Disclamer: La amazona de Volans (Pez Volador) y el Santo de Pysis (Brújula) son míos, al igual que la trama. El resto pertenece a Kurumada-Sama.


El por qué de Afrodita

Santuario de Athena, Grecia. Año 1970

Un chico de 15 años avanzaba con paso seguro a través del pasillo. Portaba una armadura con tonos grises y algunos detalles en líneas negras. El cabello largo y ondulado y los ojos de un profundo azul.

Detrás de él avanzaba siguiendo con dificultad el paso un niño de 6 años. El cabello corto celeste, con los mechones saliendo disparados hacia cualquier dirección y un gesto hosco plantado en el rostro. No le gustaba ese lugar. No quería dejar Suecia para servir a quien quiera que fuera que se suponía debía servir.

Al llegar al final del pasillo. El chico le dijo algo al guardia que de inmediato desapareció tras la puerta. Unos segundos pasaron y el guardia volvió a aparecer, indicando al muchacho que podían pasar.

Al entrar a la gran estancia fueron recibidos por el Patriarca. Un hombre de cabellos verdes.

-Alexo, Santo de Bronce de Pysis- se presentó el chico plantando una rodilla en el piso. El niño lo miro un momento y soltó la carcajada. El Santo le dirigió una mirada no muy amistosa y él sólo le sonrió burlón y siguió riendo.

El Santo estaba a punto de gritarle que se comportara pero se detuvo al escuchar una risilla proveniente del Patriarca.

-¿Qué tenemos aquí?- pregunto el mayor levantándose y acercándose al niño. -¿Cómo te llamas pequeño?- el niño ladeó la cabeza no entendiendo lo que el mayor decía.

-Es sueco, no habla griego- informó el Santo de bronce.

-Será un problema- dijo el mayor pensativo mientras regresaba a su lugar. -¿Tú hablas sueco?- preguntó al chico.

-Muy poco Señor, la única persona que habla sueco es Nova de Volans pero…- informó el Santo sin terminar la oración. Lograr que Nova entrenara al niño sería difícil… por no decir imposible.

-Ya veo el problema. Igual podríamos intentar. Ya que eres el único que sabe lidiar con Nova tu llevarás al niño con ella- dijo el Patriarca dando por terminado el asunto.

Alexo le dedicó una reverencia y salió de la estancia seguido del niño.

Llegaron a la cabaña que ocupaba el Santo. El chico se perdió dentro detrás de una puerta y el niño se dedicó a revisar todo lo que estuviera a su alcance. Alexo regreso trayendo consigo unas ropas de entrenamiento para el sueco.

Le indicó que lo siguiera y se perdieron en el bosque colindante al Santuario. Caminaron unos cuantos metros hasta dar con un lago. Alexo le indicó al niño que se metiera y se limpiara. Si de por si lograr que Nova aceptara entrenarlo sería difícil, las cosas serían peores si el niño iba todo sucio. Nova sufría de muchos problemas.

Alexo notó, al salir el niño del agua, que el sueco tenía rasgos finos, ahora que había suavizado la expresión, y un lunar bajo el ojo izquierdo. Una idea cruzó por su cabeza. Si lograba arreglar un poco el cabello del niño quizás su misión no fuera a resultar tan complicada después de todo.

Obligó al niño a sentarse entre sus piernas y con un cuchillo comenzó a acomodar los mechones. Cortándolos para que dejaran de pararse y dispararse hacia todos lados.

Para el final de la tarde el niño lucía exactamente como él quería. Ahora lo llevaría a la cabaña, descansarían y partirían a primera hora de la mañana hacia Groenlandia.

Por la mañana la quijada del niño cayó hasta el suelo. Alexo le entregaba una máscara de amazona.

-¡No soy niña!- se quejó en sueco.

-Es mejor que lo seas. Créeme- contestó el Santo aún extendiéndole la máscara. El niño la tomó sin entusiasmo y con un gesto hosco acompañado de un gruñido.

Ambos emprendieron el camino hacia Groenlandia.

Al llegar el Santo lo guió hasta una pequeña cabaña en medio de la nada, rodeada por un jardín de rosas. Una joven de 14 años estaba parada frente a un rosal. El cabello rubio y largo hasta la cadera bailaba con el viento, al igual que el vestido rosado que llevaba, largo hasta el suelo.

-Nova- llamó Alexo y al instante el niño notó como la chica se tensaba aún más. Extrañamente el Santo no se acerco a ella y esperó paciente a que la muchacha volteará hacia él.

-Hola- saludó ella intentando que no le temblara la voz. Alexo sonrió pero no se movió de su lugar.

-El Patriarca ordenó que entrenaras a esta niña- volvió a hablar el Santo. La chica se acercó cautelosa hasta estar a unos dos metros de ellos.

-¿Por qué yo?- preguntó ella aún luchando con su voz.

-Porque tú eres la única que habla sueco- contestó su compañero. La rubia lo pensó un momento y asintió con la cabeza.

-Ven- le dijo al niño agachándose para quedar a su altura. –Mi nombre es Nova. ¿El tuyo?- la amazona parecía más tranquila cerca de él. ¿Sería que Alexo le hizo algo para que ella le tuviera miedo? No podía ser. Hasta donde había notado el Santo era una buena persona.

-¿Por qué le tiene miedo al señor Alexo?- preguntó inclinando la cabeza hacia el costado. La voz le salió más suave de lo normal, más… femenina.

-No le tengo miedo a Alexo, le tengo miedo a los hombres en general, soy Androfóbica, es por eso que no estoy en el santuario- contesto la chica con una suave sonrisa. Recién notaba que tenía ojos rosados. Un color muy extraño.

Ahora entendía. Por eso Alexo le dijo que era mejor si era una niña. Si Nova se enteraba que era un niño se negaría a entrenarlo, aunque eso en realidad no le importaba. Lo que le importaba era que si ella sabía que era un niño entonces le temería. Él no quería que los ojos, extraños ojos rosa, de la chica se llenaran de miedo. Así que mintió. Mintió para protegerla. Mintió para que ella no tuviera miedo.

-Afrodita- contestó después de rebuscar en su mente algún nombre femenino y elegante que conociera.

-Perfecto- le contestó ella con una sonrisa. Alargo la mano y le quitó la máscara. –Aunque así está mejor. Eres una niña muy linda para andar escondiendo tu rostro Afrodita- dejó la máscara en el piso y se levantó para despedirse de su compañero. Siempre teniéndolo a dos metros de distancia y luchado con su voz.


Notas:

Bueno dependiendo de las reviews y de mi tiempo.( Ahora mismo tengo tres exámenes esta semana). Puede que convierta esto en una colección de escenas sobre cómo lidiaba Afrodita con las fobias de su maestra. Y si, esta particular amazona tiene varias fobias.

Sé que tendría que estar terminando Pediculosis y lo prometo lo voy a hacer. En cuanto tenga tiempo, ganas e inspiración.