Disclaimer: Fairy Tail y sus personajes pertenecen al mangaka Hiro Mashima; Créditos al autor/a por la imagen de portada. La historia es de su respectiva autora, sin fines lucrativos y por mero entretenimiento.

Advertencia: Clasificación (T) por lenguaje y violencia; subirá a (M) en capítulos futuros, por temas para adultos y posibles muertes. Las personalidades de los personajes pueden variar, saliéndose a un entorno OOC.


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I.

"Prologue: I'm back"

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—¡No, no lo acepto!

Todo el gremio se quedó en silencio tras el prominente grito al fondo de la barra. Y aunque el alboroto antes armado entre los magos de Fairy Tail fuese lo suficientemente alto como para dispersar cualquier voz entre las muchas otras, aquella persona se encargó de callar a todos inconscientemente con su grito e hizo que todos pusieran su atención en él, como si fuese a dar un discurso.

—¡Natsu, cálmate! Ella así lo quiso. No podemos interferir.

La mayor de los Strauss intentaba inútilmente hacerlo entrar en razón, mientras que su hermana menor sólo se limitaba a observar la escena con una expresión nerviosa e impotente; Natsu golpeó la barra con sus puños, colérico, asustando a su amigo Happy a tal punto de hacerlo retroceder.

—Soy su compañero —dijo ya más calmado—. Yo debí haber ido con ella... ¿Y si tarda meses? O peor aún, ¿y si le pasa algo?

—Natsu, debes entender que ella no es una niña y mucho menos, que no sabe cuidarse —razonó Erza, quien acababa de llegar junto a Gray.

El Dragon Slayer se sentó de nuevo en su lugar, recargando la cabeza sobre la barra con una expresión molesta sobre su rostro. Él no entendía porqué su compañera de equipo, Lucy, decidiera tomar una misión ella sola, sin siquiera consultarlo; estaba bien mientras le informara acerca de su misión. Si quería ir sola, él lo comprendería, ya que él había salido de misión en varias ocasiones sólo en compañía de Happy. Pero lo que lo tenía molesto, era que ella nunca le hubiera dicho que esa misión le tomaría varias semanas.

¿De qué se trataba esa misión?

Lucy era una chica inteligente, eso lo tenía en cuenta. Era por eso que él estaba preocupado por ella; nunca habría aceptado una misión tan misteriosa sólo por la enorme cantidad de recompensa que se ofrecía. Tal vez era un poco avara y se preocupara por la mensualidad de renta por su casa, pero ella no aceptaría arriesgarse tanto por eso.

Cuando Mirajane le informó sobre el tema, se mostró receloso y enfadado con la maga estelar por su supuesto egoísmo, sin embargo, cuando le mostró el cartel de la supuesta misión, estalló en cólera, intentando disfrazar la extrema preocupación que sintió. Algo le molestaba y sentía la extraña sensación de que dejarla sola no estaba bien. Quizás era solamente la envidia de que ella tomara el protagonismo en sus aventuras y él se quedara en casa intentando matar el aburrimiento, pero había algo más, lo sabía.

—¿Cuándo vuelve? —cuestionó resignado.

—En unas dos semanas, más o menos —respondió la albina mayor con un toque de preocupación, al igual que los demás.


Había pasado un año desde que Natsu se había vuelto más violento a la hora de luchar y más hiperactivo cuando se trataba de comer. No había sido mucho el cambio en él, no obstante, él ya no esperaba el regreso de su amiga rubia. No desde que leyó -con dificultad- aquellas palabras plasmadas en una ridícula carta, o eso pensaba él.

Al principio él y sus compañeros del gremio creyeron que todo se trataba de un fiasco y decidieron partir en su búsqueda, pero al reconocer que el aroma que desprendía esa hoja de papel era de Lucy, además de las palabras escritas con su estilo, sucumbieron totalmente de realizar cualquier acto de búsqueda, porque quizás ella no regresaría. No obstante, ella había especificado que sólo tardaría en volver un tiempo más, pero prometía regresar; su equipo decidió entonces esperarla con entusiasmo hasta el día en que se presentara de nuevo.

Sentado a las afueras del gremio, se encontraba meditabundo; Happy había decidido pasar la tarde con Charle, por lo que se encontraba solo. Al menos hasta que la Strauss menor llegó.

—Oye, Natsu. Has estado muy distante hoy, ¿te ocurre algo?

Lissana solía ser bastante cuidadosa y se preocupaba mucho por sus amigos; sin embargo, era difícil Mentirme o despistar la, ya que era sumamente cautelosa y siempre se enteraba de la verdad, de una manera u otra.

—Nada, creo que algo interesante pasará hoy. Eso es todo.

—La sigues esperando.

Esa no era una pregunta. La albina había afirmado lo que Natsu había intentado olvidar hacía meses. Tragó grueso y desvió la mirada hacia un punto inexistente del mapa, tratando vagamente de convencerse a sí mismo que las palabras profesadas por su amiga eran sólo suposiciones. Él no la extrañaba.

—No.

Esa fue su respuesta, tan seca como su actitud en los últimos días. Lissana parpadeó un par de veces y después suspiró, entendiendo que aún era el mismo testarudo de siempre. Ella sabía que Lucy era muy importante para Natsu, incluso mucho más que cualquier persona; la maga estelar había logrado despertar el interés del chico hacia las féminas y sacar una faceta de él que nadie conocía, si de sentimientos hablaban.

—Te sientes culpable.

El mago de fuego levantó frenéticamente la cabeza y dirigió su vista hacia la chica, que había tomado asiento a su lado. Ella tenía razón. Se sentía culpable por no haber acompañado a Lucy a esa dichosa misión; por haberse resignado tan rápidamente y no buscarla desde el momento en que supo que partiría sola; tal vez ella estuviese con ellos en ese momento.

Pero, ¿por qué tenía que sentirse culpable?

Ella no se había preocupado siquiera por mandar otra mísera carta en la que les explicara el porqué de su decisión, ni mucho menos tuvo la delicadeza de hacer una carta que tuviera más de diez líneas. Eso quería decir que ella no se había preocupado por su gremio en ningún momento y él estaba empezando a tomar la idea de que no se tomaría la molestia de regresar.

Gruñó en respuesta, sin hacer un solo movimiento. Esa respuesta fue suficiente para que Lissana se diera cuenta de que lo sofocaba con sus preguntas; él no necesitaba que le recordaran la partida de la maga estelar en cada momento que se presentaba la oportunidad, era lo que menos deseaba.

La chica se levantó perezosamente de su sitio y emprendió su camino de vuelta al gremio. Se detuvo una vez más para observar el rostro impávido de Natsu con la mirada fija hacia el horizonte y suspiró una vez más. Sólo esperaba que Lucy regresara pronto y que tuviera una explicación realmente buena para todo eso, si no, Natsu no se lo perdonaría.

Se giró de vuelta y caminó hacia la puerta, cuando un grito proveniente del interior del gremio inundó los tímpanos de ambos. Natsu reconoció de inmediato que se trataba de Wendy, así que no dudó en ir en su ayuda o lo que sea que estuviera haciendo, dejando atrás a la Strauss menor.

—¡Wendy! —vociferó angustiado—. ¿Qué ha pasado?

—Na-Natsu-san —tartamudeó nerviosa la Dragon Slayer—. Yo-

—Hola, Natsu.

De no haber sido por aquella voz llamándolo, no se hubiera percatado de que todos los miembros del gremio se encontraban a su alrededor con una radiante expresión de felicidad y nostalgia en sus rostros. Frunció el ceño notoriamente cuando un peculiar olor inundó sus fosas nasales y se giró lentamente en dirección de aquella melodiosa voz.

—Ha pasado mucho tiempo, ¿no?

Abrió los ojos como platos al ver de nuevo aquella sonrisa inocente, ojos con mirada calmada y dulce, además de el tenue sonrojo en sus mejillas que comenzaba a escaparse. Si bien, ella no había cambiado su aspecto, definitivamente había sido mucho tiempo de no verla.

—¡Lucy!

Detrás del tumulto de magos, se asomó una voz femenina, la cual se acercaba cada vez más. Entre empujones y maldiciones, la dueña de la voz se acercó eufórica hacia la rubia, terminando por envolverla en un abrazo; no le dio tiempo de corresponder, ya que el abrazo fue dado con una fuerza bestial, a tal punto de asfixiarla.

—E-Erza —intentaba articular la maga estelar—. M-me asfixias.

—Oh, lo siento.

La pelirroja se sonrojó con violencia, bajando la cabeza y dirigiendo la vista hacia el suelo; tanto Wendy como Levy se encontraban paralizadas, sin poder articular una palabra. Ambas se sentían emocionadas por el regreso de su amiga; Gray, desde el momento en que ella había entrado al gremio, corrió para abrazarla como Erza lo hizo, aunque él no corrió con la misma suerte y terminó siendo pateado hasta el otro lado del gremio.

Por su parte, Natsu no se movió de su lugar ni dijo una sola palabra desde que vio a Lucy. Todo el tiempo la había estado observando con profundidad hasta que llegó a incomodarla. Posteriormente, desvió su vista hacia sus compañeros de equipo, que ahora lo miraban a él reclamándole en silencio que le diera la bienvenida o por lo menos hiciera algo.

—¿Qué haces aquí?

Nadie se había esperado esa pregunta, por lo que todos se quedaron en silencio esperando la respuesta de la rubia hacia el Dragon Slayer de fuego y, quizás una próxima pelea.

—¿No es obvio? —cuestionó con un toque irónico—. Estoy de regreso en mi hogar, con mi familia.

—¿Con qué derecho?

De nuevo preguntaba él, con un claro enfado en su voz. Lucy parpadeó un par de veces, confundida por el extraño recibimiento del mago; él siempre solía comportarse eufórico y mantener su sonrisa viva, sin embargo, esta vez se mostraba cabreado y pudo notar que Happy no lo acompañaba. Eso la preocupó aún más.

—Natsu, no entiendo. Yo-

—Lucy, bienvenida a casa.

La rubia fue interrumpida por el maestro Macarov, quien estaba detrás de ella. Sonrió y corrió a saludarlo, expresando que lo había extrañado al igual que a todos sus compañeros; el anciano se limitó a escuchar las palabras de la chica y sus disculpas por haber tardado en regresar, no obstante, nunca dijo sus motivos.

—Dinos, Lucy —habló Erza, invitando a la rubia a sentarse frente a la barra—. ¿Cómo te fue en estos meses de ausencia?

—Yo, ah —comenzó a titubear nerviosa, sus manos comenzaron a temblar y una fina capa de sudor se hizo notoria sobre su frente. Esto no pasó desapercibido para Natsu, que no había dejado de mirarla—. Estuve... Haciendo cosas... Después te lo contaré todo, no te preocupes.

—Te extrañamos mucho, Lucy-san —tomó la palabra la más pequeña de los Dragon Slayers—. Estábamos preocupados por ti.

De nuevo se quedó rígida y con la mirada perdida. Natsu arqueó una ceja ante el extraño comportamiento de la maga, así que decidió hacer uso de la palabra:

—Hey, Lucy —su tono de voz sarcástico llamó la atención de la rubia—. Happy y yo hemos estado haciendo un montón de teorías acerca de lo que pudiste haber hecho en estos meses. Él dijo que tal vez estuviste perfeccionando tu magia para sorprendernos en tu llegada —cada vez se mostraba con más causticidad—. Y yo aposté porque tal vez hayas estado cortejando con algún hombre por ahí. Con eso de que ibas exhibiendo tu cuerpo por toda Magnolia, no me extrañaría que hasta hijos tengas.

—Natsu...

El sonido de una cachetada resonó por todo el gremio, la mirada de Lucy se encontraba oculta por su flequillo y la mano con la que dio el golpe a Natsu, estaba aún en el aire, temblorosa.

Fue entonces cuando Natsu cayó en cuenta de lo que había dicho; su compañero Exceed se cubrió la boca con sus patas, impactado por la conducta que ambos mantenían. El mago de fuego miró a Lucy un momento y se dio cuenta de que la había extrañado, había esperado como loco por ese día y lo más importante: la quería. Sus sentimientos hacia ella nunca habían cambiado desde que se había ido. Simplemente la quería como a ninguna otra chica.

Antes de que pudiera disculparse, ella se dio la vuelta y se dirigió a la salida, con la intención de retirarse, sin embargo, la puerta principal se abrió y dejó ver una silueta masculina con una larga capucha que le cubría el rostro, la cual se paró frente a la rubia.

—Lucy, ¿te ibas sin esperarnos?

Aquel hombre le hablaba como si la conociera, con la completa confianza como la tenían sus amigos. Eso enfureció aún más a Natsu.

—Disculpa, cariño. Iba a buscarlos.

Todos se quedaron estáticos en su lugar, asimilando la frase dicha por la maga estelar. ¿Lo había llamado cariño? Además, relajó su tensión de inmediato cuando vio al hombre encapuchado acercarse a ella y abrazarla como si fuera su hermana, o algo peor en la mente de Natsu. Lo peor de todo era que ella había hablado en plural, lo que significaba que no venía solo.

—Chicos —era increíble que ese hombre hubiera podido calmar la rabia de Lucy en un segundo—. Quiero presentarles a alguien.

—No es necesario, Lucy querida. Sabes que ellos me conocen muy bien.

·To be continued·


Notas de autora:

¡Saludos, y sean bienvenidos a esta humilde historia! Soy Alessannd Leto y soy nueva por estos rumbos, así que espero tener un buen recibimiento aquí.

Soy escritora de los fandoms One Piece, Naruto y The King Of Fighters, pero espero poder escribir esta y más historias sobre FT, claro, si me dan la oportunidad.

He de decir que mis personajes favoritos son y siempre serán Natsu y Lucy, pero tengo un husbando que se llama Gajeel, una waifu que se llama Wendy y un amante que se llama Gray (¿A alguien le gusta Ichiya? Porque yo lo amo)... Ya saben, esos tíos sabrosos.

Y bueno, este es un long-fic, del cual no tengo ni una remota idea de cuantos capítulos vaya a tener, porque puedo alargarlo o acortarlo en cualquier momento, así como me encanta matar personajes. No sé, es un vicio en cada historia que se me viene a la cabeza... Espero que eso no me suceda aquí XD.

¿Y qué opinan? ¿Les gustó? ¿Les desagrada la idea? ¿Tienen alguna duda? No duden en dejar un hermoso comentario. Soy de esas escritoras a las que les encanta leer comentarios y críticas.

¡Nos leemos! (\•3•)/