Saint Seiya es propiedad de Masami Kurumada
Y cualquier otro que sobre la obra haya adquirido derechos
Esta serie está dedicada completamente a Diox,
Quien me animó a escribir acerca de la relación de esta pareja y amar cada momento del camino
Ahora más que nunca es para ti, mi amiga querida
Con mis recuerdos de siempre a:
Pleasy Stay (Mi ovejita), quien ha salido adelante y es una luchadora
Seiryu, siempre allí en las buenas y en las malas y uno de los padres de Azé y Nasé
Linze (mis Doce Rosas Amarillas) dónde sea estés, espero que sea con bien
Sayuri Hiro: Recupérate pronto y nunca pierdas las esperanzas
-.Lazos Rojos.-
By. Kari no Chiryu
.Capítulo I.
Otro Viernes
¡Oh Dios, es viernes¡es viernes!". Hyoga e Ikki sonrieron, no podían dejar de hacerlo
Ésta había sido la rutina de Seiya cada tarde de cada viernes durante los últimos dos años de sus vidas y aún faltaba el resto.
"Bien. Hay que celebrarlo. ¿Vamos a ver una película¿un Night Club¿ah¿ah¿ah?". Dijo apoyándose en el escritorio de Hyoga y agitando sus cejas festivamente.
Como todas las tarde, después de terminar sus labores, los tres se reunirían en la oficina de Hyoga, porque era la que tenía mejor vista a la ciudad. Allí compartirían unas tazas de café y una plática agradable antes de retirarse a sus hogares, pero los viernes era otro cuento completamente. Algunas veces, los caballeros del Fuego e Hielo, saldrían ignorando a Seiya, otras veces no, pero la constancia de este evento viernes tras viernes era realmente confortante para los tres.
"Estoy muy cansado, Seiya, quiero llegar a casa, darme un baño tibio, entrar en mis pijamas, en mi cama...". Hyoga comenzó explicando y continuó alucinando. "Con un vaso de leche tibia en una mano y el telemando en la otra...".
Seiya pestañeó. "Oh, eso suena... ¡¡EMOCIONANTE!!".
Hyoga resopló.
"¡¡Oh vamos¡¡Vamos!!". Insistió con muy poco éxito.
"No".
"¡¡Oh, por favor!!". Seiya se volvió con esperanzas hacía Ikki. "¿Ikki?".
"Ie". (No).
"Vamos, Ikki. ¿Por qué no?".
Ikki suspiró en tolerancia. "Tengo que recoger a Shun al colegio, hoy había una actividad especial y salen tarde".
"Pero eso es perfecto, pasamos buscando a Shun y nos vamos los cuatro juntos".
"Ya te dije que NO, Seiya". Hyoga replicó tras su escritorio.
"Salir con Shun es fantástico, sólo se baja del auto y ya tenemos a todas esas muñequitas coqueteándonos y..."
"No NOS coquetean, coquetean con él". Hyoga irguió un poco... ¿molesto?
"Sí, sí, lo que sea. ¿Oye, Ikki?". Seiya volvió su atención al muchacho mayor. "Apuesto a que Shun tiene muchas muchachas enamoradas de él en el colegio¿no es cierto? Pero qué cosas pregunto, claro que sí, todas esas maestras y apuesto a que muchas chicas...". Y Seiya continuó con su soliloquio sin notar siquiera que Ikki había dejado de escucharlo. El Phoenix miraba a través del cristal de la ventana el cielo claro de la tarde sumergiéndose suavemente en los colores ocres del crepúsculo.
Hyoga, al contrario, estaba cada vez más inquieto en su sillón.
"... seguramente sí, debe estar interesado en alguien¿no te ha hablado de alguien especial, Ikki?".
"...".
"¿Ikki?". Le agitó un poco
"¿Qué?". Ikki se sobresaltó al ser sacado tan abruptamente de sus pensamientos.
"Shun. ¿Tiene a alguien especial?. ¿Te ha hablado de alguien?".
"¿Alguien especial?". Ikki hizo una pausa, no porque tuviese que esforzarse en recordar sino porque, comprendía ahora y de repente, que Shun en realidad nunca se había referido a alguno de sus compañeros de trabajo de manera preferencial.
"No, en realidad Shun nunca ha mencionado a alguien".
"Bien, eso es extraño...". Seiya dijo pensativamente.
"¡¿Por qué rayos es extraño?!". Hyoga estaba realmente enfadado con el muchacho menor.
"No lo digo con malicia, honestamente, es sólo que... bien, Shun tiene ahora veintitrés años y desde que nos encontramos, he visto a muchas chicas interesarse en él". Hizo una pausa sonriendo a la memoria de un viejo recuerdo. "Recuerden nada más la locura que se formaba en el coliseo cada vez que aparecía. Esas muchachas estaban loquitas por él".
"Muchos muchachos también". Hyoga agregó inconscientemente.
A sorpresa de ambos, Ikki simplemente continuó escuchando.
"Sí y apuesto que si ellas pudieran verlo ahora, enloquecen de verdad".
"Totalmente de acuerdo". Hyoga contestó automáticamente involucrándose alegremente en las especulaciones de Seiya.
"Y también estaba esa amiga suya: June. Pensé que había algo entre ambos, pero no se han reunido en años hasta donde sé".
"Es cierto, él nunca la mencionó después que se reconstruyera la Isla de Andrómeda".
"Ahora, él tiene tres años trabajando en ese colegio; es extraño que no se atraiga a nadie aún, después de todo, nuestras vidas se ha estabilizado. Personalmente quisiera encontrar a ese alguien especial para mi vida y compartirlo todo con él". Ahora, Seiya estaba coqueteando con un cierto rubio en la habitación. (¿Quién podría ser?)
Aunque Hyoga se había involucrado voluntariamente en las asunciones de Seiya, tragó en seco al cambio de tema.
Ikki se dedicaba exclusivamente a beber su café mientras una enorme gota de sudor eclipsaba su rostro.
¿Cuándo empezó?. Ni el mismo Seiya podría decirlo, pero hace unos meses, lanzó su cautela y temor a los vientos y estaba intentando 'ABIERTAMENTE' conseguir la atención de Hyoga... y mucho... mucho más. (A decir verdad, él ya tenía su atención y más... mucho más J).
"Ahem". Hyoga aclaró la garganta intentando librarse de la mirada de pura adoración en los ojos de Seiya. "¿Así que Shun no te ha comentado ningún interés en alguien?".
"Ah sí". Seiya parecía reaccionar dirigiendo de nuevo su interés a Ikki. "Lo que ocurre con Shun es que no sale a divertirse. Y tampoco tú, Ikki. Ya es hora de que ambos comiencen a vivir la vida loca. Tal vez conozcas a la muchacha de tus sueños...". –O El muchacho—Seiya pensó para sí. "Es por eso que la salida esta noche es una idea genial".
Ikki sonrió agradablemente, sabía que Seiya podría desviarse, pero nunca perdió de vista su norte.
"No sé, Seiya". Ikki sonrió alegremente para sus adentros... justo como el gato que está a punto de conseguir al canario.
Con pereza evidente se puso de pie caminando pesadamente al escritorio de Hyoga. Inclinándose un poco, dejó descansar encima de la superficie de madera la taza ahora vacía de su café.
Hyoga se estremeció visiblemente cuando Ikki le guiñó un ojo para dirigirse perezosamente a la puerta.
Hyoga tragó el nudo en su garganta. "¿Ikki?". Esbozó en una voz que llevó temor, esperanza y una advertencia, todo a la vez.
Seiya estaba sonriendo bellamente cuando el hombre mayor se detuvo a la puerta y girándose hacia ellos sonrió.
"¿Entonces¿vas?". Preguntó el joven con avidez.
"Hmmmmmmmm...déjame pensarlo...". Ikki casi bostezó y entonces...
…Desapareció en un acto que dejó ciegos a ambos caballeros dorados.
"¿¿¡¡¡¡¡¡¡IKKIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!??". Hyoga gritó corriendo a la puerta.
Por su lado, Seiya parecía totalmente descarriado.
"¡Diviértanse esta noche!". El barítono hizo eco a través de un corredor, quizás desde las escaleras, ya que le habría tomado un rato esperar por el elevador.
"¿Hyoga?". Hyoga tragó duramente el nudo en su garganta debido a la voz dulce que pronunció su nombre.
Su turbación creció inmoderadamente cuando, al volverse, contempló a un Seiya muy, muy ruborizado y tímido.
"¿Vendrás conmigo?". A pesar de exponer su amor por Hyoga a la luz del sol, donde todos podían dar testimonio de él, Seiya le sintió terror al rechazo, por eso evitó quedar a solas con Hyoga y darle oportunidad de romper su corazón... pero comprendía también que si no se arriesgaba no conseguiría nada en absoluto, ni siquiera un corazón roto y eso era algo verdaderamente triste y cobarde.
Hyoga suspiró en derrota. "Vamos, Seiya. Necesito pasar primero a mi apartamento y... ".
Y... en el próximo momento, Seiya estaba totalmente colgado a su brazo.
Hyoga sonrió suavemente.
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Ikki se apoyó contra su auto mientras esperaba por Shun.
Había una cierta felicidad inexplicable en detenerse a escuchar, respirar y esperar por quien traía la luz a su vida.
Sí, podría esperar eternamente por Shun y estar contento simplemente con eso... sabiendo fuertemente en su corazón que Shun vendría siempre hacia él.
Al sonido de las campanas del colegio, Ikki se incorporó sintiendo, como siempre, una anticipación contenta en su pecho.
Hacía ya mucho tiempo que dejó de luchar contra este sentimiento, porque, además de Shun, era la cosa más hermosa que tenía impresa en su alma, sentía también, con algún sentido de lo que pensó fue honor y moral, que mientras no actuara en esos sentimientos todo estaría bien. A veces, se preguntó lo que su hermano pensaría si llegara a enterarse.
Unos breves momentos después de las campanadas, las voces alegres de los niños inundaron los patios escolares y la calle. Muchos padres congregados en los portones alcanzaban a sus niños pequeños, mientras que los mayores, se retiraban en grupos de amigos hacía sus hogares. De cualquier modo, sus maestros estaban presentes para asegurarse que estarían bien... y entre ellos, estaba su Shun.
Ikki sonrió entretenidamente al verlo rodeado de todos sus niños. Era obvio saber por qué Shun escogió esta profesión y no un trabajo de oficina.
Shun buscaba con la mirada y lo encontró, entonces, emitió una de sus sonrisas más brillantes. Esas sonrisas que eran solamente para Ikki.
Ikki contuvo el impulso de llevar una mano a su pecho. ¡Dios!, lo que Shun le hacía con sólo una sonrisa.
Shun intentó aliviar las voces fuertes de los niños alrededor suyo para despedirse porque, tanto como los amó, sus pensamientos su voluntad y su alma se apresuraron siempre en estos momentos, al otro lado de la calle, donde un auto negro estaba siempre estacionado mientras su hermano esperó por él.
Sonrió en dirección a Ikki sintiéndose completo otra vez. Ikki era el enigma que lo completaba sin él, era nada.
Unos momentos después, niños y padres a las puertas del colegio comenzaron a dispersarse dejando a sus maestros solos por una tarde... y una semana más.
Shun se despidió de sus compañeros en sus usuales modales mansos entonces se aceleró a unir a su hermano en la otra acera.
Cuando Shun caminó hacía él, Ikki envió su mirada más allá de su hermano, donde un grupo de maestras, tan jóvenes como su conejito, secreteaban algo mientras riendo tontamente con un rubor suave en sus caras.
Tan típico. Todos quienes lo miraron, quisieron un pedazo de su hermano... Y todos los que lo conocieron, lo codiciaron completamente.
¿Quién¿Quién sería la persona afortunada en ganarse su corazón?.
"Konbawa, Ototo". (Buenas tardes, hermano menor). Ikki sonrió al saludarlo.
"Konbawa, Oniichan". (Buenas tardes, hermano mayor). Respondió Shun, alegre.
Ikki se apartó para permitirle acceso al asiento de pasajero.
"¿Y¿qué tal tu día?". Preguntó el mayor al asegurar su cinturón y encender el motor del auto.
"Muy... cansado". Shun hizo una mueca divertida antes de aflojar el nudo de su corbata.
"Ha. Déjame creerte". Ikki sonrió sarcástico al arrancar y encaminarse hacía su hogar.
"Bien, pues fue un día grandioso y eso es cansado cuando trabajas con niños". Ikki sonrió concentrándose en el camino.
Shun se relajó visiblemente en el asiento suave. Había un olor en el automóvil, algo absolutamente relajante, era la combinación de las colonia de Ikki y la suya, y el propio olor de ambos cuerpos... Era un olor sencillamente delicioso que se deslizaba suavemente con el aire acondicionado.
"¿Y Seiya?". Shun preguntó de repente.
Ikki suspiró. "¿Tu qué crees?". Después de una pausa, cuando Ikki finalmente tomó la autopista, agregó. "¿Sabes, Ototo?. Comienzo a sentir pena por el Ruso".
"Pero apuesto que no haces nada para ayudarlo". Shun sentenció preguntándose sólo vagamente, cuál habría sido la excusa, o en todo caso, el truco que Ikki utilizó hoy para deshacerse de su compañero hiperactivo.
Ikki sonrió, un brilló macizo que dominó su ego entero. "No creas, Ototo, también siento piedad por Seiya. El pobre no sabe cuando rendirse".
"Seiya es un luchador, él nunca se rinde".
"Ay Shun, a veces es mejor el silencio que arriesgarse a ser rechazado".
Shun pestañeó un par de veces a las palabras nostálgicas de su hermano. Parecía como si Ikki se estuviera refiriendo a sí mismo y no a Seiya.
"Eso es cobardía, Ikki". Shun sonrió. "Y Seiya no es cobarde". Shun agregó en un tono terminante que atravesó raudo la comprensión de Ikki. Sí, eso fue tanto como decirle: 'Y tú no eres cobarde, Ikki'.
Shun se recogió en su asiento al contemplar la vista constantemente cambiante de la ciudad por la ventana. –Mira quién habla de cobardía--. Suspiró lánguidamente, observando ahora su reflexión en el vidrio.
"¡Oi¡Ototo!, qué profundo. ¿A qué se debió eso?". Despertándose de su propia miseria personal, Shun sonrió a los tonos casi ultrajantes de su hermano.
"Ya te lo dije, estoy cansado". Y era la verdad pero no a ello se debió ese suspiro.
"Hmmm...". Ikki consideró con una sonrisa autosatisfecha. "Me pregunto si un pastel de fresas y chantilly te harán sentir mejor". Dijo haciendo un gesto accidental hacía el asiento trasero del vehículo.
Shun se volvió con una sonrisa y es sólo hasta entonces notó la caja blanca de pastelería en el asiento de atrás. "Arigatou, Oniichan". Sonrió alegremente, entonces, frunció el ceño. "¿Y esos otros paquetes?".
"Comida china, hoy no me siento como para cocinar".
Shun sonrió. Sí, hoy le tocaba a Ikki la cena.
"¡Sugoi!". (Fantástico). "¿Mmm y estamos celebrando algo?".
"Hai". Ikki sonrió junto a Shun. "Celebramos que por un viernes más, nos escapamos de Seiya".
Ambos rieron abiertamente cuando su automóvil encabezó hacia su edificio.
"Oi, Ototo".
"¿Hai?". Shun contestó desde la cocina donde servía dos platos de postre.
"¿Qué te gustaría ver?. ¿Una comedia o una película de acción?". Ikki preguntó cambiando insistentemente los canales.
"Una comedia".
"Seguro". Ikki contestó al momento que finalmente se detuvo en un canal. Shun salió de la cocina con una bandeja con ambos platos de pastel y dos tazas de té tibio.
Ikki sonrió en su dirección haciendo un gesto hacía la pantalla. "Yackie Chan".
Shun sonrió. "Comedia".
"Hai, y acción también".
Estaban sentados en el sofá cómodo de su pequeña sala, la película había acaba hace rato y estaban viendo las noticias estelares sin el pendiente de despertarse temprano el día siguiente.
Shun ocupó el lado derecho del sofá comiendo un segundo plato de pastel. Él amó llegar a casa los viernes y ponerse cómodo en la compañía de su hermano.
Él miraba a Ikki clandestinamente. Su hermano estaba llevando solamente el pantalón azul oscuro de su pijama y aún en la escasa luz de la sala, proporcionada por la puerta entre abierta de una de las habitaciones y el resplandor del televisor, Shun podría apreciar claramente, la piel bronceada de raso.
¡Dioses! Sí, supo lo increíblemente suave que era su piel porque sus manos la han tocado tantas veces con reverencia… y bajo ella, los músculos de acero puro... y dentro de algunos escasos momentos estaría de nuevo en contacto con esa piel tibia y palpitante... cerca de su olor... Ikki olió a fuerza, calor y amor...
¡Cielos benditos!, cuando el momento viniera en que Ikki eligiera a alguien para compartir su vida¿Qué haría él?. ¿Podría sentarse aquí, solo, un viernes en la noche?.
Shun mordió su labio inferior para prevenir el escalofrío que amenazó engolfar su cuerpo entero. Supo que no pudo, no quiso y no pudo enfrentar la vida sin la presencia de su hermano, pero también supo que no podía detenerlo. Ikki mereció tanto ser feliz... aún cuando eso le costara su propia felicidad.
Ikki bostezó moderadamente antes de comentar algo de la película que recién comenzaba... fue cuando Shun regresó a la tierra intentando sonreír a través de su propio bostezo.
Fue en ese preciso momento, como si esa fuese la señal para actuar, que Ikki lo instó halándolo suavemente por su bazo para que se sentara en su regazo.
Alguna vez se le ocurrió a Shun mientras Ikki hacía esto que de alguna manera no era correcto que dos hermanos varones fuesen tan físicamente afectuosos...Quizás de niño, había esa razón... Pero ahora, ahora él tenía 23 años e Ikki 26... el tiempo había pasado, y tantas cosas con él.
Pero Shun sentía tal exultación siempre que Ikki le permitiera recogerse en su regazo, arrullarse en el sonido de su respiración y abrigarse en la tibieza de su piel, que no había manera de convencer a su corazón que esto era remotamente incorrecto.
"City Hunter. Recuérdame el título de la película después, Ototo".
Shun cabeceó su acuerdo justo unos instantes antes de entregarse a sus sueños.
Había sido un día largo de trabajo de una larga semana y se sentía tan agradable ser abrazado.
Shun sabía que mañana en la mañana despertaría en su cama pero no le importó porque habría de nuevo una ocasión en que dormiría... una vez más, en estos brazos.
Ikki suspiró al sentir en su cuello, la respiración profunda de su hermano lo cual sólo podía significar que Shun se había dormido.
Estrechando su sostenimiento en el cuerpo menor, Ikki dejó un beso en su frente antes de permitirse relajar.
Pronto tendría que poner a Shun en su cama antes que alguno de los dos consiguiera calambres por la mala postura.
...Pero si era lo suficientemente afortunado, este tesoro pequeño querría regresar a sus brazos... y fue de esta agónica y así también, Oh dulce esperanza, de la que se constituyó cada parte diminuta de su existencia.
………………………………………………………………………………..Cap II: AiShiteru
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©Kari. Febrero.2001.
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