Bleach no me pertenece, ni sus personajes ni nada de ello, todos los derechos a su respectivo autor, yo sólo los tomo prestados para escribir y entretenerme un rato, siempre sin fines de lucro ni ninguna ganancia que no sea la simbólica recibida a través de los comentarios.

El hilo rojo en mi meñique

Prólogo

Lavar las manos muy bien, que no quede una sola bacteria viva. Palmas, dorso, interdigitales, uñas y por último las muñecas. Esta es la única parte del voluntariado que no disfruto realmente, vamos, me gusta estar limpia, Renji dice que por definición soy una chica higiénica pero creo que la verdad no tiene mucho que ver con eso, más bien es el miedo de no poder tocar nada sin que haya peligro de hacer daño. Es hasta que uno se enfrenta a alguien que no tiene sistema inmune que toma en serio eso de que todos somos un foco de infección lleno de virus y bacterias.

Mejor me las lavo de nuevo.

Una vez que logro quitarme todo el jabón de la piel por segunda vez, me seco y coloco el cubre bocas en su lugar. Me miro al espejo… ¡Dios! Nunca me acostumbraré a verme así, vestida con bata de hospital y la mitad de la cara cubierta. Al menos yo no tuve que pasar años estudiando medicina como mi madre para poder usar esto. Da igual, ¡ya estoy lista!

Salgo del baño teniendo cuidado de que mis dedos no rocen ni por error la puerta. Una vez fuera me encamino al área de pediatría.

Ya extrañaba venir al hospital, llevo tres semanas ausente por culpa de la universidad, demasiados pendientes, trabajos, exámenes, festivales y muestras… supongo que es lo normal considerando que se trata del último año. Haciendo un recuento este es mi primer día libre desde abril, y eso porque se canceló mi última clase, por lo general Rukia, Renji y yo vamos al taller después de la escuela. Hablando de ellos, cuando los vea los mataré, mira que abandonarme a mi suerte y con lo mucho que yo detesto estar sola; sí, habrá que agradecer a mis odiosos mejores amigos ¡que no merecen consideración alguna!, ¡por este momento de paz y tranquilidad! Sí, eso no sonó muy bien. El punto es que atender y hacer sonreír a niños cuyo futuro prácticamente es un camino de medicamentos, tratamientos dolorosos y hasta la mu… te ayuda a poner las cosas en perspectiva. En fin, algo bueno he sacado de todo esto.

Voy tan metida en mis pensamientos que no me doy cuenta que alguien está en mi camino sino hasta que ambos chocamos uno contra el otro, y por el impacto termino en el suelo, con las manos a mis costados tocando con cada milímetro de piel el piso.

¡Hoy no ha sido el mejor de mis días!

Levanto la mirada y me encuentro con un chico que usa bata justo frente a mí. Está de pie, así que al parecer él logró mantener el equilibrio, y desde mi perspectiva se ve algo atemorizante. Su rostro no se me hace familiar, más aún el color de su cabello es igual al de Junshiro, recordaría eso. ¿Será nuevo?

—¡Fíjate por dónde caminas! No puedes ser tan irresponsable en un hospital. —Esas son las primeras palabras que me dice y se ve que ni por accidente piensa ayudarme a ponerme en pie. Su voz deja ver lo joven que es, seguro es un residente.

—Yo, lo lamento…—Comienzo a disculparme mientras me levanto, pero no puedo terminar de hablar porque justo en ese instante mi celular suena con el más estruendoso tono que tengo en él… Renji, ¡Renji y su horrible idea de poner rock pesado en mi teléfono para su tono personal!

—Calla ese escándalo, aquí están prohibidos los celulares—mis manos tropiezan con todo cuando quiero sacar el aparato para apagarlo, y tardo demasiado en encontrarlo, tanto que cuando por fin lo tengo en mi mano deja de hacer ruido. — ¿Qué no sabes leer?

Su voz es tan altanera, ¡y su actitud! Increíblemente no pierde ni un gramo de seguridad en sí mismo aunque ya de pie, me doy cuenta que soy un poco más alta que él.

Una mancha negra sobre su bata llama mi atención, extrañamente a mancha crece a pasos agigantados y parece estar hecha de tinta, él sigue mi mirada cuando se da cuenta de qué ocurre su enojo parece aumentar exponencialmente.

—¡Mira lo que has hecho! —Su pluma fuente debió destaparse o algo así cuando lo golpeé sin querer.

Ay, esto no puede empeorar.


Se me queda mirando como en trance en lugar de hacer algo. Me quito la bata para evitar que la tinta llegue a mi camisa. Miro a la chica, quien se encoje en sí misma un instante.

—¿No piensas disculparte siquiera? —Le demando en un tono de voz más molesto de lo que pretendía. Ella fija sus ojos en mí y su mirada se torna dudosa antes de pasar a ser de indignación total. Se quita el cubre bocas y sus palabras salen más claras que antes.

—Tú también tuviste la culpa, deberías ver por dónde caminas. —Se atreve a reclamarme después de que ella ha causado el mayor daño y yo he sido el mayor afectado.

—No voy a recibir órdenes o correcciones de un conejo ridículamente gigante. —Como si de pronto recordara que las traía puestas y se avergonzara del hecho, se quita rápidamente la diadema con orejas de tela. Quiere decir algo pero antes de poder abrir la boca su celular vuelve a sonar… ¿acaso no me escuchó la primera vez?— ¡Y apaga eso ya!

La chica lo apaga, debería llamar a seguridad para que la saquen de aquí. Pero reconozco que esa sería una medida innecesaria, más bien basada en mi mal humor, del cual no tiene la culpa. Le dedico una última mirada de advertencia antes de alejarme en dirección a mi oficina. Escucho sus pasos cada vez más lejanos, dudo mucho que tenga deseos de quedarse aquí. Y no luce como una paciente o una enfermera, además las horas de visita hace mucho que terminaron y falta bastante tiempo para que inicien otra vez… ¿Quién demonios era?

Tenía un extraño parecido con Unohana. Tal vez todo sea producto de mi imaginación porque el papeleo del cambio me tenga bajo demasiado estrés. Ahora tengo una bata irremediablemente sucia. Es increíble todo lo que he tenido que pasar y nada más por querer verla… soy un idiota, pero no lo puedo evitar, desde que llegué he escuchado comentarios de muchas enfermeras sobre ella. Incluso Matsumoto me ha referido algunas cosas, pero llevo dos semanas aquí en horario completo y cuando tengo que ir al área de pediatría nunca he coincidido con ella. Hasta me he llegado a sentir incómodo bajo la idea de que me estoy convirtiendo en un acosador o algo así. Pero nadie se ha enterado de mi interés en la supuesta chica. Supuesta porque nunca la he visto.

Comienzo a pensar que se trata de una leyenda urbana. "Hinamori el ángel de pediatría". De todas maneras no es importante, aún en el hipotético caso de que la conociera, eso no significaría… nada. Será mejor que regrese a mi oficina de una vez.

Notas:

Wiiiiii, he vuelto. Qué bonita es la vida ¿no? Bien, dando la introducción a esto, se piensa como un fic del estilo de La fragilidad del Universo, por lo menos en tanto al estilo de escritura, es muy chistoso y me divierto mucho, Todo se desarrolla en un hospital (¿por qué no?), no hay Beta y tampoco tiempo suficiente para darle las 15 vueltas de revisión que me gustaría, así que perdón por los errores :( y publicaré cada dos semanas y no una porque… ya no tengo tiempo ._. y como aclaraciones no hay mucho que decir, sólo que:

1)Es un HitsuHina, como el otro, pero un AU, así que se puede poner un poco OoC, pero procuraré no perder la idea que obtuve en el otro fic de cómo son los dos chicos.

2)Tiene YAOI, eso significa que hay dos chicos, hombres, que se quieren y probablemente se de sus besotes. No es la pareja principal, obviamente, pero lo hay, así que si no te gusta pues no lo leas y ya, asunto arreglado. La pareja se revela en el segundo cap.

3)Si decidiste quedarte a leer después de los dos primeros puntos… No tengas expectativas. Repito: Sin expectativas. ¡Borrón y cuenta nueva por Dios!

Total, espero que después de todas estas vicisitudes queden aunque sea un par de lectores XD Y de ser así los veo en el siguiente cap.