No quería lastimarte
Capítulo 1: Soltando tu mano
Lentamente alzó la mirada al horizonte deleitándose brevemente con los colores brillantes del crepúsculo, mientras la brisa jugueteaba con su rubio cabello.
-No hay vuelta atrás, no puedo permitírmelo…debo alejarme…
Después del último suceso lo supo, tenía que terminar con todo, tenía que alejarse de ella antes de perder nuevamente el control y terminar haciéndole un verdadero daño, prefería poner distancia antes de que ella volviera a salir herida.
-son demasiados intentos de lastimarla….
Pero no quería dejarla sola
Aunque desde su regreso al doce nunca fuera claro el tipo de relación que mantenían, no soportaba la idea de volver a verla en el estado de depresión en que la había encontrado.
-Tal vez aún estoy a tiempo de salvarte….
Suspiró hondamente, la decisión estaba tomada. Su plan era simple, pero radical. Además estaba seguro de estar en lo correcto, aunque eso no lo hacía menos doloroso.
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-Ya llegué,…estas dichosas reuniones ya me tienen al borde….¿algún otro asunto pendiente, Rita?– Preguntó Gale a su secretaria, dejándose caer en el sillón más cercano, sin reparar en la persona que a sus espaldas lo esperaba desde hacía ya un par de horas
-Solo estoy yo, Gale
-¡Peeta! ¿Le sucede algo a Katniss? – Cuestionó levantándose de golpe, con la alarma reflejada en la gris mirada.
Peeta entrecerró los ojos, la reacción de Gale lo decía todo, él aún amaba a Katniss.
-Necesitamos hablar
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Gale no necesitó oír más, después de ordenar a la boquiabierta secretaria, que no lo molestara nadie, dirigió a Peeta a su despacho privado.
- Gale,….antes de nada quiero tranquilizarte, Katnis se encuentra bien –comenzó Peeta-….sufrió un percance que la tiene internada en el hospital, pero todo está bien
-¡Qué fue lo que pasó!...
– Ayer, nosotros….salimos de paseo por el bosque…
Involuntariamente, Gale carraspeó
-de cacería,… -aclaró rápidamente Peeta antes de que Gale se formara alguna idea equivocada-…y nos encontramos con…con una fiera salvaje
Gale quiso hablar, pero Peeta lo interrumpió.
–Afortunadamente una patrulla nos auxilió…ella está hospitalizada…pero su médico me informó que a pesar de la contusión en la cabeza y algunas heridas, estará bien.
Gale suspiró aliviado, era consciente de los peligros que enfrentaban cada vez que se internaban al bosque.
-….sé que a ella le daría mucho gusto recibir una visita tuya. Eso le daría ánimos…Gale….Katniss te necesita – Dijo Peeta, sintiendo que su corazón se partía en mil pedazos.
-ella me necesita – Susurró Gale. – ¿Estás seguro?
-Katniss y yo somos amigos. Aunque no me dice nada, sé que odia el distanciamiento entre ustedes. Yo diría que ella nunca podrá ser totalmente feliz, si no arreglan las cosas. . . deberían darse….una oportunidad –dijo el rubio sintiendo que cada palabra que emitía era un golpe directo a su corazón
-Peeta….tú... ¡¿tú tuviste algo que ver con la hospitalización de Katniss?! – preguntó Gale al ver el rostro afectado de su interlocutor y reparando en la rigidez de sus brazos, vendados quizá.
El silencio de Peeta fue por demás elocuente
-Debo ir a verla
-Gale…te pido un favor
-¿Cuál?
-nunca le cuentes que yo vine por ti.
-Está bien
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Un rápido viaje en tren y los dos se encontraban frente al cuarto de la joven herida.
-Los dejaré solos
Gale entró a la habitación y desde la puerta Peeta fue testigo de cómo Katniss abrió los ojos para encontrarse con el amigo de siempre.
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Peeta salió del hospital con paso firme y rápido, temiendo que en cualquier momento su resolución flaqueara y volviese sobre sus pasos, para intentar nuevamente interponerse entre ellos
-…no soy bueno para ella…. – Pensaba Peeta mientras corría hasta su casa.
A cada paso los recuerdos de lo sucedido intentaban volver a su confundida y atormentada mente
-La fiera estaba amenazándonos… sufrí un ataque….y no recuerdo bien lo que pasó… solo sé que no pude defenderte, otra vez fui un estorbo…estoy seguro de que podrías haber escapado tú sola si no te hubieses preocupado tanto por mí
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-¡¿Qué tú hiciste que?! – exclamó Haymitch molesto
Peeta escondió la cara entre sus manos.
–….pero ¡ ¿por qué?!...
-porque la amo y quiero lo mejor para ella –dijo Peeta recuperando la compostura-por mucho que lo intento, no puedo dejar de sufrir los malditos ataques
-Debes olvidar lo pasado, tú no querías lastimarla, muchacho…no era tu intención
-No….no quería lastimarla, Haymitch….¡LA QUERÍA MATAR! ¿lo has olvidado?
Haymitch bufó una maldición y se dejó caer a su lado. De ser otro hubiera podido poner un brazo sobre sus hombros y darle algo de consuelo, pero esas cosas no iban con él.
-¿y quién te nombró su defensor y el administrador de su felicidad? -se sirvió una copa y acabó con su contenido de un golpe. La terquedad del muchacho lo tenía al límite
-Que ella haya aceptado la visita de Gale es una cosa, Peeta…otra muy distinta es que ella inicie de buenas a primeras una relación con él
- Por mucho que me duela sería lo mejor que podría ocurrir
-¿y es ese tu plan?
-lo fue durante el vasallaje
-Te recuerdo que ni preciosa, ni tú son buenos con los planes
-pensé que me ayudarías
-¿ayudar?...a que te pongas la soga al cuello. No gracias
-Al menos no interfieras
-Lo que quieras, este ¡al fin! es un país libre….asi que siéntete libre de cometer las estupideces que te vengan en gana
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Solo habían pasado tres días desde que Katniss fuera internada y por fin la darían de alta.
Estaba parada, atisbando por la ventana pensando en todo lo que había ocurrido durante su estadía en ese lugar.
Quien habría adivinado que la primera persona que vio al despertar fue a Gale.
Suspiró. El viejo amigo había ido a verla todos los días al hospital. Y contrariamente a lo que pensaba, después de una larga charla y muchas acusaciones, gritos y lágrimas las cosas entre ellos parecían haber mejorado.
Estaba recuperado a su amigo, pero algo le faltaba. Todos habían ido a verla, excepto Peeta. Le había preguntado a Delly, y a Haymitch acerca de su ausencia, pero la rubia no sabía nada, y el mentor arguyó que seguramente estaba muy ocupado con los trabajos de construcción de los nuevos bloques habitacionales y la próxima inauguración de su panadería
-Entre el Alcalde, las solicitudes de asignación de los recién llegados y los preparativos no tiene tiempo para nada, preciosa – recalcó Haymitch
Pensar que Peeta podía estar demasiado ocupado como para visitarla, le dolió. Después de todo lo que habían pasado juntos, esa actitud la desconcertaba.
La siempre voluntariosa Delly, se ofreció a acompañarla a su casa.
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Al llegar se sorprendió al ver que todo estaba limpio y en orden, incluso parecía mejor de cómo lo había dejado.
Una vez que Delly se fue, Katniss vistió su vieja chaqueta de cacería y caminó lentamente la corta distancia que separaba su casa de la de Peeta.
Tenía que verlo
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Poco después llamar a la puerta, esta se abrió para dar paso a un extrañado Peeta.
-¡Katniss! ¿Qué haces aquí?
-¿Por qué no te dignaste visitarme ni una vez en el hospital? ¡Creí que eras mi amigo! –Soltó con molestia.
-Lo siento Katniss, he estado ocupado –dijo fríamente
-No exageres con el llanto y las disculpas….-dijo ella con ironía-…Haymitch me contó que tienes mucho trabajo.
-pasa, hace frío afuera. ¿Quieres tomar algo? –dijo él cambiando de tema
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Depositó los refrescos sobre la encimera e hizo como que buscaba algo entre sus trastos, todo para evitar mirar a Katniss de frente. Porque sabía a lo que había venido
-Peeta,….quería contarte algo
-Sí, Katniss
-Es Gale….no sé cómo se enteró de que estaba hospitalizada…y… ¡fue a visitarme!
Peeta sonrió de lado. El tono dubitativo de ella le mostraba que no se equivocaba
-¿lo puedes creer, Peeta? Yo ya ni esperaba tener más noticias de él, y un día cualquiera, se presenta frente a mí
-¿arreglaron las cosas?
-No precisamente…pero hablamos mucho, quizás….quizás…
-Las circunstancias sacaron lo peor de nosotros, Katniss…
-¿lo defiendes?
-Quien sería para acusarlo….yo también tengo mis crímenes en la espalda
-Nada de eso fue tu culpa…no eras dueño de tus actos
-él tampoco sabía que todo terminaría de esa forma
-Lo sé….tal vez eso me ayude a olvidarlo y recuperar nuestra amistad
-Me alegro por ustedes, Katniss. – comentó Peeta sonriendo dulcemente.
-Peeta, quiero que me hagas un favor. – Continuó Katniss moviéndose en el sofá nerviosamente, bajando la cabeza
-¿Cuál? – Cuestionó Peeta casi en un susurro.
-Podrías gestionar que le asignen una de las casas nuevas a los Hawthorne -Le dijo Katniss
-Claro…de algo tiene que servir estar en la comisión que las asigna– Contestó Peeta sin saber de dónde había sacado las dotes histriónicas para decirlo como si estuviese hablando del tipo de pan que prefería para el desayuno
-¿toda la familia retornará?
- Si…eso creo….¿no habrá algún problema?
-Claro que no,…no olvides que nosotros siempre nos apoyamos…– comentó Peeta con un guiño, para después perderse de su radio de visión, fingiendo buscar algo en la alacena. – Si han decidido volver, yo voy a ayudarlos en todo lo que necesiten, Katniss. Cuenta con ello.
Sin decir palabra, Katniss se abalanzó sobre él envolviéndolo en un abrazo, escondiendo su cara en la espalda del muchacho, lo había extrañado tanto
Peeta esperó que ese momento fuera eterno, que no lo soltara jamás.
-¿te pasa algo? – Preguntó Katniss soltándolo al notar la extraña rigidez de su cuerpo
-Nada…..es más, estoy feliz por ti. – Mintió con una sonrisa
-me preocupaba que…su presencia te molestara de alguna forma
-No podría…yo considero a Gale un amigo -dijo suavemente
Katniss suspiró, no estaba muy segura de lo que significaba eso. No acaba de entender bien al muchacho que tenía junto a ella, y eso la mataba por dentro. Llevaba más de un año junto a él, haciéndose compañía, trabajando en el libro, lidiando con los malos recuerdos. Pero las cosas no parecían volver a ser como antes, había una especie de barrera entre ellos. Una que él había impuesto
Le echaba de menos, como nunca antes había hecho. Incluso había llegado a pensar que habría sido mejor que Peeta nunca hubiera regresado del distrito 13, porque estar con él, sin que fuera él, era una tortura.
–Bueno, si todo está bien será mejor que me vaya, te he quitado demasiado tiempo –dijo tratando de ocultar su decepción
Se dirigió a la puerta, él se quedó parado donde estaba. Katniss volteó a verlo antes de salir por la puerta y Peeta esbozó la mejor de sus sonrisas.
Una que se convirtió en mueca de dolor una vez que la puerta se cerró detrás de la chica en llamas. Su plan estaba resultando demasiado bien.
