Los reflejos del castillo dorado le roban un poco la vista, pero no quiere cerrar los ojos, los caballeros dorados, santos desdichados condenados a morir por su espada le esperan enfrente guardando protegiendo y acechando en ese largo corredor, allí donde antes recorrieron calabozos, cuevas y alcantarillas este palacio dorado le parece el mas doloroso, no ha dicho una sola palabra a sus compañeros, no le preocupa, no lo demuestra, el sigue peleando, Ingus parece reir mientras realiza encantamientos, como deseando tener una espada en sus manos de nuevo agita su baculo golpeando a esas enormes torres doradas que son osos y caballeros atacando por igual, Refia deslizandose por el piso roba pedazos de la armadura mientras clava sus largas dagas en la piel o el interior de esos enemigos, que no aterran tanto a Luneth. Portando una Espada de Sangre el se reconoce en los reflejos dorados, pero su mente esta perdida, Arc no muy lejos de allí parece protegerle mas que él con su ya usada, pero resistente armadura debería proteger a los otros.
La batalla termina, el descanso no durara mucho, ya nunca lo hace, Ingus se adelanta a explorar mientras Luneth no puede resistirse a cerrar los ojos.
Es entonces cuando lo lamenta, se promete no volver a dormir.
Una luz cegadora le cubre por completo, y su cuerpo se inunda en agua, de momento clara, cristalina como ninguna otra ni siquiera allá arriba en los manantiales del continente flotante.
Bajo el agua mira la palida figura que poco a poco cobra forma, sentido, y rostro.
Ella no le reclama, solo sonrie.
Pero para el huerfano de Ur no hay mayor reclamo o mayor ofensa ni mayor lamento.
Para como el ve las cosas, el ya ha fallado en su misión.
Ingus lanza un grito de batalla y una luz rojiza proveniente de sus baculos se alcanza a ver lejana, Arc y Refia corren hacia el y Luneth incorporandose pesadamente por su armadura de caballero les sigue apresurado.
"Ninguno mas, nunca otro mas" Se dice mientras prepara la Espada de Sangre que encontro en su habitación precisamente. Como recuerdo de ella.
"Perdona Aria" Se dice mientras salta por detrás de un oso dorado y lo atraviesa con la espada roja.
