Una habitación en la cual se encontraba ropa tirada en el suelo estaba la misma algo opacada por la oscuridad de la noche, las cortinas se hallaban cerradas, el olor a sexo se podía sentir en cada rincón del lugar. Gemidos femeninos se podían escuchar, cuerpos sudorosos sobre una cama, un pelinegro sobre una pelirrubia, embistiéndola de una manera salvaje. Las estocadas del hombre que no pasaba de los veintiséis hacían estragos en la mujer, la cual no paraba de gemir con suma excitación.

ー Si, Oh, Sasuke más rápido ~.

El joven llamado Sasuke no dudo en prácticamente comenzar a penetrarla de una forma veloz, entraba y salía de la mujer con mucha facilidad, comenzaba a llegar a su éxtasis, hasta que por fin un ronco suspiro salió de sus labios al haber acabado dejando bastante semen dentro de la mujer. Aquella mujer que al haber llegado dio un grito lleno de satisfacción. Al instante Sasuke frunció el ceño.

ー Mebuki, no grites, tu hija nos puede escuchar.

ー Pero Sasuke, tú has sido el que me ha hecho gritar, pero venga, Sakura debe estar completamente dormida, no te preocupes por eso y sigue moviéndote, quiero otra ronda.

Al decir esto Mebuki poso sus manos en las nalgas del pelinegro haciendo algo de fuerza para que así este comenzara a moverse nuevamente. Sasuke reacciono al instante, ya que se comenzó a mover lentamente mientras volvía a la lujuria y placer del momento.

En otra de las habitaciones, en sí, la que quedaba a un lado de los amantes nocturnos, estaba una chica pelirosa de dieciocho años, se encontraba en un trance mientras escuchaba con la oreja pegada a la pared literalmente a su madre y al amante que había traído aquella noche. Su habitación estaba a oscuras y eso le agrada, así no se sentiría estúpida o más bien avergonzada por estar acariciándose allí abajo.

Una de sus manos fue hacia su parte baja, acariciándose descaradamente sobre su ropa interior, su excitación se podía entrever a través de aquella mirada ida y aquellos suspiros que daba de vez en cuando.

Los gritos de la habitación contigua subían en exceso, parecía que la mayor estuviera disfrutando más que demasiado el sexo con el amante nocturno.

Sakura cerró los ojos mientras esta vez metía su mano bajo sus bragas, acariciaba su clítoris con rapidez. Mientras los gritos aumentaban, ella más rápido tornaba los movimientos sobre su sexo, hasta que una oleada de excitación la invadió por completo llegando a su terminación con temblores bastantes notorios.

ー Ah, demonios, esto sería más delicioso si tuviera un maldito pene entre mis piernas.

Al momento de decir aquello la pelirosa frunció el ceño mientras sacaba su mano de su parte baja, pudo oír que al parecer al lado de la habitación ya habían acabado con lo que hacían, suspiro y se cubrió con las cobijas hasta la cabeza, intentando por fin esa noche dormir un poco sin excitarse por su jodido nuevo padrastro el cual además era su profesor de geografía.

Continuará.