Disclaimer: Sólo el drabble me pertenece.

Claim: Alice/Leah

Summary: Leah estaba sentada en el jardín de los Cullen. Ese día todos habían ido de caza, excepto por la vidente. ¡Vaya!, que suerte.

Notes: Drabble, 290; Femslash; todo leve; Dedicado a vrydeus.


Combustión

Leah estaba sentada en el jardín de los Cullen. Ese día todos habían ido de caza, excepto por la vidente. ¡Vaya!, que suerte. Rodó los ojos.
Sintió el aire invadirse de un olor desagradable que le hizo arrugar la nariz; el dulce (y, para ella, maloliente) aroma de Alice Cullen, alias chupasangre vidente.
Al segundo siguiente la tenía a su lado, estudiándola fijamente. Estuvo minutos así, hasta que la loba se exasperó y le preguntó «¿Por qué demonios me miras tanto?», Alice sonrió ante la pregunta.

—Intento comprenderte —le contestó. Leah bufó.
—Pues deja de intentarlo —replicó—, y déjame en paz.

Pero Alice no se rendía tan fácilmente, así que siguió hablando.

—Quiero decir, eres tan cerrada al afecto… —comenzó, mas Leah habló interrumpiéndola.
—No creo en el amor —sentenció.

Alice comenzó a darle un sermón acerca de abrirse a los demás, al que la morena no prestó atención hasta que una frase le llamó la atención.

—… yo podría ayudarte…—dijo Alice. Leah levantó la cabeza súbitamente.
—¿En qué?— preguntó.
—En abrirte a los demás, Leah —respondió, colocando una mano en su pierna.

El contacto envió miles de chispas de atracción por sus cuerpos, así que fueron acercándose hasta chocar sus labios. Leah abrió la boca, juntando su lengua a la de la vampiro.
Fue una especie de combustión espontánea.

Leah no creía en el amor, pero nada le costó abrirse a la pasión tan pronto sintió las manos de Alice vagar, así que ella dejó sus manos recorrer también.
Y se sintió genial.