Disclaimer: Nada de esto me pertenece, salvo algunos OC que aparecen por ahí. Lo demás es propiedad de Marvel.


I don't tell anyone about the way you hold my hand

I don't tell anyone about the things that we have planned

I won't tell anybody, Won't tell anybody

They wanna push me down, they wanna see you fall down

I won't tell anybody that you turn the world around

I won't tell anybody that your voice is my favorite sound

I won't tell anybody, Won't tell anybody

They wanna see us fall, they wanna see us fall down

Parachute de Ingrid Michaelson


1

Cambio de perspectiva

Darcy trataba por todos los medios no estallar en carcajadas. La situación era lo suficientemente hilarante y Bucky, sentado a su lado en la barra, no ayudaba con sus comentarios y burlas. A pocos metros de ellos, Steve intentaba zafarse de una persistente jovencita que prácticamente lo había raptado y jalado a la pista de baile sin que el capitán pudiera evitarlo. Los tres, acompañados por Clint y Natasha, quienes bailaban en un rincón apartado del resto del mundo, estaban en una discoteca disfrutando la última noche del Soldado del Invierno en la ciudad. Al día siguiente, partiría hacía un lugar desconocido por ordenes de S.H.I.E.L.D.

La castaña bajó su mirada a su reloj de pulsera. 11:13. Maldijo por lo bajo. Mañana era día laboral.

- ¡Bueno, me voy! – anunció Darcy, lo suficientemente fuerte para que su voz se escuchará por arriba de la potente música. Bucky negó con la cabeza.

- ¡Son las once! – señaló el hombre - ¡La noche aún es joven!

- ¡No eres el único con trabajo mañana! – indicó Darcy. El soldado sonrió divertido - ¡Nos vemos, Buck! ¡Suerte en tu misión!

- ¡Oh, y yo que tenía tantas esperanzas para esta noche! – comentó Bucky guiñándole un ojo. Darcy lo golpeó levemente en su brazo no metálico en son de juego.

- ¡Ya tengo suficiente con un acosador sexual, amigo! – puntualizó Darcy, sin saber exactamente si reír o llorar. El hombre arqueó una ceja confundido y la muchacha negó con la cabeza - ¡Olvídalo! ¡Cuídate!

Colgó su bolsa a su hombro, le dedicó una última sonrisa a Bucky y se dirigió a la puerta. Después de esquivar a un par de parejas, a algunos idiotas borrachos y a los gigantes que cuidaban la entrada del centro de entretenimiento, Darcy pudo llenar sus pulmones del aire frío y menos viciado del exterior. Contempló las blancas calles de Manhattan y los pequeños copos de nieve que caían del cielo. Se abrazó a sí misma, se aproximó al borde de la acera e intentó detener un taxi. Después de que tres taxistas la ignoraran por completo, su paciencia poco a poco iba mermando. Estaba cansada y mañana debía presentarse a trabajar. Tan sólo pensar en su empleo la extenuaba aún más. Eran los días finales del año, lo cual significaba que el trabajo aumentaba casi el doble. Entre las múltiples fiestas de beneficencia y personales que Tony Stark organizaba en esas fechas y el corte administrativo de fin de año, la oficina era una locura. La joven ni siquiera sabía porque accedió a acompañar a Steve en esta escapada nocturna.

- ¿Problemas consiguiendo transporte, preciosa? – preguntó una voz detrás de ella. Darcy ladeó ligeramente su cabeza, hallando a un hombre, tal vez unos años mayor que ella, de cabello castaño claro, ojos azules y facha de ser un tipo problemático – Tengo un lindo convertible que podría servirte.

- No, gracias – rechazó Darcy cruzándose de brazos y apartando su vista del más que evidente alcoholizado sujeto.

- ¿Y esperas que te deje ir sola? – inquirió el hombre – Una mujer tan… - la observó de pies a cabeza, deteniéndose un largo tiempo en sus pechos – hermosa como tú. Podría pasarte cualquier cosa.

- Correré el riesgo – dijo Darcy cortante, sin verlo.

- Oh, vamos, cariño – trató de persuadirla, acercándose a ella – Te divertirás.

La mujer metió su mano a su bolso y sacó su taser, apuntando con ella al hombre, quien retrocedió un poco.

- Otro paso, amigo, y terminarás en el hospital – amenazó Darcy molesta.

- Oye, bonita, no es para tanto – aseveró el hombre, levantando sus manos en son de paz.

- Te aconsejaría que dieras media vuelta y regresarás por donde viniste – opinó Darcy.

El hombre no dijo nada más, solamente se alejó, reuniéndose con su grupo de amigos, los cuales lo recibieron con burlas y risas. Darcy rodó los ojos, bufó molesta y devolvió su mirada al frente. Por poco grita al encontrarse con Loki de pie a su lado.

- Debías de asustarlo, ¿verdad? – soltó Loki con cierta desilusión – Justo cuando estaba a punto de prender sus pantalones en llamas.

- Tú tienes serios problemas – espetó Darcy, antes de lanzarse a la calle haciéndole una seña a un taxi para que se detuviera. El conductor la pasó por alto, continuando con su camino - ¡Demonios!

Loki se ubicó detrás de ella, levantó su mano y, por acto de magia, tres taxis se detuvieron en fila delante de ellos. La castaña pestañeó varias veces incrédula. El asgardiano se acercó al taxi más próximo, abrió la puerta del asiento trasero y le hizo una seña a Darcy para que se introdujera al coche. La muchacha suspiró, observando la sonriente y maliciosa cara de su amigo.

- Mi respuesta sigue siendo no – expresó Darcy al subir en el transporte. Se recorrió hasta el fondo, permitiéndole el acceso al Dios del Engaño.

- No puedes acusarme por no esforzarme – apuntó Loki cerrando la puerta. La mujer rodó sus ojos.


Loki alejó su cabeza de la de Darcy, viéndola directamente a los ojos. La joven estaba en una especie de estado de shock, su cerebro completamente en blanco y su boca abierta. ¿Qué había dicho?

- ¿Qué? – murmuró Darcy, su cerebro incapaz de procesar o de dar crédito a las palabras del asgardiano.

- Acuéstate conmigo – reiteró Loki.

La muchacha cerró su boca, para después volverla a abrir. "Acuéstate conmigo".

- ¿Lo dices en el sentido de acostarnos en la misma cama para dormir o en el sentido sexual? – preguntó Darcy insegura.

- Sexual, por supuesto – respondió Loki como si estuvieran hablando del clima.

Darcy parpadeó varias veces pasmada. Y entonces, reaccionó. Primero fue una pequeña risa, que pronto fue seguida por otras más fuertes, y en menos de cinco segundos la muchacha reía sin control apoyando las palmas de sus manos en el pecho de Loki. El asgardiano enarcó una ceja y frunció el ceño en una mezcla de sorpresa y ofensa. De ninguna forma era esa la reacción que esperaba y deseaba. ¿Risas? ¿Cuál era el chiste? Él hablaba muy en serio. Se alejó de la muchacha y cruzó sus brazos.

- ¿Podrías ilustrarme en qué te hace tanta gracia? – cuestionó Loki enmascarando magistralmente la furia que lentamente se posesionaba de su pecho.

- Oh, por Dios. Oh, por Dios – dijo Darcy entre risas - ¡Ese es el mejor chiste que he oído en un buen tiempo! – más risas - ¡Tú… y yo… sexo!

Loki presionó con fuerza sus antebrazos iracundo.

- No era chiste, soy muy serio, Darcy – siseó en ese tono bajo y terrorífico que helaba la sangre. Darcy paró de reír en el acto, volteándolo a ver. Bastaron unos segundos para que la realidad golpeara a la chica con intensidad, causando que todo color desapareciera de su rostro.

- ¿Tú y yo… en una cama… desnudos? – inquirió Darcy para asegurarse. La dureza en el rostro de su amigo fue la única respuesta que necesitaba - ¡No!

- Si vas a negarte, espero una explicación más satisfactoria que un simple "no" – señaló Loki aún molesto.

- Eso no… Yo… Es… – balbuceó Darcy nerviosa – ¡Somos amigos! – soltó desesperada.

- No veo por qué esa primicia pueda ser un obstáculo para mi propuesta – opinó Loki.

Darcy abrió y cerró su boca, imitando a la perfección a un pez. Negó con la cabeza, pasó al lado de Loki y caminó a gran velocidad y sin mirar atrás hacia su cuarto, donde se encerró.

Diez minutos más tarde, cuando salió de su habitación a inspeccionar, el Dios del Caos ya se había marchado.


- Sigues hospedada en casa de la doctora Foster – estableció Loki al escuchar la dirección que su acompañante acababa de indicarle al conductor.

- Y así será hasta que Thor regresé de su viaje mensual a Asgard – manifestó Darcy.

- Y por primera vez en mi vida ansío volver a ver a Thor por aquí – confesó Loki con sorna. Darcy resopló divertida posando su vista en la ventana - ¿Puedo saber qué haces fuera de tu casa en miércoles a tan altas horas de la noche?

- Vinimos a despedir a Bucky; mañana se va en una misión ultra secreta – respondió Darcy volviendo su vista hacia el Dios del Engaño.

El pasado mes había sido, en una palabra, incomodo. Tras su abierta propuesta de sexo, no pasaba día que la muchacha no recibiera indirectas, algunas muy directas, de parte del asgardiano. Cada noche mientras veían la televisión, o cenaban, o en el trabajo cuando el hombre se aburría de Tony y bajaba a su cubículo a visitarla, o cuando la invitaba a comer durante su hora de almuerzo. Darcy debía admitir que Loki merecía un premio a la creatividad y a la perseverancia, porque cualquier otro hombre se habría desanimado después de la quinta negativa.

No obstante, existían días en los que la castaña simplemente deseaba olvidar cualquier aprehensión en su cabeza y gritar "¡Sí!". Porque quien demonios en sus cinco sentidos se negaría a disfrutar una noche con Loki. Con esa voz aterciopelada y sus manos rasposas; su fría piel y esos fuertes brazos. Si tan sólo se lo hubiera propuesto antes. Antes de conocerse. Antes de hacerse amigos. Antes de que se enamorara perdidamente de él. Suspiró derrotada, devolviendo su mirada a la ventana. Entonces las cosas serían más simples. Se trataría de una noche cualquiera con un hombre cualquiera sin ningún tipo de repercusión. Simple diversión; sexo sin compromisos, ni sentimientos. Algo que Darcy sabía manejar muy bien. Pero, ¿acostarse con su mejor amigo/amor platónico? No, definitivamente Darcy no sabría cómo manejar las consecuencias de eso. Sólo rezaba a todos los dioses existentes porque esta etapa pronto ser le pasará a Loki. Por el bien de su sanidad mental y de su amistad.

- Van a estrenar esa película de la que te hable – rompió el silencio Darcy una vez que arribaron al edificio donde Jane vivía y tras pagarle al taxista.

- ¿La secuela de la otra estúpida película? – preguntó Loki con indiferencia.

- Si, y tú eres mi única esperanza de compañía – apuntó Darcy mientras caminaban al interior del edificio. Loki arqueó una ceja confundido, ambos entrando al lugar – Jane está en una especie de trance con todo lo del Bifrost y Steve encuentra ese tipo de películas como una ofensa.

- Son una ofensa – apoyó Loki. Subían las escaleras hacía el segundo piso. El Dios del Engaño jamás había entendido la fascinación de Darcy por usar las escaleras en lugar del conveniente elevador – ¿Si acepto acompañarte, cambiará tu respuesta?

- Nop – negó Darcy con la cabeza.

- ¿Si acepto acompañarte, me darás una explicación razonable de tu negativa? – inquirió Loki.

"Oh, claro" pensó Darcy "Mira. El problema es que estoy un poco enamorada de ti y me gustaría que si pasamos a ese nivel de relación sea porque tú sientes algo parecido, no porque estás caliente y necesitas desahogarte con alguien". No, decir eso en voz alta no era una buena idea.

- Pensé que un "no" era una explicación lo suficientemente razonable - comentó Darcy al alcanzar el piso donde se localizaba el departamento de su amiga. Loki, un escalón más abajo que ella, le dedicó una escéptica mirada – Ok, ok. ¿Quieres una explicación razonable?

- Sería de mucha ayuda – asintió Loki cruzándose de brazos.

- Bueno… - comenzó Darcy. Un momento de silencio – Hasta mañana, Loki. Duerme bien.

El Dios del Engaño alzó una pestaña incrédulo, viendo como la castaña se daba la media vuelta y caminaba en dirección a la casa de Jane Foster. ¡Por los Nueve Reinos, esto ya rayaba en lo ridículo!

- Un mes – asentó Loki sin moverse de su sitio. Darcy, que buscaba las llaves del apartamento en su bolso, lo volteó a ver – Un mes. Creo que merezco un mejor argumento que un "no".

Darcy volvió su atención a su bolso nerviosa.

- ¿Hablamos mañana? – propuso Darcy sacando las llaves de su bolso – Prometo que mañana te tendré un ensayo sobre las múltiples razones por las que tu propuesta es un error. ¿Ok?

- Y yo uno con las infinitas razones por las que mi propuesta nos beneficia a los dos – sonrió con malicia Loki.

Acto seguido, desapareció.

Darcy suspiró aliviada, aunque al instante el nerviosismo regresó. Ahora debía de pensar en algo aceptable para mañana. Demonios. Metió la llave en la cerradura, la giró y la puerta se abrió frente a ella. Ingresó al departamento encontrándolo sumido en la penumbra. Seguramente Jane ya estaría dormida. Oprimió el pagador a lado de la entrada y sus ojos se entornaron como platos. Había papeles tirados en todas partes. Vidrios en el suelo que al parecer en su vida pasada fueron vasos o tazas. Una lámpara destruida. Libros esparcidos en el suelo. Era un caos.

Sacó su celular del bolsillo de su pantalón, lista para oprimir el botón que en marcado rápido la comunicaría con Loki.

- ¡Jane! – exclamó asustada.

Un gruñido emitido desde la cocina la hizo correr en estampida hacia dicho lugar. Abrió la puerta de golpe y contempló el interior oscuro. Encendió la luz, descubriendo a una llorosa Jane sentada en el suelo junto al refrigerador con una botella de vodka en su mano derecha. Darcy suspiró aliviada al ver a su amiga ilesa. Dejó su celular en la mesita de la cocina y se sentó frente a Jane.

- ¿Qué pasó? Se supone que deberías de estar emocionada por la prueba de mañana, no estar hecha un mar de lágrimas en el suelo de tu cocina – apuntó Darcy alargando su mano para arrebatarle la botella a Jane.

- Explotó – masculló Jane entre sollozos, alejando la botella del alcance de Darcy – No habrá prueba mañana.

- Espera un minuto, ¿qué explotó? – preguntó Darcy tomada por sorpresa. Jane se pasó la manga de su suéter por la cara en un intento de secar las lágrimas que no paraban de salir de sus ojos.

- Estábamos corriendo unas pruebas, Tony, Erick y yo, con el fin de dejar todo listo para mañana y entonces todo se fue a negro – relató Jane – Y después nuestro prototipo de Bifrost hizo corto circuito y… explotó.

- ¡Oh por Dios, Jane! ¿Estás bien? – saltó alarmada Darcy acercándose más con el objeto de revisar a su amiga de cerca.

- Si, si. La máquina estaba en una zona aislada, no hubo gran daño – la tranquilizó Jane – Quemamos parte de la instalación de luz de la Torre, pero Tony dijo que podría repáralo en menos de una semana. ¡¿Te das cuenta, Darcy?! ¡Es la séptima vez! ¡La séptima! Siempre que creo estar cerca, que estoy segura de que al fin funcionara, ¡todo falla!

- Bueno, ¿y eso qué? Todos los grandes inventos del mundo requirieron varios fracasos para funcionar, ¿no? – indicó Darcy agarrando la botella de manos de Jane – Y tú no eres ninguna niñita que se desanima con siete intentos, ¿o si? ¡Eres Jane Foster! ¡Astrofísica! ¡Pionera y visionaria! ¡La primera en atropellar a un espécimen de otro planeta con su auto! – Jane no pudo evitar reír ante eso – Así que vas a dejar esta fiesta de autocompasión, te vas a levantar del suelo, te pondrás tu pijama e irás a la cama a disfrutar de un merecido descanso. Y mañana, o pasado preferiblemente, revisarás esos números y ecuaciones, que nunca pude entender, y hallaras donde estuvo el error. Y la próxima vez lo lograrás, Jane. Estoy segura de eso.

Jane rió, rodeando con sus brazos a su amiga.

- En verdad no sé qué haría sin ti, Darce – expresó Jane.

- Probablemente te estarías lanzando de un cañón, amiga – bromeó Darcy acariciando la espalda de la astrofísica. Jane volvió a reír.


Contempló por un momento la flor que llevaba en sus manos. Una rosa. La flor favorita de Jane. No sabía si la mujer a la que le regalaría esa flor también la encontraría igual de hermosa, sin embargo, realmente esperaba que sí. Continuó caminando visiblemente incomodo. No le agradaba ese sitio, pero era un hecho que debía visitarla hoy, considerando lo especial del día. Se detuvo ante el punto indicado y observó con la mirada baja hacia donde yacía ella. Se llevó una mano al cuello avergonzado. Siempre le daba vergüenza venir. Como si no fuera digno de estar en su presencia. Y probablemente no lo era.

- Hola – saludó Thor – Vine a traerte esto – señaló viendo el obsequió en su mano – Es una flor midgardiana. Su nombre es rosa. En verdad, espero que te agrade.

Se agachó y posó la flor sobre la blanca tumba frente a él. Sobre ella se podían leer las palabras "Aquí descansa Krista, amada esposa y compañera", escritas con letras de oro.

Permaneció así, en cuclillas pensando sus siguientes palabras.

- Loki está bien – indicó Thor con una sonrisa triste – Lo veo poco, muy poco, mas sé que se encuentra bien y que es feliz. Tiene buenos amigos que lo aprecian tal y como es – silencio – La verdad, no sé que más hacer para arreglar las cosas. He puesto todo de mi parte, pero al parecer no es suficiente. Cometí demasiados errores – negó con la cabeza – Tú eres uno de ellos.

Se irguió, sin apartar su vista de la lápida.

- Me despido – habló Thor – Adiós, Krista.

Hizo una ligera reverencia y se alejó del sitio sin mirar atrás, ni prestar atención a la delgada figura de mujer que se materializó frente a la tumba. La recién llegada ladeó la cabeza entretenida, observando cómo Thor se marchaba.

- Que asquerosamente cursi se ha vuelto nuestro príncipe, ¿no crees, querida? – opinó Angerboda echándole una mirada de reojo a la lápida – Es la influencia terrícola. Esos mortales tienden a ser así.

Volteó a ver la tumba con una sonrisa maliciosa.

- Te tengo noticias – anunció Angerboda – La patética mascota de Loki no tarda en caer. Esa niña quiere hacerse la fuerte, piensa que posee un gran autocontrol, pero la verdad es que se muere por saltar a los brazos de nuestro hombre. No le falta mucho. Loki sólo debe oprimir los botones indicados. Y entonces… – una mueca cruel se dibujó en su rostro – Oh, Krista, en verdad deseo que tengas un buen asiento en el Hell, porque el espectáculo será inimaginable – miró hacia el anaranjado cielo de Asgard - Destruiré todo lo que Loki ha construido con tanto empeño este año. Le quitaré lo único que le queda y lo dejaré sin nada a lo que aferrarse – su expresión se endureció y sus ojos desbordaron odio – Y cuando no tenga nada, cuando le haya arrebatado toda esperanza, cuando el mundo y la vida pierda todo sentido para él, al fin me habré vengado. Y créeme… – devolvió su vista a la lápida - el universo entero me lo agradecerá – volvió a sonreír – Feliz aniversario luctuoso, mi querida y patética mortal. Pronto tú y tu monstruo estarán juntos de nuevo – río con perversidad – Si es que queda algo de él.


Loki era un hombre de paciencia. Siglos de vivir con Thor y sus insufribles amigos le habían enseñado a serlo. La paciencia era un don que muy pocos consideraban importante y el mismo lo había subestimado con anterioridad. Sin embargo, en ese momento, el asgardiano estaba a punto de perderla por completo. Un mes. Ese era el tiempo que llevaba tratando de persuadir a Darcy de su idea de tener sexo con él, recibiendo un simple no por respuesta en cada ocasión. El tiempo que llevaba soñando cada noche con Darcy, con sus caricias, con sus gemidos. Y la situación comenzaba a irritarle. Estaba totalmente convencido de que una vez que consumará una noche de placer con la muchacha, los sueños se detendrían y todo podría regresar a la normalidad. Sólo necesitaba convencerla de participar y hasta ahora no entendía como no lo había conseguido. Era más que obvio para él que Darcy también se sentía físicamente atraída hacia él. Las formas en las que reaccionaba el cuerpo de la mujer a su simple presencia eran suficientes para certificarlo. Y, aún así, la respuesta continuaba siendo "no". Bajó su mirada al vaso de café que cargaba en su mano derecha. ¡Por Yggdrasil! Incluso se estaba rebajando a ser detallista. Patético. En verdad necesitaba terminar con toda esa situación de una vez por todas.

Ingresó a las oficinas del Departamento de Relaciones Públicas de Stark Industries y recorrió los pasillos hasta alcanzar el cubículo de la castaña. Sonrió con superioridad entrando en el pequeño cuarto de cuatro paredes. Darcy apartó su vista de su computadora y le dedicó su conocida sonrisa de oreja a oreja.

- Buenos días – saludó Loki tomando asiento en la silla colocada frente al escritorio donde trabajaba la joven – Un pequeño presente de mi parte - posó el vaso de café sobre la superficie.

- ¿Mokalatte? – inquirió Darcy. Loki asintió con la cabeza – ¿Tres de azúcar? ¿Una de leche? ¿Canela arriba?

- Tal y como te gusta – indicó Loki.

Darcy tomó el vaso, lo acercó a sus labios y tomó un trago.

- Mi respuesta sigue siendo no – declaró Darcy dejando el vaso a un lado de su teclado. Loki enmascaró a la perfección su molestia.

- Y me prometiste una razonable explicación para ello – apuntó Loki. Cualquier argumento que la muchacha pudiera utilizar, fácilmente lo podría refutar. No por nada era conocido como "El de la lengua de plata".

La castaña suspiró, recargó su espalda en el respaldo de su silla y tomó el vaso de café una vez más entre sus manos.

- Somos amigos – aseveró Darcy, viendo al hombre a los ojos – Los amigos no se acuestan con sus amigos.

- Hay una interminable lista de series y películas que contradicen tu argumento – rebatió Loki.

- Los "amigos con derechos" no funcionan – señaló Darcy – No funcionan en las series, no funciona en las películas y por supuesto que no funcionan en la realidad.

- Porque se complican demasiado – expuso Loki – Es sólo sexo, Darcy.

- El sexo siempre complica todo, Loki – negó Darcy irritada.

- No veo que haya ocurrido alguna complicación en tu relación con el sargento Barnes después de su pequeña noche juntos – indicó Loki.

- ¡No es lo mismo! – exclamó Darcy – Bucky y yo no somos amigos. A penas somos conocidos – bufó molesta – Ok, pongámoslo de esta manera. Acostarme contigo sería como hacerlo con Jane o Steve.

- Realmente lo dudo – opinó Loki.

- Bueno, es evidente que pasas por un momento delicado en tu vida sexual – continuó Darcy con calma - ¿Por qué no vas con Tony y le pides su larga lista de ex parejas? Estoy segura de que encontrarás alguien que se acomode a tus gustos.

- ¿Para qué tener intimidad con una completa desconocida si puedo hacerlo con una persona en la que confío? – cuestionó Loki con simpleza.

Darcy quería golpear su cabeza contra el escritorio. Esto iba a ser más difícil de lo pensó. Llevó su vaso de café a sus labios y bebió de él. Su boca se curvó con astucia, una idea apareciendo en su cabeza.

- Hagamos un trato – propuso Darcy. Loki se reclinó levemente en su dirección con anticipación – Ayuda a Jane con la construcción de su Bifrost y yo consideraré tu ofrecimiento.

El Dios del Engaño frunció el ceño y torció la boca con disgusto.

- Ni aunque mi vida dependiera de ello, lo haría – estableció Loki – La empresa de Foster está destinada al fracaso. No hay forma en que un simple mortal sea capaz de comprender el pensamiento tan avanzado que implica el viajar entre el espacio y el tiempo. Unir planetas a millones de distancia. Planos dimensionales diferentes. Jane Foster no cuenta con el tiempo suficiente de vida para realizar su anhelado sueño.

- Pero lo tendrá cuando sea inmortal – comentó Darcy tras tomar otro largo trago de su café. El asgardiano lanzó una carcajada.

- Jane Foster jamás será inmortal – contradijo Loki. La joven arqueó una ceja.

- Si, según Thor – indicó Darcy.

- Odín nunca permitirá que una mortal se convierta en reina de Asgard – concretó Loki con amarga diversión – Le dará largas a Thor, hasta que el muy imbécil comprenda que su amada mujer nunca pasará la eternidad a su lado. El Padre de Todo guarda otros planes matrimoniales para Thor.

- ¿Otros planes? – repitió Darcy con curiosidad. Loki rodó los ojos.

- Sif – pronunció Loki, para después negar con la cabeza - ¿En qué momento cambiamos el tema de "nosotros" a "Thor y su mascota"?

La muchacha le lanzó uno de sus descartados guantes directamente a la cara enojada.

- ¡Jane no es ninguna mascota, es la novia de Thor! – corrigió Darcy ofendida – Métetelo en la cabeza de una buena vez, ¿ok?

- De acuerdo, me disculpó – habló Loki, internamente molesto consigo mismo. ¿Por qué cada vez que hablaba con Darcy perdía toda capacidad de filtro en sus palabras? La mujer resopló con fastidio y prosiguió bebiendo su café

- ¿Por qué no vas a un bar, escoges a una desconocida, te la tiras y me dejas en paz? – planteó Darcy con fastidio.

Loki se puso de pie y salió del cubículo, comprendiendo que no conseguiría ningún avance en el tema por ahora. Para su mala fortuna, por poco choca contra la mascota de Thor en su camino fuera de la zona de oficinas. Jane le dedicó un fría y aprehensiva mirada al pasar a su lado en su camino a la oficina de su amiga en común.

Si, actualmente la pequeña astrofísica encabezaba su lista de futuras muertes.


El restaurante italiano que se ubicaba a pocas calles de la Torre Stark rebosaba de gente y Darcy y Jane tuvieron problemas para conseguir una mesa. Cuando al fin estuvieron sentadas, la más joven de ellas se abalanzó sobre la canastita de pan con gran voracidad.

- Muy bien, estoy tratando de actuar neutral, sin embargo debo preguntar, ¿pasó algo con Loki? – preguntó Jane preocupada.

- Nada, ¿por qué? – saltó Darcy en tono defensivo.

- Le gritaste a dos personas en el camino y casi te peleas con el conductor de esa moto – enumeró Jane – Y no te veías muy feliz cuando llegue a tu cubículo.

Darcy suspiró cansada, considerando seriamente en exponerle su actual problema a su mejor amiga. No obstante, existía una razón por la que hasta ahora no había puesto al tanto a la astrofísica sobre la oferta de Loki: sabía que Jane enloquecería. La mujer odiaba declaradamente a Loki, como se lo hacía recordar en cada oportunidad. Siempre que le comentaba algo sobre el Dios del Engaño lo único que recibía era la ya conocida advertencia de cuidarse de él. El colmo había sido el día después de su cumpleaños, cuando arribó al laboratorio de su amiga para relatarle la maravillosa noche que Loki le preparó. Darcy en verdad había esperado un poco de apoyo, un ligero cambio de opinión en Jane o una felicitación, mas, en su lugar, la científica sólo le dijo "Ten cuidado, Darcy. No le creas todo lo que hace. Podría ser una truco".

Sinceramente, deseaba poder hablar con alguien, desahogarse sobre el terrible peso en su pecho, pero Jane no la escucharían sin juzgarla y escandalizarse. Y realmente prefería soportar todo lo que cargaba dentro de ella a lidiar con una aprehensiva astrofísica. Tan sólo imaginarse la reacción de Jane cuando supiera que estaba enamorada del hombre que ostentaba el título de Dios del Caos le causaba dolor de estomago.

- Tuvimos un ligero desacuerdo – medio mintió Darcy – Nada que no se arreglé con el tiempo.

- De acuerdo – aceptó Jane con escepticismo.


Los siguientes días transcurrieron en una inesperada y muy bienvenida calma para Darcy. Loki parecía haber olvidado sus planes, el trabajo en la oficina disminuía día con día y Thor había regresado de Asgard, lo que implicaba que podía volver a su amada casa. Todo parecía volver a la normalidad. O al menos eso creía.

El 31 de diciembre arribó con gran bullicio y festividad a la Torre Stark. El trabajo había sido relegado a un segundo plano y de un lado al otro iban sus compañeros de trabajo deseándose un feliz Año Nuevo o haciendo planes para esa noche. Brindó un par de veces por el año que terminaba y se reunió con Jane, Steve, Thor, Natasha y Clint en el lobby del rascacielos, para de ahí dirigirse al famoso concierto de Time Square en grupo. Horas después, una vez que ya estaban situados lo más cerca que pudieron del escenario, Tony, Pepper y un nervioso Bruce se unieron a ellos. La noche cayó sobre la ciudad y cuando el espectáculo comenzó, Darcy, Jane y Pepper se vieron coreando todas y cada una de las canciones. Sin darse cuenta, pronto inició la cuenta regresiva y la castaña se colgó del brazo de Steve, mientras gritaban a voz en cuello los números, contemplando con ojos de niña a la gigantesca bola descender. Un grito conjugado de "¡Feliz Año Nuevo!" se escuchó en todo Time Square y la muchacha abrazó con fuerza a su amigo, quien le devolvió la demostración de cariño con la misma intensidad. Se separaron por un momento y jalaron a Bruce a su abrazo, notando que cada una de las otras tres parejas estaban demasiado ocupadas besuqueándose. El resto de la noche aconteció entre canciones y felicitaciones, en medio de una inmensa euforia.

Fue alrededor de las tres de la mañana cuando Darcy regresó a su casa, acompañada de Steve. El Capitán le deseó una buena noche y se retiró en su motocicleta, no sin antes asegurarse de que la joven ingresará a su edificio. La castaña subió por el elevador hasta el piso donde vivía, recorrió el pasillo hasta la puerta de su departamento, la abrió y entró. Las luces se prendieron a penas cerró la puerta tras de sí.

- Feliz Año Nuevo, Darcy – la felicitó una aterciopelada voz al oído.

La mujer saltó asustada y giró su cabeza hacia su derecha, topándose con Loki. Se apartó de él de inmediato, dejando una considerable distancia entre los dos.

- ¡Feliz Año! – festejó Darcy sintiéndose inexplicablemente nerviosa.

El asgardiano dio un paso hacia ella y en reflejo, Darcy retrocedió.

- Revisé la lista de ex parejas de Stark – anunció Loki acercándose a ella – Ninguna llamó particularmente mi atención.

- Bueno, existen los bares, como ya te lo dije – puntualizó Darcy caminando hacia atrás.

- ¿Para qué buscar si te tengo a ti, Darcy? – inquirió Loki.

- ¡Porque eso no va a pasar! – estableció Darcy. Su espalda golpeó algo duro y la muchacha ladeó la cabeza para ver que acababa de chocar contra la pared.

- No comprendo tu negativa y tu argumento de los amigos no es suficiente – indicó Loki acorralándola con su brazos - ¿Sabes por qué?

- Eh… no sé – soltó Darcy. El hombre acercó su rostro peligrosamente al suyo.

- Porque puedo notar que me deseas tanto como yo te deseo a ti, Darcy – manifestó Loki.

Darcy tragó saliva pesadamente, sus ojos clavados en los del asgardiano. "Demonios".

- Puedes tratar de negarlo todo lo que quieras, mas tu cuerpo no miente – prosiguió Loki.

- Loki... esto... no puede pasar - indicó Darcy, tratando con todas sus fuerzas que su mente se concentrara en las mil y un razones de por qué acostarse con el asgardiano era una mala idea y no en lo delicioso que sería saborear los labios del hombre frente a ella - Somos amigos. Tenemos una linda relación. ¿Por qué quieres arruinarla?

Loki alzó una ceja y sonrió levemente.

- No quiero arruinarla; quiero mejorarla - corrigió Loki - Para ambos.

Darcy abrió la boca para decir algo, mas su garganta no emitió ningún sonido. Los ojos del Dios del Engaño eran una mezcla de sentimientos entre los que destacaba perfectamente la lujuria. Sin embargo, la muchacha sólo prestó atención a ese desconocido brillo que adornaba la mirada de Loki desde el picnic en el lago y que siempre estaba presente cada vez que la miraba.

Tal vez no era solo sexo para él. Probablemente era algo más, pero no sabía cómo expresarlo. Al fin y al cabo, si sólo fuera cuestión de satisfacerse, hace semanas que hubiera podido hacerlo. Mas estaba empeñado en convencerla a ella, como si fuera la única mujer en el mundo. Diablos, ¿por qué debía de enamorarse de alguien tan complicado?

Consideró la idea un momento. Una noche. Esa era la propuesta de Loki. Posiblemente era lo que necesitaba para comprender lo que sea que estuviera pasando en su desquiciada cabeza.

- ¿Una noche? - preguntó Darcy en un susurro. Loki sonrió con superioridad, sus ojos brillando de una forma que la muchacha nunca había visto.

- Una noche - asintió Loki.

- ¿Y todo seguirá igual? ¿Nada cambiará? - cuestionó Darcy, intercalando su mirada entre los ojos del Dios del Engaño y sus labios.

- Por supuesto - aseguró Loki.

Mas ese inexplicable brillo en los ojos del asgardiano contradecían sus palabras. Darcy se preguntó cómo era que se había ganado el título de Dios de las Mentiras. Sus ojos eran tan expresivos que cualquiera podía leerlos como un libro.

Tuvo un momento de duda en que su parte racional se encargó de recordarle todas las posibles formas en las que esto podría explotarle en la cara. Mas optó por ignorarlas. Solo era una noche. ¿Cuánto daño podría provocar una simple noche?

- Si - pronunció en un suspiro.

Loki sonrió triunfal y desapareció la distancia entre ellos uniendo sus labios con los de la joven en un beso un poco agresivo, posesivo. Tras un efímero momento de shock, Darcy respondió al beso, pasando sus brazos detrás del cuello del asgardiano. Sintió como Loki la cargaba entre sus brazos y, sin romper el beso un solo segundo, la llevó a su cuarto.

Y por un bendito momento, mientras la recostaba sobre la cama y luchaban uno contra la ropa del otro, Darcy se cuestionó por qué demonios no había dicho que si antes.


¡Y aquí estoy otra vez! Lo sé, dije que sería en febrero y después de terminar mi fic de Harry, pero la verdad es que soy pésima para esto de los propósitos. Y más cuando mi cabeza se concentra en todo menos en lo que debería. En fin. Espero que el capítulo haya sido de su agrado y quiero que sepan que es el único episodio tranquilo. A partir del siguiente empieza el drama.

También parece ser que soy mala escribiendo acción de cualquier tipo (si entienden a lo que me refiero), así que pido una disculpa anticipada si las escenas entre Darcy y Loki son muy… sosas.

Adiós ;)