Hola a todos los que se estén pasando a leer mi historia n.n, hoy les traigo una nueva idea que se me ocurrió al ver ayer la películas de Harry Potter, específicamente las reliquias de la muerte parte uno y dos n.n, y no pude evitar escribir y escribir hahaha. Bien esta historia es intensa, en todos los aspectos, habrá romance, odio, rencor, tristeza, felicidad, amistad, reconciliación, de todo un poco. Por eso les reitero y advierto que será fuerte, ó eso es lo planeado pero veremos como avanza. En fin no diré más y dejare que lean.
Harry Potter no me pertenece ni su historia, ni personajes esto es por puro hobbie.
Bueno sin más por el momento.
Bonne lecture.
Harry Potter: Resurrección
I. Arrebato
El cielo aun se teñia de negro, pero el horizonte se comenzaba a pintar de anaranjado. Un joven de cabellera negra revuelta, se vestía con una ropa algo peculiar. Nunca le había gustado del todo aquel uniforme. Mientras terminaba de acomodarse su vestimenta, camino al buró de su cuarto, en el estaba su varita. La tomo. Con un movimiento hizo que las cortinas de su ventanal se abrieran de par en par. Se acerco al ventanal y observo a varias personas caminar de un lado a otro, para ser temprano había mucho movimiento. El joven de nombre Harry Potter, estaba emocionado por aquella mañana.
Ya tenia todo listo y se preparo a ir al ministerio. Coloco su varita en su cinturón y salio de su casa, el 12 de Grimmauld Place. Camino por las calles, ahora ya iluminadas mas por los rayos de sol que sobre salían cada vez mas del horizonte. Su caminata lo llevo a unos baños públicos, la única entrada al ministerio. A diferencia de hace años, ahora no tenias que meter tus pies en el inodoro, el cambio consistió en que solo tendrías que tirar de golpe el papel sanitario hasta que quedara solo el cartoncito café, siendo esto un tragador especial. Tan pronto como hizo lo anterior, Harry se hallo en el ministerio, el cual estaba atiborrado de gente. Mas ese día. Camino entre la multitud, en cada paso que daba un diferente hechicero le saludaba y felicitaba, el joven de la cicatriz de rayo sonreía y agradecía.
Paso por varios pasillos, iba en dirección hacia su oficina. Debía buscar algo antes de dirigirse al anfiteatro del ministerio. Al doblar en una esquina, pudo observar su oficina. Se dirigió a ella y abrió la puerta, tras esta se topo con una cabellera roja. Su amigo Ron le miraba alegre desde la silla de visitas. Harry no pudo evitar sonreír, se acerco a su amigo y ambos se dieron un efusivo abrazo.
- Felicidades, Amigo – Ron dio dos palmadas en la espalda de su mejor amigo y luego se separo de el – por fin has llegado al alto mando.
- Estaremos en el alto mando – Harry no pudo evitar sentir que le estaba yendo muy bien en la vida. Después de todo lo que sufrió. Esta época de su vida no la cambiaria por nada – Pues a quien crees que nombrare mi segundo al mando.
- ¿Es enserio, Harry? –
- ¿Acaso crees que elegiría ha alguien mas? – ambos amigos sonrieron. Ese día Harry estaba dispuesto a compartir su felicidad. El joven de cabello negro fue a su escritorio abrió un cajos un tomo una foto, sonrío al ver quienes estaban en el. Lo guardo enseguida en la bolsa de su camiseta.
- ¿Estas bien amigo? – pregunto Ron al verlo perdido. Harry giro a su amigo y asintió.
- Venga, que llegamos tarde a la ceremonia –
Los amigos casi tuvieron que correr hasta el anfiteatro. El lugar estaba repleto de gente, todos esperando impacientes ver al famoso Harry Potter, el niño que vivió, el que derroto al que no debe ser nombrado. Harry y Ron estaban tras bambalinas, donde muchas personas preparaban el evento. Ron vio a lo lejos a una joven con cabellera castaña, y lisa. Era Hermione. Estaba hablando con el primer ministro, parecía que Hermione trataba algo muy importante, o no tanto pero para como era la castaña, podía que estuviera presionando al primer ministro para aprobar alguna de sus iniciativas. Los amigos se acercaron, saludaron al primer ministro, quien emocionado y admirado recibió a Harry con un fuerte abrazo. Después los tres amigos se separaron.
- Ahora que quería que el primer ministro hiciera, amor – Ron abrazo a Hermione, quien se separo de el inmediatamente. El pelirrojo sabio que a ella no le gustaba portarse así en horas de trabajo.
- Estamos tratando de entablar una reunión con el primer ministro muggle – Hermione veía sus anotaciones. Al ser diplomática entre ambos mundos, su trabajo era muy estricto y difícil de llevar – después de derrotar a Voldemort tener buena relación con los lideres muggle es vital.
- Se que harás un buen trabajo con esa reunión, Hermione – la voz de Harry hizo que la castaña dejara de leer sus apuntes, por la distracción no recordó del porque se aquel evento.
- Oh, Harry – la castaña abrazo al pelinegro – Felicidades, ya era hora que te nombraran jefe del departamento de aurores.
- Bueno, no se si antes me lo mereciera –
- Claro que lo merecías – Hermione no dejaba de sonreír – derrotar a Voldemort en tu curriculum es algo para darte el mejor puesto.
- ¡Amor! – alguien tomo por detrás a Harry, el joven reconoció enseguida aquella voz. Era su pelirroja novia, Ginny Weasley.
- Ginny – Harry la tomo entre sus brazos y le dio un rápido beso – Pensé que no vendrías.
- Crees queme perdería, el nombramiento del primer jefe de aurores mas joven de la historia – la pelirroja tenia razón, Harry a sus veinte años seria el primer jefe de aurores de la historia. Normalmente ese puesto lo ganaba alguien de mucho mayor edad.
- Sabes que no me gusta que alardes – Harry se sonrojo al ver como su novia grito aquello, varios hechiceros cerca les miraron. Al joven hechicero nunca le gusto presumir, ni mucho menos alardear, por ello su incomodidad por lo que su novia acababa de hacer.
- Señor Potter, es tiempo – una joven trabajadora del ministerio se acerco a los amigos. Cada quien se fue a su posición para el evento. Harry y Hermione se fueron juntos al estrado donde pronto el telón subiría.
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La noche arribo Londres. Y cuatro individuos estaban en un bar celebrando el nombramiento de Harry. En una mesa, sentados en parejas, Ron pedía un brindis por su amigo y el gran trabajo que seguramente haría como Jefe de Aurores. La que se notaba más orgullosa era la menor de los Weasley, quien no dejaba de abrazar a Harry. Ron les miraba serio al notar tanto acercamiento, si no fuera porque Hermione le dijo que se relajara, seguro que el pelirrojo se sentaría entre los dos.
- Creo que ya es tarde – Harry miro su reloj, aquel instrumento muggle que les fascinaba a Ron y Ginny – Mañana es mi primer día como Jefe y no quiero dar mala impresión.
- ¿Desde cuando eres tan responsable, Harry? – Ron bromeo mientras le daba un sorbo a su bebida.
- Pues será mejor que tu también ya lo vayas siendo, si quieres ser mi segundo al mando – Ron casi se atragante al ser recordado de su también nuevo puesto. Hermione y Ginny se rieron ante lo sucedido.
- Bueno nos vamos – Harry tomo a Ginny. Se despidieron de sus amigos y se retiraron a descansar, claro cada quien en su respectivo hogar. La pelirroja ahora vivía en edificio de hechiceros, a unas cuantas cuadras de la casa de Harry. Por su parte Ron vive en el callejo Diagon en una posada, y Hermione aun con sus padres.
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El día siguiente llego. Ginny estando en su cuarto miro unos papeles que tenia que llevar a la lechucería, se preparaba para salir cuando una lechuza marrón se paro en su ventana. La pelirroja tomo la pequeña nota que decía:
Estimada señorita Weasley
Por este medio queremos hacerle una cordial invitación a que se reúna con una de nuestras reporteras de Diaro el Profeta. Con el asunto de entrevistarla como la novia del nuevo Jefe de Aurores, el señor Potter. Y que saldrá en nuestra edición especial de este mes. Si acepta nuestra invitación, devuelva la lechuza con su respuesta y le mandaremos la información de donde encontrarnos.
Saludos y agradecimiento editor en Jefe
August Salm
Diario el Profeta
La pelirroja no pudo contener su emoción. Enseguida fue por pergamino y tinta para escribir su respuesta. Claro que no perdería esa oportunidad de salir en una publicación especial.
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El ministerio de magia siempre estaba lleno de personas, y ese día no seria la excepción. En el departamento de Aurores, Harry vivía su primer día como el jefe. Y no por ser su primer día tendría poco que hacer, el antiguo hechicero que estuvo en ese puesto le dejo mucho que poner en orden. Sumando que tenían un caso de Mortifagos, aun quedaban algunos y estaban siendo cazados. Por suerte estos no estaban organizados y resultaba fácil enfrentarlos.
Ron se dirigía a su oficina. Ya iba tarde para reportarse a su labores, y no podía quedarle mal a su amigo. El pelirrojo llego al piso de su departamento y se dispuso a entrar ala oficina de Harry, pero una joven secretaria se acerco a el, parecía que traía un sobre en su mano.
- Disculpe, señor Weasley – la joven extendió el sobre – Me han pedido que le entregue esto – el pelirrojo se quedo un rato viendo aquel sobre, parecía normal para ser mágico. Al final lo tomo.
- Gracias Andrea – Ron rompió el sello de seguridad del sobre, y en vez de abrirse, unas letras aparecieron en el papel amarillo. Era una aviso de que un auror francés visitaría las instalaciones de Londres. Se le solicitaba en una cafetería donde lo esperaría para ser recogido y llevado al ministerio. Ron no dudo al ver el sello de aurores y del ministro. De hecho tenia la firma del primer ministros tanto francés como el de Londres.
- Ron, ¿que haces ahí parado? – Harry había salido de su oficina.
- Me han mandado ir por un Auror francés – Ron dibujo una mueca, no era muy grato para el ser niñero de un extranjero.
- Que raro, no se me ha informado de eso – Harry levanto una ceja. Ron le esneño el documento, al verlo supo que era oficial – Bien, pues será mejor que vayas, ya mero es la hora marcada.
- Como mande, Señor – El pelirrojo ergio su espalda en forma militar y se dispuso a ir, mientras Harry reia por el comportamiento de su mejor amigo.
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Hermione se encontraba en su oficina, sentada frente a su escritorio atiborrado de documentos. Todos esos los leería ese mismo día, eran muchas actas y leyes que revisar. Su trabajo nunca seria fácil. A la derecha de la joven, había una lechuza parada sobre un largo palo de madera que tenia una especia de rama, donde se posaba. La castaña tenia un rato esperando que su secretaria le trajera su café, y ya hace mucho que se lo había pedido. Allison, el nombre de la joven secretaria, siempre había sido algo torpe y distraída. Hermione le tenia fe, pero en ocasiones le sacaba de sus casillas. Mientras pensaba en como la regañaría, escucho que abrían la puerta de su oficina, creyendo que era Allison, empezó a reprimirla.
- Esta es la onceava vez que haces esto, Allison – Al escuchar una risa, la joven levanto su mirada, dejando de lado lo que hacia. Frente a ella estaba Harry mirándola divertido – Harry, lo siento, pensé que eras Allison.
- ¿De nuevo se retrazo con el café? – su amiga asintió, mientras el pelinegro tomaba asiento – eres buena al tenerla bajo tu yugo, no muchos lo harían.
- Es una buena chica, se que mejorara –
- Si Hermione Granger lo dice, así será – ambos amigos soltaron una risa. Era buen momento para que ambos tomaran un descanso de una mañana tan atestada de trabajo.
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Ron tenia media hora esperando y no había señal de aquel francés. Llevaba dos cafés, e iba por el tercero. Decidió que si no llegaba en quince minutos, que lo disculpara pero el se iría a trabajar que tenia muchos pendientes. En lo que el pelirrojo maldecia por sus adentros, la campanitas que colgaban en la entrada sonaron, indicando que alguien entraba en la cafetería. Sin prestar atención de quien seria, Ron recibio su café y fue en ese momento que la voz de su hermana le llamo la atención.
- ¿Ron?, ¿Qué haces aquí? – Ginny iba bien vestida, como si se fuera ha encontrar con alguien. Ron levanto una ceja y sonrios.
- Trabajando, hermanita –
- Vaya que si lo haces – Ginny apunto a los tres vasos de café. Dos de ellos vacíos.
- Estoy esperando a un auror proveniente de Francia – Ron por su parte tuvo la misma pregunta que le había hecho su hermana – pero dime, ¿tu que haces aquí?
- Vengo a encontrarme con una reportera del Profeta –
- ¿Para que? –
- Quieren saber sobre la novia del nuevo Jefe de Aurores y famoso Harry Potter – Ginny no podía evitar esbozar una amplia sonrisa en sus labios – Pero vengo tarde y aun así no veo por ningún lado a la reportera.
- ¿Cuánto de retraso tienes? –
- Como veinte minutos – Ginny se mostró apenada por su "pequeña" tardanza. Ron negó con la cabeza, cuando de pronto sintió que algo no estaba bien. Observo como la señora que le atendía, ponía el letrero de cerrado en la puerta. Paso su vista por el local y observo que solo había dos personas, ambas de negro encapuchadas. Esto no estaba para nada bien – Ginny, debemos salir de aquí cuanto antes – susurro el pelirrojo a su hermana que le miro preocupada. Ron sabia que habían caído en un engaño, no era coincidencia que el y su hermana se encontraran en aquel lugar. La reportera y el auror eran señuelos para que cayeran en la trampa. Tomo su varita, Ginny con disimulo hizo lo mismo. Con la mirada de Ron ambos tan rápido como pudieron buscaron la salida, pero los encapuchados les lanzaron hechizos de ataque. Como pudieron los hermanos se cubrieron bajo una de las mesas. Ambas parejas se lanzaban hechizos que mandaban a volar todo. Ron observo como la mesera se largaba por la puerta trasera – Ginny debemos ir por ahí – apunto por donde anteriormente la mesera huyo.
- Como lo haremos, los sujetos esos están cerca de la puerta –
- Los distraeré, tu huye y ve por ayuda –
- Es mejor desaparecernos – aconsejo Ginny, pero Ron negó con la cabeza. El sabia que era peligroso, además de que sentía un hechizo que les impedía hacer tal cosa. La mesa comenzaba a ceder, si irían hacer algo ese era el momento - ¿Quiénes crees que son?
- Ni idea – Ron salio de la mesa y lanzo un ataque que casi da en uno de los sujetos – A la de tres huye, yo los atendré en raya.
- Pero, Ron … -
- Nada, has lo que te digo – Ginny asintió. Ron contó a tres y salio de la mesa corriendo y lanzando hechizos por doquier. Ginny se dirigió hacia la puerta trasera y la cruzo. Ron sintió alivio al verla salir, pero tan pronto como vino su alivio, se desvaneció. El grito de su hermana resonó en sus oídos – ¡Ginny! – grito preocupado el pelirrojo. Pasó su mirada por la puerta y vio a su hermana inconciente siendo arrastrada por una figura alta, con identidad oculta tras una larga tunica negra y la capucha de esta sobre su cabeza que cubría también su rostro.
- Venga Ron, sal de tu escondite – el pelirrojo al escuchar su nombre sintió un escalofrío. ¿Cómo sabia su nombre aquel sujeto? – Se que no permitirás que nada malo le pase a tu hermana.
- Ya, aquí estoy – Ron se levanto y salio detrás de un sofá.
- Sabia que cederías – el sujeto soltó una risa macabra, dejo tumbada a Ginny en el suelo, Ron corrió a socorrerla – Los Weasley, es bueno verlos después de un largo tiempo.
- ¿Quién eres? – Ron con su hermana en brazos inconciente miro al sujeto encapuchado. Nada en su voz le recordaba ha alguien, pero le preocupaba que supiera quien era y como encontrarlos -¿Qué quieres de nosotros?
- No eres para nada suspicaz, ¿cierto? – el sujeto sujetaba una varita extraña, la acariciaba y la pasaba de un lado a otro. Ron aun tenia la suya en mano, buscaría el momento presidio de atacar – Pero que se puede esperar de la vergüenza de la sangre pura, yo diría que no mucho – los sujetos juntos a la figura que hablaba rieron como idiotas.
- Supongo que son Mortifagos – el pelirrojo recordó que habían reportes de Mortifagos en Londres, era mas que factible que esos fueran los que se buscaban – Ya ríndanse, no lograran nada. Su líder ha muerto, entiéndanlo, Harry lo elimino.
- Es curioso lo que dices – el sujeto encapuchado se dio media vuelta, ordeno algo a los sujetos y estos se fueron del lugar. Sin darse vuelta el sujeto volvió hablar – Puede que las versiones de la muerte del señor tenebroso sean algo exageradas – Ron no puso atención a lo que decía el sujeto. Ese era el momento de atacar. Con su varita se dispuso a lanzar un ataque pero el sujeto fue más ágil, desarmo a Ron. Ahora con su varita en las manos del enemigo y su hermana inconciente, los pelirrojos estaban en aprietos – Muy mal hecho, Ronald. Nunca debiste de haber hecho eso – el sujeto se quito la capucho, Ron quedo paralizado de quien tenia enfrente, esa mirada asesina se calvo en la suya, sentía que todo estaba perdido. El sujeto levanto su varita, dispuesto a lanzar un conjuro. Ron cerro sus ojos esperando lo peor, abrazo fuerte a su hermana, esperando que nada le pasara a ella y fue cuando escucho el conjuro.
