Disclaimer: nada de lo que estas por leer me pertecnece, la mayoria de los personajes son propiedad de la diosa de Susane Collins a excepcion de algunas creaciones mias n.n. Clove x Cato.
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-Lanza derecho…uno…
-Cato no juegues.
-Dos…
-¡Cato!
-¡Clove!
Lo fulmino con la mirada jugueteando con mi cuchillo favorito entre mis dedos.
-Sabes que no lo hare.
-Sabes que quieres.- dice con una sonrisa retadora en el rostro, desvío la mirada haciéndole caso omiso- Vamos Clovie, sé que no fallaras, ¿Qué puede hace la hoja de un simple cuchillo contra mí?
Evito mirar su majestuoso cuerpo que a tantas chicas hace babear y que a tantos chicos hace temer, es difícil no mirarlo, está en forma.
Suspiro porque bien sé que deseo probarle mis habilidades que he perfeccionado todos estos años y a la vez no porque cuando se trata de lanzar cuchillos soy mortal e imparable y no deseo herirlo, no a mi mejor amigo.
-Prometo no llorar si algo malo sucede.
Me rio entre dientes antes de dedicarle una mirada coqueta y de empujarlo con fuerza contra un árbol. Tras esto con un movimiento rápido retrocedo, tomo cuatro de mis cuchillos y se los lanzo a la corteza del árbol contorneando su figura, dejándolo atrapado, sin hacerle daño, dando como siempre en el blanco. Sonrió sumamente complacida de lo buena que soy.
He entrenado toda mi vida para los juegos del hambre, se usar desde el más mínimo cuchillo hasta una espada o una lanza pero mi especialidad son los cuchillos.
-Aplaudiría pero digamos que no puedo-dice Cato con una sonrisa burlona.
Camino hacia él y retiro los cuchillos clavados contra la corteza del árbol en las mangas de su camisa y los extremos del pantalón que usa. Cuando lo libero me pasa un brazo por los hombros, pongo los ojos en blanco porque sabe que detesto este tipo de muestras de afecto sean de quien sean en las circunstancias que sean.
-Entonces se podría decir que estas lista.
-Más que lista – afirmo con orgullo.
Mañana es el día de la cosecha para los juegos. Del distrito dos saldrán sorteados dos nombres, uno de una mujer y el otro de un hombre entre doce y dieciocho años. Mañana a mis diecisiete debo presentarme voluntaria para traer honor y gloria a mi distrito y familia porque aquí en el dos acostumbramos a prepararnos para los juegos desde que somos niños, aquí el miedo hacia lo juegos no existe. Todo es por el honor y la gloria.
-¿Y tú? – pregunto conociendo de sobra la respuesta.
-Ansioso. Listo.
Asiento. Nuestras familias pactaron enviarnos este año, la idea no es de mis favoritas pero no puedo hacer nada al respecto; es como una especie de tradición.
-Ojala y nos escojan.
-O que no se nos adelanten al voluntariarnos.
-Cierto.
Nos quedamos sin más conversación lo cual es incómodo pero afortunadamente suena la campana que anuncia el fin de nuestro descanso y que debemos volver a clases.
Guardo en mi mochila la colección de cuchillos que no debería traer sin embargo ahí están, son mis posesión más preciada. Vuelvo a peinarme en una cola de caballo que cae por mi espalda, subo mis calcetas hasta la rodilla y abotono los últimos botones de la camisa antes de colocarme la corbata del uniforme al cuello al igual que Cato.
-Andando – le digo una vez que estamos presentables para volver a los terrenos de la escuela.
Terminan las clases y vuelvo a casa junto con Cato y nuestro grupo de amigos que siempre nos rodean sin importar que.
Llego a mi casa ubicada en la aldea de los vencedores del distrito dos. Vivo con mis tíos y mi hermana menor, Lily. Mis padres se convirtieron en agentes de la paz cuando yo tenía seis años y Lily tres, se marcharon a otro distrito dejándonos al cuidado de nuestros tíos Angelique y Regulus ambos unos vencedores, desde entonces no he vuelto a saber de ellos.
-Ahí estas. – dice tía Angelique al verme llegar- Tenías que practicar hace media hora, ¿Qué horas son estas de llegar?
Hoy es uno de esos días en que estoy cansada de ser su títere así que me comporto de manera arrogante, paso a su lado sin si quiera mirarla y subo las enormes escaleras de caracol rumbo a mi habitación.
-¡Clove te estoy hablando! ¡Vuelve en este instante!
Azoto la puerta como haciendo caso omiso de sus palabras. No soporto a mis tíos ya que prácticamente ellos no son las personas más cariñosas de este mundo, acepto que son estrictos pero hay límites y ellos ya lo sobrepasaron.
Adentro de la habitación Lily me mira preocupada recostada sobre su cama con un poco de papiroflexia en las rodillas. Le dedico una media sonrisa para indicarle que todo está en orden.
-Te está quedando bien – le digo arrancándome la corbata del cuello.
-¿Qué tal tu día? – pregunta.
-Igual que siempre. ¿El tuyo?
-Entretenido. Hoy en clase… - deja incompleta la oración porque en ese momento nuestra tía irrumpe en la habitación abriendo de golpe.
Estoy en problemas.
Me tira del cabello con fuerza mas no grito ni suplico que me suelte solo guardo silencio y dejo que me tire al suelo a sus pies.
-Cuando yo hablo ocupo tu atención, no te voy a tolerar tus majaderías, – dice- si yo asigno una hora para tu llegada la respetas te guste o no.
-Estoy cansada de practicar – replico con rabia.
A consecuencia de esto me gano una bien merecida bofetada que me voltea por completo el rostro, Lily se sobresalta.
Mi mano derecha quiere elevarse hacia la zona golpeada pero la detengo al igual que con las ganas de llorar. La debilidad es algo que no puede existir en mí. Todos estos años he aprendido a canalizar mis emociones y eliminarlas.
-Te quedas sin cenar esta noche y quiero escucharte practicando, ¿entendiste?
-S-si Angelique.
Cuando se marcha me quedo en el suelo haciéndome la fuerte por mas humillada que me siento, Lily se arrodilla a mi lado y me rodea con sus brazos. Rompo en llanto lo cual es raro y no puedo permitírmelo porque es un signo de debilidad pero aun así ya es tarde.
Entreno como hago todos los días. Desahogo la frustración y coraje lanzando a maniquíes todos los cuchillos que soy capaz hasta que comienzo a sentirme mejor, hasta que las palmas amenazan con sangrarme.
Aprovecho que mis tíos y mi hermana cenan para hacer una pequeña llamada en el aparatejo que mi tío Regulus tiene en su despacho, llamo a nada más y nada menos que a Cato.
Cato mi mejor amigo a quien le cuento todo, quien me conoce desde hace muchos años, la persona que en verdad me conoce.
La gente suele conocerme como la fría e insensible Clove mas nadie sabe una mierda sobre mi excepto el y Lily. Seré todo eso y mucho más pero es porque la vida me ha hecho así.
Obligada por mis tíos a practicar para los juegos sin descanso todos los días de mi vida, sin nadie que me diera cariño o por lo menos comprensión, enojada con todo, llena de rencor por el abandono de mis padres… con esta vida tan horrenda ¿Cómo no quieren que sea así?. Casi nunca sonrió, solo lo hago con mi hermana, cuando de asesinar se trata y con Cato. Solo él puede sacar lo mejor de mí.
Cato mi mejor amigo, de quien estoy completamente enamorada, quien mañana ira a la arena conmigo y después…probablemente tenga que matar si quiero regresar a casa como una vencedora.
Ganar lo es todo para mí. Es mi sueño.
Bueno espero les haya gustado el primer capi de este hermoso fic que tengo planeado, sigan leyendo aun quedan dos otros caps, no olviden dejar un review si fue d su agrado
cuentenme su opinion, acepto sugerencias :)
Karen
