Capítulo 6
Hicieron el pedido, y momentos después se comían una deliciosa pizza de jamón con doble de queso frente al televisor de su living.
-¿Más? –inquirió Ken masticando un pedazo de pizza, ofreciéndole otra porción a Paola, que seguía pensativa
-No gracias –negó ella meneando la cabeza
-¿Qué tienes Paola? Te noto muy triste –se preocupó su esposo, obligándola a mirarlo a los ojos
-Ken...te amo –murmuró ella con lágrimas en los ojos, abrazándolo con fuerza
-Y yo a ti, lo sabes –devolvió él suavemente, besándola luego en los labios
Paola lo correspondió empujada por el mar de emociones que tenía en su pecho, dejándose luego llevar mucho más allá...
(el presente lemmon es un aporte de la compañera Lily De Wakabayashi, por lo que aclaro, no es de mi autoría, sino de ella ;P)
El recuerdo del beso de Hyuga se le vino a la mente a la chica, y ella se sintió peor todavía. Ken acabó con el último trozo de pizza y miró preocupado a su esposa.
-Hyuga te trató mal, no es así.- Ken no preguntaba, lo afirmaba.
-¿Qué? No.- la declaración tomó por sorpresa a Paola.- Claro que no me trató mal.
-¿Entonces por qué estás así?
-Por nada.
Paola no quería que su esposo siguiera preguntando, por lo que besó a su esposo con intensidad. Ken comenzó a corresponder el beso. Muy pronto, las manos de él se metieron por debajo dela blusa de ella y comenzaron a acariciarla...
-Hagamos el amor.- musitó Ken, besando el cuello de Paola.
Paola no respondió, solo se aferró más a su esposo. Ken seguía acariciándola por debajo de la blusa y también por debajo del sostén... Paola comenzó a gemir, y Ken comenzó a mordisquearle el cuello, como él sabía que a ella le gustaba. Paola le quitó a él la camisa y contempló su abdomen plano.
-No he cambiado en nada desde la última vez que me viste.- murmuró Ken.
-Ya lo noté.- sonrió ella.
Paola se quitó la blusa y Ken, después de contemplar por un rato el sostén, se lo quitó con un ágil movimiento de manos. De ahí en más todo fue el ritual más delicioso de la Tierra... Los labios de él acariciaron los pezones de ella, los cuales se pusieron muy duros. Paola gemía y acariciaba con las yemas de sus dedos el cabello y el cuello de Ken, y le rasguñaba la espalda con sus uñas... Ken se quitó después los pantalones y la ropa interior y Paola imitó su ejemplo... Él hizo que ella se recostara sobre el sillón y comenzó a lamerle todo el cuerpo, deteniéndose en las zonas más sensibles de ella. Paola gemía, jadeaba, se retorcía, sobre todo cuando la lengua de él llegó al clítoris de ella y comenzó a estimularlo. Paola sintió que se desmayaría por el placer, pero justo cuando iba a llegar al punto máximo, Ken se detuvo y se recostó encima de ella. La penetró, primero con suavidad, después fue aumentando la intensidad de sus penetradas. El cuerpo de ella se acomodaba al de él, las caderas de ambos chocaban, las manos de Ken apretaban los pezones de ella... Ella llegó al éxtasis, arqueándose hacia atrás con mucha fuerza.
-Sí que aprietas duro.- jadeó él, eyaculando dentro de ella.
Paola jadeaba, Ken respiraba muy agitadamente. Pero ése era apenas la primera ronda... Cuando Ken se sintió descansado, agarró a Paola por la cintura y la tumbó a cuatro patas sobre la alfombra, le estimuló la vagina y el clítoris con los dedos y después volvió a penetrarla. Paola dejó escapar un largo gemido.
-Eso es, mi amor.- murmuró Ken.- Muévelo.
Paola hacia movimientos candentes de cadera, se pegaba a Ken, jadeaba. Él le apretaba los pezones, le acariciaba la espalda y las nalgas... Después ella tomó el control e hizo que Ken se recostara, para montarse encima de él. El cuerpo sudoroso de Paola brincaba una y otra vez sobre el de Ken, ambos se acoplaban el uno a la otra, jadeaban, se retorcían...
Paola se dejó caer cuando llegó a su orgasmo. Ken aun no llegaba, así que se incorporó, la tomó a ella de la cintura y continuó penetrándola, hasta que el consiguió su orgasmo también. Ambos se dejaron caer en la alfombra, exhaustos.
-Eres la mejor, mi amor.- murmuró Ken, tomando a Paola entre sus brazos.
-Lo mismo digo de ti.- musitó ella.
Ambos se besaron, y después se quedaron dormidos, uno en brazos del otro...
Y todo habría sido perfecto de no ser porque Paola soñó con Kojiro esa noche...
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Al día siguiente, con las primeras luces que se colaron por entre las cortinas, Paola abrió poco a poco los ojos, encontrándose abrazada de Ken. Aun sentía culpa por lo que había pasado un día atrás, pero estaba dispuesta a olvidarlo y recomenzar todo desde el punto en que había metido la pata. Más animada se levantó a preparar un gran desayuno, que su esposo recibió con agrado. Después de desayunar Ken le comunicó a Paola que había quedado unos días atrás en almorzar con Kojiro ese domingo, y que él cocinaría, retribuyendo a ambos el no haber podido asistir a la recepción social del viernes.
Así que luego de darse una ducha el muchacho se vistió y fue a comprar lo necesario para su almuerzo. Un poco antes de las once el timbre sonó.
-De seguro el descuidado olvidó sus llaves –pensó Paola sonriendo- Pero me va a oír
Abrió la puerta, dispuesta a bromear un poco con su esposo, pero se quedó helada al descubrir frente a ella a Kojiro.
-Buenos días –saludó él con cierta incomodidad
-Kojiro... –murmuró Paola boquiabierta
-¿Llegué muy temprano?
-Este...algo, sí –alegó la muchacha, dejándolo pasar- Sigue, por favor
El japonés pasó y no sabía qué actitud tomar o qué decir.
-Traje un poco de sake –anunció, entregándole una botella
-Gracias –contestó Paola, yendo a guardar la botella en el refrigerador
-Sobre el otro día... –se animó a decir Kojiro, siguiéndola hasta la cocina
-Olvídalo –interrumpió ella rápidamente, volteando a verlo- No debió pasar, fue sólo el momento
-Pero Paola...
-Pero nada, yo ni siquiera puedo recordarlo, sería indecente –continuó ella algo molesta
-No puedes negarlo
-¡No lo niego! Pero no lo quiero recordar
-¿Tan horrible te pareció? –inquirió Kojiro ceñudo, alzando la voz
-¡Y crees que no lo fue! –estalló Paola fuera de sí- ¡Soy la esposa de tu mejor amigo! ¡amo a Ken! ¡cómo piensas que yo haría algo así de forma consciente!
-¿Hacer qué? –preguntó Ken con inocencia, acabando de entrar con una bolsa
-Eh...nada, nada –mintió Paola abochornada- Kojiro bromeaba sobre que en un partido me vio haciéndole porras a Genzo
-Jajaja, ¿y no lo golpeaste? –rió su esposo, estrechando la mano de su amigo a manera de saludo
-Je, ¿debería, no?
-¿Y? Qué nos cocinarás hoy –trató de cambiar de tema el tigre japonés, bastante incómodo
-Pollo al curry, si no les molesta –dijo Ken, sacando los ingredientes sobre el mesón de mármol que allí había
-Yo te ayudo a picar todo –se ofreció Kojiro, tomando un cuchillo
-Mientras yo hago el arroz –dijo Paola, sacando la bolsa del mencionado cereal
En lo que cocinaban Ken hablaba y hablaba sobre su experiencia en los entrenamientos, teniendo un auditorio demasiado callado; con Paola que miraba como embobada la olla del arroz sin desviar la mirada ni un segundo y con Kojiro que cortaba los vegetales con rapidez y precisión pese a estar distraído.
-¡Kuso! –gritó de repente el tigre japonés
-¿Qué pasó? –preguntó Ken, mientras la muchacha los miraba de reojo
-Me corté el dedo –dijo su amigo, chupándose el dedo índice derecho
-¿En qué estabas pensando? –se burló Ken pasándole un trapo- No me digas que Maki te trae así...
-Voy por algodón y alcohol –murmuró Paola saliendo rápidamente de la cocina, aparentando no gustarle mucho el comentario
Momentos después Paola agarraba la mano de Kojiro, intentando curarle la herida, mientras él la miraba disimuladamente. Entre tanto Ken terminaba de cocinar.
-Ya está –murmuró ella, guardando todo en un pequeño botiquín
-Gracias
-No tienes por qué –alegó Paola seriamente
Almorzaron, el pollo realmente había quedado sabroso, aunque con la culpa que sentían quizá a un par de ellos igual les supo insípido. Cuando terminaron con un pequeño brindis con sake, Kojiro decidió irse.
-Te acompaño a tomar un taxi –le dijo Ken parado en la puerta
-Prefiero caminar –respondió su amigo con una pequeña sonrisa
-Igual déjame acompañarte hasta la puerta del edificio –insistió Ken, saliendo con su amigo
-Adiós –murmuró Paola evitando mirar al delantero japonés
-Adiós –dijo Kojiro, dándole un repentino beso en la mejilla que dejó a Paola helada
-Bueno, al menos así puedo saber que se llevan bien –comentó Ken complacido
Kojiro lo miró brevemente, luego a ella y ambos se marcharon. Una vez fuera del edificio, Ken se detuvo y miró a su amigo seriamente.
-¿Tú puedes decirme qué ha estado pasando con Paola? –inquirió el karate keeper algo apenado
-De qué hablas –inquirió Kojiro confundido y desconfiado
-La he notado extraña, parece triste y molesta a la vez desde hace días
-Ah, era eso... –dijo su mejor amigo respirando más tranquilo
-Je, qué ¿esperabas que indagaría sobre tu vida amorosa? –se burló Ken
-Tampoco
-Entonces ¿sabes algo?
-Paola se ha sentido muy sola –comentó Kojiro mirando distraído el pasar de los automóviles
-Algo así supuse, pero me temo que no podré hacer nada por un tiempo –se lamentó el otro muchacho- Quiero ser el portero titular y para eso debo esforzarme al máximo
-Tienes razón, pero no te olvides de ella
-Jamás lo haría, por eso necesito que me ayudes –pidió Ken mirándolo fijamente
-¿En qué? –se extrañó el tigre japonés
-No quiero que ella esté sola, y sé que tú dispones de más tiempo que yo...
-Explícate –pidió Kojiro mirándolo seriamente, imaginando lo que le pediría
-Eres mi mejor amigo, de otro modo no te lo pediría –siguió su amigo- Por favor Kojiro, quiero que le hagas compañía lo más que puedas, necesito que estés con ella cuando yo no pueda
Sentimientos encontrados, eso fue lo que padeció Kojiro. Por una parte el saberse ganador de la plena confianza de su mejor amigo lo hacía sentirse orgulloso y avergonzado a la vez; además de sentirse emocionado y desesperado.
-Ella te necesita a ti, no a mi –replicó Kojiro, desviando la mirada
-Pero también eres su amigo
-Pero no soy su esposo
-¿Y eso qué? No te estoy pidiendo que te acuestescon ella –bromeó Ken, sin percibir la mirada de espanto que su amigo le dirigió
-No digas eso... –susurró Kojiro muy incómodo
-Vamos Kojiro, te lo pido porque eres el único al que puedo recurrir
-¿Y si ella no quiere? –preguntó el delantero- ¿Y si Paola prefiere estar sola a estar conmigo?
-¿Bromeas? Ella te quiere mucho, por algo eres su amigo –alegó Ken- Además todo este tiempo tú has sido quien le ha hecho compañía en ocasiones, y ella no se ha quejado
-Pero Ken...
-Por favor
-Está bien –aceptó su amigo, luego de unos segundos de duda- Si tú me lo pides, no puedo negarme
-Gracias –contestó Ken, sin imaginarse que más adelante podría arrepentirse de lo que acababa de hacer uu
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Agradezco a mi primita Lily por el favor de hacer el lemmon nn
Como notarán este cap me salió más largo que la versión "no lemmon", por obvias razones nn
