Disclaimer: todos los personajes pertenecen a J. K. Rowling

Este fic participa en el reto Off-Scorse de Enero: Personajes al azar del foro El Escorpión que Coleccionaba Rosas.


—¡Arthur, espera!— gritó Ludo corriendo hacia el patriarca Weasley.

El pelirrojo miró extrañado al hombre recién llegado, que estaba intentando recuperar el aire. Arthur no recordaba tener ningún tema pendiente con el jefe del departamento de deportes y juegos mágicos, pero esperó pacientemente a que el otro hablara.

—Otto me ha dicho todo lo que has hecho por él— comenzó Bagman.

—No fue nada— intervino Arthur, quitándole importancia al asunto.

—Tonterías, Arthur. Mi hermano podría haberse metido en muchos problemas; déjame recompensarte. Te voy a dar diez boletos para la Copa Mundial de Quidditch, y nada más ni menos, que en la tribuna presidencial.— exclamó alegre, luego añadió guiñándole el ojo— asegúrate de llevar algunos galeones, ya sabes, para alguna apuesta.

Sin decir más palabras, acercó un pequeño fajo de boletos al Señor Weasley y se alejó dando grandes zancadas hacia el elevador.

Arthur regresó a su cubículo y se sentó detrás de su escritorio para admirar los pequeños papeles que tenía en la mano. Nunca había imaginado poder ir a ver la Copa Mundial de Quidditch, y menos aún verla desde el palco presidencial. Pensó que sería una increíble oportunidad para pasar tiempo con sus hijos, además de que amarían poder ir. Se preguntó cómo reaccionaría Molly a todo eso, seguramente comenzaría a decir que no era seguro llevar tantos niños, aunque estaba convencido de poder aplacar sus miedos infundados.

Sin poder contener su emoción, decidió adelantar la hora del almuerzo y entró a la chimenea, lanzando un poco de polvos flu y desapareciendo entre las llamas verdes.

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Molly escuchó el sonido del flu activándose, y extrañada se asomó para ver quien acababa de entrar a la casa.

—¡Arthur! ¿Está todo bien?— preguntó preocupada por tan repentina llegada.

—Molly querida, no me lo vas a creer— murmuró con alegría contenida, después sacó los boletos de su bolsillo y los movió frente al rostro de su esposa —¡ Tengo diez boletos para ir a la Copa del Mundo!

Justo cuando Molly iba a decir algo, sus hijos entraron a la habitación.

—¿Qué dijiste?— cuestionó Ron no muy seguro de haber entendido bien.

—No puede ser… — empezó Fred.

—Eso significa que... — continuó George.

—¡Vamos a ir al Mundial!— terminaron ambos al unísono.

Arthur solo atinó a sonreír, mostrando todos los dientes y los chicos comenzaron a brincar de un lado a otro del lugar, entonando una canción sobre el Quidditch. El Señor Weasley miró a su esposa, tratando de entender si ella tenía algún inconveniente con eso, pero después de quedarse pensativa durante unos segundos, asintió.

—¡Voy a mandarle una lechuza a Harry y a Hermione!— gritó Ron corriendo escaleras arribas —¡No pueden perderse algo así!

Molly no pudo evitar sentirse feliz por el entusiasmo de sus hijos y Arthur aprovechó el buen humor de su mujer, acercándola hacia él y dándole un beso.

—Va a ser una experiencia maravillosa para los niños— comentó ella —. Pero asegúrate de mantenerlos bien vigilados; nada de apuestas, nada de bebidas alcohólicas, nada de alejarse solos de la tienda, nada de…

Arthur rodó los ojos al oír a su mujer, y decidió callarla con otro beso.