Prefacio:
Lo odié, porque hizo sufrir a mi madre, y luego dio media vuelta. Murió y no dejó nada. No me importaba que se muriese, era lo mejor para el mundo, era lo mucho que la había hecho sufrir lo que despertaba aquel profundo odio, y yo no sabía que ese mismo odio me acercaría más y más a él, mi temor más profundo. Desde el momento en que se me asignó la casa supe que había algo mal, desde el momento en que empecé a existir en realidad. Hoy aún lucho con mi sangre, y les invito a conocer mi historia.
Prólogo:
12 años atrás.
Era invierno y hacía mucho frío; la nevada se volvía peor a medida que la batalla se acercaba. En algún momento Harry Potter volvería a Hogwarts y se desataría el infierno, rehenes, muertos, sangre derramada, el castillo mismo no soportaría su propio peso después del calbario que estaba por ocurrir.
Y ella, aquella mujer de bellos rizos morenos tenía el rostro cubierto en sangre, en la suya y en la de otros, mientras sus ojos azules buscaban por su varita, moviendose entre los cadáveres inertes a su lado. Se arrastraba entre las mesas de Las Tres Escobas con la varita en mano, pensando en el maleficio que pudiese acabar con esto; quería vivir para ver a su familia, quería escapar de alguna manera, pero si se le ocurría aparecer él podría seguirla y no iba a permitir que alguien más muriese por su causa. Ella era una bruja sin nombre para él... no, para todos, su familia ya estaba lejos y se había jurado nunca volver para evitarles el peligro.
Dio una patada a una silla sin querer y de inmediato todo salió volando, dejándola a ella decubierta en medio de los cadáveres temblando, a la vez que la serpiente se le acercaba con ojos acosadores.
-Nagini, es suficiente- dijo una voz profunda y tenebrosa.
Era el fin, ella ya se había convencido de eso cuando vio la maldad en sus ojos, sin embargo tampoco parecía que él tuviese el deseo de matarla, era más bien la gracia de observar como ella intentaba sobrevivr en aquellas circunstancias extremas.
-¿Cuál es tu nombre?- preguntó él.
Ella se lo dijo, un nombre que no importaba, de una persona que no importaría jamás. ¿Quién era ella? ¿Qué había significado su vida? El hombre tenebroso dio unos pasos hacia adelante y le acarició el rostro, no con amor, no con compasión, sino con una malicia incomparable. ¿Qué pretendía hacerle a aquella pobre mujer?
