Aquí traigo una historia para el cumpleaños de Reborn, esto será un two-shot (aprovechando que mañana es el cumpleaños de Tsuna, esa historia será la continuación de esta) Espero que todos disfruten de esta historia.
Disclaimer:Los bellos personajes de Katekto Hitman Reborn no me pertenecen a mí, sino a Akira Amano.
Un expresso de regalo.
Un sonoro junto a un grito algo afeminado perturbó la tranquila mañana de Namimori, pero a pesar de eso, los vecinos no se inmutaron debido a que ya estaban acostumbrados de ese bucle diario que llevaba un año repitiéndose sin excepción.
—Dame-Tsuna, ¿hasta cuándo tenías pensado estar durmiendo? Es muy molesto tener que despertarte todas las mañanas, ya no eres un niño, sino el próximo jefe de Vongola, ten en cuenta tus responsabilidades.
El capo había mandado hasta la otra pared d la habitación por el golpe y se estaba cubriendo con su diestra el lugar donde había sido golpeado momentos antes por su espartano tutor.
—Iteee, no es mi culpa haberme levantado tarde esta vez, estuve hasta muy tarde un papeleo que no deseo hacer porque no seré jefe de Vongola, digas lo que digas—Replicó el joven con un tono de enfado harto de la misma conversación de todos los días.
—Vas a ser jefe de la mafia, está escrito en tu destino y aunque lo intentes evitar jamás lo harás, por eso debes hacer tu trabajo sin rechistar—Sentenció Reborn sin darse cuenta de que Tsuna ya no se estaba tocándose el lugar donde le dolía, sino que tenía ligeramente apretados los puños—Deja de hacer tonterías y arréglate.
Tsunayoshi, sin levantar su cabeza, se alzó de forma brusca y cogió sus prendas con rapidez para desaparecer por la puerta cerrándola de golpe, dejando a al ex-arcobaleno sorprendido por sus extraña forma de comportarse.
Cuando el hitman dejó su shock inicial bajó con tranquilidad a la cocina donde todos estaban comiendo en silencio algo nada habitual en ellos.
—Reborn, amor mío, buon cumpleanno, te he preparado un desayuno especial, esta encima de tu mesa—Habló Bianchi rompiendo en silencio con su voz de enamorada y señalando algo que parecía comida pero desprendía un aura mortal—, está hecho con mucho amor.
—Ciaossu, gracias por tu comida pero creo que me la comeré más tarde para poder disfrutarla más rato.
—Ara, Reborn-kun, feliz cumpleaños, toma tu desayuno, no está hecha con tanto amor como el de Bianchi pero espero que te guste—Comentó Nana con su sonrisa habitual agachándose tendiéndole un plato—Me sorprende que Tsu-kun haya sido mucho más rápido que tú, aunque parecía algo enfadado, ¿sabes algo?
El bebé cogió el plato y se sentó en la mesa bajo la mirada de todos, incluyendo la de Lambo que extrañamente todavía no había intentado nada contra el primero.
—No sé qué le pasa, Mamma, posiblemente sean cosas de adolescente, pronto se le pasará, pero igualmente iré a hablar con él.
—Eso espero, Reborn-kun, no me gusta ver a Tsu-kun enfadado—Dijo la madre del décimo con su mano derecha en la mejilla—Confío en ti, has ayudado mucho a mi hijo.
—Voy a ir a ver qué le pasa ahora—Sin haber tocado nada de su desayuno saltó de la mesa y salió del lugar en dirección a Namimori, preguntándose a sí mismo ese extraño comportamiento que también había notado el por la mañana.
Sin darse cuenta había llegado a Nami-chu donde vio al guardián de la nube de su alumno apoyado en la puerta como si estuviera esperando a alguien, cuando estaba a punto de llegar el prefecto notó su presencia y se giró posando sus orbes grises sobre él.
—Ciaossu, Hibari, ¿ha llegado Dame-Tsuna?
El nombrado arqueó una ceja y se separó de la pared.
—Así es, carnívoro, pero se veía enfadado, ¿pasó alguna cosa extraña? —Preguntó sin mostrar ningún sentimiento—, cuando ha llegado no le ha dirigido la palabra ni a los herbívoros que siempre le acompañan.
— ¿Preocupado por él, Hibari? Vengo a averiguar qué le pasa—Mientras entraba por la puerta del lugar soltó unas palabras—No te olvides de que esta tarde hay una fiesta al estilo Vongola.
—Hm…
Reborn fue a la azotea sin pensar ya que justo antes de entrar había visto su inconfundible cabellera morena en aquel lugar, utilizando los pasadizos que tenía escondidos por toda la institución llegó hasta el lugar donde se encontraba, él estaba mirando a lo lejos todavía sin percatarse de su presencia, así que con lentitud se acercó hasta quedar justo detrás de este.
—Ciaossu, Dame-Tsuna, ¿qué haces aquí? Deberías estar en clase.
El ex-arcobaleno sabía que le había escuchado a la perfección, pero por alguna razón no se giró, por eso, el asesino saltó sobre su cabeza.
—Oi, Dame-Tsuna, cuando te hable debes hacerme caso, por algo soy tu tutor.
—No, ya no—Susurró Tsuna pero de una forma que su tutor pudo oír a la perfección—, si tengo que ver como todos los días tengo que ver cómo te ríes a mi costa, o me obligas a hacer cosas que no quiero, incluso a olvidarme de mi libertad para convertirme en un jefe de la mafia… que es lo que menos deseo, ¿por qué debería llamarte tutor?
Cada palabra que salía de la boca de Tsuna sonaba más fuerte y interiormente eran más dolorosas para el ex-arcobaleno, aunque este no se diera cuenta.
—Esa es mi decisión, Reborn, y haré lo que quiera.
Un silencio sepulcral se creó y ninguno se atrevía a romperlo o a moverse de su posición, esto cambió cuando el Vongola cogió a Reborn y lo colocó sobre el muro y se fue sin dirigirle una mirada más y cerrando la puerta.
El hitman se quedó en ese mismo lugar y en la misma posición anterior sin saber cuánto tiempo había pasado hasta que una voz a su espalda lo hizo reaccionar.
— ¡Reborn! Me sorprende verte aquí y no cuidando a mi little bro—Habló Dino con una sonrisa en su rostro y cogiendo a Reborn para verle— Y feliz cumpleaños… ¿qué te pasa?
El ex-arcobaleno levantó su fedora para mostrar sus ojos que había tenido ocultos en ella todo el rato.
—No me pasa nada, Dame-Dino—Notó como su ex-alumno lo miraba con cara acusadora porque a pesar de que este no sabía leer mentes ni expresiones lo conocía muy bien, con un suspiro retomó sus palabras—Ese niño, cuando quiere solo causa problemas haciendo las cosas sin pensar en sus acciones, ¿cuándo aprenderá?
—Ya veo… Ambos habéis discutido, posiblemente porque piense que lo tratas como un juguete y realmente no te preocupas por él, ¿me equivoqué en algo?
—…No, acertaste en todo, ¿cómo lo has sabido?
Dino dejó otra vez en el muro con cuidado y todavía con esa sonrisa apoyo sus brazos sobre el muro y dejó salir un suspiro.
—Porque yo también he sido alumno tuyo, Reborn, por eso sé cómo se siente little bro ahora mismo, yo alguna vez me sentí igual y también deseaba que no fueras más mi tutor, no soportaba el trato que recibía cada día y cada momento—Calló durante unos instantes para que el ex-arcobaleno pudiera entender completamente lo que decía—, incluso hubo veces que deseaba huir para no tener que seguir con aquello… pero con el paso del tiempo conseguí darme cuenta de que todo tiene sentido, cada palabra, acción, o incluso gesto me ayudaba.
Dino terminó de hablar y un silencio inundo la azotea, pero este no era incómodo sino más bien era relajante y con un toque de tranquilidad, después de unos instantes, Reborn decidió romper con ese silencio.
—Mhn, ya va siendo hora que me vaya… Dame-Dino, los alumnos estarán esperándote, ve—Intentó ordenar pero no le salía la voz como una orden, sino más bien una petición.
—Ah, Reborn… Puede que no sea un gran regalo de cumpleaños, y tampoco sé si te gustará, pero—Saca una caja pequeña con envoltorio naranja y una cinta amarilla—.
Reborn lo miró con algo de sorpresa que consiguió ocultar debajo de su fedora y cogió la caja, al abrirla, vio un sombrero muy parecido al suyo.
—Sé que le tienes mucho cariño a es, pero se ve un poco viejo por eso te busqué otro lo más parecido, para que no vieras la diferencia. Y no hace falta que vaya a clase porque he venido después de que tocara el timbre de salida, parece ser que has estado mucho tiempo pensando—Comentaba mientras veía salir al ex-arcobaleno—Ve a hablar con little bro, deben conversar.
—Dame-Dino, anula la fiesta, no tengo ganas de ir—Soltó al unísono que desaparecía por su escondite.
Reborn se quedó mirando un momento ese sombrero para recordar una vez más la conversación que había tenido momentos antes, con un suspiro de agotamiento cogió el sombrero y se lo cambió.
El hitman caminaba con tranquilidad hacía casa de su dame-alumno cuando vio en la cocina una luz y le pereció extraño, debido a que todos estarían en la fiesta que no le apetecía celebrar más que nada por molestia.
Entró para ver si se trataba de un ladrón para echarlo "amablemente" de la casa cuando vio que era Tsuna tumbado encima de la mesa durmiendo y a su lado había un gran desorden formado principalmente por sus granos de café y varios libros de cocina; en el suelo había harina y algunas cáscaras de huevo.
Reborn se acercó para patear a su dame-alumno cuando notó que a su lado había un termo mal cerrado y un pequeño pastel de lo que parecía ser chocolate negro, y delante de estos una nota que cogió para leer su contenido, dejándole sorprendido y algo feliz.
No sé cuando vas a leer esto, Reborn, o si en algún momento lo llegarás a leer… Primero de todo quiero pedirte perdón por la estupidez que he dicho esta mañana, solo darme cuenta de todo lo que te dije, agradeciéndote tantas cosas… me sentí un verdadero monstruo, pero como soy un dame no sé como pedirte perdón, realmente soy idiota.
Lo segundo es, buon cumpleanno, Reborn, debido a mis estudios y trabajo no he podido comprarte nada y me siento muy mal por eso… Por esa causa he intentado prepararte el expresso que a ti te gusta y un pastelito de chocolate negro, pero supongo que si has leído esto habrás notado todo el destrozo que he hecho, tendría que haberle pedido ayuda a mamá.
Aún así espero que te guste o por lo menos no me golpees por lo que te dije, realmente te agradezco todo el esfuerzo que haces cada día, gracia.
Sawada Tsunayoshi… Neo Vongola Primo.
Con una ínfima sonrisa probó el pastel que había, el sabor que este le ofrecía, a pesar de ser chocolate negro era dulce, a pesar de esa extraña combinación tenía un buen sabor, al igual que el expresso que ya estaba frío a causa de no haber sido tapado correctamente.
El ex-arcobaleno miró unos momentos a su alumno para después acercarse a él y con su diestra tocó su cabeza para despertarlo.
—Oi, Dame… Oi, Tsuna, Tsuna, despierta.
Después de un momento intentándolo la mata de pelo moreno empezó a moverse para después dar paso a un grito.
—Hiieeee, me quedé dormido, como Reborn vea el desastre me matará.
Reborn rodó sus ojos para después toser, provocando que Tsunayoshi se girara para verlo.
—Pues entonces menos gritar y más limpiar, Dame-Tsuna.
— ¡Hai! —Exclamó Tsuna para después empezar a limpiar con una sonrisa bajo la atenta mirada de su tutor que estaba comiendo el pastel y el expresso que había preparado.
Y aquí esta el tributo a Reborn en honor a su cumpleaños, mañana traeré la segunda parte en tributo a Tsuna.
