Los personajes, hechizos y pociones que aparecen en este fic son completamente propiedad de J. K. Rowlling a diferencia de los que obviamente he creado yo para el desarrollo de la historia.

Harry Potter y la heredera de Ravenclaw

La figura encapuchada

Era noche cerrada, a diferencia de lo que se pudiera creer en ocasiones normales el cielo no estaba iluminado por estrellas y lo único que proporcionaba luz era el brillante resplandor de la luna llena, pero ella no necesitaba más luz que esa para ver el camino por el cual avanzaba, podía sentir el sonido del pasto crujir debajo de sus zapatos mientras se acercaba a su destino e, imponente como siempre había parecido, pero aún más antiguo y ligeramente sombrío debido a la oscuridad, veía erigirse frente a ella la inconfundible figura del castillo.

Siguió avanzando en su camino a una velocidad vertiginosa para cualquiera, su sombra a penas si era visible entre lo mucho o lo poco que se veía en aquella oscura noche. Para los ojos entrenados, aquella figura encapuchada de negro era una total señal de alarma por donde se lo pensara, más aún en un tiempo en que ocultar su figura era casi un sello de distinción del bando oscuro, sin embargo poco le importaba ser confundido con un mortifago a este personaje, después de todo ningún mago tendría tiempo para saber que lo golpeó si es que terminaba cara a cara contra este. Detuvo su rápido avanzar frente a las puertas del castillo coronadas por cerdos alados y sonrió, nunca había entendido por qué precisamente cerdos de entre todas las creaturas majestuosas que existía, pero tampoco era que tuviese peculiar importancia el detalle.

Alzó el rostro unos minutos clavando la mirada en el cielo, allí, donde más infinito no podía parecer el tiempo pudo ver con perfecta nitidez la luna iluminando de plateado brillo la oscura noche, un par de mechones de pelo se dejó entrever por la capucha justo antes de que desviara nuevamente el rostro; las rejas del castillo se estaban abriendo finalmente. No fue una sorpresa encontrarse cara a cara con la vieja profesora, ni siquiera el gesto preocupado y severo que se marcaba en las facciones de su cara al recorrerle con la mirada, sonrió imperceptiblemente gracias a lo oculto que estaba su rostro y dejó que fuera la otra quien hablara.

-Buenas noches-la voz de la profesora, baja pero autoritaria rompió el silencio de aquella noche-sígame por favor, le está esperando.

La figura no dijo nada, limitase simplemente a seguir a la mujer por entre los terrenos del seguro colegio atravesando el pasto hasta llegar al interior aún más curioso de lo que era la vista exterior. Los pasillos se extendían por aquí y por allá formando enredados laberintos dentro de los cuales cualquier nuevo visitante podía perderse fácilmente sin contar con que por sobre sus cabezas, mientras avanzaban, podía escucharse el inconfundible sonido de las escaleras del recinto cambiando de lugar. Mientras ambas figuras caminaban rompiendo el silencio de los pasillos con el sonido de sus pasos, atravesando puerta tras otra, la encapuchada figura podía distinguir, de entre paso y paso, el sonido levemente alterado de la respiración de la mujer que le guiaba, el latido preocupado de su corazón y, si prestaba la suficiente atención incluso podía escuchar el chirrido de las prendas de vestir mientras avanzaban o giraban.

Escuchó el inconfundible sonido de un suspiro bajo cuando finalmente la mujer se detuvo frente a una gárgola que rápidamente recordó el estilo de las iglesias góticas Europeas de siglos pasados, una sonrisa irónica cruzó los ocultos labios de la figura encapuchada al darse cuenta de que muy probablemente había visto aquella gárgola en otro lugar, en otra época muy lejana y terriblemente más pacifica de lo que ahora lo era esta. Terminó de acortar la distancia que la separaba del curioso guardián de la puerta del director deteniéndose allí en espera de la contraseña, sabía de antemano que la mujer no le acompañaría a la oficina, después de todo Albus Dumbledore era sin duda alguna uno de los mejores titiriteros que había llegado a conocer.

-Meigas fritas-escuchó murmurar a la profesora, la gárgola, fiel a su propósito se movió de su sitio creando el inconfundible sonido de piedras que se rozan una a la otra mientras daba paso a una escalera, ya había estado en el despacho de Dumbledore antes por lo que no fue un misterio empezar a subir aquellas curiosas escaleras que aparecían cada vez que se necesita el siguiente peldaño creando de esa manera la ilusión de que en realidad la escalera era lo que se movía entre las rocas. No le llevó mucho tiempo distinguir la puerta del despacho del mago más admirado de todos los tiempos.

Una fina mano se estiró por debajo de la capucha mostrando una pequeña muñeca, unos dedos pálidos con un par de sortijas en ellos que los hacían ver en uno más fino de lo que era y en otro más estilizado de lo que debiera, con el dorso de esta tocó suavemente la placa de madera que hacía las veces de puerta en ese momento, escuchó la inconfundible voz del director invitándole a pasar y con un suspiro que denotó el nerviosismo que por primera vez en la noche logró sentir abrió la puerta atravesando el umbral y colándose en el interior de la habitación.

Albus Dumbledore se encontraba de espaldas a su escritorio examinando con sumo interés alguno de los curiosos artefactos que siempre encontraban lugar en el despacho, el hermoso fénix, posado en su percha, permanecía con los ojos cerrados durmiendo plácidamente, una rápida mirada al despacho le permitió observar las fotografías de los directores antecesores a Dumbledore mirarle con curiosidad, al menos los que permanecían despiertos movidos por la curiosidad de tan extraño visitante, frente a ella, la alta figura del director se giraba mostrando finalmente ante los ojos de su acompañante la larga barba blanca que le identificaba casi tan eficazmente como la túnica verde oscura, el sombrero o los lentes de media luna que ocultaban los azules y amables ojos del astuto hombre.

Ante el escrutinio del hombre la figura elevó ambas manos casi idénticas de no ser porque la que había mantenido oculta hasta ese momento presentaba una sortija más entre sus dedos y una ligera pulsera, sus antebrazos permanecían completamente ocultos a la vista del director mientras, con parsimonia, retiraba la capucha de su cabeza mostrando finalmente una mata de largo pelo negro tan oscuro como la misma noche que se cernía sobre ellos fuera del castillo, una piel palidísima, blanquecina hasta hacerla parecer casi enferma a pesar de que sus mejillas mostraban un muy ligero e imperceptible rubor, los orbes, de una tonalidad ambarina totalmente anormal se mostraban ligeramente recelosos e impacientes ante el hombre, la nariz, pequeña y respingada, las oscuras cejas fruncidas y los labios apretados mostraban por sobre las delicadas pero duras facciones de la mujer el ligero nerviosismo que la había recorrido cuando tocó la puerta.

-Buenas noches querida-murmuró el director haciendo una leve seña con la mano a la mujer para que se sentara al tiempo que sonreía amablemente; la mujer obedeció, más por respeto que por que realmente estuviera necesitando sentarse-lamento mucho los inconvenientes que este viaje te ha causado, pero como imaginarás…es imprescindible contar contigo.

-Entiendo-murmuró la mujer fijando la mirada en las manos del director cuyos dedos estaban ahora unidos por la yema de los mismos por sobre el escritorio frente al cual se había sentado imitándola-soy plenamente consciente de que no me hubiera usted buscado si no fuera porque es importante-terminó, observando como el director asentía y mostraba finalmente la amable y enigmática sonrisa que siempre lo acompañaba.

-Estoy seguro de que no necesito decirte que se trata de un completo secreto el hecho de tu estadía en el colegio-agregó el hombre mirándola inquisitivamente-las clases comenzarán mañana, muchos de nuestros alumnos no regresarán, pero otros tanto vendrán, es vital mantener la normalidad, Hogwarts es el lugar más seguro en este momento-dijo acompañando sus palabras de un suspiro que su interlocutora calificó eficazmente de resignación.

-La guerra ha estallado Dumbledore-murmuró la mujer abandonando el tono distante que había estado usando-esos niños no podrían estar mejor cuidados que en este lugar-agregó comprensiva observando como un fugaz brillo atravesaba la mirada del director.

-Nadie puede saber quién eres en verdad-dijo el director finalmente ahondando el tema que le preocupaba, sabía que le estaba pidiendo nuevamente un sacrificio a esa mujer que tanto había hecho durante la primera guerra, pero era indispensable que cumpliera con su misión en la escuela sin que nadie sospechara quien era-él vendrá mañana, igual que sus compañeros, es su último año y ambos sabemos lo que eso significa-por toda respuesta recibió un asentimiento por parte de la mujer, el director observó inquisitivamente el ligero cambio en el rostro de su interlocutora-ella también regresará-dijo, conocedor de que sería entendido justo en el momento en que la expresión del rostro ajeno mostraba primero sorpresa, la vio buscar en su mirada una respuesta a la confusión que ahora parecía haberse plantado en su cabeza y se puso de pie acomodando los lentes de media luna en su lugar. Se llevó las manos a la espalda cruzándolas en un gesto muy propio de él y caminó hasta la hermosa ave que aún dormitaba ajena a la conversación.

-¿Cree que me reconozca?-murmuró en un hilo de voz la mujer bajando los ojos al suelo y mordiéndose el labio inferior en un gesto de ansiedad contenida.

-No creo, no existe manera de que sepa quién eres, o el lazo que les une, sin embargo debes de ser cuidadosa, sabes tan bien como yo que la magia, en el caso de ustedes, puede delatar con facilidad-dijo este girándose finalmente en dirección a la mujer y sonriéndole comprensivamente-Pandora, sabes que su intervención es vital en esto-la mujer asintió suavemente elevando los ojos al hombre que ahora le miraba con una mezcla de comprensión y culpa-estoy seguro de que te asombrará lo que es capaz de hacer…lo que son capaces de hacer.

A las palabras del director la mujer suspiró suavemente volviendo a morderse el labio inferior con fuerza, Dumbledore, frente a ella, observaba el gesto notando como un par de incisivos sobresalían ligeramente por entre los labios debido al gesto, sabían que tenían que tomar medidas de seguridad, era muy peligroso que alguno de los padres o el ministerio se percatara de la presencia, no solo de esa mujer por ser quien era, sino por ser lo que era.

-Estarás alojada en una de las habitaciones de las mazmorras, es uno de los lugares más oscuros del castillo, así mismo se preparará el aula habitual para que puedas impartir las clases sin inconvenientes-dijo finalmente el director-la profesora Mcgonagal te estará esperando cuando salgas para indicarte el camino-terminó dando por zanjada la conversación.

Pandora se puso de pie y observó la figura del hombre frente a ella unos instantes, acto seguido caminó lentamente a la puerta, tenía la cabeza perdida entre ideas y dudas, finalmente le conocería mañana, pero nadie debía saber de su parentesco con ninguno de los dos, sabía de antemano que, motivada por quienes eran tendría su inclinación oculta por ambos y solo esperaba que su propia personalidad le permitiera sacar fuerzas de su temperamento tempestivo para no flaquear. Estiró nuevamente una de sus manos en dirección a la puerta abriéndola, se quedó allí un segundo sopesando su siguiente pregunta.

-¿Se parecen?-murmuró, su voz era suave, cargada de una curiosidad nata y una ansiedad que había ocultado a cualquiera de no haber sido el director su interlocutor.

-Como si fuera una fotografía-sonrió el hombre, finalmente la mujer atravesó el umbral de la puerta dejando al director solo y sumido en sus pensamientos, si estaba en lo correcto, esa sería la única manera de aumentar sus oportunidades de acabar con aquella guerra, a pesar de que reconocía que el precio era terriblemente alto, con un suspiro, el hombre finalmente abandonó la habitación, faltaban pocas horas para el amanecer y tenía que tenerlo todo listo para su llegada.

Es el primer fic que hago de Harry Potter desde hace mucho tiempo, he estado haciendo todas las investigaciones para hacerlo lo más cercano a los libros posible, sin embargo aclaro, está orientado después de la muerte de Sirius, usando Elementos del libro numero seis excluyendo completamente la muerte de Dumbledore y por supuesto los asuntos con Snape.