Glee ni sus personajes me pertenecen. yo solo juego con ellos :P

Capitulo 1. Introducción

-Tú no lo entiendes, Quinn- decía una Rachel Berry completamente desmoronada en llanto. -Yo lo quería... lo quiero ¿por qué me traiciono asi?

-No lo sé, Rach- la tranquilizaba su amiga abrazándola con fuerza. -Shh... no llores más.

-No puedo, Quinn. No puedo- negaba la morena. -¿No entiendes que lo quiero?.

Quinn no dijo nada, simplemente se aferro más a su mejor amiga y dejo que ésta le empapara su camiseta con su llanto incontrolable.

Sentía el deseo irrefrenable de ir al departamento de Jesse St. James y matarlo con sus propias manos, borrarle su estúpida sonrisa de una bofetada. ¿Cómo había sido capaz de lastimar a Rachel de esa forma? ¿Cómo fue tan idiota de buscar a otra mujer teniendo a Rachel Barbra Berry entre sus brazos?

No mal entiendan la situación, Quinn Fabray no estaba enamorada de Rachel Berry, para nada. Bueno, al menos no ahora, o quizás si, ¿Quien sabe?. Lo que en realidad sucedía era que, desde que se habían hecho amigas, poco más de cinco años, la rubia se juro asi misma no dejar que nada ni nadie lastimase a la que ahora era su mejor amiga. Demasiado ya lo había hecho ella a lo largo de sus años de instituto. Se juro asi misma no dejar que una lagrima volviera a salir de los hermosos ojos marrones de Rachel Berry, pero ahora allí estaba, consolando a su amiga por que el infeliz de su novio le había sido infiel.

*Flashback*

Rachel Berry caminaban por la vereda de la calle que la llevaba cada día a su tan preciado teatro donde, a sus 23 años, estaba protagonizando lo que seria la próxima comedia musical de Los Locos Addams en el papel de Merlina. Una nueva apuesta del teatro, completamente nuevo y que ella tenia el placer de ser participe.

Los ensayos de ese día habían terminado y, como cada noche, su fiel e incondicional mejor amiga Quinn Fabray caminaba junto a ella comentando las cosas que le sucedieron en ese día. Iban rumbo al departamento que compartieron ambas muchos meses atrás, antes de que Rachel decidiera irse a vivir con su novio, y que ahora solo pertenecía a Quinn. Iban hablando entre risas, producto de una de la anécdotas de la rubia, hasta que algo le borro la sonrisa convirtiéndola en una expresión de desconcierto, sorpresa e ira contenida.

Del otro lado de la calle, a poco menos de cien metros, se encontraba Jesse St. James, el novio de su mejor amiga pero no parecía estar solo. Estaba acompañado de una chica rubia y alta que Quinn reconoció como una de las ex compañeras del chico en la universidad.

Jamás le cayo bien St. James, pero aun asi hacia su mejor intento de mantener una relación cordial por Rachel, pero lo que estaba haciendo el chico en ese momento sobrepasaba los limites. Besarte con otra chica que no es tu novia estando ésta a poco menos de cien metros de ti no es lo correcto.

-Q, ¿Estas bien?- cuestiono Rachel mirando a Quinn que parecía petrificada viendo a St. James. La morena iba a seguir el curso de la mirada de la rubia pero ésta reacciono a tiempo y la detuvo.

-Si, estoy bien, Rach. Recordé que no compre nada para cenar esta noche- mintió Quinn intentado a alejar a su mejor amiga de la escena que se presentaba a su espalda. -Hay un supermercado cerca de aquí. Vamonos, Rachel.

-No- respondió la morena soltándose del agarre de manos de la cual Quinn la había hecho presa. -No es cierto. Fuimos esta mañana al supermercado, me pediste que te acompañara ¿Lo recuerdas?- recordó Rachel y Quinn se golpeo internamente por ser tan idiota. -Quinn, ¿Qué esta pasando?

-Rachel, vamonos- pidió la rubia tomando a su amiga por los hombros lanzando una rápida mirada hacia la posición donde se encontraba Jesse para asegurarse que ya se había ido pero el muy idiota seguía ahí, devorando los labios de la perra esa. -¡Rachel, No! ¡Mírame a mi!

Pero ya era tarde, Rachel Berry dirigía su mirada hacia la misma dirección que lo hacia Quinn anteriormente encontrándose con la peor de las escenas que una persona enamorada podría presenciar: La persona que amas siéndote infiel.

Rachel sintió como su corazón se rompía en mil pedazos, incluso creyó que Quinn llego a escuchar el estruendo debido a la proximidad que la rubia parecía tener con su cuerpo. La lagrimas comenzaba a hacer aparición en sus ojos marrones y esa fue la peor escena que Quinn pudo haber presenciado.

Estaba a punto de abrazar a la morena cuando ésta la miro por ultima vez, con todo el dolor reflejado en sus ojos y salio a correr.

Quinn la siguió por varias cuadras a lo largo de Central Park y después la perdió de vista. Corrió todo lo que pudo hasta que el aire comenzó a faltarle en los pulmones y se detuvo colocando sus manos en las rodillas buscando la posición correcta para volver a respirar con normalidad. Se apoyo en uno de los bancos de la plaza en la que se detuvo sosteniéndose las costillas, recuperándose poco a poco.

-Eso te pasa por fumar. Te dije que era perjudicial para tu salud- la sorprendió una voz a su espalda que la rubia reconoció perfectamente a pesar de que sonaba triste y tomada, como si estuviera sufriendo un resfrío, aunque en realidad se trataba de algo más doloroso que eso.

-Tú también fumas, enana- replico Quinn dándose vuelta para enfrentar a Rachel que la miraba seriamente. La rubia abrió los brazos y le ordeno: -Ven aquí, Berry- Rachel la abrazo y apenas lo hizo rompió a llorar nuevamente. -Vamonos a casa.

*Fin Flashback*

Ahora allí estaban, horas después de haber llegado al departamento de Quinn. Horas en las cuales Rachel rompió cosas, arrojo otras, lloro, rió, se indigno con la situación, se insulto a si misma y Quinn lo único que hizo fue observarla de lejos sintiendo como el dolor de su amiga se hacia suyo también.

-¿Rach?- pregunto la rubia en un susurro cuando estuvieron en su habitación y ésta quedo en silencio después de media hora. -¿Rachel? ¿Preciosa?

Con cuidado se movió un poco para ver el rostro de su amiga y se dio cuenta de que ésta se había quedado dormida. Limpio los restos de lagrimas que aun quedaban en los ojos de la morena y la recostó mejor en la cama.

-No te vayas- pidió Rachel con los ojos cerrados tomando la mano de Quinn cuando ésta se disponía salir de la habitación sin hacer el mínimo ruido para no despertarla. -Quédate... No me dejes.

-Jamás lo haría, pequeña- fue la respuesta de Quinn recostándose nuevamente al lado de Rachel y acariciando su cabello.

When you try your best but you don't succeed

(Cuando tratas de dar lo mejor pero no lo logras)

When you get what you want but not what you need

(Cuando obtienes lo que quieres pero no lo que necesitas)

When you feel so tired but you can't sleep

(Cuando te sientes muy cansado pero no puedes dormir)

Stuck in reverse

(Atascado en reversa)

La voz de Quinn sonaba tan dulce y tan tranquilizadora en aquella canción, que por un momento Rachel se olvido el por qué de su llanto y, obviamente, de las ganas de dormir. La morena se quedo en silencio, dejando que la rubia continuase con la cancion. Sabia que si hablaba Quinn no seguiría cantando. Siempre sucedía eso, cada vez que le pedía a la rubia que le cantase ésta se negaba y ella no sabia el por qué de eso.

And the tears come streaming down your face

(Cuando las lágrimas comienzan a derramarse en tu cara)

When you lose something you can't replace

(Cuando pierdes algo que no puedes reemplazar)

When you love someone but it goes to waste

(Cuando amas a alguien pero es un desperdicio)

Could it be worse?

(¿Podría ser peor?)

Las caricias en su pelo aumentaron y Rachel agradeció tener su cabeza apoyada en el pecho de Quinn, de esa forma la rubia no podía ver la sonrisa que se instalo en su rostro. Con disimulo se aferro más a la cintura y dejo que sus oídos siguieran deleitándose con la voz de Fabray.

Lights will guide you home

(Las luces te guiaran a tu casa)

and ignite your bones

(Y se encenderán tus huesos)

And I will try to fix you

(Y yo trataré de repararte)

Después de eso todo volvió a quedarse en silencio, los minutos pasaban pero la voz de Quinn no volvió a escucharse y Rachel sonrió con culpabilidad. Había sido descubierta y sabia que se había quedado sin el final de su canción.

-Odio que hagas eso- repuso Quinn molesta mientras Rachel se aferraba más a su cintura.

-¿Hacer qué?- pregunto la diva haciéndose la desentendida. Ella sabia bien qué pero no podía evitarlo.

Escuchar a Quinn cantar era algo que siempre le sacaba una sonrisa, aun en los peores momentos. Además era un privilegio que pocos tenían y ella no pensaba desaprovecharlo.

-Fingir que duermes para que siga cantándote- respondió la rubia con una mueca de enfado.

-¿Sabes lo hermoso que es escucharte cantar, Quinn Fabray? No sé como el idiota de tu ex novio te dejo ir. Yo no lo hubiera hecho- confeso Rachel mirándola a los ojos y por alguna extraña razón se ruborizó.

-Podría decir lo mismo del tonto de Jesse, pero no quiero que vuelvas a llorar- fue la respuesta de Quinn devolviendo la mirada y quitando el cabello del rostro de la morena.

-No quiero hablar sobre Jesse- replico Rachel volviendo a su antigua pose. -Cuéntame que tal tu día.

-Estuvo bien. Pase a buscar a Alex y fuimos a pasear- decía Quinn con tanta emoción en la voz que enterneció a Rachel. -Después por la tarde fuimos a una plaza y le leí hasta que se quedo dormido.

Alexander Gallagher, más conocido como Alex era el hijo menor de la hermana de Quinn, diez años mayor que ella. La rubia lo cuidaba toda la semana después de la universidad al pasar a buscarlo por la casa de su padre, ya que su hermana y su esposo se habían divorciado hacia ya un poco más de dos años. El chico tenia doce años, era tímido, retraído por momentos y divertido la mayoría del tiempo.

-¿Por que a él le lees y a mi ni siquiera quieres cantarme, Fabray?- cuestiono Rachel con actitud infantil y el ceño fruncido, algo que hizo que Quinn soltara una carcajada por que la morena siempre le preguntaba lo mismo sin obtener respuesta a cambio... y hoy no seria la excepsion.

-Desearía que las cosas fueran iguales de fáciles con Alyson como lo son con Alex, pero cuanto más intento acercarme a ella, más se aleja de mi- comento Quinn completamente frustrada.

Alyson era la hermana mayor de Alex, tenia quince años pero era completamente diferente a su hermano tanto física como emocionalmente. Desde el divorcio de sus padres se había convertido en alguien rebelde, sin escrúpulos, utilizando su belleza y fingida simpatía para conseguir lo que quería y, a pesar de tener tan solo quince años, dieciséis ese año, tenia varios chicos a sus pies con los cuales jugaba todo el tiempo alegando que el amor era para los débiles e ilusos y que ella jamas se casaría para no tener que terminar como sus padres.

-Alyson es igual que tú, Quinn- repuso Rachel en un susurro y Quinn frunció el ceño. -No me mal entiendas. Es hermosa, rebelde, decidida, frontal... Debe haber algo que las una y las conecte a ambas.

-Lo he intentado todo, pero nada funciona. A veces creo que es más familiar de Santana que mía. Con ella se lleva mejor que conmigo- rezongo Quinn causando ternura en Rachel.

A la morena le gustaba ver esa faceta celosa respecto a su familia que siempre mostraba Quinn, más si se trataba de sus sobrinos, sobre todo de Alyson. Aunque jamás lo dijera, Rachel sabia que aquella chica rubia de ojos verdes azulados era una debilidad para Quinn, eran casi parecidas físicamente a excepción de algunos rasgos. Con personalidades iguales pero al mismo tiempo distintas y eso se reflejaba en las discusiones que casi siempre tenían tanto por cosas triviales como por cosas profundas y de mayor peso. Con el orgullo siempre a flor de piel y sin ser capaces de ceder ninguna de las dos haciendo que Rachel se preguntara si en realidad Alyson no seria hija de Quinn en lugar de ser de Frannie, la hermana mayor de la rubia de ojos verdes.

Otra cosa que le gustaba a Rachel era ver como Quinn sacaba a relucir su lado más cariñoso y maternal cuando se trataba de Alexander. La rubia parecía una niña más cuando estaba en compañía de su sobrino, jugaban juntos a las naipes o a los vídeos juegos, debatían sobre cómics eligiendo al mejor superheroe, miraban películas de acción y de terror, las favoritas de ambos y que Rachel detestaba. Ambos compartían su pasión oculta por el dibujo y la lectura. Rachel no podía evitar sentirse tan orgullosa de ser amiga de Quinn Fabray cada vez que la veía sonreír completamente feliz cuando de su sobrino se trataba, aquel pequeño de cabello marrón y ojos azules heredado de su padre.

La morena estaba segura de que Quinn seria una excelente madre en el futuro y se lamentaba de que la rubia no pudiera demostrarlo con su propia hija biológica, Bethany Corcoran. Aquella niña que ahora tenia siete años. Que fue dada a luz y posteriormente en adopción por Quinn cuando ésta tenia apenas dieciséis años. A Rachel no le gustaba que la gente hablara a espaldas de Quinn y la juzgaran por la decisión que tomo en ese entonces, por eso varias veces se había enfrentado a algunas de esas personas llegando incluso a dar algún que otro golpe, enseñanza de Santana Lopez, obviamente, todo para defender a su mejor amiga. Ella entendía y no juzgaba a Quinn por que sabia que para la rubia fue doloroso tomar esa decisión tan importante. Fue testigo de como Quinn perdía el rumbo de su vida y luego volvía a retomar el camino correcto, todo para llenar ese vacio que había dejado el hecho de no tener a Beth con ella.

Rachel tampoco es que estuviera tranquila en ese aspecto, la mujer que adopto a la hija de su mejor amiga fue su propia madre biológica, Shelby Corcoran. Entonces, ¿Qué es lo que debes sentir al ver a la mujer que te abandono adoptar a un bebé que es el hijo biológico de tu amiga? Rachel tampoco juzgo ni juzgaría nunca a Shelby. Esa mujer era su madre, sí, pero le paso lo mismo que le paso a Quinn. Además ella no tenia nada de lo cual quejarse, había sido criada por sus padres, Hiram y Leroy. Había crecido feliz al lado de esos dos hombres que le enseñaron miles de cosas, que la consintieron en todo lo que pudieron, nutriendo su enseñanza, su conocimiento y su infancia con las artes, tanto musical como teatral. Llevándola a desarrollar un amor y una pasión especial por el teatro, el canto y la actuación que nadie entendía, nadie a excepción de Quinn.

Se habían hecho amigas en su ultimo año de la escuela secundaria. Luego de eso Rachel había viajado a New York para cumplir sus sueños y Quinn se había trasladado para New Haven separandolas por un año entero hasta que la rubia un día arribo en Manhattan alegando que se se había cansado de Connecticut y que necesitaba un "nuevo aire". Desde entonces pidió admisión en Columbia donde se desarrollaba un programa de Artes Visuales que llamo la atención de Quinn debido a su capacidad para el dibujo y demás cosas. También estudiaba idiomas pero lo hacia más por pasatiempo que por otra cosa. Rachel le había preguntado un día sobre aquello y la rubia respondió que estudiaba eso por que le ayudaba a la hora de ver alguna película o escuchar música, alego diciendo que eran mejores las cosas en idioma original, sobre todos las películas por que se apreciaba mejor la capacidad actoral y era más fácil prestar atención a los actores sabiendo lo que decían en lugar de estar leyendo los subtitulos y perderse gran parte de la película.

El sonido del teléfono móvil de Quinn fue lo que las saco a ambas de sus pensamientos. Por que Quinn también estaba inmersa en su mente admirando secretamente a la morena. Jamás lo diría, pero en su habitación, muy bien escondido, tenia una caja llena de dibujos de Rachel que ella misma había dibujado en alguna noche de insomnio, dejándose llevar por su mente.

-Antes de que digas algo te advierto que estas en altavoz, Santana- fue el saludo de Quinn cuando atendió la llamada.

-Uy, ese humor tan dulce que tienes, Fabray- ironizo la latina del otro lado del teléfono ganándose una sonrisa cómplice de Rachel, pero la sonrisa desapareció cuando Santana agrego: -Definitivamente tendremos que llamar a alguno de tus ex's novios por que necesitas tener sexo con urgencia, rubia.

-Estoy yo presente- repuso Rachel con molestia por lo ultimo dicho por la latina.

Jamas le gustaron los novios que había tenido Quinn, ni siquiera Finn y eso que ella también había salido con él. En su opinión a todos les faltaba ese algo que completara a la rubia. Quinn había tenido tres novios a lo largo de esos cinco años desde su salida de Lima, Ohio. Con el único con el que mantenía contacto y una relación cordial que la rubia etiquetaba como amistad era con Tyler Collins, el chico que se había convertido en el novio de la rubia cuando llego a New Haven y que luego se habían separado por el repentino cambio de ciudad de ésta. Lo que le molestaba e incomodaba a Rachel era el hecho de que el joven era el que más cerca estaba de ser el novio perfecto para Quinn. Era hermoso, la imagen exacta del sexy Channing Tatum, incluso bailaba igual que él, era atento, dulce, tierno y por sobre todas las cosas parecía que vivía por y para Quinn.

-Deja a mis ex's novios en paz y dinos para que llamaste, Santana- pidió Quinn sintiendo como el cuerpo de Rachel se tensaba.

-Oh, el sexy Tyler- repuso Santana con voz sensual. -Pero no es mi tipo...

-Ningún hombre es tu tipo, San- bromeo Quinn para aliviar la tensión que sentía pero que no sabia a que se debía.

-Si, como sea, Fabray- replico la latina. -Llamaba por que el tonto de St. James anda buscando a Rachel por todos lados, dice que no le contestas el teléfono, enana. ¿Qué paso ahora? ¿Le robaste su lápiz de labios?

La tensión de Rachel se acentuó y salio corriendo directo al baño de Quinn para que ésta no la viera llorar nuevamente.

-Gracias, Lopez- ironizo Quinn levantándose de su cama y sacando el altavoz, sintiéndose impotente por no poder ayudar a su amiga pero se dio cuenta de que Santana no sabia nada de lo que paso entre la pareja St. Berry, como al idiota de Jesse le gustaba llamar a su relación con la morena, y no tenia por que ser responsable de la molestia de ella. -Lo siento, Santana. Surgió un problema entre Rachel y Jesse.

-¿Rachel esta bien?- cuestiono la latina del otro lado con un dejo de preocupación. -¿Qué paso? ¿Que le hizo el hijo no reconocido del Sr. Schue a mi enana? La única que tiene permiso para hacer llorar a Rachel soy yo.

Quinn no respondió a esa pregunta. Santana era amiga tanto de ella como de Rachel pero ella no diría nada que la morena no quisiera. Lo que paso era intimidad de Rachel, era ella quien decidía si compartía o no lo que le pasaba o dejaba de pasarle. Por esa razón se mantuvo en silencio y Santana supo lo que eso significaba.

-Ya entiendo. Tu silencio indica que es complicado lo que paso- continuo la latina después de aquella pausa por parte de Quinn. -Sera mejor que St. James se prepare por que al terminar de hablar contigo llamo a Puck, y tú y yo sabemos que nadie se mete con la sexy judía de Noah Puckerman.

-No llames a nadie, San. Por favor- rogó la rubia en voz baja escuchando los sollozos de la morena en su baño. -Rachel no necesita más problemas

-Esta bien, por ahora me mantendré callada- respondió Santana. Hubo una larga pausa en la cual ni Quinn ni la latina dijeron nada hasta que ésta ultima la rompió. -¿Tú como estas con lo que sea que acaba de pasar?

-Mal, ¿Como quieres que este, Santana?- replico Quinn con los dientes apretados de solo recordar lo que hizo Jesse. -Si Rachel sufre, yo sufro. Es mi mejor amiga, junto contigo, y tú lo sabes.

-Ambas sabemos que Berry no es solo eso- indico Santana haciendo tensar a Quinn. -Debo cortar, mi perro reclama su comida y tú debes convertirte en el pañuelo del Hobbit. Por cierto, hable con Hummel y dijo que mañana desayunaremos todos juntos como en los viejos tiempos. Así que nos vemos temprano en tu departamento, Fabray.

Santana no le dio tiempo a Quinn responder ni un afirmativa ni una negativa a esa auto invitación, corto la llamada al tiempo que Rachel salia del baño con los ojos completamente rojos de tanto llorar. Quinn lanzo su teléfono a la cama y la abrazo con todas sus fuerzas.

-No quiero ir a mi casa, Quinn. Seguramente él estará allí y no quiero verlo. Ni ahora ni nunca- susurro Rachel el pecho de Quinn sintiendo como éste latía rápidamente. -No quiero regresar allí.

-No te preocupes, me darás las llaves del departamento y mañana ire a buscarte algo de ropa. Te quedaras conmigo, Rach- dictamino de Quinn mientras la morena se alejaba de su pecho y la miraba directamente a los ojos. La rubia sintió como el corazón se le encogía al ver el aspecto deplorable que reflejaba Rachel. -Volveremos a vivir juntas de nuevo- informo Quinn con una sonrisa que para nada llegaba a sus ojos. -Solo si tú quieres regresar, claro está. Yo estaría encantada de tenerte a mi lado otra vez.

-Me encantaría, pero... no quiero que tengas problemas por mi culpa, Quinn- fue la respuesta de Rachel mientras Quinn quitaba con sus pulgares las lagrimas que brotaban de los ojos marrones de la morena al tiempo que esta colocaba sus manos en la cintura de la rubia mirándola directamente.

-¿Lo dices por Jesse?- cuestiono Quinn con el ceño fruncido y Rachel asintió. -No entiendo por que tendría problemas con él. No es mi amigo, jamás me cayo bien y si lo saludaba era por respeto a ti, pero él se cago en eso en el preciso instante en que te lastimo. Entonces, es él quien debe intentar no tener problemas conmigo. No te olvides que yo soy Quinn "Problemas" Fabray.

-Creí que eras Lucy Quinn Fabray- replico Rachel dejando escapar una pequeña sonrisa por lo ultimo dicho por su amiga. Quinn iba a responder a eso pero el timbre del departamento sonó y la rubia fue a ver de quien se trataba.

-Si es él dile que no estoy aquí- susurro Rachel antes de que Quinn abandonara del todo la habitación.

La rubia bajo las escaleras que conectaban a su dormitorio con el resto de su departamento y paso por la sala rumbo a la puerta de entrada. Abrió sin siquiera mirar por la mirilla encontrándose frente a frente con el rostro serio de Jesse St. James.

-Dile a Rachel que baje y que venga aquí para poder llevármela a nuestra casa- ordeno Jesse y Quinn solamente levanto su característica ceja indicándole al chico que no estaba por la labor de seguir ordenes, mucho menos en su propia casa y por parte de él.

-Rachel no esta aquí- respondió Quinn cruzándose de brazos sin reflejar ningún tipo de sentimiento o emoción en su rostro.

-Eres mala para mentir, Quinnie- replico el chico causando molestia en la rubia por utilizar el sobrenombre que solo Rachel y su madre tenían permitido pronunciar. -Deja de jugar a la amiguita incondicional y dile que baje ya.

-¿Qué parte de "Rachel no esta aquí" no entiendes?- cuestiono Quinn sin cambiar su actitud ni su pose aunque por dentro se moría de ganas por partirle un palo en la cabeza al joven.

-La parte en la que mientes, quizás- respondió Jesse con una sonrisa en los labios y avanzando un paso hacia el interior del hogar de Quinn pero esta rápidamente lo detuvo colocando una mano firme en su pecho. -Eso significa que tienes algo que ocultar... o a alguien.

-No. Eso significa que nadie entra a mi casa sin mi permiso. Ahora sera mejor que te vayas- ordeno la rubia empujando a Jesse con fuerza. -Rachel no esta aquí, St. James.

-Esta bien, me voy pero si la vez dile que la estoy buscando y que la amo- repuso Jesse con altanería que hizo que la rubia no lo soportara más y le diera vuelta la cara de una bofetada.

-No puedes decir que la amas después de que te besas con cuanta puta se te cruza en el camino- grito Quinn viendo como el rostro del chico se desencajaba volviéndose pálido al tiempo que sus ojos reflejaban una única pregunta. -No, ella no te vio- mintió Quinn causando alivio en Jesse.

-Pero supongo que tú se lo dirás, ¿Cierto?- Quinn no respondió, simplemente endureció su mandíbula. -¿Y crees que te creerá?- cuestiono Jesse con soberbia y la mano en su mejilla donde Quinn dejo la marca de su mano impresa. El joven se sentía seguro después de asegurarse que supuestamente su novia no lo había visto siendo infiel. -Rachel me ama, soy su novio, el chico con el que hace el amor todas las noches. ¿Y tú quien eres? Solamente su amiga, la que guarda un gran secreto, tan vergonzoso que ni siquiera te atreves a contárselo a tu mejor amiga por miedo a perderla. De Santana lo esperaba, Quinnie, pero no de ti- La rubia en ese momento volvió a darle otra bofetada a Jesse tan fuerte, o quizás aun más, que la anterior. -Puedes decirle todo lo que quieras a Rachel pero ella siempre regresara a mi ¿Sabes por qué? Por que me ama, algo que jamas hará contigo. La aleje una vez de ti, no me hagas repetirlo de nuevo.

Quinn no respondió a eso, simplemente cerro la puerta con todas sus fuerzas golpeando la nariz de St. James que empezó a gritar del otro lado de la puerta. La rubia apretaba los puños con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos y sus uñas se clavaron en las palmas de sus manos.

¿Como osaba St. James ir a su casa y provocarla? Por que estaba segura que el chico fue a su departamento solo a eso. ¿Como fue capaz de decir todas esas cosas? ¿Como podía recurrir a ese golpe tan bajo de recordarle la vez que la alejo de la morena? Un recuerdo que aun le dolía y que seguía muy latente en ella.

Fue al principio de la relación de Rachel con Jesse, desde el principio le cayo mal aquel chico pero lo soporto durante esos dos largos años por Rachel, por que la morena parecía amarlo.

-No te equivoques, Fabray. Rachel aun lo ama- le dijo su mente llenándola más de rabia.

-Quinn, ¿Estas bien?- pregunto la voz de Rachel a su espalda una vez que la rubia se dirigió al balcón del departamento para calmar su estado de animo.

-Estoy bien- respondió Quinn con una sonrisa al darse vuelta encontrándose con la morena que parecía tímida por algo. Quinn sabia lo que esa mirada significaba. -Pregúntame, Rachel. Sé que algo te inquieta.

-Nada me...- iba a negar la morena jugando con sus manos, completamente nerviosa, algo que causo ternura en Quinn que en ese momento volvió a mirar a su amiga y ésta se acerco. -¿Qué fue todo eso que dijo Jesse? Ese secreto que no te atreves confesarle a nadie... ni siquiera a mi- Rachel susurro esto ultimo para ella misma pero Quinn pudo escucharla. -¿Qué fue todo eso de que lo esperaba de Santana, no de ti? ¿Que quiso decir cuando dijo que te alejo una vez de mi y que volvería hacerlo? Y lo más importante, ¿Por qué le mentiste diciendo que yo no sabia nada de su... infidelidad?

-Por que si le decía que lo sabias se pondría pesado y no se iría más. No quería darle la ventaja de inventar una mentira para que le creas. Ademas eso es algo que tienes que decírselo tú en su cara cuando hablen- respondió Quinn volviendo su vista a la calle para dejar de mirar a Rachel, pero aun asi sintió los pasos de la morena tras ella y sonrió cuando ésta la abrazo por la cintura. -Y lo que dijo después es pura basura... Solo son estupideces.

-Para mi no lo son si tienen que ver contigo- susurro Rachel en el oído de Quinn haciendo que ésta cerrara los ojos. -Puedes contarme lo que sea, Quinnie.

-Solo son estupideces, Rach. Tu novio dice estupideces. Lo siento, pero todo él es una estupidez- dijo la rubia girándose para mirar a Rachel y descubrir una sonrisa en los labios de la joven actriz. -¿Como te sientes?

-Mal, pero ya lo superare, ¿Cierto?- respondió Rachel con una sonrisa triste mientras que Quinn la miraba directamente a los ojos.

-Y yo te ayudare a superarlo. Lo prometo- juro Quinn justo antes de abrazar a la morena y dejar un beso en la frente de ésta.

Rachel cerro los ojos al sentir el contacto de los labios de Quinn en su piel. La morena sabia que aun le quedaba mucho sufrimiento dentro de ella y lo peor estaba por venir, todavía tenia que enfrentarse a su novio, el chico que decía que la amaba y sin embargo le era infiel. Debía darle fin a esa relación en la cual, evidentemente, solo ella amaba. Estaba destrozada por dentro, se sentía rota, sin vida, pero dentro de toda esa oscuridad interior, había una pequeña luz... Una pequeñísima luz. Quinn Fabray, su amiga, la misma rubia que ahora la abrazaba de la forma más tierna y cariñosa posible, habría prometido ayudarla a superar todo eso y Rachel sabia que cuando Quinn Fabray prometía algo, Quinn Fabray cumplía. El dolor de sentirse traicionada, usada y engañada jamas se iría pero al menos tenia a Quinn, que con solo mirarla a los ojos lograba aliviar un poco de ese dolor inmenso e insoportable.

-Supongo que en tus estantes repletos de libros habrá un pequeño espacio para mis comedias musicales- Bromeo Rachel haciéndole saber a Quinn que aceptaba su oferta de vivir juntas nuevamente.

-Para ti tengo todo el espacio del mundo- replico Quinn con una sonrisa de oreja a oreja por el solo echo de saber que volvería a compartir espacio con Rachel Berry. La rubia la abrazo con fuerzas mientras le susurraba al oído:

-Bienvenida a casa, pequeña.

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Volviiii! Los extrañe :) Espero que esta historia les guste como les gusto la anterior.

Como lo prometido es deuda y yo jamas dejo mis deudas sin saldar... Este primer capitulo y comienzo de la historia esta dedicado a mi amiga Mar (acá Kristen Stewart Cullen) Espero que todo siga bien con tu viaje y espero con ansias más de tus historias :)

No tengo mucho más que agregar salvo agradecerles nuevamente por las hermosas palabras que le dedicaron tanto al fic anterior como a mi... De verdad Gracias!

Hasta la próxima!

Besos & Abrazos! :)