Disclaimer: Ni la historia ni los personajes me pertenecen. Los personajes son de la maravillosa Cassandra Clare y la historia le pertenece a la fantástica Adele18, mi único aporte es traducirla.

N/A: Así que, para entrar en contexto: en esta historia Clary no es la hija ni de Jocelyn ni de Valentine. El Círculo si existió, Jocelyn si huyó con la Copa Mortal pero ella nunca estuvo embarazada de Clary y Valentine y Christopher si murieron en el incendio. Clary e Isabelle son parabatai al igual que Jace y Simon. Simon es un cazador de sombras; Alec y Max no existieron y tanto Marisse como Robert están muertos. Isabelle y Clary tienen 20 años y Simon y Jace 22.

Sin la Copa Mortal y al paso en el que los demonios invadían el mundo, los Cazadores de Sombras estaban a punto de extinguirse. Los miembros de la Clave sabían que tenían que tomar una decisión importante y rápido si querían preservar su raza. Así que importantes discusiones se llevaron a cabo en Idris, el país de donde provenían todos los Cazadores de Sombras.

"¡Absolutamente no!" rugió Amatis Herondale mientras se paraba agitadamente de su silla, los otros la miraban incrédulos. "¡No podemos hacerle esto a nuestros compañeros Cazadores! ¡No podemos arrebatarles su libre albedrío! Yo misma he sido víctima de esta clase de violación cuando fui forzada a divorciarme de Stephen Herondale. Todos deberían tener el derecho de decidir su propio destino".

"¡Suficiente!" gritó la Inquisidora Imogen Herondale que dirigía su mirada inquebrantable y envejecida hacia Amatis. Esta se congeló, su boca ligeramente boquiabierta, y lentamente se hundió en su asiento, avergonzada de la escena que había montado. "Lo que les pasó a ti y a mi hijo fue muy desafortunado, y fue una decisión tomada por Valentine, no por la Clave. Este es una historia completamente diferente", dirigió su mirada hacia los otros miembros del Consejo y dijo con convicción: "Tiempos desesperados requieren de medidas desesperadas. Debemos forzar a todos los Cazadores de Sombras mayores de 18 años a contraer matrimonio y concebir niños lo más pronto posible. Es la única manera". Algunos de los cazadores de sombras asintieron firmemente y otros simplemente parecían reacios a irrumpir en las vidas de sus compañeros.

El Instituto de Nueva York era habitado solamente por hombres que habían perdido a sus padres, a sus esposas o a sus hermanas; era muy poco probable encontrar a alguna mujer ya que ellas caían en batalla mucho más fácilmente que los hombres. El descenso del número de los de su raza parecía ser el único tema de conversación alrededor del mundo, mientras que la esperada decisión de la Clave pesaba sobre todos. Simon y Jace estaban entrenando con sus espadas, el sonido de metal contra metal hacía eco en la habitación.

"¿Qué crees que harán?" preguntó Simon, jadeante y desesperadamente tratando de evitar las constantes estocadas de Jace; su pregunta parecía no haberlo desconcentrado en lo absoluto. Simon nunca entendió por qué Jace lo había escogido como su parabatai, él se sentía tan inferior en comparación, como si Jace fuera un glorioso diamante mientras que él sólo era una corriente roca. Siempre sentía como si nunca hubiera pertenecido a este mundo de constantes guerras, de alguna manera, él estaba inclinado hacia actividades mundanas mucho más que otros cazadores de sombras… Disfrutaba de los cómics, mangas y hasta juegos de computadoras pero nunca disponía de tiempo suficiente. Jace, por otro lado, estaba destinado a ser un cazador de sombras; sólo le apasionaban las armas y las diferentes maneras en las que podía matar a un demonio. Se movía de forma rápida y felina, cada golpe asestado exactamente donde él quería. Su elegancia y habilidad eran fuera de lo ordinario, incluso para un cazador de sombras. Su melena de rizos dorados hacían que Simon constantemente lo comparara con un león.

Simon se perdió la respuesta de Jace al estar tan sumergido en sus pensamientos. Se desconcentró y se encontró a sí mismo tirado en el piso con la punta de la espada de Jace tocando ligeramente la palpitante arteria de su cuello.

"Gané" dijo Jace y le dirigió una de sus típicas sonrisas de satisfacción. Puso la espada en su estuche y ayudó a su amigo a ponerse de pie. Él no parecía haber sudado ni un poco mientras que Simon estaba jadeando y su ropa sudorosa colgaba de su cuerpo de una manera muy irritante.

"Como te decía", continuó Jace, Simon agradeció que Jace no notará que él había fallado en escuchar su primera frase. "Realmente pienso que no hay nada que ellos puedan hacer. La Copa ya no está, tal vez para siempre. Y no van a pedirnos que comencemos a follar entre todos como conejos sólo para procrear más cazadores de sombras" dijo al tiempo que salía del cuarto de entrenamiento con Simon detrás de él.

"Bueno, dudo que follar sería de algún uso", dijo Simon y se rio entre dientes, "¡No he visto a una chica en años! Es como si todas estuvieran muertas".

"Deberías salir más, mi querido amigo" contestó Jace para luego reírse.

"Hablo de cazadoras de sombras, no mundanas; son muy despistadas para mi gusto".

"Por el Ángel, Simon, no te tienes que casar con ellas, sólo satisfacer tus necesidades".

"Ligar no es tan fácil para algunas personas, ¿sabes?".

"Cierto, y soy mucho más atractivo que tú. Sin ofender" y le dirigió una sonrisa encantadora.

"No me ofendes" suspiró Simon.

Entraron a la "sala de estar", como todos la llamaban, aunque principalmente lucía como una especie de restaurant, tenía mesas circulares cubiertas con manteles de terciopelo rojo regadas por todo el lugar, un bar en donde los chicos generalmente se reunían, comían, jugaban videojuegos en varios televisores de pantalla plana o simplemente se acostaban perezosamente en los sofás. Sin ninguna mujer alrededor los chicos simplemente hacían lo que quisieran, cuando quisieran. No había ninguna habitación destinada a alguna actividad específica, a excepción del cuarto de entrenamiento. No eran muchos, probablemente sólo 15 chicos, pero eran desordenados. Extremadamente desordenados.

Jace y Simon se encontraron con una multitud muy enojada, los chicos gritaban, pateaban y golpeaban cualquier cosa a la vista. Su amigo, Sebastian, vio sus rostros perplejos y fue a contarles las nuevas noticias.

"¿Así que no han escuchado nada, eh?" dijo mientras jugueteaba nerviosamente con sus dedos.

"¿Escuchar qué, exactamente?" preguntó Jace en su habitual tono despreocupado y miró a Sebastian con expresión aburrida, a él raramente le afectaban los pequeños dramas que ocurrían en el Instituto.

"La Clave tomó una decisión".

Simon lo miró abriendo mucho los ojos y dijo con un tono irritado: "¡¿Y?!"

"¡Nos obligarán a casarnos con alguna extraña! ¡Comenzarán mañana! A cualquier chico mayor de 18 se le enviará vía portal una mujer a su Instituto. Dijeron que nos harán firmar contratos y nos ocuparemos de las runas de matrimonio después. ¡Es una locura!" Sebastian se exaltaba un poco más a medida les explicaba.

"¿Qué pasa si nos rehusamos?" preguntó Jace mirando a Sebastian incrédulamente, Simon comenzaba a hiperventilar.

"¡¿Casado?! ¡No quiero casarme!" decía ansiosamente.

"Si nos negamos, nos quitarán nuestras marcas. Nos convertirán en mundanos".

"Eso resolvería la falta de cazadores, deshacernos de muchos más" dijo Jace sarcásticamente.

"Ellos saben que no podemos decir no, cazar demonios es todo lo que sabemos hacer. Vivir como mundanos sólo nos mataría lentamente. No que no estemos muriendo, ¡pero igualmente!

"¡Deja de balbucear, Simon, te vas a desmayar de un momento a otro!" dijo Jace ya irritado.

"¿Qué vamos a hacer?" Sebastian miró a Jace en busca de algún consejo, él siempre había sido el mejor en tomar decisiones importantes, del tipo que ponen tu vida de patas para arriba. Esta vez, Jace parecía haberse resignado.

Él suspiró. "Yo, personalmente, me pondré mis pantalones de niño grande y lidiaré con eso. Estoy seguro de que seré un excelente esposo, después de todo, soy increíblemente bueno en todo. Ninguna mujer puede resistirse a mi encanto. Ustedes chicos, pueden continuar quejándose como chicas, o pueden comenzar a actuar como hombres. Este lugar estará lleno de cromosomas X para mañana a esta hora así que no vamos a necesitar más de eso. ¡Enfréntenlo!".

"Gracias, eso fue muy útil" masculló Sebastian.

¡Espero que lo hayan disfrutado un montón! Es la primera historia que posteo así que ahora mismo soy un manojo de nervios. No es necesario que lo hagan (porque yo muchas veces no lo hago) pero no me molestaría si dejaran uno que otro comentario.

Voy a subir uno o si me siento generosa dos capítulos cada viernes :)

¡Hasta luego!