¡Hola! Éste es el primer fanfic de Yuu Yuu Hakusho que publico, ¡espero que os guste! Se me ocurrió un día pensando en que de la opinión de Hiei sobre Yukina se sabía mucho pero, ¿y de la de la propia Yukina? Y así salió esto...
Hiei, Yukina
Hiei POV
A veces me pregunto si debería decirle la verdad.
Pero rápidamente descarto ese pensamiento, ¿acaso la haría feliz saber que el hermano al que tanto admira es un frío asesino?
Sinceramente, lo dudo mucho.
Seguiré haciendo justo lo que hago ahora: observarla desde mi árbol sin que ella se dé cuenta.
Estoy cansado. Esa estúpida misión de Mukuro me ha dejado agotado. Siento como mis párpados se cierran...
Me resisto tanto como puedo mientras esas mujeres me vendan y ponen toda clase de sellos mágicos en mí. Inconscientemente, concentro mi energía para intentar herir a la anciana que me sostiene.
Sonrío para mí mismo cuando retira sus manos de mí y me deja caer al suelo.
Llamas. Supongo que las doncellas del hielo son especialmente sensibles a ellas.
Hn. Esto va a ser más entretenido de lo que esperaba.
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Ha sido una lástima que mientras intentaba quemar los vendajes ellas hayan colocado el último sello, bloqueando mi youki.
Estoy seguro de que podría haber hecho arder incluso esa vieja casa.
Y, sin embargo, ahora me tiene en brazos una amiga de mi madre, y unas cuantas mujeres más viejas que la casa de antes discuten frente a una hoguera.
Planean nada más y nada menos que mi muerte.
Una de las koorime de cerca de la fogata dice a la que me aguanta que hay que terminar el asunto.
- Pero...
- ¡No me discutas, Rui! -esa mujer no me gusta nada. Si no fuese por los sellos que me contienen...
Al parecer, la chica hace caso a la que le da órdenes, porque empieza a caminar y se para al borde de un acantilado.
Una mujer llora y grita a pleno pulmón.
- ¡No! ¡Dejad a mi hijo! ¡Matadme a mí, pero dejadlo!
- ¡Calla, Hina! Sabes que has infringido la ley de las koorime. Los niños malditos como él sólo han traído la desgracia a nuestro país.
Supongo entonces que la que llora es mi madre. La que me sostiene vacila de nuevo.
- ¡Vamos, Rui! ¡Es un Niño Prohibido!
Entonces, Rui saca una gema de lágrima, una hiruiseki.
La lágrima que soltó mi madre cuando yo nací.
La coloca cuidadosamente entre las vendas que me envuelven, a la vez que me habla en voz baja.
- Tienes que sobrevivir. Y cuando vuelvas, tienes que matarme a mí la primera de todas.
No te preocupes. Lo haré.
La chica me aguanta un momento más y me deja caer por el precipicio. Oigo más claros que nunca los gritos de mi madre y siento cómo caigo en el vacío.
O eso pensaba. Después de una caída eterna, aterrizo en un río. La corriente me arrastra y, un rato después, todo se vuelve negro...
Yukina POV
Sé que me mira mientras doy de comer a las palomas.
Es curioso cómo sólo me observa sin ni siquiera saludar. Quizás piense que no noto sus idas y venidas.
Creo que me subestima; después de todo yo también soy una youkai. Me preocupa. ¿Cuándo me dirá que somos hermanos?
¿Es que acaso quiere herirme? ¿Simular que está buscando a mi hermano "perdido" para que esté esperando sin éxito noticias el resto de mi vida?
...no, no lo creo. Hiei-san no es tan retorcido.
Pero, ¿y si soy yo la que ha hecho algo malo? Puede que él no me acepte como hermana por ser una koorime.
Creo que si ésa es la razón no podré soportarlo. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa a parte de él y de Kazuma-san me importan?
Miro discretamente hacia el árbol donde está mi hermano. Diría que se ha quedado dormido. Termino de echar el pan a las palomas y entro en el templo.
Estoy convencida de que no se irá mientras yo esté fuera. ¿Si tanto me vigila, es porque se preocupa por mí, no?
Aún y así, no puedo evitar pensar que si en realidad no me dice nada es porque me odia. Después de todo lo que he pasado por encontrarle...
A las chicas no les dije toda la verdad aquel día, en el torneo. Les conté que acababa de saber que tenía un hermano perdido, pero no era cierto. Lo sabía desde mucho antes, aunque supongo que nadie se ha dado cuenta.
¿Nunca se han preguntado por qué pudo secuestrarme Tarukane? ¿No es evidente que fui yo la que tuvo que salir del Makai para que fueran capaces de atraparme?
Cuando llegué al Ningenkai no sabía por dónde empezar. Había recorrido medio mundo infernal cuando por fin supe que mi hermano perdido se encontraba entre los humanos.
Buscaba un demonio de fuego con una hiruiseki. No tenía ninguna otra pista.
El primer lugar del mundo humano que vifue el bosque en el que el portal me dejó. Me pareció un sitio muy bello y lleno de vida. Pero al cabo de pocas horas de andar llegué a una mansión y, con ello, comenzaba mi pesadilla particular.
Unos demonios me atraparon y me llevaron al interior del edificio. Me encerraron en un cuarto lleno de otras youkai; a todas se las veía tristes, perdidas en sus propios pensamientos y asustadas. No, ésa no era la palabra: estaban completamente aterrorizadas.
Cuando la puerta volvió a abrirse se coló un poco de claridad en la oscura habitación. Dos de los demonios de antes estaban allí, acompañados por un hombre calvo y trajeado. El humano dio una orden a uno de los youkai que lo acompañaban y este último cogio a una de las chicas de la habitación. Ella empezó a gritar a la vez que el otro tiraba de ella, y me di cuenta de que era muy guapa.
Cuando se alejaba, también advertí que estaba desnuda.
Un escalofrío recorrió mi espalda cuando el humano se acercó a mí. Me retiró la manga del kimono y vi cómo me acercaba un trozo de papel a la piel.
Sentí un dolor inmenso, como si todo mi brazo se hubiese quemado de una descarga eléctrica. Entonces caí en la cuenta: en ese papel había escrito un conjuro.
El hombre sonrió satisfecho a la vez que se agachaba a recoger algo redondo que había en el suelo. Se ve que, sin darme cuenta, me habían saltado algunas lágrimas.
- Esto valdra una fortuna -se giró hacia el que lo acompañaba-. Llévatela.
El youkai tiró bruscamente de mí y me condujo hasta una sala en la que sólo habían una ventana con barrotes y una silla.En la ventana y en la puerata habían conjuros para que yo no pudiera utilizar mi youki.
Me encerró, y lo último que oí aquella vez fueron las palabras de Gonzo Tarukane:
- Lo único que tienes que hacer es llorar, y no te pasará nada.
No le daría la satisfacción.
Vuelvo a estremecerme por el simple recuerdo de todo aquello.
Estoy segura de que Hiei-san no tiene intención de herirme. No después de todo.
Un último vistazo por la ventana de mi habitación me confirma que mi hermano sigue dormido en la rama de su árbol, y no puedo evitar sonreír ante la visión.
Fin
¿Qué tal? Estoy pensando en hacer una especie de segunda parte que explique cómo Yukina se enteró de que Hiei era en realidad su hermano. ¿Qué os parece?
Dos detalles para acabar:
1) Hemos podido comprobar que la mala leche de Hiei le viene de nacimiento. XD
2) ¿Os habíais fijado qué pasa si juntamos la primera sílaba de "Hiei" con la última de "Yukina"? Pues sale Hina, el nombre de la madre. Curioso, ¿eh?
Mata ne!
