Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen.

.


oOo

Drabble #46

Besos

.


oOo

Quizá nunca había sido ni sería un romántico, pero aún para alguien que consideraba el romanticismo estúpido como él había algunas cosas que resultaban obvias. Como los besos.

Tal vez Sasuke nunca sería una persona afectuosa, ni era la persona más experimentada en la materia del mundo, pero no era tonto, y conocía de besos casi tanto como de geografía o historia. Sabía que existían los primeros besos, aquellos inexpertos y torpes; los accidentales, esos que uno no admitiría ni siquiera bajo tortura. Existían los besos fugaces, vergonzosos o apresurados que una persona daba a otra sin que ésta lo esperara; los besos apasionados, a veces afectuosos, otras solo pasionales; los robados, inesperados, que siempre tomaban a la otra persona por sorpresa. Existían los besos incómodos, como cuando debías saludar a un pariente lejano, o a otra persona sólo para deshacer la tensión; los besos afectuosos, que siempre se daban entre personas que sentían un cariño mutuo, correspondido, y los desdeñosos, aquellos que no significaban nada, o casi, porque un beso siempre significaba algo.

Todos eran más o menos lo mismo, breves y pasajeros, muy poco significativos la mayoría de las veces. Pero había un beso, uno igual pero diferente a todos los demás, que podía ser torpe, robado, o todos juntos al mismo tiempo, porque lo importante no era la razón por la que uno lo daba, sino que lo importante era su significado posterior.

Había un solo tipo de beso, sólo uno, que realmente importaba, aquel que era el primero del resto de una vida.

Y Sasuke pensó en todas esas cosas cuando ella lo besó por primera vez, tomándolo desprevenido bajo un muérdago en la fiesta de Navidad de Naruto. Ni siquiera sabía cómo habían llegado hasta ese momento, pero no importaba. Porque cuando los labios de Ino Yamanaka hicieron contacto con los suyos todo lo demás dejó de existir; el pasado dejó de importar, el presente se diluyó y cambió para siempre, y el futuro, aquel concepto en el que rara vez pensaba, se vio de pronto muy prometedor.

Ése había sido el último beso para él, aquel que le hizo desear no besar los labios de nadie más, nunca. Porque supo, en ése preciso momento, que no besaría a nadie más que a Ino por el resto de su vida.

Ése era el verdadero poder de un beso.

oOo

N del A:

Creo que esto es lo más decente que he escrito en meses

Gracias por leer.

H.S.