Mañana es el gran día. El día de la cosecha. Es la 68ª vez que ocurre esto y este va a ser el año que me voy a presentar voluntaria. No puedo controlar mis nervios. Mi madre lleva todo el día pidiéndome que me calme y que descanse bien pero no puedo. En clase hoy muchos de mis compañeros me han felicitado. Confían en mí y en mis habilidades.
Llevo desde muy pequeña entrenándome para esto y hoy, a mis 17, siendo esta mi penúltima oportunidad para ir a los Juegos, me voy a presentar voluntaria.
Antes de cenar, practico un rato en la sala de entrenamiento que tenemos en casa. No es gran cosa, pero tengo varias armas y algunos blancos. Me concentro en la espada, que es mi punto fuerte, aunque mi especialidad es algo inusual. Tengo un mazo bastante pesado que a criterio de mis entrenadores de la academia, es un arma buena para rematar.
-Emerald, ya está la cena –oigo a mi madre decir desde el comedor.
Dejo las cosas en su sitio y voy corriendo a sentarme a la mesa. Me han preparado mis alimentos favoritos para celebrar mi última cena antes de ir a la arena. Todos comemos alegremente excepto mi hermana Amy. Me mira con hostilidad, probablemente porque voy a poder hacer algo que ella nunca consiguió. Sin embargo, decido ignorar sus miradas fulminantes y disfruto de la cena.
Cuando acabo, me doy una ducha y me meto en la cama en seguida para intentar dormir, aunque sé positivamente que me va a costar mucho.
Me despierto antes de que mi madre me venga a avisar. Sorprendentemente, he podido dormir suficientes horas para estar lúcida por la mañana. Mi madre entra en mi habitación incluso más emocionada que yo. Lleva en la mano un vestido que me compró especialmente para este día.
Me visto, me arreglo un poco y bajo al salón. He decidido irme antes al centro de la ciudad, al lugar donde se celebra la cosecha, para poder ver el ambiente (es posible que haya más chicas que quieran presentarse voluntarias). Así que me despido de mi familia; mi madre me abraza y me sonríe orgullosa, mi padre me dice unas palabras de aliento y mi hermana se limita a decirme adiós.
Salgo de casa y voy a paso apresurado hasta el sitio correspondiente. Aún no ha llegado mucha gente pero ya están registrando a los que están allí. Me coloco en la fila y agudizo el oído por si alguien comenta algo. Según llegan las personas, algunos chicos se acercan a saludarme. Me dicen cosas como "si vas a la arena, más te vale ganar y dejarnos en buen lugar" o "espero que todo tu entrenamiento de sus frutos". Cuando la multitud crece, puedo ver a mis padres y mi hermana en la zona de aquellos cuyos nombres ya no entran en la urna.
Por fin, una mujer aparece. Lleva el pelo liso completamente pegado al rostro y cortado justo a la altura del hombro, de color azul degradado hasta llegar a blanco. Su vestido: el estilo extravagante del Capitolio pero combinado con la sencillez. A simple vista, los encargados de la cosecha de cada distrito parecen diferentes, pero la verdad es que se comportan todos igual.
Y entonces comienza con un "bienvenidos a los 68º Juegos del Hambre y que la suerte esté siempre de vuestra parte". A partir de ahí, el discurso de cada año, el mismo ritual, las imágenes del Capitolio y las palabras de Snow... hasta llegar por fin al momento que espero con ansias.
-Bien, veamos quién es el tributo femenino que representará este año al Distrito 1 en los Juegos –dice con su peculiar acento.
Introduce la mano y revuelve un poco los pedazos de papel del interior. Saca uno y vuelve a acercarse al micrófono. Yo aprieto los dientes y me preparo para presentarme. Cuando la veo separar los labios, tomo aire.
-¡Amber Ledd! -exclama la mujer.
Durante un momento me quedo en shock. Había oído rumores de que ella quería ir a los Juegos. Tiene un año menos que yo. Por desgracia para ella, me voy a presentar voluntaria. Amber sube al escenario y entonces intervengo.
-Me presento voluntaria como tributo –digo con voz segura.
-Tenemos una voluntaria –dice la mujer alegre, indicándome que suba al escenario. Camino con firmeza. Al pasar junto a Amber, la miro sonriendo con superioridad-. Dinos tu nombre, querida –me pide la mujer del Capitolio.
-Emerald Bloomer –digo.
-Bien, Emerald, puedes colocarte en tu sitio. Ahora, vamos a ver quién es el chico que acompañará a Emerald como tributo masculino del Distrito 1 –indica mientras se acerca a la urna contraria. Repite el proceso hasta sacar un pedazo de papel. Se dirige otra vez al micro-. ¡Gem Hewlett! -exclama.
Un chico con ojos color miel, pelo ondulado y castaño, constitución atlética y alto, sube al escenario con paso lento. Ignorando lo que la mujer del Capitolio comenta, se dirige a su lugar.
Unas últimas palabras y acaba la ceremonia.
Las puertas del ayuntamiento se cierran detrás de nosotros. Una vez dentro, la mujer que se ha encargado de la cosecha, se vuelve hacia el chico y hacia mí.
-Bueno, chicos, estaréis ansiosos. ¿Qué edad tenéis?
-17 –respondo en seguida.
-18 –dice entre dientes Gem.
-¡Vaya! Así que os quedaba poco para que vuestros nombres salieran de las urnas –dice juntando las manos-. Yo soy Atlas –se presenta.
-Vaya, como la Diosa griega. Muy bonito –comento.
-Oh, Emerald, también tienes un nombre precioso –responde ella.
-Em. Prefiero que me llamen Em, todos me llaman así –corrijo. Nunca me ha gustado escuchar mi nombre completo de boca de alguien que no es de mi familia-. Y gracias.
-Entonces Em –dice ella no muy convencida-. Te has presentado voluntaria, eso ha sido muy valiente. Supongo que llevas mucho entrenándote –me dice con voz cantarina.
-Sí, llevo muchos años esperando este día –respondo incapaz de ocultar la emoción.
-¡Fantástico! -exclama-. Bien, no hay tiempo que perder. Que los agentes os guíen a vuestras respectivas salas de espera para despediros de vuestros seres queridos –añade para luego empezar a menearse con sus tacones, alejándose de nosotros.
Antes de que los agentes nos lleven a diferentes habitaciones, dirijo una mirada a mi compañero, que ni se ha dignado a hablarme. Descubro sorprendida que él me mira a mí y no es una mirada bonita. Puedo sentir un profundo desprecio en sus ojos. Mantengo la mirada un instante y no digo nada.
Por fin, los agentes nos guían a cada uno en una dirección.
-Me das asco –es lo último que oigo antes de entrar a la sala de espera. Por una rendija, antes de cerrar, puedo ver cómo Gem me mira y luego aparta la mirada.
¡Hola! Soy Arissa y bueno, aquí os traigo un fic que se me ocurrió el otro día. Hace mucho que no escribo un fic, pero esta idea me vino de repente y decidí que era hora de retomar viejas costumbre (eso sí, con una cuenta nueva). Este es solo el prólogo, así que aún no explico muchas cosas sobre los personajes, pero ya irá apareciendo todo lo que tenga que aparecer. He de decir que me resultó interesante la idea de hacer una protagonista contraria a lo que se consideraría una heroína (como Katniss) dentro del mundo de los Juegos del Hambre. He pensado mucho en los rasgos de la personalidad de Em y se me han ocurrido varias cosas. Por ahora no quiero revelar nada, cada cosa a su tiempo.
Espero que os haya entretenido al menos este prólogo, gracias.
¡Nos leemos~!
