Vale, va. Allá que voy. Es un fic de más de un capítulo y me atrevo a colgarlo. Tomaría aire, pero es una estupidez, ya estoy muy respiradita.

Veeaaamos. Solo os pido una cosa.

Paciencia.

Conmigo Paciencia… que ya actualizaré, ya~

Disclaimer: Mi bolsillo/mentalidad/ser lamentamos que nada, salvo las acciones que puedan realizar, son nuestras. Más bien son de J.K Rowling

Posibles advertencias: Esto, lo único seguro es que será Drarry (Draco x Harry), ya, depende de mi estado anímico, subiré el rating a M si lo veo necesario. Dudable. Y… ¿Mal lenguaje? Creo que amo reflejar mi vocabulario por ahí. En fin. Allá va.


Prólogo: Malfoy.

-Papá, por favor... –Pidió una vez más. Su voz era casi la de un ruego. Algo que Lucius Malfoy no pudo evitar reprender con una severa mirada.

-Un Malfoy no ruega nunca, Draco.-Dictó- Y la decisión está tomada.

"¿Qué no ruega nunca?" Pensó el susodicho con disimulado asco "Te falta tiempo para poner el culo al señor Tenebroso ¿Y tienes la cara de decirme a mi que no ruegue jamás?"

-Mamá… -Llamó esta vez, tratando de buscar algo en los ojos de su intranquila madre. Tocar alguna fibra de ese corazón blandito y protector que hiciera que Narcissa parara los pies a su esposo. Pero ella solo le esquivó la mirada, cabizbaja.

-Vamos, Draco, es importante para ti. Sabes que no lo permitiría bajo ningún concepto en circunstancias normales. –Admitió.- Pero también sabes que no es más que otra manera que prepararte para lo que pueda pasar después de…

Dejó la frase en el aire, incapaz de completarla con palabras tales como guerra o muerte.

-¿Y no podíais enviarme a aprender defensa contra artes oscuras con Snape? ¿Esto fue todo lo que se os ocurrió?

-Yo fui quien lo sugirió. –Confesó Severus Snape. Estaba cómodamente sentado en el sillón carmín, con la vista dirigida a una copa de dios sabía qué brebaje que oscilaba entre sus manos. A los ojos de Draco, era el único que rezumaba ingesta tranquilidad.- Tienes un nivel más que sobresaliente en la asignatura. Esto puede serte aun más útil que aprender los bobos encantamientos que te quedan por aprender, Draco. ¿O acaso interpones la seguridad de toda tu familia al simple capricho de aprender a defenderte del ataque de una gallina zombie?

Así que esa fue la manera como les había convencido el maldito. Usando la treta de "No es solo por el chico… es afianzar una protección para el apellido Malfoy" a Narcissa le habían temblado las piernas. Y Ahí estaba la víctima. Draco Malfoy. Maldijo una vez más la orden que le habían impuesto.

Dedicó una mirada de odio a Severus Snape, que recibió con resignación cristiana.

Seguidamente, soltó un bufido, y con la cabeza bien alta marchó del salón. Tenía una maldita maleta por hacer.

-Severus… -Nombró Lucius. Se pasó una enguantada mano por su melena rubia.- Confío en que sepas lo que haces. Y quiero que tengas en cuenta que te estoy confiando… a Draco.

Snape dejó la copa en el suelo y se incorporó. Dio un par de pasos hasta la pareja.

-Tu voz suena mucho más insegura que antaño, Lucius.-Murmuró, molesto. "Y tu mirada ya no es la de un cruel mortífago, amigo mío" Se dijo a si mismo. Carraspeó y continuó-Si los rumores que se oyen son ciertos… Esto puede ser otra vía de escape. Para todos. Pese lo que pueda implicar a posteriori. Y estaos tranquilos. Yo partiré con él, ya lo sabéis.

-Al mundo Muggle… -Lamentó Narcissa otra vez, con voz queda.- Lo mandamos… al sucio… mundo muggle.

-Vamos, vamos… no será para tanto. –Volvió a consolar.-Estoy seguro de que enseñará un par de cosas al chico… -Y se contuvo de seguir hablando con la expresión de asco del rostro de Lucius.- Bueno. Si me disculpáis… tengo un equipaje por hacer. –Se despidió.

El plan era bastante más sencillo de lo que esos dramáticos Malfoys lo pintaban. Tan solo se trataba de que Draco, tomase conocimientos del mundo Muggle. No era para tanto teatro. Y tampoco es que fuera a perder alguna clase, ya que se había encargado de convencerlos de que gastara allí un par de meses de sus vacaciones de verano. Ni iba a estar totalmente desprotegido. Llevaba a su padrino consigo.

E irían a un bonito piso del centro de Londres, bien provisto de todo.

Demonios, que solo le iban a faltar dos esclavos masajeándole. –Desgraciadamente, no pudo convencer a papá y mamá de llevarse consigo uno o dos elfos-.

Era un plan que debería sonar incluso agradable a los oídos de un adolescente. Claro. Que Draco Malfoy no era un adolescente normal.

Prólogo: Potter.

Cuando Harry Potter había aparecido este año en la "Cálida" casa de los Dursley, se había llevado una, digamos, grata sorpresa. Al segundo día de haber desecho su maleta, lo cual pareció planeado para solo molestar, El tío Vernon anunció que al día siguiente marcharían.

¿A dónde?

Había resultado ser que ese curso, mientras agradablemente no había sabido nada de su familia en su estancia en Hogwarts, Dudley se había enganchado a no se qué personaje londinense idiota, a tío Vernon no le había ido muy mal, y tras unos pocos berrinches; ("Unos pocos") le habían hecho la promesa de que si no suspendía todas las asignaturas aquel trimestre, alquilarían una casita en pleno centro de Londres. Teniendo en cuenta que no le podían dejar a Potter a sus anchas sin vigilancia, ni podían pedir a ningún pobre humano que se hiciera responsable de tal carga, no tuvieron más remedio que llevárselo con él.

"Por lo menos…" Sopesó que con el cambio de aires incluso le prestarían menos atención de la nula que recibía, y podría campar un tanto más a sus anchas.

Se sentó frente su escritorio, sacó papel de uno de los desprovistos cajones, y escribió un mensaje a Ron. Su lechuza ululó y se posó sobre el alfeizar de la ventana. Harry acarició con el dorso de la mano el plumaje Hedwig, que respondió con un picotazo cariñoso, le colocó el sobre en sus patas y se despidió de ella.

Cargó todos los equipajes hasta el coche, y de no haber sido porque a Vernon la idea de que tocase su coche le daba escalofríos, hubiese cargado en el maletero el considerable número de maletas y otras tonterías que llevaban. Pudo detectar, por objetos como televisores portátiles y cestas de picnics, que pasaría bastante tiempo él solo. Y aquello fue lo que más alegría pudo darle.

Se montó en el coche, al otro lado de Dudley, que iba conectado a su fantástico reproductor último modelo (Ya podían haberse ahorrado los cascos, pues Harry oía los estridentes sonidos que producía con total claridad. Recordó con desagrado cuando abrió el huevo dorado que protegía el colacuerno Húngaro, y el sonido le pareció vagamente similar). Con sus manos pringosas aporreaba una desdichada PSP.

Puso los ojos en blanco, se recolocó las gafas, y en silencio, mientras que se oía el más facha de los canales radiofónicos que había en antena, la voz irritante de su tío dando la razón a cada memez y la sumisa de su tía afirmaba con la cabeza, trató de distraerse mirando por la ventana como quedaba atrás la maldita casa de Privet Drive.

Esperó, con los Dursley o no, que al menos aquellas fuesen unas vacaciones más tranquilas.


Y bueno, unos prólogos para~

No sé ¿Dar una idea?

Disculpad por los patadoncios(errores) que pueda haber cometido. Si os duele mucho a la vista me escribís un review/queja y no problema.

(Ya lo que sea por un review)…

En fin, gente. Juro por mi honor de escritora Fanfictions, que actualizaré prontito.

Ala, ala~

Haineko.