SICKNESS


...


Natsu colocó cara de asco.

─ Ya deja de estornudar tanto Lucy ─ se quejó mientras con su mano intentaba quitar los restos de sopa de su cara ─ Si sigues así, le diré a Mira que no comiste nada de la sopa que te preparó y por eso no te mejoraste.

La rubia sorbió su roja nariz.

─ Lo siento…

El invierno había llegado a Magnolia hace unas semanas. Las calles estaban cubiertas de nieve, el río frente a la casa de Lucy era sólo un camino helado, los negocios cerraban temprano y las personas preferían disfrutar de las tardes calientes en sus casas junto al calor del fuego. Sin embargo, Lucy no tenía tiempo para descansar. La peor época el año había llegado: fin de mes. Tiempo de pagar a la insufrible mujer que tenía por arrendataria las pocas joyas que ella lograba conseguir en las misiones gracias a los destrozos de sus amigos. Pensó y pensó, después de contar moneda a moneda que tenía en el baúl y algunas calcetas. Al fin, decidió salir a una misión en solitario. No era muy peligrosa y la paga era suficiente para sobrevivir otro mes más en su acogedor y caliente hogar.

Ya entrada la noche, Lucy regresaba con una sonrisa pintada en el rostro. La misión consistía en ayudar a una pequeña comunidad de granjeros a las afueras de Magnolia, presos del frío invernal. Con ayuda de una copia de Natsu (cortesía de Gemi y Mini), grandes cantidades de madera cortadas perfectamente por Cáncer y guardados en hoyos creados por Virgo, Lucy terminó la misión en apenas unas horas; ningún descuento por destrozos en las casas y un delicioso pastel de moras recién hecho.

─ ¿No te parecería genial algo de chocolate caliente con el pastel, Plue?

─ Pun, pun, puuun.

La rubia sonrió divertida y siguió tarareando una canción mientras caminaba por el borde del río. Faltaban sólo dos calles para llegar a su hogar y tenía el dinero del alquiler. ¿Qué podía salir mal?

─ ¡Señorita, tenga cuidado con resbalarse!

─ ¡No se preocupe, estoy bi…

Splash.

─ Eso te pasa por andar tonteando Lucy ─ ella enarcó una ceja incrédula. ¿Natsu la estaba sermoneando acaso? ¿En serio? ─ Por suerte escuché tu grito, sino ya te hubieras ahogado Luigi.

─ ¡Es Lu…! Achú ─ sopló la nariz en el pañuelo que Natsu le pasó.

─ Calla y toma la sopa Lucy. Wendy dijo que después te de ese jarabe que huele horrible. Que suerte que a mí no me afecta el frío.

Río en son de burla y Lucy le frunció el ceño tanto como la gripe le permitía.

Se sentía fatal. La cabeza le dolía, tenía los pies entumecidos y ni hablar de su nariz tapada. De no ser porque Natsu había invadido su casa unas horas antes de su llegada, no sabía lo que pudo haber pasado. Despertó con un dolor terrible de cabeza, producto de su choque con el hielo semi-delgado que cubría el río. Lo primero que vio al despertar fue una mata de cabellos rosas una silla a su costado. Natsu la había llevado al gremio inmediatamente, buscando a Wendy con la mirada. La ya no tan pequeña slayer la examinó en la enfermería, y le sonrió aliviada a Natsu y Happy. Se veían preocupados.

─ Ella estará bien Natsu-san. Sólo está inconsciente por el golpe, pero entrará en calor pronto. Le pediré a Mira-san que le prepare una rica sopa. Ya mañana le prepararé los medicamentos necesarios.

Happy se fue al par de horas, ganado por el cansancio y prometiendo ir en la noche a visitarlos, pues tenía una misión con Wendy y Charle. Natsu le comentó que todos en el gremio estaban preocupados y deseaban que se mejorara. Lucy sonrió con ternura al rememorar el rostro cansado de Natsu dormido en una silla a su costado. El pelirrosa se despertó casi al instante. Se acercó, más de lo debido y Lucy se sonrojó, pero fue imperceptible por sus mejillas ya rojas por la fiebre que empezaba a bajar.

─ Estás roja Lucy, de verdad eres muy sensible al frío. Tonta.

Le pegó suavemente en la frente y tomó el plato de sopa que Mira le había dado. Lucy lo miró con desagrado, pero Natsu no se doblegó.

─ Come Lucy. Entre más rápido mejores, más rápido nos divertiremos juntos.

Sólo con esas palabras, la rubia abrió la boca tímidamente y empezó a masticar los fideos y verduras.

No recordaba la última vez que alguien la había cuidado tanto antes de entrar a Fairy Tail. Los inviernos en la mansión Hearthfilia siempre los sentía más fríos desde que su madre murió. Su padre estaba más atareado que de costumbre: financiando construcciones en diferentes lugares sin fuego al alcance, contratando más servidumbre que ayudara a los animales…

Todo era importante menos ella.

Observó a Natsu darle de comer con rara concentración, y su mente voló a los días antes del Festival Hanami. Natsu siempre estaba al pendiente de ella, colocando paños fríos en su frente, viendo si estaba comiendo bien y velando su sueño. No le impresionaba que tres años después él siguiera haciendo lo mismo.

Un pensamiento surgió en su cabeza. Río divertida.

─ ¡Lucy, derramaste la sopa de nuevo! ─ Natsu puso cara de desagrado, pero ella río con más ganas. Ahora él estaba curioso. Sabía que Lucy era rara, pero no tanto. ─ ¿De qué te ríes?

─ No es nada, nada ─ calmó su respiración y sorbió de la cuchara que el pelirrosa le ofrecía. Tragó ─ Solo se me ocurrió que, como siempre me cuidas cuando estoy enferma, si llegas a tener hijos; serías un padre grandioso Natsu.

Ella manoteó su mano en el aire quitándole importancia.

De repente, el ambiente se tensó y cobró un extraño calor. Una mano traviesa comenzó a subir por su pierna sólo cubierta por una bata de hospital, acariciando su cadera y deteniéndose en su vientre.

Lucy jadeó sorprendida, buscando con la mirada a Natsu. Pero este fue más rápido y ya tenía su cuerpo sobre el suyo, con su boca dando besos húmedos en su cuello, la clavícula y saboreando el comienzo de sus pechos. Lucy sólo gimió, sintiendo como su centro se humedecía cuando Natsu detuvo sus besos para abrir la boca.

─ ¿Y no te gustaría hacer uno?


AuthorNote: No me pregunten, ni daré excusas por mi gran ausencia, sólo... gracias por leer. Psdt: Esta idea loca salió de mi cabeza cuando venía de estudiar, en el carro. Típico.

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