Escribiendo mi otra historia tuve un momento de inspiración y esto vino a mi mente. Un pequeño One-Shot con posibilidad de desarrollo si lo solicitan en sus reviews. Gracias por leer.
Los personajes son de E. L. James
Dicen que cuando estás a punto de morir una película de tu vida pasa frente a tus ojos, puedo comprobar que es verdad. Mientras caigo, veo a mi madre y a mi padre me lleva en sus brazos, acabo de salir de la casa de acogida. En casa me recibe mi hermano con una sonrisa. Mía de bebé, es la cosa más perfecta que he visto. La escuela. La primera vez que volé y luego piloteando un helicóptero. Cuando me enrolé en la aviación. De pronto la imagen cambia y está ella en ese bar de poca monta al que fui con mi hermano, veo sus ojos azules brillantes, nuestro primer beso, la primera vez que hicimos el amor en mi pequeño departamento, la promesa que le hice de volver y casarnos… Perdóname Ana, no podré cumplir lo que prometí, sé feliz por los dos. Siento el fuerte golpe del océano en mi cuerpo y pierdo la conciencia.
-Ana, cariño, despierta.
-¿Qué pasa mamá? -aún es de noche.
-Hija, es Carrick al teléfono -el tono de su voz me alarma. Me siento en la cama y tomo el teléfono con manos temblorosas, no estoy preparada para esto.
-¿Carrick? -digo con la voz entrecortada.
-Ana…, es Christian... está desaparecido, atacaron su avión, su paracaídas no se abrió, debemos prepararnos para lo peor -el teléfono cae al suelo, sé que mamá me habla, pero no logro procesar sus palabras, papá entra en el cuarto, se sienta junto a mí y me abraza.
Debe ser una pesadilla, Christian no puede estar muerto, prometió que volvería, tiene que estar vivo. ¡Lo prometió!
Me duele el cuerpo, mi mejilla está apoyada en la arena, la luz del sol ilumina el día y seca mi ropa,siento mi piel roja, las olas chocan con mis pies, ayúdenme por favor, digo en mi mente, pero no encuentro las palabras, mis ojos se cierran una vez más.
Han pasado dos meses de la desaparición de Christian, me niego a creer que está muerto, me niego a asistir a un servicio en su memoria, ¡está vivo!, ¿por qué nadie más hace algo?, me siento sola contra el mundo, no me resignaré a perderlo, tiene que aparecer, tiene que estar vivo, lo prometió.
He recorrido esta maldita isla de punta a punta y no he encontrado a otro ser humano. Solo sé que llevo 68 días en esta isla desierta sin contar los que pude estar inconsciente. Encontré un pequeño refugio entre algunas rocas, me he alimentado de cocos y pude reunir un poco de agua de lluvia. Con mi ropa cree una pequeña malla y he atrapado algunos peces. Tenía un cuchillo entre mis ropas que ha sido útil y no perdí mis documentos, vaya mi suerte, tener un cuchillo, hubiera sido mejor que se abriera el maldito paracaídas, por lo menos me sirve para abrigarme en las noches. Necesito salir de aquí, mi familia me espera, Ana me espera, si alguien sabe que aún estoy vivo es ella, nuestros corazones laten al mismo ritmo.
-Ana, dime que sí, no prometo reemplazarlo, pero debes continuar con tu vida, sé que puedo hacerte feliz.
-No, José, no lo entiendes, está vivo, yo sé que está vivo.
-Todos quisiéramos creerlo Ana, pero ha pasado 1 año, ¿por qué te aferras a la idea?, yo puedo hacerte feliz, hacer que lo olvides.
-No es una idea, está vivo -digo fulminándolo con la mirada-, ahora por favor vete, mi respuesta es no, José.
396 días aquí, marco otra linea en la roca con el cuchillo, esos días llevo solo con mis recuerdos, estoy bronceado por el sol, mi uniforme ha perdido el color, he intentado hacer fuego y no lo he logrado, estoy harto del pescado crudo y el sabor del coco, mi pelo está muy largo, llega por debajo de mi hombros, estoy delgado, afortunadamente no estoy desnutrido, cada día hago ejercicio y hablo conmigo mismo, lo más importante en este momento es no volverme loco por la soledad. En una oportunidad oí un helicóptero muy a lo lejos, no vieron mi señal de ayuda, aunque a veces creo que pudo ser mi imaginación. Un par de barcos han pasado por la línea del horizonte. Debo salir de aquí, debo llegar a casa.
Me pregunto si Ana ya me dio por muerto. No, por favor, espera un poco más, miro su foto que tenía en mi billetera. No romperé mi promesa.
-Hija, sale a divertirte, conoce otros chicos, ¿quién sabe si puedes encontrar el amor otra vez? -son las palabras de mi padre en el teléfono
-No quiero, además tengo que estudiar. La próxima semana comienzas los exámenes finales para mi doctorado. Es mi último año papá.
-Annie, solo estamos preocupados por ti, han pasado dos años. Debes rehacer tu vida.
Otra vez lo mismo, recibo esta charla de todos, no entienden que no puedo simplemente amar a otra persona, además aún tengo la esperanza de que volverá. Sueño cada noche con su rostro, sus ojos grises. Con su promesa de regresar a casa y casarnos. Hasta he escuchado su voz diciendo mi nombre.
Llevo 1091 días en esta isla maldita, en unos 200 días no he escuchado el helicóptero, pero tengo la esperanza de que volverá, tengo la esperanza de que en casa aún no han perdido la suya.
Ahí está otra vez, el ruido del helicóptero, sé que no estoy loco, veo como se mueven las palmeras por la fuerza del viento, nunca lo escuché tan cerca. He reunido cada piedrecilla y he cortado hojas de palmeras para escribir las palabras SOS.
Corro hacia la playa, donde están las palabras escritas y siento el ruido más fuerte, lo veo. Muevo mis brazos, salto y por fin me ven, me ven…, me iluminan con el foco y caigo al suelo de rodillas y lloro. Voy a cumplir mi promesa, mi amor.
Cada viernes voy a comer sola a un pequeño restaurante en Portland, Christian me llevó ahí una vez y se convirtió en una tradición. Algunas veces José o Kate llegan de sorpresa a comer conmigo, todos saben dónde estoy cada viernes en la noche.
Siempre pido lo mismo Macarrones con queso, su plato favorito y el postre siempre es pastel de chocolate.
Estoy leyendo mientras espero mi pedido, suena la campanilla de la puerta indicando que alguien entró, no levanto la vista.
Siento unos pasos acercarse y de pronto me dejan una pequeña caja sobre la mesa, es un anillo de compromiso. Sigo sin levantar la vista y hablo.
-José, no he aceptado ser tu novia, menos aceptaré casarme contigo.
-¿Qué José qué? -esa no es la voz de José, esa es la voz de…
-¿Christian?... -digo con una voz apenas audible, mi mente me está jugando una broma muy mala…, lentamente levanto la vista.
Está aquí..., mi amor está aquí…, lágrimas comienzan a caer por mi rostro.
-¿De verdad eres tú? -digo con incredulidad y arrojándome a sus brazos.
-Estoy aquí amor, estoy aquí, tenía que volver, tenía una promesa que cumplir.
