¡Hola! Por fin les traje el two-shot Feligette, es algo que se me ocurrió de repente y que seguramente me pasaría a mi también xD

Raios uno no puede dejar de escribir de esta pareja :'v

¡Espero que les guste!

Declaimer:

Nota: Miraculous Ladybug no me pertenece al igual que sus personajes.


Part One.

"Antojo"

Si quería un Tiramisú entonces ella misma tenía que conseguirlo.

Bridgette apretó los labios molesta mientras apuraba el paso. A pesar que su prominente vientre le dificultaba mucho la tarea, y a lo mejor se parecía a un pingüino embarazado, pero poco le importaba sinceramente en aquel momento.

Poso distraídamente su mano en su estómago, donde este ni siquiera le permitía mirarse ya los pies, y era bastante normal. Estaba comenzando su noveno mes y estaba próxima a la fecha.

Suspiro pesadamente al recordar porque estaba en aquel centro comercial.

Tikki y Plagg se asomaron del interior del cuello de su enorme abrigo, ocultos por la tela y su cabello suelto.

—Bri, vuelve a casa, por favor—sumplico la Kwami preocupada.

En cambio ella negó con terquedad.

—Muchacha, estas embarazada.

La joven resoplo ante el comentario de Plagg.

—No me había dado cuenta, gracias—murmuro hundiéndose más en su cálido abrigo. Le dolía los pies y la espalda a horrores pero aun así no se iba a rendir.

—Y todo por un dulce…—suspiro Tikki posando una patita en la frente.

La futura madre levanto la barbilla con decisión. No era culpa de ella que un sorpresivo antojo la consumió viva desde que despertó esa mañana. Por más que le suplico al Cheff; este se negó rotundamente ya que su dieta debía ser lo más equilibrada posible ya que estaba por dar a luz, y eran órdenes directas de su esposo, así que no pudo convencer al hombre a pesar que paso del gimoteo al de una banshee furiosa cuando se le negó su postre, pero el cocinero ni se inmuto a su cambio de humor, parecía que fuera familiar del chofer.

Esos hombres no tenían corazón.

Se había paseado por la habitación exasperada, más de una vez alguna de las empleadas intentaron recostarla ya que no era demasiado bueno para ella estar mucho tiempo de pie, porque podría ser increíblemente doloroso para sus articulaciones por ese enorme peso que llevaba.

Hasta intento convencerlas de que les diera una pequeña porción de dulce, pero ninguna pudo complacerla, se volvían automáticamente nerviosas y se miraban las espaldas como si de algún lado el joven Agreste pudiera salir de entre las sombras para sisear su furia.

Todo había sido inútil.

Así que decidió escaparse de la mansión y conseguir su Tiramisú por su cuenta.

No fue demasiado difícil esquivar a la servidumbre o a los guardias. Todos esos años como Ladybug le dio bastante ventaja en ser sigilosa, y conocía la ubicación de las cámaras de seguridad mejor que nadie.

Aunque debía de admitir que su abultado vientre le dificulto algo la tarea, hubiera salido mucho más rápido si no fuera difícil ocultar su estómago distendido. A Tikki casi le dio un ataque de histeria cuando salto un pequeñísimo muro que era más una tontería, y luego agarrado un taxi no muy lejos de allí, en cambio Plagg le aplaudió encantado su osadía.

Era tierno que su Kwami se preocupara tanto por su salud, pero a veces se ponía tan sobreprotectora como su propio esposo…

Estaba consiente que era una locura, pero de verdad está a punto de matar por un mísero trozo de ese delicioso dulce con sabor a café.

—Cuando Felix se entere…

Ella gruño por lo bajo irritada.

—No tiene por qué enterarse—le respondió a la pequeña criatura roja.

—Su mujer súper embarazada que está a punto de estallar desapareció de repente sin dejar rastro. Claro, nadie se dará cuenta.

Bridgette bufo, confiaba plenamente en que podría regresar tan sigilosa como salió. Aunque después de comer seguramente no le importaría que los demás se enteraran que había salido. Y tenía la leve sospecha que nadie diría nada de su pequeña escapada por temor a su marido.

Una sonrisa adorno sus labios.

Era bastante cruel y desconsiderada en ese momento, pero nada ni nadie le impediría llegar a su destino.

Un olor dulce floto a su nariz, deteniendose para cerrar los ojos y respirar profundo ante el inigualable olor del café dulce mezclado con el chocolate. Hasta sintió a su bebe moverse un poco más fuerte, seguro tan ansioso como su madre.

Con una sonrisa resplandeciente, fue hasta la pequeña tienda que tenia gran variedad de postres, donde sin dudar pidió una pequeña porción de su rico Tiramisú, también compro un enorme trozo para llevarse a casa (Sus padres se negaron tambien a complacerla con sus antojos).

Tomo asiento en una de las mesas desocupadas y alejadas. Cuando probo el primer bocado; casi se le escapo un gemido de puro gozo. Los Kwamis la observaron con resignación al ver como la futura madre se deleitaba con ese simple alimento y que parecía reducir su irritación y lanzarla directamente a un mundo de felicidad absoluta.

Hasta le paso discretamente un diminuto trozo a ambos para que disfrutaran con ella. Tikki acepto encantada mientras que Plagg alegaba que necesitaba un toque de camembert.

—Esto es el cielo.

Suspiro extasiada después de limpiar el plato con el dedo y llevárselo a los labios. Definitivamente todo el esfuerzo valió la pena, no importaba si Felix le daba el regaño o el sermón de su vida, o a lo mejor quería encerrarla, pero lo haría de nuevo sin dudar.

Ahora lo que quería era recortarse en su cama y echar una buena siesta, ya que su espalda la estaba matando.

Tomo el paquete del pastel más grande y se levantó con algo de esfuerzo, y sintió un leve pinchazo en el vientre.

Se detuvo, podía percibir la mirada de curiosidad que le lanzaron los Kwamis, pero al no sentir nada más, se encogió levemente de hombros antes de empezar a salir del establecimiento.

Ahora que había saciado su antojo, vio realmente la magnitud del asunto, se sentía culpable, pero no podía hacer nada cuando algo así la atacaba, y a lo largo del embarazo no fue la primera vez que quería comer algo tan desesperadamente. Felix termino saliendo varias veces en la madrugada para cumplir un extraño antojo que su cocinero no podía cumplir.

A mitad del centro comercial sintió un dolor un poco más agudo que hizo que frunciera el ceño, su estómago se revolvió y la obligo a detenerse nuevamente.

—¿Estas bien, Bri?—murmuro Tikki al ver como su portadora llevaba su mano a la parte baja de su vientre.

—Uh… creo que tenian razón, no fue una buena idea—dijo con una mueca al sentir otro dolor.

—No me digas que romperás esa piñata aquí mismo ¿Verdad?—comento Plagg arqueando una ceja.

Ella iba a contestar, pero cerró la boca cuando se percató que varias personas que pasaron por su lado le echaban una mirada de intriga y algo de curiosidad. Se obligó a volver a su expresión sonriente, pensando que debía buscar un taxi rápidamente que la llevara a la mansión o al hospital lo antes posible.

Pero otra corriente dolorosa casi la hace encogerse.

Vale… necesitaba recostarse urgentemente.

Observo ambos lados con los nervios comenzando a correr por sus venas.

Sinceramente no quería llamar la atención de nadie, lo último que deseaba es que un tumulto de personas se arremolinara a su alrededor, o que algún desconocido descubriera a los dos seres mágicos que andaban con ella por accidente.

Al único que quería en ese momento era a su esposo.

Él iba a matarla.

—¿Y si vamos al baño?

Asintió a la sugerencia de la Kwami mientras se desplazaba con esfuerzo y algo de dolor al servicio, rezando para que estuviera solo.

Al entrar casi se muere de alivio al no ver a nadie, ni siquiera a la señora de la limpieza. Así que con dedos temblorosos coloco el cartel fuera de servicio afuera de la puerta y tranco, esperando que nadie entrara por el momento.

Tikki y Plagg se separaron de ella para inspeccionar el lugar, pero lo único que a ella le importaba en ese momento era sentarse, y ver aquella pequeña banca fue como la gloria.

—Santo cielo—siseo ella con dolor inclinarse un poco posando ambas manos en su vientre.

—Respira profundo, Bri, mójate la cara con un poco de agua y llama a Felix—sugirió la mariquita.

Volvió asentir mientras se acercaba al lavamanos y depositaba el pequeño paquete aun lado, luego abrió el grifo. Se empapo las manos y se refresco la cara mientras sus dedos se cerraban en el borde del mármol y respiraba profundamente, las contracciones eran dolorosas, pero aun no demasiado seguidas.

Con el corazón retumbando en su pecho, busco su teléfono en su cartera, girando para descansar su espalda sumamente adolorida al borde del lavamanos mientras marcaba con dedos temblorosos.

—Espero que no esté ocupado…—menciono ansiosa—¡Mierda!—jadeo con fuerza cuando otro dolor la ataco y se le resbaló el teléfono de las manos.

Los tres se quedaron quietos mirando el aparato en el suelo. Bridgette observo con grandes ojos como el celular había caído boca abajo. Tikki fue la que se acercó y le dio vuelta, su alma se fue a los pies al ver que la pantalla se había roto solo un poco, pero lo suficiente para que en ese preciso momento no pudiera utilizarse.

—N-No voy a entrar en pánico—dijo algo pálida y con pasos largos se sentó en la banca—No voy a entrar en pánico—se repitió a si misma apoyando la espalda en la fría pared, y sus manos en su abultado estómago.

—¿Que vamos hacer?—pregunto Tikki preocupada.

—Creo que es hora de buscar alguien allá afuera y que te eche una mano, muchacha—dijo Plagg llevando sus patas a las caderas, ambos flotando muy cerca de ella.

Pero ella negó suavemente cerrando los ojos preparándose para la próxima contracción—No quiero a nadie, solo quiero a mi esposo—gimoteo con una mueca y los ojos ligeramente humedecidos por las lágrimas.

Era una completa tonta y una pésima futura madre.

¿En qué demonios estaba pensando?

Malditos antojos…

—Bueno, pero él no va aparecer por arte de magia—dijo distraídamente el felino sosteniendo el teléfono, llorando internamente por los juegos que había tenido allí—Sera mejor que te dejes atender por alguien más.

—¡Quiero a Felix!—chillo ante una contracción, sus manos se aferraron al borde del banco hasta que sus nudillos se pusieron blancos y su rostro se enrojeció ligeramente.

Plagg se sobresaltó dejando caer el teléfono una vez más. Los Kwamis observaron con una mueca como el aparato ahora estaba definitivamente inservible ya con la pantalla completamente rota.

—Ups…

Tikki le lanzo una mirada de advertencia, antes de acercarse a su portadora con cautela.

—Escucha, Bridgette, no puedes quedarte aquí sola, Necesitamos ayuda—susurro con suavidad.

—Lo sé, lo se…—dijo abriendo nuevamente los ojos con nerviosismo—S-Solo estoy aterrada—murmuro tragando hondo—Necesito a Felix conmigo y que me lleve al hospital.

La Kwami sentía mucha empatia por ella, le dolía verla así y no ser de demasiada ayuda. Pero una idea acudió a su mente con rapidez y miro a su compañero, pero estaba algo indecisa si era sincera consigo misma.

—Quizás podemos ir a buscarlo.

Bridgette asintió con entusiasmo mientras respiraba profundamente.

—No me digas que tengo que ir yo—comento Plagg cruzándose de patas algo malhumorado.

La chica frunció los labios y negó suavemente.

—Por más me gustaría que Tikki se quedara conmigo, prefiero que ella vaya a buscarlo. No se distrae tan fácil como tú en el camino—dijo frotando su vientre con la mano sintiendo el malestar en todo su cuerpo.

El felino llevo una pata a su corazón totalmente indignado, iba a decir algo pero Tikki le hizo señas de advertencia, no era sabio molestar a una mujer en ese estado.

—Bien—resoplo resignado—Me quedare a cuidar a ti y a tu bollo no nacido mientras Tikki viaja.

La mariquita sonrió antes de depositar un suave beso en la frente de la franco-china con cariño.

—Iré lo más rápido que pueda, por lo menos no es muy lejos.

—Gracias, Tikki, por favor no tardes—logro decir antes que otro relámpago de dolor atravesara su cuerpo y ahogara un grito mordiéndose los labios.

—Sera mejor que te apures galletita, creo que no seré una buena partera—dijo nervioso y algo asqueado.

Tikki asintió mientras salía volando por la pequeña ventanilla a lo alto de la pared en busca del futuro padre.

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—Déjame ver si entendí… ¿Mi esposa embarazada de nueve meses salió de la mansión que esta bien vigilada con cámaras de seguridad, con guardias y empleados, sin que nadie se diera cuenta?

Felix Agreste sostenía su teléfono quizás con demasiada fuerza mientras frotaba sus cienes al comenzar a percibir un dolor de cabeza.

Él se encontraba de pie al frente del escritorio, con la tensión proyectada en su cuerpo y con una pequeña Kwami que lo miraba preocupada con grande ojos oscuros a una distancia prudente.

—No quiero ningún tipo de excusas—murmuro con voz fría—Quiero todo el personal reunido cuando llegue a la mansión—dijo antes de colgar y dejar el teléfono en su escritorio con un fuerte golpe, mientras intentaba recuperar la compostura.

Respiro profundamente tratando de pensar con claridad.

—Debieron impedirle que saliera—comento momentos después mirando a la criatura con los ojos entornados.

Tikki parpadeo levemente mientras se acercaba un poco.

—Lo siento, pero entre Plagg y yo…—se miró a si misma haciendo una mueca antes de volver alzar la mirada—Creo que pesamos solo un par de gramos, no veo la forma de detenerla.

Felix gruño para sus adentros, mientras tomaba su chaqueta, las llaves, su teléfono y se dirigía rápidamente a la puerta. Tikki se apresuró a esconderse en los pliegues de la chaqueta con cautela de no hacer enfurecer más al rubio.

—Cancela todas mis citas—gruño a su secretaria cuando pasaba por su escritorio.

La mujer se sobresaltó un poco mirando incrédula el aura asesina de su jefe, este caminaba a grandes zancadas hacia el ascensor con un paso mortal, como si estuviera dispuesto a ir asesinar a alguien.

—M-Muy bien, señor—logro responder a duras penas.

Felix apretó los labios mientras bajaba hacia la planta baja deseando tener a su esposa en frente de si para estrangularla y exigirle que le respondiera en que rayos estaba pensando cuando decidió hacer aquella locura. Sabía que debió haberse quedado en casa con ella para vigilarla, últimamente Bridgette estaba inquieta, cuando en realidad la mayoría de las mujeres en aquel estado de gestación se quedaban en absoluto reposo.

Pues ya veía que ella no era normal.

Tuvo que asistir al trabajo para una reunión sumamente importante, ya que después de todo él era el jefe mientras su padre no se encontrara, estuvo muy reacio a dejarla pero se había convencido a si mismo que nada malo podía pasarle en su ausencia.

Gran, gran error…

Por pura suerte en el momento en que la Kwami de la mariquita había entrado volando por la ventana; no había nadie en su oficina. Su estómago había caído pesado cuando la vio, que se hubiera presentado de aquella manera solo quería decir que había problemas.

—La voy a matar…

Gruño entre dientes al mismo tiempo que se abría el ascensor. Comenzó a caminar hacia la salida, y todo el que pasara cerca de él empalidecía huyendo a otra dirección, o se cubrían el rostro con alguna carpeta y disimuladamente se pegaban a la pared. Nadie quería meterse en medio del camino del frió Felix Agreste en ese estado.

En el momento que subió a su auto no dudo en pisar el acelerador, mientras los nudillos se le ponían blancos con las manos firmemente en el volante, con su mirada de hielo fija en el camino.

La Kwami se había quedado en el asiento de atrás, ahora aún más preocupada por la velocidad demencial en que Felix conducía. Él podría ser un hombre de pocas palabras, pero ahora se le notaba lo afectado que estaba.

Podría decir todo lo que quisiera sobre castigar a Bridgette o torturarla, él la amaba con locura.

Y ahora estaba en un centro comercial con dolores de parto y sin querer que nadie más se le acercara.

Felix tenso la mandíbula al imaginarse su estado, sentía la sangre helada en sus venas.

Tenía que admitirlo… estaba muerto de preocupación.

Durante todos esos años Bridgette se había convertido en su razón de ser, y el embarazo lo había llenado de ilusión aunque nunca lo admitiría en voz alta a nadie más. Ser padre… era algo que nunca pensó que podría pasarle ya que no era algo que deseara con desesperación en el pasado, o si acaso pensara en un futuro. Ahora tanto ella como él bebe era lo más importante del mundo.

Le aterraba perderlos a ambos.

Antes que se diera cuenta, llego a tiempo record al centro comercial.

Apenas había estacionado el auto cuando ya se estaba bajando, procuro que Tikki se escondiera en su chaqueta nuevamente para que lo guiara.

La tensión de su cuerpo se fue agravando conforme avanzaba por el concurrido establecimiento. La Kwami le susurro donde tenía que dirigirse, y al llegar a la puerta del baño las ansias amenazaban con comerle las entrañas a pesar que su expresión seguía siendo serena.

Intento abrir la puerta pero estaba trancada, frunció el ceño a la mariquita, pero esta simplemente voló hasta atravesar la madera, donde segundos después se escuchó un pequeño "click"

Sin pensarlo demasiado la abrió, cerrando enseguida detrás de sí y evaluando el lugar.

Una vena salto en su frente al ver el panorama.

Bridgette se encontraba sentada en un pequeño banco, con la espalda recargada en la pared, una de sus manos aferrada con firmeza en el borde de mármol, y sus piernas separadas. Su rostro había adquirido un tono más rojizo con el sudor perlando su frente.

La respiración de ella era acelerada y algunos jadeos escapaban de sus labios mientras tenían los ojos firmemente apretados.

Él se acercó con cuidado, tan silencioso como un gato con Tikki a su lado.

Al estar en frente frunció los labios viendo como su esposa luchaba para mantenerse calmada.

—Bridgette—llamo con suavidad.

Ella hizo una ligera mueca antes de abrir los ojos y parpadear varias veces. Cuando pareció enfocarlo, su mirada azulada comenzó a brillar y se vio reflejado el alivio en sus facciones.

—Felix…

—¡Ayuda!

El rubio arqueo una ceja ante la voz chillona, hasta ahora no se había percatado que Bridgette mantenía prisionero a Plagg en su mano derecha, y lo apretaba como un pequeño muñeco, de esos que se utilizaban para liberar la tensión. Ella soltaba el agarre y luego volvía apretar, el pequeño gato negro chillaba ahogadamente casi con sus ojos verdes saliendo de sus orbitas.

—Le serviste bien, Plagg—comento Tikki cubriendo su boca con ambas patitas para ahogar una risa.

—Me va a sacar el relleno ¡Ingratos!—exclamo con indignación.

Solo entonces Bridgette lo libero mientras llevaba ambas manos a su vientre al mismo tiempo que suspiraba con pesadez y tragaba hondo esperando otra dolorosa contracción.

Felix dejo su chaqueta aun lado mientras se inclinaba hacia ella y la examinaba, poso sus dedos en su barbilla para que lo mirara.

—¿Estas bien?

La futura madre frunció los labios ante tal pregunta, pero igual asintió.

—Estoy tan bien como una mujer en labor de parto puede estar—susurro mordiéndose el labio.

A pesar que la preocupación brillaba con intensidad en los ojos azul grisáceos aún se podía adivinar el enojo en ellos.

Pero aun así ella no le permitió que abriera la boca para sermolearla.

—Mira, Felix, después puedes regañarme todo lo que quieras—comenzó a decir ella mientras cerraba los ojos y apretaba los labios antes de volver hablar, ya que sentía como el dolor comenzó aumentar nuevamente—¡Ahora solo quiero que me lleves a un maldito hospital!—siseo al momento que otra contracción llego.

Él se quedó frió ante aquella actitud, su esposa solía ser muy dulce y juguetona, no actuaba de aquella manera desde que dejo de transformarse en Ladybug por el embarazo (Estuvo un tiempo mal humorada por eso), entonces solo quería decir que estaba de malas.

—Yo le haría caso, chico. Apenas le dije que se tomara las cosas con calma cuando me agarro como su juguete para el estrés—comento el Kwami negro frotando su cuerpecito adolorido.

Tikki rodo los ojos aun divertida por el dramatismo de su compañero. Voló hasta estar más cerca de su portadora y la examino.

—Aun no has roto fuente, tenemos tiempo de llegar al hospital entonces.

Felix medito las opciones mientras enmarcaba su rostro entre sus manos.

—¿Puedes caminar?

—Uh…—Bridgette abrió los ojos y parpadeo para eliminar la humedad de ellos—Puedo intentarlo.

Él frunció los labios al ver esos hermosos ojos inundados de lágrimas no derramadas, su lady seguía siendo fuerte. Había escuchado relatos donde las mujeres gritaban a todo pulmón y lloraban desconsoladas por el horrible dolor, y aunque Bridgette estaba a punto de pasar por esa frontera; aun se negaba a derramar una sola lagrima.

Suspiro pesadamente y la envolvió en su chaqueta.

Bridgette tomo la mano que le ofrecía para ayudarla a ponerse de pie. Y cuando lo hizo, jadeo para sus adentros por el dolor de sus caderas y espalda, pero procuro tragarse todo eso. Aun así un ligero escalofrió la invadió cuando Felix paso una mano por su abultado vientre, acariciandolo.

La franco-china se quedó observando como él tenía su vista fija en su estomago, su ceño fruncido y la tensión de su mandíbula solo indicaba su preocupacion.

No pudo evitar sonreír con ternura y apoyar su mano encima de la suya ganado su atención.

—Todo saldrá bien.

—¿No debería yo decirte eso?—pregunto arqueando una ceja.

A pesar de todo ella logro sonreír.

—Eso lo harás más tarde. Ahora señor Agreste—palmeo con algo de fuerza la mano masculina—Llévame al hospital ya—dijo entre dientes como una falsa sonrisa.

Una diminuta sonrisa tiro de la comisura de sus labios antes de asentir e inclinarse ligeramente hacia ella para pasar un brazo atrás de sus rodillas y en su espalda para alzarla en brazos, ella chillo levemente al aferrarse a su cuello.

—¡Felix, peso mucho!

—No decías eso al cargarte durante aquellas noches—ronroneo con su típico semblante inexpresivo pero con una sonrisa ladina que lo delataba.

Ella se sonrojo furiosamente al ver como los Kwamis desviaban la mirada con sonrisas traviesas.

—Te gusta vivir al límite, Minou—gruño en el momento en que otra contracción dio acto de presencia y enterraba sus dedos en sus hombros.

Él apretó más firme el agarre en ella mientras se ponía en marcha y salía del baño. Poco le importo la atención que llamo de la mayoría de las personas al pasar con una mujer muy embarazada en sus brazos, su único objetivo era llegar al auto y finalmente a su destino.

La tensión que sentía a través de ella lo estaba preocupando y lo dejaba algo impotente por no poder hacer nada para aliviar su creciente dolor. Ella ahogaba los lamentos lo mejor que podía, pero ambos sabían que eso no iba durar por mucho más tiempo.

—No creas que te salvaras de mí, esposa—dijo él con algo de severidad mientras la ayudaba acomodarse en el asiento trasero del auto.

Ella simplemente bufo tratando de regular su respiración.

—Eso será después que este bebe salga de mí.

—Me parece razonable—comento con un leve asentimiento de cabeza antes de cerrar la puerta y dirigirse al asiento del piloto—Llegaremos pronto, Bridgette—aseguro mirándola a través del retrovisor después de haberse acomodado en su lugar.

—Quiero que vueles por la calle—logro decir ella aferrándose ahora en el asiento mientras dejaba caer su cabeza hacia atrás en el respaldo.

—¿Y como crees que llego tan rapido?—dijo con humor la pequeña Kwami que se encontraba aun lado de la franco-china.

Felix le lanzo una fría mirada a la mariquita al mismo tiempo que ponía el auto en marcha.

—Y esto apenas empieza ¿Verdad?—resoplo Plagg recortándose en el asiento.

—Shhh, Plagg—silencio Tikki mirando severamente a su compañero.

El felino rodo los ojos.

—¿Qué podría salir mal, galletita?—se burló con demasiada confianza.

Continuara...


Ay Plagg ¿No sabes que esas cosas no se dicen? xD

Espero que les haya gustado esta primera parte, me resulto muy divertido escribirlo jaja

¿Como se enfrentara nuestra querida pareja a esta situación? ¿Que creen que pasara? 7u7

¡Nos veremos en el próximo capitulo! ¡Dejen sus opiniones!

Próxima actualización: 12/10/2017... Quizás antes(?)

La pagina de facebook se llama: MariChat Hasta La Muerte ¬w¬

¡Únanse, las esperamos!