Hola! Bueno, este "oneshot" surgió de unas historias muy interesantes sobre esta incestosa pareja (la verdad sea dicha xD) a mi me encanta Rose con Scorpius, Albos o James (con este último me parece tan...ardiente jaja)

Wee, sólo espero que sea de su agrado y ps me dicen si quieren más (por el momento estoy pensando en alargarlo, aunque no sé...depende...:D)

Gracias por leer!

Emma_Potter


Caricias Prohibidas

Rose se mordió el labio cuando lo vio entrar por el hueco del retrato. Hacía más de una hora que lo estaba esperando. Toda la mañana se la había pasado pensando en las palabras adecuadas para comentarle sus dudas, pero siempre le entraba el pánico una vez se imaginaba la reacción de esté frente a tal petición. "Relájate, Rosie" le decía constantemente una vocecilla en su interior "Es tu primo, ¿qué crees que podría pensar?"

- Eso es lo que me preocupa – se dijo a lo bajo con desazón.

- ¿Y qué es lo que te preocupa? – le preguntó su primo sentándose a su lado. La pelirroja dio un respingo y se mordió el labio.

- Ah, nada – susurró, no muy convincente. James levantó el ceño y la miro expectante.

- A ti te pasa algo, no me engañas – Rose blanqueó los ojos y se maldijo a lo bajo por haber pensado si quiera en hablar con el de esas cosas.

- ¡No es nada, en serio! – le espetó y se incorporó del sillón, pero su primó la detuvo sujetándola de la muñeca. La joven le dio un extraño vuelco en el corazón y girando sobre sus talones lo miro a sus ojos, que eran tan idénticos a los de su madre.

- ¿Acaso no confías en mi? – le preguntó, indignado. Rosie volvió a morderse el labio y suspiro.

- Sí, es sólo que…bueno, tengo…quería preguntarte una cosa pero… ¿sabes qué? ¡Mejor no! ¡Que descanses, James! – y sin agregar una palabras más, se zafó de su agarre y subió por las escaleras que conducía al dormitorio de las chicas.

No podía dormir, aquellos estúpidos sueños volvían a invadir su mente, ¡se odiaba por ser tan débil en ese sentido! Se incorporó en la cama y corriendo el dosel que la cubría miro en la oscuridad a sus compañeras: Tara y Elizabeth dormían plácidamente sobre sus colchones, mientras que ella sufría de pesadillas nocturnas. Sabiendo que, otra vez, no volvería a conciliar el sueño, se calzo sus pantuflas y salió de la habitación.

Quizá llamaría a Kreacher para que le trajera uno de esos ricos sándwiches que el solía preparar, claro, con su consentimiento, porque como siempre le decía su madre: "Ellos son criaturas libres y las debes tratar como tu igual"

Bajo por las escaleras hacia la sala común, que en aquellos momentos estaba iluminada por un pequeño candelabro que reposaba en una esquina de la misma. Sonrió al notar que todo estaba a su favor, pues así podría terminar el libro que su padre le había obsequiado en su cumpleaños número 17.

Se sentó en el amplió sillón que estaba frente a la chimenea (cuya madera se había extinguido) y cruzó las piernas. Sacó del bolsillo de su pijama un pequeño libro y con la varita lo agrando-le agradecía mucho al profesor de encantamientos por haberle enseñado hechizos tan útiles- y bajo la tenue luz del candelabro, comenzó a leer.

- ¿Sabías que si lees con esta luz podrías dañar tus ojos? – le comentó la voz de su primo sentándose a su lado. Rose pegó un grito cuando salió de la nada.

- ¡James! Pero…¿cómo…? ¿qué…? ¿Dónde…?

- ¿Sabías que Albus tenía una capa invisible y no fue capaz de comentármelo? – le espetó, indignado – La descubrí este verano, al parecer papá se la obsequio para navidad, pero yo fui mas listo – y le sonrió de lado. Rose abrió los ojos como platos y lo miro enojada.

- ¿Le robaste la capa a tu propio hermano? – Espetó, irritada - ¡Eso no se hace, James, creí que habías madurado! – James Sirius abrió la boca para protestar pero luego la cerro. Odiaba cuando su prima le decía inmaduro.

- Sabes que no soy ningún inmaduro, Rose, he cambiado – y tomando la capa, la doblo y se la entrego – Tómala, puedes devolvérsela a tu consentido – y sin decir una palabra más, se incorporó del sofá rumbo al dormitorio de varones.

Rosie lo vio marcharse y sabiendo que quizá esa era la única oportunidad que tendría para preguntarle, lo llamó:

- ¡James, no te vayas, necesito hablar contigo! – James la miro de reojo y chasqueó la lengua.

- Creí que era demasiado inmaduro para tu coeficiente intelectual – la joven no hizo ningún comentario, pues ya estaba acostumbrada a sus reacciones.

- Discúlpame si te moleste, es sólo que, bueno, yo me había alegrado mucho al ver tu cambio este verano y pues…no volverá a pasar, te lo prometo – James se dejo perder por unos segundos en esa sonrisa tan cautivadora y angelical que poseía su prima y negando con la cabeza le devolvió el gesto.

- Dime, ¿para que soy bueno? – la pelirroja se mordió el labio y suspiro. Era ahora o nunca.

- Lo que pasa es que…bueno, es que dentro de unos días cumpliré un año de noviazgo con Scorpius y pues…eh…es que…este…- sus mejillas comenzaban a sonrosarse - Eh…el…el me pidió que…bueno, este…nosotros hemos estado pe-pensando en…en e-estar…pues…eh…ya sabes…Scorpius y yo, pues…

- ¿Están pensando en estar juntos? – le preguntó su primo completándole la frase que tanto esfuerzo le estaba costando a la pequeña pelirroja. Rose asintió, con sus mejillas tan rojas como su cabello. James rió a lo bajo y negó con la cabeza.

Rose lo miro indignada y lanzándole una cruda mirada, se cruzo de brazos.

- ¡Sabía que era un error decirte esto, sigues siendo un niñito de mami! – exclamó y tomando su libro del sillón pasó por su lado rumbo a los dormitorios, pero James la devolvió de un tirón.

- Mi intensión no era ofenderte, es sólo que…bueno, es que…¡Caray, Rose, a ti se te da tan bien las pociones, los encantamientos y todo lo referente al estudio que, bueno…yo pensé que así eras para todo! – Rose se encogió de hombros y sonrió con timidez.

- Bueno…eh…es que…Scorpius es mi primer novio y yo nunca he estado con un hombre – notó que tras decir esa "penosa" confesión, sus mejillas volvían a estar rojas, trato de hacerle caso omiso a esa sensación de pena y continuo (con el poco valor que había adquirido al ver la sonrisa de su primo) – Y pues yo se que tu eres como un "Donjuán" y sólo quería preguntarte ciertas cosas – James levantó el ceño y supuso por donde iba el río, así que asintió.

- Te diré lo que quieras, pero no creo que la sala común sea un buen lugar para esos temas – le dijo, y miro de soslayo los dormitorios que se encontraba a sus espaldas. Rose asintió.

- ¿Conoces algún lugar? – como era de suponerse, su primo asintió e invitándola para que tomara su mano, salieron por el hueco del retrato.

- ¡Espera! – Le dijo y se fue hacia el sillón - Es mejor que no nos vean – y extendiendo la capa de invisibilidad, la lanzo entre ambos. James admiro la precaución de su querida prima….

- ¿Desde hace cuánto conoces está sala? – le preguntó la joven cuando entró por la puerta que se había formado en la lisa pared.

- Albus me lo comentó el año pasado, ¿acaso a ti no? – Rose se encogió de hombros.

- Creo, pero estaba demasiado ocupada discutiendo con Scorpius.

- ¡Como siempre! – la pelirroja sonrió y notó que la habitación era un recinto pequeño, con una mesa de madera y dos sillas a cada lado y al final de la misma había una cama con dosel blanca y muchas sabanas sobre ella. Detrás se encontraba una ventana de marco de madera y vidrios oscuros. A pesar de que la habitación era sencilla tenía una magia muy peculiar.

- ¿Y porque la cama? – le preguntó a su primo tras detener su mirada en ella. James sonrió.

- Bueno, es para estar cómodos – y tomándola-de nuevo-de la mano, la invitó a que se sentaran.

Cuando estuvieron frente a frente, Rose se sintió extraña, pues había imaginado esa escena mil veces en su cabeza, pero jamás había una cama en ella.

- ¿Y bien? – la apremió el joven que tenía muchos rasgos de su tío pero también de Ginny. Rose inhalo profundamente y exhalo con aprensión.

- ¡Relájate! – le aconsejó su primo, acariciándole el dorso de su mano. Aquello no la relajo en absoluto.

- Bueno, yo…eh…

- A ver, ¿quieres que te ayude? – Rose asintió - ¿Tu quieres preguntarme exactamente qué? – Y la miro expectante - ¿Quieres saber cómo comportarte en ese momento o…? – Y se mordió el labio inferior pensando en las palabras correctas – ¿Ó deseas saber cómo se comportará él? – la joven desvió su mirada al suelo y chasqueó la lengua. James se sobo con nerviosismo las manos y desabotono los dos primeros botones de su camisón de dormir.

- Serviría que dijeras algo, Rosie – lo apremió su primo, que ahora se encontraba un poco acalorado. Los labios de Rose titubearon y armándose de valor, dijo:

- La segunda…eh…me gustaría saber cómo se comportará él…- James asintió y tomando su pequeña mano entre las suyas, las miro embelesado.

- Yo creo que primero observara las manos tan lindas que tienes, después desviará su vista a tu lindo rostro y te dirá lo hermosa que estás hoy… - su voz era queda y en susurros –…Después alzará uno de sus manos y con el dorso tocara tus mejillas… – al contacto, la pelirroja sintió como un ligero escalofrió recorría sus piernas y subía por la espina dorsal hasta su cuello – …Y admiraría esos ojos chocolate que tienes, perdiéndose en ellos… – Rose lo miro fijamente y poco a poco iba sintiendo como se conectaba con el – …Luego se acercaría más a ti y te miraría fijamente…- el cuerpo de Rose se tenso cuando sitió la proximidad de su primo y comenzó a respirar entrecortadamente al ver sus ojos tan cerca, casi podría sentir el vahó de sus labios contra los suyos…

- …Después tomaría tu rostro delicadamente entre sus manos y comenzaría acercar lentamente sus labios…- La joven quería detenerlo, gritarle que ya no deseaba saber cómo se comportaría el Slytherin aquella noche, pero algo en su interior la retuvo hacerlo. Los labios de James se acercaban lentamente a los suyos y a pesar de que su cordura le gritaba que era indebido, que ellos eran primos, puedo más el deseo y las ganas que tenía de probar aquellos labios que ya miles en Hogwarts habían tenido la oportunidad, que cerró los ojos y espero el acercamiento.

El contacto fue lento, insufrible para la pobre pelirroja, pero cuando los labios del joven se acercaron a los suyos fue como si mil ángeles cantaran en su oído.

Al primer hombre que había besado Rose Weasley en su vida había sido a su novio, Scorpius Malfoy, pero aquel beso lo sintió diferente: con una taza de dulzura, una cucharada de ternura y una pisca de pecado.

El beso fue lento, suave, sin presiones y cuando la joven sintió que aquella lengua inquieta se moría por danzar con la suya, abrió un poco sus labios y la dejo entrar.

El sabor que emanaba James era amargo pero dulce, una mezcla entre limón y melocotón y las caricias con que estaba acompañado aquel beso eran tiernas y blandas, como si sus labios, su rostro y sus manos estuvieran hechos el uno para el otro. Cuando estuvieron faltos de aire, James cortó el beso y la miro con cariño.

- Después…- dijo, casi sin aliento – Volvería a tocar tus labios y…comenzaría a bajar lentamente por tu cuello – al sentir sus labios trazar pequeños besos alrededor de su cuello, Rose sintió desfallecer y pensó que en cualquier momento se le acortaría la respiración - …Y mientras lo hace…- continuó el joven entre beso y beso – Subiría una de sus manos y la posaría debajo de tu blusa – el contacto de las manos frías de su primo con lo tibio de su vientre, provocó que está pegará un respingo - ¡Relájate! – le dijo en un susurró cerca de su oído.

- ¿Eso…eso diría Scorpius? – le preguntó, James asintió.

- …Él subiría lentamente su mano por tu vientre, hasta sentir el borde de tu brasiel…después miraría tu rostro para ver tu aprobación…- como una autónoma, asintió. James sonrió.

Pasó lentamente su mano derecha por sobre la fina tela del sujetador, deleitándose con su contacto. Sus labios seguían trazando caminos de besos por su cuello hasta su hombro. Luego, como acto reflejo, retiro la manga de la blusa dejando al descubierto su hombro desnudo. Rose cerró los ojos al contacto de su boca con su hombro y tuvo que morderse el labio para reprimir un gritito cuando sintió como su sujetador iba siendo desabrochado por las inquietas manos de aquel joven, que por los lazos de sangre lo llamaba primo.

- ….Después te desabotonaría la blusa y se admiraría con lo bellos que son tus senos…- sus labios titubearon y miró a Rose. La joven se encontraba nerviosa pero trataba de calmarse.

- ¿Quieres…seguir? – le preguntó el joven tras sentir un ligero ajuste en sus pantalones. Rose asintió con la respiración entrecortada.

James subió lentamente las manos por su vientre y comenzó a masajear lentamente sus erectos senos, después, sus labios recorrieron de nuevo su cuello y bajaron hasta ellos, donde comenzó a jactarse de su dulce néctar. Rose lanzo su cabeza hacia atrás y se mordió la lengua para evitar gritar, pues no se fiaba mucho de la sala de los menesteres.

Su lengua recorrió lentamente sus pezones y la pelirroja lanzó un pequeño gemido que James lo interpreto muy locuazmente. Mientras tanto, con ayuda de su otra mano descendió por la cadera y fue bajando lentamente los pantalones de su pijama. Esta vez fue Rose quien lo ayudo en la acción, levantando un poco su trasero para que los incómodos pantalones cayeran al suelo.

Mientras tanto, James seguía bebiendo del dulce sabor de los senos de su joven prima, sintiendo el sabor de lo prohibido. Rose clavo sus uñas en el colchón de la cama y comenzó a exhalar agitadamente.

- Continúa…- fue lo único que sus labios pudieron pronunciar. James dejo de besar sus pezones y subieron de nuevo a sus labios. Cuando estos estuvieron de nuevo en contacto, Rose supo que había llegado su hora de actuar, así que tímidamente sus pequeñas manos comenzaron a desabrochar el camisón de dormir del mayor de los Potter. James ahogo un bufido al sentir las frías manos de su prima sobre su pecho desnudo y tuvo que auto controlarse cuando se dirigían hacia tu pantalón.

- …Y el te diría que…todavía no – y volvieron a fundirse en un profundo beso.

Lentamente fueron cayendo sobre la cama y Rose quedo bocabajo. El pecho de James se movía arrítmicamente al igual que el suyo y la joven sonrió. Potter retiró un mechón rojizo de su frente y le devolvió el gesto.

- Eres hermosa – le dijo y volvió a besarla. Esta vez, cuando las pequeñas manos de la joven pelirroja descendieron hasta el pantalón del joven Potter, este no la detuvo y Rose vio aquello como una aprobación.

Lentamente fue bajando en cierre de su pantalón y con ayuda de sus dos manos, lo tiró al suelo. Se mordió el labio al sentir el miembro firme de su primo sobre su feminidad y sus mejillas se tornaron rojas. James movió la cabeza y rió a lo bajo.

- No tienes porque sonrosarte – le dijo, luego la miro solemne y acarició con el dorso de su mano, su majilla derecha.

- ¿Quieres seguir?

- ¿Eso me lo preguntaría él? – le preguntó. James se mordió el labio y asintió. Rose lanzó un suspiró y le devolvió el gesto.

Sus manos descendieron hasta sus caderas y con parsimonia fue despojándola de las bragas que, paradójicamente, su madre le había regalado en un cumpleaños. Rose le sonrió coqueta y encorvó su espalda al sentir que su primo entraba en ella con fuerza. La joven ahogó un gemido cuando ese exquisito vaivén de lo prohibido la llenó por entero una y otra vez, acompasada y rítmicamente. Los embistes de su primo se volvían más reiterativos a medida que ella le apretaba sus caderas con los muslos. Lo había buscado para que le enseñara la forma cómo su novio se podría comportar en su primera vez y comprendió que lo estaba haciendo muy bien. El vaivén de sus caderas fue cada vez más famélico, el sudor de ambos sexos se mezclaban entre si y Rose sentía que en cualquier momento iba a caer al infierno. James la embestía cada vez con más rudeza y la pelirroja tenía que morderse los labios para no gritar en cualquier momento.

James tomó con fuerza las caderas de su prima y la atrajo mas hacia si, si aquello era posible, y cuando sintió que el frágil cuerpo de su pequeña pelirroja ya no podía mas y se estaba volviendo una tarea imposible ahogar sus gemidos, posó sus labios en los suyos con fuerza y juntos se entregaron en plenitud al estremecimiento del orgasmo.

Tratando de regular sus respiraciones agitadas, James se alejó de inmediato y se dejó caer a un costado de su prima. Rose se mordió el labio y observo aturdida el cielo rasó de la habitación.

Ninguno de los dos fue capaz de articular palabra alguna, pues seguían consternados por la pasión del momento. Rose sentía en su interior un desazón de culpa pero a la vez satisfacción. Por otra parte, James se sentía como un completo imbécil que había sucumbido a las tentaciones de su inocente prima, se suponía que no tenía que haber llegado hasta ese punto… ¿Qué demonios había ocurrido?

Al cabo de varios minutos, Rose buscó el rostro de su primo en silencio, pero este la evitó. Se incorporó en la cama y sin decir nada, tomó sus prendas y comenzó a vestirse. La pelirroja lo veía desconcertada y cuando se estaba abrochando los últimos botones de su camisón de dormir, de detuvo.

- ¿Qué haces? – le preguntó quedamente. James sonrió.

- Creo que fue todo por hoy, ¿no te parece? – y dándole un fugaz beso en los labios, se levantó.

Rose lo imitó y tomando su camisón se lo colocó como pudo.

- ¿A dónde vas? ¿Me dejas sola? – el joven se mordió el labio y sonrió.

- Creo que eso es algo que Scorpius no haría – y lanzándole una última sonrisa salió de la habitación.

Rose Weasley regresó a la sala común con un dejo de culpa en la boca. ¿Será que lo que hizo estuvo bien? Ella sólo quería estar segura para cuando Scorpius le dijera que podían estar juntos, pero quizá habérselo pedido a su primo fue demasiado.

James llegó media hora después y Rose se mordió el labio. ¿Ahora cambiaría todo entre ellos?

Sus miradas se encontraron pero el joven siguió de largo como si no la hubiese visto, Rose negó con la cabeza y dando largas zancadas lo alcanzó, obstruyéndole el paso.

Rose Weasley había heredado muchas cosas de sus padres, pero algo en lo que se parecía en demasía a Hermione Granger era esa terquedad y la ávida forma de encarar las cosas.

- ¿Que te ocurre, eh? ¿Ahora porque me esquivas la mirada? ¡Como si tú y yo no hubiésemos tenido…! – pero calló al instante tras percatase del error que estaba apunto de cometer. James asintió.

- ¿Ves? Por eso te evito – luego negó con la cabeza y suspiro – Rosie, yo…discúlpame por lo que pasó, jamás debí acceder a tus peticiones, tu y yo somos primos, nuestra sangre la une un lazó y…olvida lo que paso entre nosotros – la pelirroja agachó su mirada y asintió.

- Lo sé – luego tragó saliva y lo miro fijamente a los ojos – Pero seguimos siendo los mejores primos de siempre, ¿no? – el joven asintió. Rosie Sonrió.

Gracias – fue lo último que le dijo antes de darle un beso en la mejilla y subir por las escaleras que conducían a los dormitorios de las chicas. James se tocó inconscientemente la mejilla que había sido besada por la joven y suspiro.

Recordó los gemidos que aquella pelirroja había lanzado en su oído y tuvo que auto controlarse para no subir como un maniaco por las escaleras hacia su dormitorio.

Subió por las suyas y entro entre risitas a su habitación. Sus compañeros estaban en el quinto sueño y sin hacer mucho ruido entro al baño. Cuando encendió la luz casi se desmaya a causa de la impresión.

- ¿Rose? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? Si yo te vi subir por las escaleras hacia tu dormitorio – la joven pelirroja se encogió de hombros y suspiro.

- No por nada soy hija de Hermione Granger – luego, sabiendo que más tarde se arrepentiría, comentó: - Aun me debes algo – le dijo a lo bajo. James arrugó el ceño.

- ¿Qué te debo?

- Me dijiste que ibas a enseñarme cómo me tenía que comportar en ese momento – y miro inconscientemente el miembro viril de su fornido primo. Potter soltó una sonora carcajada y negó con la cabeza. Antes desconocía por completo esa faceta de su prima, pero en cierta forma le estaba agradando…

- Pero creo que un baño no es el lugar indicado para enseñarte esas cosas, Rosie – le comentó de forma seductora – Además mis compañeros están durmiendo al otro lado de esta puerta – Rose blanqueó los ojos y sacando su varita del bolsillo la apunto hacia la puerta.

- Deberías aprender encantamientos silenciadores – le dijo y con otro movimiento de varita la luz se esfumo.

Quizá ese año James Potter iba aprender mucho más que de encantamientos silenciadores…

Fin...

¿?