LA OTRA HISTORIA DE LA REALEZA
Abrió repetidamente sus ojos, sin embargo no lograba distinguir la luz se encontraba totalmente sola, hacía mucho frio y no podía ver nada, de repente escullo el ruido de cadenas que se aproximaban y su corazón se aceleró, casi por instinto trato de ocultarse en sus propios brazos, sintiéndose infinitamente triste. Entonces la puerta se abrió e ingreso un verdugo en compañía de quien sería un juez de mirada sombría y calvicie pronunciada, no tardaron en esposarla con hierros más pesados que su propio cuerpo y la arrastraron fuera de aquel lugar sin siquiera dirigirle la mirada.
-Suéltenme- grite, pero parecían sordos
-No me han escuchado, que me suelten, ustedes no saben quién soy yo- repetía desesperada intentando frenar su andar inútilmente y siendo cabalmente ignorada por aquellos sujetos. Que la arrastraron por los interminables pasillos de un castillo ancestral y después la luz rojiza le nublo la mirada, su corazón se aceleró aún más, las piernas le fallaban, sentía tanto miedo además de una infinita tristeza.
Lo demás sucedió muy rápido, no entendía nada, la habían conducido a una plaza pública donde una multitud de hombres, de aspecto desaliñado y fuerte le gritaban e incluso uno de ellos se había atrevido a escupirla.
-NO MAS, POR FAVOR, NO MAS- gritaba histérica entre las lágrimas y el desconcierto, sin embargo sus captores no se detuvieron y la hicieron ponerse de rodillas frente a la guillotina, en ese momento su mirada se centró en el sujeto de cabellos negros que desde la torre de enfrente la miraba, parecía enojado y ella no podía quitar su mirada, él parecía odiarla y se negaba a dejar de encararla, sin embargo le dio la espalda y en ese momento se percató de no poder escuchar lo que decían en voz alta sus captores, ni lo que gritaba la gente. Solo esperaba lo que sería su muerte y entonces cuando la cuchilla iba caer sobre ella.
-AUXILIO- grito despertándose empapada en sudor ¿que había sido aquello? estaba aterrada había sido muy real, el resto de la noche no pudo conciliar el sueño. Esperaría a que amaneciera en el templo de apolo, solo allí se podía sentir segura.
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No entiendo como Bulma puede seguir durmiendo, el día esta hermoso y hoy llegaran los Saiyajin a su reino, era de esperar que ella por lo menos se encontrara despierta y afanada por lucir lo mejor posible, sin embargo como era la consentida de papa, las reglas parecían no aplicar con ella. Pensaba Milk mientras recorría los pasillos ayudando desesperadamente con los detalles del banquete que servirían a la realeza de Vegetasai.
Para Bulma el día no comenzaba aún, no porque estuviera durmiendo sino porque la lectura de las reflexiones, de uno de los politólogos recientemente condenados a la horca parecía demasiado interesante "El universo había sido totalmente descubierto, lejos habían quedado los pensamientos etnocentristas, que atribuían a la humanidad una superioridad divina en cuanto intelecto, lenguaje y desarrollo. Desde que la galaxia había entrado en contacto con las demás especies inteligentes del universo; los seres humanos habían sido reducidos a un reino más, donde los textiles, productos tecnológicos y minerales exóticos eran su principal atracción.
La realeza de la tierra, se caracterizaba por su espiritualidad, constantemente se encontraban en contacto con las deidades de las que se rumoraba recibían favores, dones y protección. Pero en un universo salvaje, lleno de mercenarios, trampas y mentiras no constituía ventaja alguna.
Al parecer en estas difíciles circunstancias el único dios al que debían adorar era al dios del inframundo, al mismísimo Ades y su hermano igualmente brutal Ares quien dominaba las guerras protegiendo con su escudo a sus aliados, poco o nada servían los favores de apolo, atenea, afrodita e incluso del propio Zeus, que más que una fortuna parecían un castigo para los humanos que constantemente se veían amenazados por aquellos que codiciaban su agua, sus mujeres, su tecnología o su fauna.
Ante semejante situación se encontraba el rey Brief I, quien había ascendido al trono años a tras y que se caracterizaba por su inteligencia, esta le permitió finiquitar la alianza con el imperio vegita, que versaba sobre fines comerciales y empatía ideológica por la campaña colonizadora de los saiyajin en el universo, no les brindaba protección de fuerzas oscuras y de valoraba su especie frente a otras.
Sin embargo el rey tenía un plan algo inmoral. Había preparado a la mayor de sus hijas para convertirse en la esposa perfecta, dedicada a la casa, moralmente correcta, pura, inteligente, bondadosa y sobre todo muy hermosa, gracias a los favores de afrodita. Ella se convertiría en la esposa del rey Vegeta II renombrado por su maldad, frialdad y gusto por las mujeres; no había duda alguna de que Bulma sería quién posicionara al reino como el más poderoso junto al de los Saiyajins ¨ Cuando Bulma escucho las puertas de su recamara oculto el escrito con agilidad y se hizo la dormida
Bulma hija querida- saludo el rey – tienes una cara de poco descanso y es el peor momento para lucir de tal forma- sentencio su padre
A que te refieres padre- pregunto intrigada, acaso sería el día de arribo del Rey Vegeta II, se puso nerviosa de solo pensarlo, todos dependían de ella, debía impresionarlo a tal punto de que el rey la desposara y su paso por la tierra no fuese solo un escampadero, pero aun así era absurdo, que su padre se encargara de crearles una moral y unos principios que en realidad no esperaba que aplicaran y que claudicaban ante la menor dificultad.
-El rey Vegeta estará acá en media hora, intenta hacer algo por tu aspecto mi dulce hija- sin decir más continuó con los preparativos, un banquete exuberante, una salida a cazar en compañía de la princesa, un recorrido por la playa y la visita a sus templos.
Uno de los principales objetivos como futura reina de vegetasai debía ser persuadir al rey de construir más monumentos para los dioses piadosos y menos para los de la guerra, algo terriblemente complejó pensaba la princesa, los saiyajin se encontraban ligados a la muerte y la guerra era para ellos tan natural como respirar, que podría hacer ella contra siglos de tradición. En que boberías pensaba, seguramente el dichoso rey solamente le permitiría hablar el día de boda, para aceptar, era una cultura demasiado machista, para siquiera permitirle a las mujeres educarse.
Se vio en el espejo, intentando inútilmente desaparecer sus ojeras, las marcas de su cuerpo algo robusto debido a la hinchazón por su periodo no ayudaban, el vestido parecía diseñado para una anoréxica, y entonces vió a la pequeña MILK lucir tan radiante en semejante trapo tan insípido y la envidio, era tan salvaje e inocente, solo se ocupaba de cazar y aun así lograba lucir como de revista, ella en cambio buscaba lucir como modelo y jamás lo lograba. Milk tenía a un gran esposo, el embajador la amaba y eso se notaba en la sonrisa de su hermana.
En cambio ella era un desastre, soltera aún y sin un solo pretendiente digno de si; pese a sus múltiples defectos físicos, era para muchos una mujer perfecta algo que ella jamás entendió; sin embargo era de esperarse que el rey se enamorara era una mujer muy lista y la mayor por consiguiente heredera al trono; un atractivo muy alto en cualquier mujer.
-Tu serás la reina Bulma, lo serás-se decía mientras terminaba de arreglarse
Pocos minutos después pudo ver la nave real aterrizar, ella y su familia aguardaban para dar a su invitado el correspondiente recibimiento, la intriga la consumía, había escuchado millones de historias sobre su poder y desprecio por la vida… ¿serían tan temibles? y entonces lo vio.
Era moreno, musculoso, de aspecto impecable y esa mirada que la podía aterrorizar; quería salir corriendo, sin embargo no pudo hacerlo y tan solo sonrió. El la miro, beso su mano como era correcto y continuó sin detenerse; ella y su hermana lo siguieron en su recorrido por el palacio, en la cena y al momento de presentar los bailes, el rey se manifestó.
Se acercó lentamente a ella y la invitó a bailar, cuando la toco sintió un calor infernal recorrerla, ¿ causaría el tal efecto en todas las mujeres? Miles de preguntas la invadían, el porque de su indiferencia durante toda la jornada y su repentino interés, sin embargo el parecía estar apacible, tranquilo, impenetrable y de pronto mientras ella pensaba en todas estas cosas el simplemente le dijo – es una mujer muy diferente, luce como toda una diosa- tal declaración la congeló, en otras circunstancias hubiese abofeteado al sujeto, pero no podía- gracias su majestad- contesto con total recato y profundamente avergonzada- gracias a usted, supe que me acompañara mañana a cazar, espero no la asuste mi natural superioridad en este aspecto- comento sonriendo, era un total engreído – por supuesto no me molestará, su majestad me alaga al querer mostrarme sus destrezas- contesto siendo amable aun cuando debió haberle hecho saber que la destreza para matar no le harían un héroe sino un mártir. Al terminar el baile se sentaron en la mesa del buffet y entonces los mas jóvenes de la realeza comenzaron a bailar en cuadrillas, entre ellos se destacaba su dulce hermanita, quien en compañía del embajador Sajayin parecía disfrutar mucho la velada.
