Vestido azul por Angie Friki Black

Disclaimer: El universo de The Hunger Games, le pertenece a Suzanne Collins.


—Mira Katniss, mira mi hermoso vestido azul —te dice la pequeña Prim, mientras juega con un vestidito azul claro, que años atrás era tuyo.

Tú, Katniss, solo te limitas a sonreír. Porque Prim es la única que causa ese efecto en ti. Ella baila, con sus manitas blancas y frágiles, y se aferra al vestido como si se le pudiera escapar.

— ¿No es lindo, Katniss? —te pregunta, abriendo sus grandes ojos azules, y sentándose frente a ti, en el suelo.

Te limitas a asentir, ordenándole un mechón rubio que sale de su cabellera.

—Voy a ponérmelo

Y ella a correr a ponerse el lindo vestido azul, que ha encontrado mientras hurgaba en unas cajas viejas llenas de polvo. Un lindo vestido azul que antes te perteneció, pero que sabes se verá mucho mejor en Prim.

Cuando ella ya no puede verte, tu dejas que tus hombros caigan, y sueltas ese suspiro que has retenido en presencia de todos. Porque sabes que en pocas semanas será el día de la Cosecha, y sabes que Prim ya cumplió doce, a lo cual ya entra en el sorteo. Y aún cuando jamás permitiste que ella pidiera teselas, es probable que su nombre salga en el sorteo; y esa idea simplemente te aterra.

Lo único que tienes en la vida es a Prim, y perderla a ella sería perderlo todo. Sacudes la cabeza, no puedes permitirte tener pensamientos negativos. Ella solo tiene una papeleta, y hay millones de papeletas, así que Prim tiene pocas probalidades de salir elegida. Pero sabes que tampoco es imposible.

— ¿Cómo me veo, Katniss? —te dice una Prim sonriente, con un hermoso vestido azul de seda con holanes, haciendo que parezca una princesa digna de vivir en un castillo.

—Hermosa —es lo único que alcanzas a decir, antes que ella se tire a tus brazos.

Te rodea el cuello, y deja caer su cabeza en tu pecho, donde ella se siente segura. Le acaricias la cabeza y la aprietas contra ti. No vas a dejar que nada le pase a Prim, a esa niña indefensa que ahora sostienes en tus brazos, a esa niña que se ve tan hermosa con su vestido azul. Solo atinas a decir algo en un susurro, que esperas ella oiga.

—Te quiero, Prim.