Disclaimer: Los personajes, lugares y todo lo que reconozcan es obra de J.K. Rowling. Yo solo dejo volar mi imaginación a partir de su hermosa historia...
En diecinueve años pasan muchas cosas...
No había otra cosa en la mente de Ron. Solo estaba la vergüenza, el temor, la ira. Sabía que no se merecía nada de ella en ese momento pero no podía evitar mirarla. La tortura era terrible. Si a ella la estaban torturando, a él había sido peor. No recordaba haber sentido un dolor como ese en toda su vida.
Era el dolor de pensar que podía perder a la persona que más quería en el mundo. Era sentir una fatiga en el pecho que lo aprisionaba y no lo dejaba respirar. Era ver imágenes pasar por su cabeza, imágenes en las cuales él se veía perdido en un mundo sin Hermione. Era soportar escucharla sufrir sin él poder hacer nada por salvarla de lo que podría ser una horrible y cruel muerte. Se le estaba yendo la vida. ¡Ella era su vida! Aunque él le había fallado antes, la había abandonado, ella no podía irse sin perdonarlo y sin escuchar todas las cosas que él tenía por decirle.
Ron no podía dejar de verla en su mente. Veía su hermosa sonrisa, sus gestos de concentración, sus ojos marrones brillantes y trataba de rogarle a gritos en su cabeza que soportara ya que no podía hacer nada más. Tal vez era un egoísta pero sabía que no iba a poder concebir su vida sin ella.
Sabía que aunque ella era la torturada, él solo quería dejar de escuchar sus gritos desgarradores, quería dejar de pensar en ella y en que estaba en peligro, pero no, si ella gritaba al menos demostraba que aún estaba viva. Las lágrimas bajaban rápidamente por las mejillas de Ron y el aire le faltaba.
- ¡Hermione! ¡HERMIONE! - gritó cuando escuchó los quejidos de ella en el piso de arriba otra vez.
"¿Qué voy a hacer?" le preguntó Ron a la Hermione de su mente "¡¿Qué voy a hacer si no estás?" Esa era sin duda la pregunta más cruel que hubiera podido formular.
¡Ella iba a sobrevivir! ¡Ella no se iría! ¡Él tenía que decirle que estaba enamorado de ella desde hacía tiempo! ¡Hermione no se podía ir, tenía que saberlo! "Te lo diré" le dijo Ron en su imaginación mientras sollozaba en una esquina de aquel sótano. "¡Te diré lo que siento y te besaré y tendré veinte hijos contigo… solo no te vayas!"
- Hermione… - susurró ahogando un nuevo sollozo.
Un nuevo grito se escuchó desde arriba. El grito más doloroso que Ron hubiera podido escuchar. Golpeó la pared con la mano otra vez para que el dolor físico distrajera un poco el sufrimiento de su corazón y como si golpeando la pared pudiera derrumbarla y rescatar a Hermione de la tortura.
Ron sabía que no había forma de salir, sin embargo lleno de angustia y dolor se prometió que saldría y la vería de nuevo, viva y sonriente. "Te confesaré lo que siento", le dijo en su mente "No me importa si no me correspondes, Hermione, cuando salgamos de aquí te diré que te amo" Sus lágrimas aumentaron con este pensamiento. Ella se estaba muriendo ante una maldición torturadora y él nunca podría decirle que la amaba.
Ron cerró los ojos con fuerza y la imaginó claramente en la mente para gritárselo. "¡Te amo!" le dijo con todas sus fuerzas ante la posibilidad de no podérselo decir de frente. "Hermione, te amo, te amo, te amo…" repitió imaginándosela y rogando que ella en su pensamiento pudiera escucharlo y resistiera la tortura para poder luego reclamarle a él por su atrevimiento.
Imaginó que ella ponía cara de sorprendida y que él le acariciaba las mejillas, hasta que escuchó algo acerca de salir de ahí. Se paró, limpió sus lágrimas y decidido volvió a hablarle imaginariamente "Saldré de aquí, estarás bien, iré por ti y al fin te lo diré, Hermione, de una vez por todas te lo diré"
Y ahora ahí estaba, con los ojos fijos en el techo, sus manos sudorosas, todo su cuerpo temblando y sin saber cómo carajos decirle a su mejor amiga que estaba enamorado de ella. Él se lo había prometido a sí mismo y a ella en su imaginación que en cuanto salieran de todo ese lío, él le confesaría lo que sentía. Ella había sobrevivido y ahora Voldemort estaba muerto, pero Ron no se sentía capaz de decir nada. Habían pasado dos semanas desde la batalla y hasta ahora no habían hablado de ellos, del beso. Las pocas veces que habían estado solos habían hablado de Fred, de los señores Granger, en fin.
Ron sabía que después de la perdida de Fred lo que más necesitaba ahora era tener a Hermione a su lado. Así que la había llevado al cobertizo para que estuvieran solos por si él por fin se animaba a confesar. Pero ahora estaban ahí y él se había quedado en completo silencio. El cobertizo no era precisamente el lugar más romántico del mundo, con escobas y cosas raras por todos lados pero había sido por eso que la había llevado ahí. Si hubiera sido en el lago por ejemplo, Ron se hubiera puesto mucho más nervioso. Sin embargo él no podía decir nada y por un momento hasta esperó que fuera ella quien diera el primer paso otra vez.
Pero no, debía ser valiente. Hermione parecía impaciente y con ganas de irse así que Ron se armó de valor y empezó.
- Hermione… yo quería… - Ron bajó la mirada hasta los ojos de Hermione que lo miraban escrutadoramente - quería saber si… ¿Puedes esperarme aquí un momento?
- ¿Qué? - preguntó Hermione antes de que Ron saliera a grandes zancadas del cobertizo y cerrara la puerta detrás de él.
El día estaba soleado y completamente hermoso. Se alcanzaba a escuchar el sonido del agua del lago moviéndose armoniosamente. Ron empezó a dar vueltas por el patio de La Madriguera sin saber qué hacer. ¡Había dejado a Hermione sola en el cobertizo! ¿En qué estaba pensando? Se devolvió pero se detuvo frente a la puerta. De todas formas no iba a poder decirle nada si ella estaba frente a él con sus mejillas sonrosadas, sus rizos cayendo en sus hombros, sus ojos brillando en medio de la tenue luz…
Ron vio de repente que la puerta se movía un poco. Hermione no lo iba a esperar más, se iba a ir. Antes de que ella saliera, Ron sacó su varita del pantalón y cerrando los ojos hizo salir de ella un chorrito de luz que en unos segundos se convertiría en un fox terrier. Ron apoyó su espalda en la pared de madera y todavía con los ojos cerrados escuchó su propia voz dentro del cobertizo. En otra situación se hubiera puesto feliz de haber logrado hacer un patronus parlante pero ahora lo único que pudo hacer fue colorarse hasta las orejas y apretar con fuerza los puños.
- Hermione, lamento no decirte esto de frente pero ya sabes lo torpe que soy para estas cosas. Sé que somos amigos pero… ¡Merlín! Tú me gustas ¿sí? ¡Me gustas mucho!
El corazón de los dos se paralizó mientras el fox terrier de Ron se desvanecía en el aire. Hermione no sabía que Ron estaba al otro lado de la puerta así que se dejó caer en el piso y apoyó su cabeza en la pared. Se dobló y abrazó sus piernas sin saber qué hacer. Pensó que tal vez esa no había sido la mejor forma de decírselo pero en el fondo se lo agradecía ya que si Ron hubiera estado ahí, ella tendría que responderle algo al instante. Y no es que ella no le correspondiera, pero sin duda era algo impresionante y debía tomarse el tiempo para digerirlo. No es que ella no se lo hubiera imaginado, sin embargo no dejaba de ser sorpresivo.
Hermione había esperado ese momento por varios años y muchas veces pensó que nunca llegaría como cuando Ron se metió con Lavender, cuando los abandonó en la búsqueda de los horrocruxes, cuando ella casi muere siendo torturada por Bellatrix o cuando se encontraban en medio de la guerra sin saber si iban a sobrevivir.
No le parecía normal nada de lo que pasaba. Tal vez no era verdad, después de todo Hermione había imaginado millones de veces que Ron se lo declaraba, así que, ¿quién le garantizaba que esta vez era real? Sin embargo la voz de Ron aún le retumbaba en los oídos. ¡No podía ser su imaginación de nuevo! Y ya le había pasado eso en varias ocasiones. Ron le decía que sentía algo más que una amistad por ella y en un segundo desaparecía y resultaba que había estado ella sola y que nunca se lo había dicho en realidad. Recordó la boda de Bill y Fleur. Mientras bailaban, ella había podido jurar que Ron en medio de su ira por lo de Viktor y un poco tomado, le estaba diciendo que estaba loco por ella y cuando su pobre autocontrol no pudo más e iba a besarlo, un empujón de Ginny, quien había estado bailando cerca de ella, le desinfló su perfecta burbuja. Y resultó que simplemente habían estado bailando, solo eso. Lo que había pasado es que su mente no podía evitar volar si las manos de Ron estaban en su cintura y su aroma daba de lleno en sus fosas nasales.
Pero ahora tenía que ser cierto. Su cabeza no tenía derecho a hacerle eso de nuevo. ¡No después de que ella lo había besado y él le había respondido el beso! Y justamente ahora tenía unas alocadas de volver a besarlo. Saboreó con deleite sus propios labios que aún llevaban el beso de Ron en ellos. Se levantó dispuesta a buscarlo y probar su boca de nuevo pero no se atrevió.
- ¿Hermione? - preguntó Ron desde la puerta asomando a penas la cabeza.
Hermione caminó hasta la puerta y la abrió por completo dejando ver a Ron. Frente a frente, parados en la puerta, se sonrieron. Ron entró al cobertizo con las manos en los bolsillos.
- Pensé que te habías ido, que te habías desaparecido. Sí escuchaste… a mi patronus ¿verdad?
Hermione se sonrojó. Él se lo había confirmado, era cierto. Sin pensar se lanzó hacia Ron y lo abrazó con todas sus fuerzas.
- ¡Ron, estoy orgullosa, hiciste un patronus parlante!
- Admito que me salió bastante bien - Ron sonrió con modestia - Ya sabes lo que dicen, si tienes en que inspirarte…
- Vamos… vamos a almorzar. Tú mamá debe estar buscándonos, Ron, es tarde.
- Y… ¿no vas a…? Quiero decir… sobre lo que te dije…
- Lo que tu patronus dijo, más bien - Hermione levantó una ceja.
- Lo que sea, pero… ¿Qué? ¿Qué piensas?
- Bueno… yo… ¿Estás seguro de que este es el momento para esto? Me refiero a que… Fred… yo no quisiera molestarte, sé lo difícil que debe ser…
Ante la mención de Fred, Ron se entristeció. Sus ojos miraron fijamente hacia las escobas, mientras se llenaban de lágrimas. Ron caminó lentamente hacia las escobas y agachándose, agarró una con el mayor cuidado posible.
- Era suya - dijo con la voz quebrada - Era de Fred… - agachó la cabeza al instante sin poder contenerse un segundo más. Su pecosa cara se llenó de lágrimas en pocos segundos y Hermione miraba paralizada cómo caían una por una al piso. No había sido su intención ponerlo así. No quería verlo sufrir. Quería consolarlo pero no sabía cómo.
- ¿Ya ves cómo no era el momento todavía? - dijo Hermione con voz suave.
- Bueno, si no me quieres, no tienes por qué excusarte con eso. Solo dilo y ya. - Ron explotó enojado.
- No quise decir eso, solo que…
- ¿Cuándo va a ser el momento entonces? ¡Por favor, Hermione, son años y años de…! ¿Tendré que esperar a que te cases con Krum?
¡Merlín! ¿Qué había dicho? ¿Krum? "¿Qué tiene que ver Krum con esto?" pensó. Sin embargo el recordar a Fred le hizo sentir todas sus inseguridades encima. Era como si nunca se hubieran ido. La impotencia que sentía era cegadora. Esa impotencia que había sentido al ver a su hermano morir frente a sus ojos sin poder hacer nada. Todo había sido horrible. Y ahora Hermione le decía que no era momento de hablar de los dos. Si algo había aprendido Ron era que nadie estaba seguramente aferrado a este mundo y no quería perder ni un segundo con Hermione. Ella pudo morir muchas veces y ahora que estaban libres de guerras, ¿ella decía que no era el momento? Era como para morirse de la furia, o eso le parecía al pelirrojo. Había perdido años de estar con Hermione pero ella parecía querer seguir en lo mismo. "A menos de que ella no quisiera estar conmigo" pensó amargamente.
Hermione abrió un poco la boca pero no logró decir nada en un buen rato.
- Ron, ¿por qué…?
- ¡Años! - interrumpió él - ¿Y todavía no es el momento? Dilo de una vez, Hermione, no te intereso.
- Yo no he…
- Tranquila - volvió a interrumpir - No es tu culpa que esto no te importe. Si me disculpas, quisiera ir a almorzar con mi familia.
Ron se secó las lágrimas que le quedaban y dejó la escoba en su lugar cuidadosamente. Se paró y se tambaleó un poco. Estaba mareado. No había dormido mucho últimamente y había llorado en exceso.
Hermione, a pesar de todo, apenas había terminado la guerra, se había prometido que si Ron y ella se volvían a besar alguna vez, sería él quien tendría que besarla. Se lo había prometido, pero que va. "Las promesas son para romperse" pensó. Eso no era exactamente así, pero pensando esto, se alivió un poco de lo que su cuerpo había empezado a hacer. Y es que no se le ocurrió otra forma de calmar el estúpido complejo de inferioridad que Ron estaba mostrando otra vez con su mención de Viktor y sus dudas de que ella le correspondiera.
Mientras Ron recuperaba el equilibrio, Hermione se acercó a él, puso las manos en sus hombros y se arriesgó a besarlo. Era un beso salado pero no le importó. Para ella sabía delicioso. Esta era la segunda vez que lo besaba en la boca y sin embargo parecía que llevaba toda la vida haciéndolo. Sus labios se reconocían, se acoplaban. Esto era la perfección. Besar a Ron era la perfección en su más grande magnitud. El beso que habían compartido en la batalla había sido más pasional. ¡Habían estado en medio de una guerra! Tenían que probar en unos segundos lo que no habían probado en años y quien sabe si podrían volver a probar. Ahora en cambio, había tiempo. Todo el que quisieran. Por eso se besaron con lentitud y Ron no tuvo necesidad de levantar a Hermione en el aire. Solo la abrazó, un brazo por la espalda y otro por la cintura. Duró algunos minutos. Movían sus cabezas a un lado y a otro mientras el grito de Molly llamando al almuerzo llegaba a sus oídos. Hermione separó su boca de la de él e hizo un corto camino de pequeños besos hasta el oído de Ron para susurrarle.
- Lo acepto, este era el momento. - Hermione dejó caer su cabeza y la apoyó en el pecho de Ron mientras lo rodeaba con los brazos, los que habían tenido en sus hombros.
- No. - dijo Ron pareciendo de mucho mejor humor - Creo que tenías razón, Hermione, este no era el momento, debimos hacer esto hacer miles de años atrás, ¿no te parece?
Hermione rió - Me parece que no pasas oportunidad para contradecirme.
- Solo a veces - dijo Ron con una sonrisa débil - Vamos a almorzar ¿no? Tengo tanta hambre que me comería un…
Hermione lo volvió a besar. Sinceramente no le interesaba qué se comería él. Toda la pecosa piel del rostro de Ron estaba llena de rastros de lágrimas pero Hermione se sentía en las nubes. Le acarició ambas mejillas mientras lo besaba. Le acarició los párpados, la frente, el pelo… y él la abrazaba.
El estómago de Ron gruñó recordándole a su dueño que no se alimentaba de besos. "Lo haría" pensó Ron extasiado. Sin embargo… sí, tenía hambre. Salieron del cobertizo riendo y dándose pequeños empujones de juego.
Si ese era el momento o no, no lo sabían con certeza, lo cierto es que había sido el mejor de toda su vida, hasta ahora, porque vendrían muchos más.
:D Este es el inicio de mi historia acerca de lo que pasó en los diecinueve años... espero que les haya gustado. Dejen reviews y pasen por mis otras historias porque si son tan Ronmiones como yo les van a gustar (ojalá jajaja)
