No podía besarla.
No podía besarla, ya que eso hubiera contradicho todo lo que ya se había trabajado y formado con ella. Era su mejor amiga, y de esa manera debía continuar todo, porque era simplemente lo normal. Lo que les venía de natural. El estar en el corazón la una de la otra, de la manera más platónica posible.
Así era todo genial. No había complicaciones, ni líos, ni problemas. Era una relación de lo más disfrutable, en la que las dos compartían un afecto y amor bien claros; pero tal como dirían los trolls, del cuadrante pálido. Nada entraba en territorio sexual, y no había compromisos. Era todo muy simple. Fácil.
Aunque era verla debajo suyo, y poder notar su páncreas segregar más adrenalina de la necesaria. Su mente nublarse más de lo que estaba antes -dado la concentración de alcohol en sangre que tenía-, y su pecho comprimirse con una sensación caliente. Su respiración se aceleró en prospecto de lo que tenía que hacer, a conjunto con su corazón.
Pálido y una mierda, de su parte. Roxy casi se reía de las mentiras que se había ido inyectando a sí misma, justificando los sentimientos conflictivos que tenía por Jane por un exceso de alcohol. Claro que eso influía en todo, pero igualmente...
Sí, de parte de Jane eran todos sentimientos amicales y ya. La rubia tenía claro que la otra era hetero, suspirando día y noche por un chico que tan solo parecía estarse por chicas azules y por cierto otro chico, aparentemente.
Y ella tampoco es que fuera lesbiana. Siempre había imaginado su futuro con un hombre en él, dado que era ése el género que más la atraía en general. Le gustaba la idea de los músculos fuertes y de la masculinidad, y de darse caña con quien fuera el afortunado que tuviera la suerte de poblar su futuro.
(Aunque el único que podría cumplir esos requisitos era, en su espaciotiempo, Dirk... Que en caso de quedarse con Jake, no iba a cambiar por nada del mundo, y es que ni que no lo hiciera: era gay, y esas cosas no cambian.)
Pero Jane... Jane tenía algo. Suponía que era la manera de expresarse que utilizaba que le resultaba magnética. Todo ese tightassery que parecía acompañarla a todas partes, y lo poco que podía llegar a entender las cosas pese a expresarse de tal florida manera.
Su físico tampoco estaba nada mal. Era cierto que Roxy rara ocasión lo había visto, dadas las diferencias de lugar y tiempo que tenían, pero con pesterchum con su cámara y tal... Las cosas eran otro tema.
Ahora ni pantallas ni diferencias.
Ahora un mismo sitio y momento, con el cadáver de su secretamente amada justo a dos palmos de su cabeza.
Tenía que hacerlo. No había manera de que fuera a dejarla morir. Nunca se lo perdonaría.
Pero es que la situación se le hacía tan, tan surrealista... Si alguna vez el beso hubiera de pasar, realmente esperaba que fuera en otras circumstancias. Y no solo eso: tampoco lo tenía en ella lo de besarla. Porque su mente seguía igual de tozuda; habiendo aceptado sus sentimientos en parte pero aún con miedo de llegar a nada. Y especialmente con una versión inconsciente de Jane.
O lo hago ya o morirá.
Se determinó a ignorar el miedo que le suponía la situación; aquél de poder probar sus labios para no volver a hacerlo jamás gracias a las tediosas inclinaciones de Jane.
Venga va.
Miró sus ojos cerrados, y se dispuso a hacerlo. Lentamente bajó la cabeza, aceptando que lo haría, estando a punto de besarla... Sus emociones nunca habían sido tan devastadoramente fuertes en ella. Esta iba a ser una experiencia a nunca ser olvidada, aquella de probar los labios de Jane...
Incluso le hacía ilusion.
Y entonces llegó Dirk.
