Prólogo. Danny
Aquella chica se encontraba como siempre en su cama, de oscuras sábanas, pensando, qué rayos estaba pasando con ella, sus ojos violetas divisaron un pequeño espejo y la chica notó que su cuerpo ya no era el mismo que cuando tenía catorce, ya no parecía un muchacho gótico de cabellos largos, ya parecía toda una mujer. Además sus viejos amigos ya no la miraban como antes, Danny, pensaba y sentía un extraño revoloteo en su estómago¿qué rayos era lo que sentía por Danny?
-"El chico de negros cabellos y mirada azul, cualquiera se perdería en esa mirada que dejaría perplejo al mar por su hermosura"- escribía ella en una libreta llena de poemas, los cuales no se parecían a los que escribía, generalmente tristes y deprimentes¿por qué ahora solamente escribía poemas relacionados con aquel chico? Su mejor amigo.
-Amigo, esa es una palabra muy confusa¿cómo puede ser que sólo esté pensando en él si es mi amigo?- pensaba la joven Samantha Manson, reprochándose por haberse imaginado nadando en esos ojos azules que tanto la enloquecían. No, no era posible ¡ellos son solo amigos!
-Además Danny ya tiene una relación con Paulina, la popular, hermosa y sexy Paulina- pensaba Sam en tono irónico. –Jamás se fijaría en mí, frente a ella, yo no existo, sólo soy la cómplice, la amiga, una de los tres, apuesto que me mira como si fuera un hombre más, un amigo suyo…
Por otro lado, aquel tan mencionado chico de un cabello negro azabache y cuya mirada era más azul que e mar, se golpeaba la cabeza contra la pared, reprochándose de sus propios pensamientos.
Él estaba con Paulina, era su sueño hecho realidad, es bonita, popular sexy…, pero a la vez se sentía incompleto, un enorme vacío recorría su corazón, estaba descubriendo que aquel vacío corazón ya no añoraba como antes a Paulina, algo muy dentro de su cabeza le mencionaba repetitivamente el nombre de cierta chica que no era desconocida para él, una chica de cabello oscuro y unos bellos ojos amatista que simulaban piedras preciosas. Sam Manson.
-¿Por qué no la besas?- le preguntaba algo en su interior.
-No puedo y… y si… y si ella no corresponde, si ella se confunde y perdemos nuestra gran amistad.-Le respondía la voz de su corazón, junto con la de la inseguridad -Ya tengo diecisiete años¿hace cuánto que nos conocimos?, simplemente no podría vivir sin ella. Prefiero no arriesgarme y seguir siendo amigos a que se aleje de mi vida, moriría.
Así que el joven Halfa (mitad humano mitad fantasma) intentó dormir lleno de pensamientos vagando por su mente, mientras caía una enorme lágrima por sus mejillas, lágrima que pedía a gritos una cosa: Sam Manson. Esto era muy confuso¿por qué el amor tiene que ser así?
