Título: OBLIVION
Personajes: Draco Malfoy, Hermione Granger, Harry Potter, Ron Weasley, Luna Lovegood, Ginny Weasley, Parvati Patil, Neville Longbottom, Theodore Nott, Blaise Zabini, Daphne Greengrass.
Género: Drama, Romance, Tragedia, Drama, Drama, Drama.(¿Suficiente clara?)
Rated: M (tenerlo en cuenta)
Declaración: Los personajes son de Rowling… Por mucho que quiero que Draco sea mío.
Advertencia: Compatible con Séptimo libro solo hasta tarde en que el trío es llevado a la Mansión Malfoy. A partir de entonces, es mi imaginación la que reescribe la historia.
Resumen: Situada en medio de la Guerra, parte un año después de la fatídica tarde en la Mansión Malfoy. La Orden ha recuperado el poder del Ministerio, pero Voldemort y los suyos siguen siendo un peligro latente. Harry, tras huir de casa de los Malfoy, llevando a Draco con ellos. Para molestia de muchos ha obligado al rubio a vivir en el número 12 de Grimmauld Place. Hermione tampoco lo quería ahí… al principio. Y la búsqueda de los Horcruxes continúa.
Como ya dije, esta historia estará cargada de Drama y Tragedia al por mayor… Así que, como Dante escribía en su Infierno, les advierto:
"Los que entráis aquí, perded toda esperanza"
CAPÍTULO 1: LA NUEVA ORDEN DEL FENIX
"Tiene razón, ya no somos juventud… Teníamos dieciocho años, empezábamos a amar el mundo, la vida; pero teníamos que disparar contra todo eso. Y la primera granada que explotó dio en medio de nuestro corazón. Estábamos al margen de toda actividad, de toda aspiración, del progreso. No creemos ya en esto. Solo creemos en la Guerra."
"SIN NOVEDAD EN EL FRENTE"- Erich Maria Remarque
Hermione no puede decir en qué momento se produjo el cambio o por qué razón, o si realmente se produjo. Solo sabe que él también, como todos, ha cambiado. Aunque resulta difícil estar segura tratándose de Draco Malfoy, el "señor silencio", como lo ha apodado Luna. Ron también le tiene varios apodos, aunque ninguno es un calificativo que en opinión de Hermione calce con aquella estatua trágica en que Draco Malfoy se ha convertido, ni ninguno es tampoco menos que un insulto, donde madre, padre, integridad moral y hasta preferencias sexuales, son puestas en duda. Pero Malfoy no parece afectarse ante ellos y por tanto Ron no los utiliza tan frecuentemente como desearía.
La primera vez que volvió a verlo tras la muerte de Dumbledore, fue aquella tarde en que los Carroñeros los llevaron directamente a la Mansión Malfoy. La tarde en que todo cambió en opinión de ella. La tarde en que él cambió.
Ella no puede recordar exactamente si fue con el tercer o con el cuarto "cruciatus" que Bellatrix la envió a la inconsciencia, pero sabe que pasó mucho tiempo en ese estado antes de huir, ya que la desquiciada bruja se dio el lujo de escribir con un cuchillo toda una palabra en su antebrazo: "Sangresucia". La cicatriz, pálida y a veces casi ilegible, aún está ahí.
Él también tiene una cicatriz, ella lo sabe bien, aunque nunca la ha visto. Sabe que la calavera no ha desaparecido de su antebrazo, o él no pondría tanto empeño en usar camisas con largas mangas para mantener la marca lejos de ojos curiosos. Ella se pregunta si cuando está en la ducha o solo en su cuarto, y no queda más que mirar directo a aquel vestigio del Mortífago que fue una vez, no se lamentará por las malas decisiones. ¿Recordará a Lucius? ¿A Narcissa? ¿Recordará el modo en que murieron aquella tarde?
-HP-
Harry había dicho que Bellatrix mató a Dobby antes que el elfo lograra sacarlos de la Mansión. Les habló de la llegada de Voldemort en respuesta al llamado de la bruja, de la inconsciencia de Hermione, del hechizo aturdidor que lanzó a Ron por los cielos, dejándolo más muerto que vivo.
Y les habló de Malfoy… Del modo en que Voldemort le había ordenado matar a la sangresucia inconsciente en el suelo, solo para atormentar a Harry, y de cómo el rubio se había negado, mostrando más coraje del que Harry nunca creyó que tuviera, y alzado su varita contra el mismísimo Señor Oscuro. También les contó lo inútil que había sido aquel intento y cómo Voldemort había decidido matarlo. Lucius hizo lo único que podía hacer queriendo a su hijo cómo lo quería. Porque sí, Lucius Malfoy no había sido para Hermione la persona favorita en el mundo. Para muchos era un villano y para tantos otros un cobarde, pero siempre había querido a su hijo.
En opinión de Harry, Lord Voldemort sabía que Lucius se alzaría contra él, y quizás era aquella una buena excusa para acabar con quien una vez fuese su mano derecha. Después de todo, nunca le perdonó su fracaso.
Pero lo que Lord Voldemort definitivamente no había esperado fue la reacción de Narcissa. Esperaba que ella se dejara paralizar por el miedo; esperaba que llorara a su esposo muerto; esperaba que rogara por la vida de su hijo… Esperaba muchas cosas de ella, pero no que tuviera un traslador aguardando y que con el, mandara no solo a su hijo lejos de ahí, sino también a Harry Potter y sus dos amigos. El grito enardecido de Lord Voldemort los siguió hasta el campo desierto donde el traslador los arrojó y el rayo verde, según las palabras de Harry, debió impactar en la mujer solo segundos después que ellos desaparecieran.
- Pero… ¿por qué lo hizo?- había preguntado ella cuando, tras volver de su inconsciencia, Harry le relató lo ocurrido.
- No lo sé…- su amigo acomodó los anteojos sobre su nariz, y giró su mirada antes de continuar.- Supongo que ella siempre supo que las cosas acabarían de ese modo. Era el miedo, y no la convicción, lo que la mantenía al lado de Lord Voldemort. Por ello había preparado todo para poder enviar a Malfoy lejos cuando el momento llegara.
- Eso puedo entenderlo, pero- Hermione mordió su labio- ¿por qué enviarnos a nosotros con él? ¿Por qué ayudarte a huir cuando sabía que eso significaba la muerte?
- Pienso que, conociendo la profecía, creyó que con mi muerte acabaría toda posibilidad de derrotar a Voldemort. Prefirió apostar por el bando más débil con tal de que su hijo tuviera alguna posibilidad de sobrevivir.
Sobrevivir… Eso era lo que Draco Malfoy venía haciendo desde entonces, pues no se podía decir que vivía… Sobrevivía, igual que todos ellos.
-HP-
Ella lo mira a través de la mesa, sin que él la note. Observa sus labios finos, sus ojos grises entrecerrados. Su cabello, más largo que antes, cae desordenado sobre su frente, cubriendo parcialmente uno de sus ojos. Es pálido como Narcissa, pero tiene los ojos de Lucius. Bello como su madre, como una estatua, como un ser extraño suspendido en un medio que no es de este mundo. A veces, cuando hay poca luz, y solo una parte de su rostro se alumbra, le parece a ella la imagen de un cuadro muggle, donde el rostro iluminado asoma en un fondo oscuro. Donde las sombras dan a la luz su aspecto mágico. Ella mira su boca otra vez. Luego sus ojos que están clavados en los suyos. Ella le sostiene la mirada unos segundos para no mostrarse amedrentada, pero la expresión impávida de aquel rostro pálido puede más y finalmente Hermione busca otro lugar donde mirar, donde escapar, aturdida por aquella mirada que no dice nada y a la vez dice todo.
-HP-
" Y esa misma tarde, cuando tú y Ron volvieron en sí, fue que nos enteramos que la Orden había recuperado el control sobre el Ministerio", continúa Harry su relato, "Ya sabes lo que ocurrió después". Y Hermione asiente. Sí, lo sabe: al recibir la noticia, Harry la envolvió en un abrazo inesperado y Ron, desde la cama donde apenas se recuperaba, murmuró algo que ellos interpretaron como una manifestación alegre. Con su cabeza apoyada en el hombro de su amigo alcanzó a distinguir a Malfoy, atado de manos sobre el suelo, quien cerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia atrás como única reacción. Difícil habría sido definir si la noticia lo alegraba o no.
Retomar el control del Ministerio fue un gran triunfo. Con ello, la Orden del Fenix pudo traer algo de paz a la alicaída nación. Voldemort, tras la muerte de Lucius, había redoblado las protecciones sobre la Mansión, haciéndola invisible a mapas y rastreadores, y sus restantes seguidores se habían replegado, nadie sabía dónde, pero de cuando en cuando asomaban en algún rincón sembrando el caos, recordando a sus enemigos que seguían ahí, esperando… Simplemente esperando.
Azkaban dejó salir a sus prisioneros y los dementores recibieron con agrado a los mortífagos destinados al beso. La fidelidad voluble de aquellas criaturas impresionaba a algunos, pero es que los espectrales guardianes no tenían en esa guerra más que una lealtad, y era con quien pudiera proveerlos de muerte. Tonks había comentado en broma que afortunadamente para los de la Orden, los dementores tenían especial predilección por besar mortífagos.
Por supuesto, no todos fueron condenados al terrible beso. Malfoy fue uno de los beneficiados con una tranquila celda donde podría haber esperado tranquilamente hasta que hubiera tiempo para juicios, de no haber sido porque Harry quiso otra cosa para él.
- ¿Por qué te empeñas en defenderlo?- preguntó Ron, con toda la rabia que su cuerpo aún adolorido le dejaba manifestar, ante la idea inexplicable de Harry de sacar a Malfoy de ahí.- ¿Es que no ves que si queda libre buscará a Voldemort otra vez? ¿Olvidas quién es él? ¿Olvidas de quien es hijo? ¡Por su culpa Dumbledore está muerto!
- No lo buscará, Ron, por la sencilla razón de que sabe que después de mí, es a él a quien Voldemort tiene más deseos de ver muerto- había explicado Harry con más cansancio que paciencia- Y aunque así no fuera, ¿buscarías tú unirte al monstruo que mató a tus padres?- Ron no respondió a ello, pero sus bufidos dejaban en claro su poca aceptación de las ideas de su amigo.- Además…-continuó Harry, frente a la atenta mirada del profesor Lupin y Kinsgley - Nos conviene tenerlo con nosotros.
- ¿A qué te refieres con "nosotros"?- fue Tonks quien interrumpió alzando una ceja, mientras una de sus manos acariciaba su ya abultado vientre.
Hermione aún recordaba el modo en que Harry tomó aire antes de presentar su plan. Ella lo consideró valiente entonces, y para cuando él terminó de dar las razones por las cuales Malfoy debía quedarse con ellos, con los de la Orden, ella comprendió que su amigo era también brillante.
- Mcgonagall dice que ni siquiera la mitad de los Slytherin regresaron a Hogwarts. Ya pueden imaginarse dónde han ido a parar todos ellos, considerando que la mayoría tienen padres mortífagos. No podemos arriesgarnos a que Voldemort rearme sus filas… Los necesitamos con nosotros… ¿Quién mejor que Draco Malfoy para mostrarles el camino?
- ¿Quién te asegura que lo seguirán a él, en lugar de seguir a sus padres?- preguntó Ron, reacio.
- La mayoría no sigue a Voldemort por convicción, sino por miedo. Si nosotros ponemos a Malfoy en Azkaban, les estaremos diciendo que o luchan en nuestra contra y nos vencen o son juzgados. Pero si recibimos a Malfoy entre los nuestros… les estaremos dando una opción… La opción que muchos de ellos no han tenido hasta ahora.
- Siempre ha estado esa opción- Ron no dejó de alegar- Y aún así Malfoy prefirió luchar por Voldemort… y aún así, los Slytherin…
- ¿Alguna vez le preguntamos a alguno de ellos si se nos quería unir? ¿Alguna vez siquiera hablaste con alguno de ellos más allá de lo estrictamente necesario para una clase o para intercambiar insultos? Nunca les hemos dado la opción realmente, pues los rechazamos desde el principio… Dumbledore quería darle esa opción a Malfoy…
- Y por eso, Dumbledore está muerto.
Harry no respondió nada entonces, pero su plan debió ser bien recibido por varios miembros de la Orden, pues una semana después, Draco estaba en el número doce de Grimmauld Place, siendo interrogado por Kingsley, y dos días más tarde, era dejado en libertad bajo la condición de permanecer bajo estricta vigilancia de los miembros de la Orden en todo momento.
Algo que resultó curioso a Hermione fue que Malfoy, ni aún bajo los efectos del Veritaserum, supo dar respuesta a lo ocurrido aquella última tarde en su hogar, ni a los detalles de sus actos previo a eso. Hermione se preguntó si no habría sido aquella amnesia producto de la muerte de sus padres.
-HP-
La convivencia no sirvió para apaciguar los ánimos. Al menos no en un principio. Neville había dejado Hogwarts para estar presente; Hanna Abbott, a quien Hermione no había visto desde el día en que le informaron que su madre había sido asesinada, había llegado con él. Dean Thomas cortó contacto con sus parientes muggles en el mismo modo que Hermione y se unió a la Orden; Luna, más recuperada desde el rescate, se negó a dejar el cuartel y Ginny, aún en contra de los deseos de su madre, llegó ahí una mañana para quedarse. Harry intentó oponerse también, aunque sin obtener mejores resultados que Molly. Fue esa la tarde en que Ron intentó besarla.
Hermione recordaba bien su aliento cálido impactando en su frente, mientras el pelirrojo se decidía a bajar sus labios a contactar los de ella. Murmuró un par de cosas respecto al miedo a perderla y a descubrir nuevos sentimientos, que Hermione no logró comprender. Su estómago se contraía y las piernas le temblaban. Pero cuando finalmente el rostro de Ron comenzó a decender y ella cerró los ojos ante lo inevitable, la puerta de la cocina chirrió al abrirse y ambos retrocedieron espantados. Recordaba el rostro de Malfoy, tan indiferente al hecho de encontrarlos ahí, en aquella situación que llevó los colores a las mejillas de Hermione. Ron elaboró un par de insultos faltos de ingenio. El rubio torció el labio sin decir nada y tras tomar de la mesa lo que parecía un libro olvidado, se retiró sin mas. El momento entre ella y Ron había sido arruinado y Hermione salió del lugar sin saber muy bien si molesta o más bien aliviada.
Aún recordaba los ojos de Malfoy fijos en ella cuando caminó fuera de la cocina. Parecía haber esperado el verla salir solo para humillarla y ella cortó el contacto visual tan rápido como pudo para correr a su cuarto, maldiciendo a Harry por su ridícula idea de mantener en esa casa al rubio.
Pero Harry había estado en lo correcto… El primero en llegar junto a ellos fue Theodore Nott.
-HP-
Ella coge un tazón de té olvidado junto a la mesa del sillón. Aún está tibio. Piensa que debió ser Ron, como siempre. ¿Cuánto tiempo llevan en ese lugar? ¿Un año? No… debe ser más… Y desde que llegaron, Ron siempre olvida tazones a medio beber y los va dejando por ahí. Ella está muy cansada para decir nada y solo toma asiento, con el tazón en la mano, y sin saber qué más hacer, comienza a beber de él. Está tibio y dulce.
Alza los ojos, y ahí está Malfoy, otra vez, sentado junto a la estufa con sus ojos fijos en Nott, que conversa a unos metros de él con Luna. Hace mucho que Luna y Nott conversan, apartados de los demás, sin que nadie sepa realmente de qué. Hermione se pregunta qué tipo de interés puede tener alguien como Theodore Nott en las historias de Luna. Y sin embargo la escucha siempre, generalmente sentado en la alfombra junto a ella, como ahora.
Ella quisiera saber qué piensa Malfoy de aquellas conversaciones. ¿Reclamará a Nott esa extraña amistad por las noches, cuando vuelven al cuarto que ambos comparten? Pero al menos Nott habla con alguien. Malfoy no. Aunque un par de veces ella lo ha descubierto hablando con Harry, pero apenas ella aparece, ambos guardan silencio.
Un año ha pasado y él apenas comparte con los demás. ¡Qué solo debe sentirse! Hermione piensa que ella al menos tiene a sus amigos, junto a la esperanza de volver a ver a sus padres cuando todo aquello termine. Él ya no tiene padres que lo esperen y Nott no es de gran ayuda. Ella se pregunta si él no extrañará a Pansy Parkinson, o a Blaise Zabini. Le gustaría preguntar, pero ¿cómo?
Él gira su rostro hacia ella otra vez. Sus ojos grises son los más bellos que Hermione haya visto nunca, debe admitirlo, pero hay algo más en aquella mirada. Algo que va más allá de su belleza. El recuerdo de un misterio que no logra resolver. ¿Por qué se negó a matarla cuando Voldemort lo ordenó? La pregunta da vueltas en su cabeza constantemente, pero no se atreve a formularla. Y él sigue sosteniendo su mirada en ella, como si quisiera comprender algo, como si él tuviera la misma duda que ella.
Y en ese momento, sin que ella lo sepa, los ojos de Harry están fijos en ella y en Malfoy. Y su amigo no dice nada, pero un temor asoma en su mirada.
- Hermione…- la llama. Y le hace un comentario innecesario solo para interrumpirla, pero ella no lo sabe. Y hablan trivialidades por un rato. Cuando ella gira sus ojos en busca de Malfoy otra vez, el rubio se ha ido.
- ¡Qué solo debe sentirse!- exclama ella sin saber que lo ha hecho en voz alta. La mirada que Harry le lanza es preocupante.
- Y es mejor que siga así.- la seriedad de su voz la intriga.
- ¿Por qué?
- Te conozco, Hermione.- dice Harry sosteniendo su mano con aquella familiaridad que ha nacido de años de compartir tragedias- Sé que tienes debilidad por ayudar a los que crees que sufren, pero solo por esta vez, no lo hagas.
Y la advertencia queda ahí. Y ella cambia el tema y él lo agradece, porque no quiere responder preguntas incómodas. Y ella habla de temas triviales con facilidad, pero su mente no deja de pensar en Draco Malfoy.
- Fin del Primer Capítulo-
Estimados lectores: ¡HE VUELTO! Aunque no sé si se trate de el mejor momento, ya que tengo más trabajo y menos tiempo que nunca, pero ya veremos como lo hago para escribir. El problema es… ¡que no puedo dejar de escribir! O pensar en mil historias que dan vuelta en mi cabeza a la vez. Una de mis novelas inconclusas está a punto de ser terminada… O eso espero… Aunque dudo que vaya a ver la luz en el corto plazo. Pero ya habrá tiempo para ello. Por ahora, debo comenzar este nuevo fic antes de volverme loca sin poder dejar de pensar en Draco a cada instante. A medida que pasen los capítulos, muchos de ustedes pensarán que me he vuelto loca… que he sucumbido a escribir algo muy oscuro y escabroso… Curiosa cosa… en el momento en que mi vida no puede ser más feliz, me da por escribir tragedias… Pero ¿qué puedo hacer yo, si mis manos tipean más rápido de lo que pienso, y la historia se ha formado en mi cabeza sin yo quererlo? Tendrán que aguantarme.
Como siempre… Los Comentarios son mi alimento… A más comentarios, más rápido voy subiendo los capítulos.
Cariños a todos.
Alex.
