Título: 'A Cros who lost his sun' (Un cuervo que perdió su sol)

Pareja: Kageyama Tobio x Hinata Shouyou

Adapatación: Ésta historia es una adaptación de Kill Bill, si ya sé rara la mezcla pero qué se le va a hacer, varios aspectos de la película fueron modificados de acuerdo a los personajes.

Disclaimer: Reitero, es una 'pseudo'-adaptación de Kill Bill, la película le pertenece a Quentin Tarantino, y los personajes son de Haikyuu que tampoco me pertenece ;n; /3

Dedicado especialmente a Sophia, Marie y Nino, gracias muchachas por ayudarme a elegir el título y otros ajustes. Espero les guste.

By Ray Kirkland.


"La venganza es un plato que se sirve frío"

"Nada en la tierra puede compensar la pérdida de alguien que te ha amado."

Respirar era un martirio. Sentía que su garganta ardía con cada bocanada de aire que tomaba. El tragar sangre no ayudaba, pero era inevitable. El tener un par de costillas rotas y que el solo mover su pecho fuera una agonía, tampoco ayudaba. Su piel estaba cubierta de sangre y sudor, y las heridas en su cuerpo le ardían. Sus brazos ya no respondían.

Era un verdadero martirio, y aunque deseaba más que nada poder cerrar los ojos y dejar de sentir todo, no podía. Trataba desesperadamente de buscar en aquel lugar a alguien. A ese alguien que había jurado proteger. La misma persona por la cual le habían hecho eso.

"K-Kageyama…" –el sonido de su voz lo atrajo y movió su cabeza hacia un costado. Lo divisó no muy lejos de ahí, un par de ojos marrones lo miraban con miedo y angustia. No confiaba en su voz, si intentaba hablar seguramente escupiría sangre y eso solo angustiaría más al otro. Deseaba poder decirle que todo saldría bien, pero ni el mismo podía asegurarlo. Lo había neutralizado por completo, no podía defenderse, menos defenderlo a él.

El sonido de pasos captó su atención, sabía quién era. La misma persona que había organizado todo, la misma que no había movido ni un dedo mientras los otros lo torturaban, la persona que, hace no mucho, jamás habría creído que le haría eso, la persona de la cual había tratado de escapar…pero que de todas formas le había atrapado.

Divisó su figura agachándose para verlo más de cerca, una sonrisa seria y neutral estaba en su rostro. Eso no era señal de nada bueno.

"Tobio-chan –su voz era neutral, ni molesta, ni rabiosa, ni feliz- Crees que soy sádico ¿Verdad? –sacó un pañuelo y comenzó a limpiar la sangre de sus boca con muy poca delicadeza, Kageyama trató de apartarse pero no tenía fuerzas, le miró con odio y la vez con miedo, apretó sus dientes con rabia- pero te equivocas, lo sería quizás con cualquier otro, pero no contigo Tobio-chan –le sonrió haciéndole una caricia, se levantó- quiero creer que aún ahora eres lo suficientemente consciente de que no hay nada sádico en mis acciones…tú te lo buscaste –dijo mirando a un costado donde el otro se encontraba, Kageyama se tensó- Tobio-chan ahora mismo" –dijo sacando un arma.

"N-no…" –masculló al adivinar hacia donde apuntaría.

"Éste soy yo…-el arma se alzó en cámara lenta, pero fue dirigida hacia donde se hallaba tendido en el piso, hacia su cabeza- …más masoquista que nunca"

"Oi-kawa…-sa…n-no…le hagas nada por f…" –no tuvo tiempo de decir nada más, solo alcanzó a oír el grito de varios y un 'click'.

Se oyó en la estancia un disparo junto con un grito desgarrador…

Todo se volvió negro…

A Crow Who Lost his Sun

Capítulo Uno: Defendiendo el nido

Una tarde, su maestro le había llamado un verdadero cuervo. Pues tenía todas las cualidades de aquella ave inteligente y mordaz, que lo hacían un perfecto guerrero. Pero le faltaba todavía algo y ese 'algo', era 'algo qué proteger'…

"…no encontrarás la plenitud en solo asesinar, pronto descubrirás que la vida será insulsa de esa manera, sentirás un vacío en tu pecho, sentirás que hace falta luz en tu vida. Entonces deberás encontrar algo qué proteger…los cuervos encuentran una pareja y esa es su pareja durante toda su vida, cuando ésta muere, ellos no buscan otra pareja, esperan su propia muerte en soledad. Algún día encontrarás a quién proteger y abandonarás todo por esa persona… lo harás sin pestañear. Y tendrás que defender tu nido con saña y utilizando todo lo que te he enseñado, deberás sacarle los ojos y matar a todo aquel que sea una amenaza, porque si fallas y te arrebatan aquello que amas, sentirás de vació todavía peor, y no hallarás consuelo en nada…"

Su maestro le había leído el futuro esa tarde, porque unos años después experimento aquel vació que le describió. Tenía dinero, lujos y poder. Pero no hallaba la felicidad en nada.

Hasta que lo encontró, ese 'algo' qué proteger, encontró el sol que iluminó su vida sumida en penumbras, y no dudo ni un instante en abandonar todo por estar a su lado y protegerlo… no sabía que al poco tiempo de tener su sol acabaría perdiéndolo…

Se encontraba tirado en el piso, la herida en su pierna no paraba de sangrar, pero aun así se las arregló para arrastrarse hacia la puerta. No muy lejos de ahí lo vio, se disponía a irse y en sus brazos cargaba a una pequeña niña de cabello anaranjado que parecía estar dormida.

"N-Natsu..." -tenía que recuperarla.

"Si yo fuera tú -dijo el hombre- no me movería, solo conseguirás que el sangrado aumente y mueras más rápido. Oikawa-san no me ordenó asesinar a nadie, así que te di la oportunidad de vivir, si la desperdicias es problema tuyo. Con permiso" -salió por la puerta dirigiéndose afuera donde un auto estacionado le esperaba. No alcanzó a verlo irse, solo escuchó el sonido del motor arrancando y luego alejándose. Se dejó caer en el suelo apretando los puños, comenzaba a perder el conocimiento.

Habían pasado unos minutos cuando escuchó pasos y voces, ya estaba apunto de desmayarse, sintió que alguien le alzaba y luego hacia presión en su herida. Sintió las manos de alguien golpeando su mejilla, escuchó la voz de alguien que quería pidiéndole que resistiera.

"Tsuki -apenas pudo murmurar-...se la llevaron..." -y todo se desvaneció.

Solo la culpa y la rabia seguían ahí.

(Horas después)

Ya comenzaba a oscurecer, en aquel camino tranquilo y silencioso divisó a lo lejos las luces rojas y azules acelerando un poco para llegar cuanto antes. Estacionó el auto junto a las ambulancias, y se bajó del auto apresuradamente. Una mujer paramédica le esperaba en la puerta de lo que era un pequeño restaurant. Era hermosa y joven, de cabello negro y largo, lucía bastante tranquila pese a la situación.

"Oficial Takeda" –le saludó.

"Dame los detalles" –le preguntó con seriedad.

"Pues…es una verdadera masacre…no hay mucho más que decir"

"¿Cifras?"

"Nueve cadáveres"

Takeda mantuvo la compostura, a lo largo de su carrera nunca se había encargado de un caso similar, por lo que no sabía qué esperar. Cuando cruzó la puerta del restaurant sintió primero que las tripas se le revolvían amenazando con devolver su última comida, pero supo mantenerse sereno.

En el recinto, que no era más que un comedor tradicional con una barra de comida y bebidas, se hallaban dispersos 9 cadáveres. Alrededor las mesas y los cojines estaban destrozados, en el suelo había astillas, pedazos de platos y comida y casquillos de balas. Los otros oficiales ya habían señalado las evidencias y marcado los cadáveres. Uno de ellos se acercó a Takeda sujetando unas hojas.

"Al parecer habían reservado el lugar para celebrar algo, cuatro de ellos son trabajadores del lugar y el resto son civiles. Todos murieron por pérdida de sangre tras haber sido disparados por diversas armas de fuego, murieron rápidamente...bueno menos uno que murió por un trauma en la cabeza y diversas contusiones" –le indicó.

"¿Quién? –el oficial le condujo hasta el centro del lugar donde un cuerpo se hallaba tendido boca arriba sobre el piso, su cabeza yacía sobre un gran charco de sangre. Efectivamente a diferencia de los demás que tenían solo heridas de balas, él no tenía ni una sola en su cuerpo, en vez de eso tenía moretones y cortaduras, y otras heridas similares. La única herida de bala que tenía estaba al costado izquierdo de su cabeza. Era como si lo hubieran torturado y luego le hubieran dado el golpe final. - ¿Lo identificaron?" –preguntó Takeda.

"Hace poco lo logramos, cuando investigamos a los demás trabajadores, descubrimos que faltaba uno cuando fueron a buscar a su departamento lo encontraron vacío. Al parecer vivía ahí con su hermana menor que también está desaparecida y él –dijo señalando al cuerpo- su nombre es Kageyama Tobio"

"¿Algún registro?"

"Nada, todavía estamos buscando, también al otro muchacho y a la niña"

"Ya veo… buen trabajo" –el otro oficial se alejó.

"¿Qué sospecha oficial?"- le preguntó la mujer.

"Bueno, esto fue trabajo de profesionales. Unos…cinco o cuatro quizás. Fuertes, rápidos, fríos… –Takeda se sintió un escalofrío y volvió a ver al muchacho tendido en el suelo, se veía bastante joven, y estaba tan lastimado- ¿Por qué te torturaron solo a ti?...a los demás les dieron una muerte rápida pero por qué no a ti…"

"Quien...quién podría haber hecho esto –dijo ella mirándolo fijamente, tenía sus puños fuertemente apretados y parecía estar indignada- quién podría haberles hecho ésto a ellos..."

Takeda solo asintió; y miró una última vez al muchacho, cuando un movimiento le alertó. Por un instante le pareció que su dedo se había movido. Sacudió la cabeza, un tiro en la cabeza no era algo de lo cual se podía sobrevivir fácilmente. Entonces el muchacho tosió sangre y se sacudió ligeramente.

"¡E-Está vivo!" –gritó Takeda.

"¡La ambulancia!" –la mujer salió a traer una camilla junto a otros que se apuraron para llevarlo de inmediato a un hospital. Takeda se arrodilló junto al muchacho y le tomó de la mano tratándole de dar fuerzas.

"No te rindas Kageyama-kun, debes vivir" –le dijo.

Un mes después, tras una cirugía riesgosa y semanas en la sala de cuidados intensivos conectado a todo tipo de aparatos y con su vida pendiendo de un hilo, Kageyama se encontraba ya fuera de peligro, pero en estado de coma. Pese a todo, había sobrevivido, aunque desconocían el tiempo en que estaría en ese estado. Lo transfirieron a una habitación privada donde diariamente se harían cargo de su cuidado.

Un día, ingresó al hospital un muchacho con un peinado algo extraño y un parche en el ojo. Caminó como si nada por los pasillos del hospital y se coló en uno de los vestidores del personal médico. Nadie notó su intromisión, menos el que después saliera perfectamente disfrazado como un interno. Caminó resueltamente por los pasillos hasta detenerse en la habitación de Kageyama, entró sin ser notado.

Una vez adentro se dirigió hacia la cama de Kageyama y se plantó observándolo. La mayoría de sus heridas y golpes ya había sanado, salvo por unos que todavía estaban vendados, y el lugar donde tenía la herida de bala estaba envuelto con vendas y gasa. Lucía algo pálido y tenía pronunciadas ojeras en su rostro. Lucía completamente indefenso y vulnerable.

"La verdad es que nunca me agradaste –le dijo de repente- pero eso no significa que no te respetara, eras uno de los mejores…pero elegiste otro camino–sacó de su bolsillo un jeringa que contenía un líquido oscuro y sonrió sarcásticamente- morir mientras duermes, es un lujo para los de nuestra clase…considéralo un regalo de nuestra parte" –se acercó a uno de los cables conectados a su intravenosa y se dispuso a inyectarle el veneno directamente al suero. Ya había insertado la aguja y solo faltaba empujar el émbolo cuando su celular sonó de golpe.

"Oikawa-san -murmuró al ver el identificador de llamadas, enseguida contesto- si señor"

"… ¿Cuál es su condición?" –preguntó una voz amable del otro lado de la línea.

"En coma"

"¿Estás con él?"

"Justo enfrente de él"

"Buen trabajo Kindaichi –se calló unos segundos y luego habló con una voz divertida- Kindaichi aborta la misión"

"¡¿QUÉ?!"

"No le haremos esto a Tobio-chan, le debemos algo mejor"

"¡NO LE DEBEMOS NADA!"

"Primero, baja la voz por favor –le pidió con calma- y segundo déjame decirte una cosa"

"D-disculpe…." –dijo más calmado pero todavía molesto.

"Ustedes le hicieron de todo ese día, pero aun así no lograron matarlo. Luego yo le disparé en la cabeza, pero su corazón siguió latiendo. Le hemos hecho ya muchas cosas malas a Tobio-chan, y si algún día despertará le haremos más cosas aun –dijo con tono que suponía ser divertido, Kindaichi sintió un ligero escalofrío- pero algo que no le haremos es meternos como ratas a su cuarto una noche, y matarlo mientras duerme. Y no lo haremos porque –de repente su voz se hizo fría y cortante- eso nos rebajaría... ¿Lo entiendes?"

Kindaichi cerró los ojos y respiró profundamente. Lo entendía perfectamente.

"Afirmativo" –dijo aun enfadado.

"Así me gusta –dijo retornando a su tono divertido y tranquilo- ahora vuelve a casa que ya te echamos de menos"

"Entendido"

Kindaichi guardó el celular y la jeringa de mala gana. Frunció el ceño mirando a Kageyama y chasqueó a lengua.

"Déjame darte un consejo Kageyama, no te atrevas a despertar" –y sin decir más salió dejándolo solo.

*Cinco años después*

Fueron muchas las veces que Kageyama fue transferido de habitación en habitación, hasta que finalmente acabó en una habitación compartida junto a otras tres personas que estaban en su mismo estado. En esos cinco años no recibió visitas de nadie, y los oficiales tampoco lograron dar con su pasado, o a los culpables. Él era un misterio, que aun después de cinco años atraía la curiosidad de algunos.

Sucedió una tarde común y corriente, pronto sería hora de que alguien vaya a esa habitación a revisar a los pacientes. Kageyama se encontraba recostado en su cama, con un semblante tranquilo, ajeno a todo… cuando abrió de golpe los ojos clavándolos en el techo quedándose sin aire.

En un instante vio el techo gris de la habitación donde se encontraba, y un segundo después estaba observando a esa figura parada frente a él, apuntando una pistola a su cabeza. Sus ojos observaban fijamente el cañón del arma, y sus oídos, más agudos que nunca, escucharon sus palabras, el sonido del arma y un grito en el fondo. Todo al mismo tiempo.

"Éste soy yo más masoquista que nunca…"

"Oi-kawa…-sa…n-no…le hagas nada por f…"

*Click*

"¡KAGEYAMAAA!"

El sonido del disparo lo sacudió por completo, forzándolo a sentarse de golpe, tratando de recuperar el aliento. En un intento por protegerse llevó ambas manos a su cabeza, al lugar donde la bala había impactado. Pasó sus dedos por su cuero cabelludo detectando el lugar donde tenía la cicatriz.

Algo desorientado Kageyama miró a su alrededor tratando de identificar dónde estaba, miró las demás camas, miró el monitor al lado de su cama, y encontró un calendario en la pared con la fecha marcada. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al ver la fecha. No podía ser cierto, tenía que ser una broma.

"C-cinco...a-años -¡Cinco años! ¿Cómo podían haber pasado cinco años? Se llevó ambas manos a la cabeza respirando dificultosamente. ¿Qué había ocurrido en esos cinco años? ¿Dónde estaba Oikawa y los otros? ¿Dónde estaba...?- H-Hinata…"

La última vez que le había visto fue antes de que le dispararan, rodeado de los asesinos. ¿Qué le habían hecho después? ¿Lo habían torturado como a él? ¿O le habían dado una muerte rápida? Recordó la mirada asesina y fría de Oikawa cuando le disparó. ¿Qué le había hecho ese hombre a Hinata?

"N-no..." -de solo pensarlo sintió que su pecho le dolía y se quedaba sin aire. ¡Había prometido protegerlos! A él y a Natsu... Natsu. Pensó en la niña, la pequeña que era una réplica exacta de su hermano, la niña que le gustaba que la alzara y la cargara sobre sus hombros, la niña que cada día veía sonreír y reir. ¿Qué había sido de ella? ¿Le habían hecho algo a ella? Pensó en ambos hermanos, en sus sonrisas, en los días que vivieron juntos como una pequeña familia. Aquellos recuerdos se hicieron pedazos en su cabeza. Todo eso ya no se repetiría porque él les había fallado, no había podido protegerlos, y ahora ellos seguramente estaban...

"¡MALDICIÓN!" -gritó y maldijo todo lo que pudo, enterró sus manos en su cabello y comenzó a sollozar. Le dolía, le dolía tanto...era un dolor que lo desgarraba por dentro y lo destrozaba en pedazos. Pero al mismo tiempo que aquel dolor crecía, algo también despertaba en su interior. Ira, dirigida a aquellos que le habían hecho eso a él, a ellos. Dirigida más que nada a aquel que había sido el responsable de todo, aquel que le había arrebatado lo que más quería en el mundo.

"Oikawa-san..." -pronunció su nombre con despreció. Y de repente su cabeza se despejó, dejó de estar desorientado, supo que tenía que hacer ahora...

Vengarse...

En ese instante, la puerta se abrió y un enfermero ingresó a la habitación. Parecía estar distraido porque no reparó en Kageyama hasta que estuvo al medio de la habitación. Primero se asustó y luego se le acercó preocupado.

"¡Ha despertado! -notó lo alterado que estaba- ¿Se encuentra bien señor? Espere un momento" -se acercó al monitor donde estaba un timbre para llamar en caso de emergencias. Kageyama adivinó lo que haría y actuó rápido. Agarró al hombre del brazo y lo jaló alejándolo del timbre.

"Disculpe" -dijo antes de darle un golpe, dejándolo inconsciente al instante.

Sin querer perder más tiempo arrancó de la pared el cable del timbre, apartó las sábanas y de un jalón se desconecto la introvenosa y el cable conectado al monitor. Espero unos segundos esperando que alguien viniese, pero nada. Tenía que salir lo más pronto posible de ahí. Se levantó tomando impulso de la cama, pero lo que no esperaba es que sus piernas no reaccionaran. Cayó de cara al piso, lastimándose.

"Maldición...tiene que ser una broma" -maldijo mirando sus piernas. Trató golpeándolas y pellizcándolas, pero no sintió nada. Tendría que arreglárselas para salir de ahí. Miró en la habitación y para su suerte vio en un rincón una silla de ruedas.

Se arrastró hasta el hombre que acababa de golpear y comenzó a quitarle la ropa. Le costó varios minutos lograr cambiarse de ropa por completo, y luego buscó en sus bolsillos encontrando las llaves de un auto. Luego se dirigió hacia la silla y después de tortuosos intentos, logró subir y sentarse correctamente. Antes de salir de la habitación miró al hombre y se disculpó de nuevo.

Salió al pasillo y se movilizó lo más disimulada y velozmente por los demás pasillos, hasta dar con el ascensor, espero a que no hubiera nadie cerca y entró lo más rápidamente que pudo, presionando el botón del estacionamiento y luego el botón para cerrar las puertas. Una vez en el estacionamiento buscó el auto, presionó el botón del llavero y se guió por el sonido hasta dar con el auto, que para su mala suerte era grande. Iba a tomarle bastante trabajo subirse a él.

Con la mejor calma que logró reunir se acercó a la puerta del asiento trasero y la abrió por completo, tomó una bocanada de aire y con el mejor impulso que pudo darse saltó hacia un asiento agarrándose con fuerza del espaldar. Reunió todas sus fuerzas para meter el resto de su cuerpo, y cuando por fin lo logró estaba exhausto y sin aliento. Se sentó a duras penas y cerró la puerta del auto.

Ya estaba, casi lo lograba. Solo necesitaba recuperar sus piernas. Las observó fijamente, como si pudiese ordenarles telepáticamente que despertaran. Se concentró y respiró profundamente.

"Muévanse -les ordenó a los dedos de su pié- ...muévanse...muévanse..." -siguió ordenando lo mismo una y otra vez, y mientras lo hacía comenzó a recordar. En su cabeza pudo ver claramente los rostros de las personas que le habían hecho eso...

Primero se le venían a la cabeza 4 rostros, de quienes en algún momento fueron sus compañeros para luego volverse sus enemigos. Cuatro nombres…

Kenma. Kuroo. Kindaichi. Iwaizumi.

Todos miembros de un escuadrón asesinos especializados, del cual él fue un miembro hasta que decidió escaparse. Junto con él, los cinco conformaban un perfecto equipo de asesinos que nunca fallaban con sus objetivos. Cada uno de ellos, tenía una 'especialidad' por así decirlo, pero de los cinco Kageyama fue el miembro más destacado y fuerte. Los cinco obedecían órdenes de una persona, que superaba a todos en cualquier arte de combate.

Oikawa…

El líder, el que los había reunido para volverlos los más fuertes, el que había sacado el 100% de sus habilidades, volviéndolos los más letales, los más temidos. Él que había organizado todo, el que le había disparado, el que muy posiblemente había lastimado a quién más quería…deseaba matarlo más que a cualquiera de los otros. Pero primero debía deshacerse de los otros.

Contad su deseo de vengarse se hacía más fuerte dentro de él, su cabeza fue aclarándose y organizándose poco a poco. Debía matarlos uno por uno, y dejar al líder para el final. Y cuando empezó a armar la lista de sus objetivos, el primer nombre que surgió en su cabeza fue el de Kenma. Kozume Kenma. Y seguido de él estaba Kuroo Tetsuro. Ellos dos eran tan unidos como uña y mugre, después de todo eran amigos de la infancia. En su equipo ellos eran conocidos por su perfecta precisión, nunca cometían errores…salvo por una vez, hace cinco años debieron haber matado a una persona más ese día, debieron haberlo matado a él.

…Ya había decidido quién sería su primer objetivo, ahora solo le quedaba ponerse en movimiento, por lo que, primero lo primero.

"Muévanse…" –ordenó de nuevo y ésta vez sus dedos se sacudieron graciosamente. Kageyama suspiró aliviado, y luego se dispuso a seguir con el resto de sus piernas, se quedaría todo el tiempo que necesitara para traer de nuevo a la vida sus piernas. Y en cuento lograra recobrar su movilidad, se recuperaría en tiempo record y comenzaría su venganza…y luego…luego esperaría su muerte en soledad…

Era un cuervo que había perdido a su pareja, a su sol después de todo…


Notas Finales:

Como dije antes, ésta combinación es de lo más rara, así que no me sorprendería que casi nadie lo leyera, pero si alguien lo hizo y le gusto, pues se lo agradezco de todo corazón por haberle dado algo de tiempo a éste fic :3

:v me siento algo floja, solo pude abarcar ésta parte de la película en un capítulo, en el próximo planeo hacer el pasado de O-ren (Kenma) y la parte en que le pide el sable a Hanzo, también planeaba hacer como 'flashback' del tiempo que convivió con Hinata para que el KageHina éste presente :D

Como se habrán dado cuenta cambié algunos (varios) elementos de la película, por ejemplo, saqué a Vernita, la parte del abusador ese en el hospital y el hecho de que el asesinato sucedió en una boda, entre otros… Espero eso no les haya molestado u.u soy abierta a cualquier comentario u observación.

Es la primera vez que escribo de ésta pareja y se siente raro escribir justamente algo así de extraño y sangriento x.x pero que se le va a hacer xD

Espero que les haya gustado…

Hasta el próximo capítulo.

Ray Kirkland