LiechtensteinXUSA. Ella lo ve y se enamora. Él sabe que ella no es confiable, ha estado cooperando para el EJE. Pero de todos modos la seduce y convence de que sea su espía .A Suiza no le gusta como han cambiado las cosas, ya que su hermanita crece…y cuestiona.
Reunión en la casa de Suiza. Alemania y Montecarlo están allí, negociando el resguardo de sus tesoros. Sin embargo, Liechtenstein no está al tanto del asunto. Suiza considera que es mejor así.
Liechtenstein abrió los ojos, mientras se desperezaba y largaba un bostezo. Primero, sus ojos divisaron las pesadas cortinas de la ventana de enfrente, y luego, ese rayo de sol que nacía en el suelo y moría en su cama, a pocos centímetros.
La niña se cubrió la cara con las mantas, queriendo retener algo de oscuridad que le permita continuar con su sueño…
"ese sueño"… "pero Oni San me necesita. Y le debo respeto."
Salió de la cama, detrás del biombo se cambió el pijama por su uniforme verde militar, y se acomodó el listón azul en el cabello."Espero que piense que estoy bonita", pensó la niña. Se dirigió de la habitación al pasillo y del pasillo al comedor. Para su sorpresa, no estaría a solas con Suiza esta mañana.
-Buenos días, hermanita-Saludó Vash.-Como veras…tenemos visitas.-dijo en un tono apagado.
Ella hizo un ademán de reverencia, pero notó que no llevaba su típico vestido rosado, sino que el uniforme. Rápidamente, alzó la mano en saludo militar.
-soy Liechtenstein.-Se presentó
-Un gusto. Yo soy Alemania.-Un tipo de aspecto rudo, mirada fría y cabello rubio le sostuvo la mirada.
-Es usted increíblemente parecida a su hermano, Mademoiselle.Y o soy Mónaco.-Un jovencito con rizos se adelantó, besándole la mano. Evidentemente, la galantería estaba en los genes franceses.
-Ehh… bueno, ha sido un gusto. El gesto de Suiza invitaba a que se retiren. Su voz se escuchaba nerviosa. Al menos, para Liechten. -Hermanita, ¿no te gustaría salir al jardín…?
-Está bien-dijo ella y asintió."Aquí hay gato encerrado", pensó. ¿Qué hacían Alemania y Mónaco en su casa? Bueno, seguramente no tenía importancia. Oni chan siempre le contaba acerca de las cosas importantes. Esto podía tratarse sólo de una emergencia, o visita casual.
Pese a que en su casa no era nada común recibir visitas. Era un territorio neutral. Aunque quien sabe, las cosas hoy en día estaban lejos de ser lo común.
Liechtenstein mordisqueó una manzana. Y si, también habría otras tentaciones para ella.
