba y se tiraba a tu lado. Miraba al techo, y así como tú momentos antes, suspiró.
Fue largo, y aún después de que había acabado, parecía que el eco sordo seguía flotando entre ustedes. Te pareció que había dejado muchos años en él.(*) Rin se lo guarda todo y explota después. Así que te volteaste y le tomaste la mano distraídamente.
-Quizás no quieras decirme que sucede, y no planeo obligarte a. Pero ya sabes… no es bueno que intentes cargar con todo tu solo.- tu mirada seria, según te habían dicho, era tan sincera que muchas veces inspiraba a la gente a confiarte cosas o secretos. Pero con él era distinto. Casi podrías decir que Rin era una piedra.
Sin embargo, los labios del chico se entreabrieron y sus ojos miraron hacia abajo. Pero luego frunció el ceño y compuso una sonrisa.
-Estoy bien, no es nada. Aunque gracias.
-Si bueno, fue tu réplica, pero piénsalo. Aún somos críos de primaria y no creo que quieras quedarte así de enano como eres.- Reíste maliciosamente.
-Espera a que yo sea más alto que tú y me pedirás que pare de molestarte, enana.
-Mira quien habla, duende de agua.- A veces te sorprendía como es que en momentos apagados podían seguir teniendo cierto humor. Quizás era porque aún eran niños, o porque no querían ceder ante las cosas tristes. O tal vez para darse ánimos de que las cosas irían mejor despúes. ¿Seguirían así cuando se hicieran mayores?
A veces te daban escalofríos al pensar qué pasaría cuando ni siquiera pudieran bromear. Era una desagradable sensación.
Cuando ibas a hablar de nuevo, la plácida respiración de Rin indicó que se había quedado dormido. Era tan curioso que se durmiera tan rápido. Y te gustaba creer que eras la única persona que sabía algo así de él. También sabías que él no podía dormir sin una almohada a la que abrazarse.
Por eso lo rodeaste con uno de tus brazos.
-Imagina que soy una almohada, susurraste. Ya luego me compensarás.- Tus ojos se cerraron.
_~°|=*0*°^°*0*=|°~_
(*) Es un dicho que cuando se supira, se está dejando escapar un poco de vida. De hecho, en el anime de Inuyasha, hay un capítulo en el que Rin le dice a Yaken que no suspire tanto, que se le va la felicidad entre tanto suspiro.
Pasé mi examen final de mate, concluí el Instituto. Es raro entrar a tu escuela y saber que has acabado de cursar las materias; que alguien más paseará por sus pasillos y que puede que al igual que tú su vida se llene de nuevas experiencias y personas; que piense que nunca se habría imaginado que lo que pasó llegaría a pasar. También fue raro ver a gran parte de las personas que llegué a querer en un mismo lugar y en una fotografía de mis 18 años. Y, por Deus, decir que ya tengo 18 es un detonante emocional para mi en tantos sentidos. Quisiera encontrar otra palabra, pero siempre vuelvo a la misma:
Gracias por leer, gracias y muchas gracias, Nerondy Nainfor.
