YU-GI-OH!
En mi hogar
Hoy se cumple ya un mes desde que él se marcho, ese día fue el más doloroso de toda mi vida ya que lo único que pude hacer fue observar como el regresaba a su mundo para no volver al nuestro, Atem era su nombre y aunque es extraño el se volvió parte de nosotros, un gran amigo para mí y los muchachos, hermano mayor para Yugi y un gran duelista para el mundo, pero nadie sabe realmente que tan importante era para mí, aún recuerdo aquel día, en el antiguo y misterioso Egipto.
El faraón Atem ya recordaba quien era y como es que había llegado su espíritu a vivir en el rompecabezas del milenio. Yugi, Katsuya, Hiroto, los hermanos Kaiba, los hermanos Ishtar y yo; estábamos reunidos juntos en el templo para llevar nuestra misión al final y poder permitirle a Atem descansar en el mundo de los muertos, el duelo de Yugi y el faraón había terminado, Yugi había obtenido la victoria pero eso no le importaba su triunfo solamente indicaba que el camino llegaba a su fin y el faraón se marcharía para siempre. Recuerdo que el faraón nos miró con esos ojos alegres y cálidos que siempre mostraba
¡Muchas gracias a todos! Dijo con voz calmada mientras se acercaba a Yugi que no podía contener las lagrimas
¡Muchas gracias Yugi, gracias a ti he podido recordar mi pasado!
Atem tenía una gran sonrisa en el rostro pero esa sonrisa mostraba un sentimiento de tristeza, Yugi no decía palabra alguna solamente miraba al espíritu. Katsuya y Hiroto cubrían sus rostros para que no los vieran llorar, yo por otra parte sentía tristeza, Atem se marcharía después de tanto tiempo, después de todo lo que habíamos logrado juntos pero yo no quería que se marchara por que él era para mí... era para mí... una persona muy especial
¡Amigos gracias por todo! Dijo el faraón acercándose a nosotros
¡Me alegra saber que tengo buenos amigos con quien siempre puedo confiar! Katsuya, Hiroto y... Atem se detuvo frente a mí, y sujeto mí mano con cariño
Anzu ¡Gracias! Anzu tu siempre me diste fuerzas suficientes para continuar, te agradezco tanto él acarició lentamente mi mano y después solo la soltó ligeramente, yo tenía muchas ganas de llorar pero no lo hice ya que cuando miré a Atem a los ojos comprendí que esta despedida era mucho más dolorosa para él que para nadie más en aquel cuarto, no deseaba que el se fuera, pero que podía hacer yo, él ya había tomado su decisión
¡No tienes por que agradecerme nada, solamente quiero que recuerdes que siempre serás parte de nuestro equipo y que todos tenemos un lazo de amistad que nos une! Dije señalando el cartouche que colgaba de su cuello, el faraón me miraba fijamente sin decir nada, era como si quisiera decirme algo pero no podía hablar
¡no importa en donde estés tú siempre tendrás nuestra amistad! Dije mostrando una sonrisa, Atem solamente me miró y sonrió
¡Por favor, siempre tienen que ser tan dramáticos! Exclamó una voz detrás de mí, volvimos la mirada y Seto Kaiba nos miraba
Sigue siendo el mismo Yugi, si no les importa quiero marcharme ya de este lugar, tengo asuntos más importantes que atender como el manejar un compañía Agregó mientras se cruzaba de brazos y miraba a el faraón, Atem comenzó a reír levemente
¡Kaiba, tú siempre vas a ser el mismo, pero recuerda que el ser amable no quiere decir que eres débil! Agregó el faraón mientras daba vuelta para encontrarse nuevamente con Yugi, que lo miraba con lagrimas en el rostro
¡No es malo tener amigos!
Kaiba rió fuertemente ¡Gracias por el consejo, pero no te estoy asegurando que lo tomare en cuenta! Agregó mientras miraba a Mokuba que le sonreía
Mokuba Atem volvió la mirada y sonrió
¡Cuídate mucho y cuida a tu hermano! Mokuba sonrió y asintió con la cabeza, el faraón miró a los hermanos Ishtar que solamente hicieron una leve reverencia para despedir al faraón, quien hizo lo mismo
Atem Dijo Yugi, Atem se agacho para quedar frente con su amigo
¡Cuídate mucho, y no me olvides, por que yo jamás te olvidare! Yugi abrazo al faraón y el faraón respondió el abrazo
¡Tú también cuídate Yugi y nuevamente, gracias pequeño recuerda que siempre voy a estar a tu lado! El faraón se incorporo y dando la espalda avanzo para abrir la puerta al mundo de los muertos, levanto las cartas de los dioses egipcios y la puerta se abrió
¡Nos volveremos a ver! Dijo finalmente el faraón, y lentamente entró en aquella luz segadora. Yo no podía más, quise hacer algo pero mi cuerpo no respondía, de pronto una gran fuerza que venía dentro de mí hizo que corriera detrás de él, pero una mano me retuvo al voltear pude ver a Katsuya que con ojos tristes y serios movía su cabeza de un lado a otro indicándome que no hiciera nada, entonces de nuevo esa fuerza desapareció, luego lo escuche era la voz de Atem, pero estaba en mí cabeza muchísimas gracias Anzu, cuídate, te estaré protegiendo siempre por que tu…tu… tu me ayudaste en muchas cosas, jamás cambies que cumplas tu sueño Anzu
La voz se apago y poco tiempo después solo vi la silueta del faraón marchándose
¡No nos olvides! Fue lo único que salió de mi boca, Atem volvió la mirada y sonrió, entonces la puerta se cerró y el se había ido.
La tumba comenzó a temblar Debemos marcharnos esto se va a derrumbar Grito Marik mientras no guiaba a la salida
¡Seto! Exclamo Mokuba, por algún motivo extraño Kaiba yacía en el suelo, al parecer estaba inconsciente
¡Seto, Seto despierta, hermano! Gritaba Mokuba mientras movía el cuerpo de Kaiba la tumba comenzó a derrumbarse
¡Será mejor que salgamos, Anzu lleva a Mokuba a la salida, Hiroto ayúdame, Yugi date prisa esto no durará mucho! Grito katsuya mientras él y Hiroto levantaban a Kaiba y salían de la habitación, Yugi, Mokuba y yo fuimos los últimos en salir pero por suerte nadie salió herido. Yugi no decía nada parecía estar muy triste por que Atem se había ido, yo lo comprendía muy bien
¡Yugi, él va a estar bien! Dije tratando de animarlo, Yugi me miró aún con lagrimas y sonrió
¡Lo sé! Respondió mientras afirmaba con la cabeza y secaba sus lagrimas ¡Muchas gracias Anzu! ver de nuevo la sonrisa de Yugi fue agradable pero yo no sentía la necesidad de sonreír, por alguna razón me sentía muy triste como si algo me faltara
¡Seto, Seto despierta! Mokuba estaba al lado de su hermano que no despertaba ¿pero que le habrá ocurrido? Poco tiempo después Kaiba estaba despertando, y para nuestra sorpresa se comportaba de una manera muy distinta a como normalmente era, nos habló por nuestros nombres y nos miraba de una manera diferente como si mirará a sus amigos de toda la vida, era una mirada cálida no se que le haya ocurrido, pero todo indica que él nos empieza a ver como amigos.
Pasamos la noche en casa de los Ishtar, era un lugar un poco aterrador pero mostraba alegría y tranquilidad, a cada uno de nosotros se nos llevo por lados distintos del refugio de los guarda tumbas
¡Aquí es tu habitación Anzu! Me dijo calmadamente Ishizu mientras me mostraba un pequeño cuarto
Gracias, Ishizu Dije desanimadamente era extraño no habían pasado más de unas cuantas horas desde que Atem se había ido y yo ya lo extrañaba, Ishizu me miraba de una manera calida y preocupada, lentamente entre en la habitación y deje mis maletas
Anzu Ishizu se acercó a mí
Lo extrañas, ¿verdad? Yo solo afirme con la cabeza mientras mis ojos se llenaban de lagrimas, Ishizu me abrazó cariñosamente yo no podía hablar me sentía muy triste
¡Esa fue su decisión, yo no podía hacer nada! Dije dolorosamente mientras me aferraba a ella, Ishizu me soltó y me entregó ropa, era un vestido igual al que ella usaba
¡Acepta esto por favor! Me dijo calmadamente mientras sonreía, el verla sonreír hizo que en mis labios se dibujara una leve sonrisa
¡Eso es, esa es la verdadera Anzu que siempre sonríe y apoya! Ishizu dio vuelta y salió, me quede sola en la habitación, di vuelta y mire a mi alrededor, entonces el sentimiento de tristeza se apoderó de mí una vez más lentamente me deje caer en la cama, estaba recostada mientras pensaba en todo lo ocurrido, aún no podía creer que Atem se hubiera ido, y nunca pude decirle la verdad acerca de mis sentimientos, poco a poco comencé a quedarme dormida.
Esa noche tuve un sueño muy extraño, en él estaba Shadi y me miraba mientras señalaba una entrada muy parecida a la del templo ¡Se paciente! Me decía con una voz calmada ¡Se paciente, por que todo puede ocurrir! . Desperté rápidamente y de mi rostro cayeron gotas de sudor frió, ese no era un sueño normal algo quería decir pero ¿qué?
Al día siguiente volvimos a Japón y ha pasado un mes desde entonces.
