La Guerra por fin había terminado y en unos días los supervivientes volverían a Hogwarts para volver a cursar el séptimo año.

El mundo mágico se pasó el verano celebrando la derrota de Voldemort, pero en el numero 12 de Grimmauld Place, una joven bruja de cerca de 18 años lloraba la muerte de sus padres.

Para Hermione el fin de la guerra supuso un durisimo golpe al enterarse de que sus padres habían sido localizados por un grupo de Mortífagos y asesinados solo por diversión. Harry en seguida la acogió en su casa y ella se pasó gran parte de el verano sin salir de su habitación. El único vinculo que mantenía con el exterior eran las cartas que se mandaba con Severus Sanpe. Ella y su rápida reacción fueron las responsables de salvar la vida al profesor. Él fue el que estuvo a su lado durante todo el trance del funeral de sus padres y la posterior depresión.

Harry insistió en que el profesor se quedara en Grimmauld Place a pasar el verano ya que su presencia parecía animar a Herms pero él prefirió dar espacio a la chica y se marchó a su residencia en la calle de La Hilandera aunque se carteaban con asiduidad.

Faltaban 2 días para el inicio del curso y Hermione se despertó de golpe empapada en sudor en su gran cama. Buscó su varita, encendió unas velas e intentó normalizar su respiración. Harry, que estaba muy pendiente de ella esos días, notó movimiento en la habitación de la chica y entró sin llamar.

-Harry, que haces?- Preguntó ella sobresaltada tapando su cuerpo con las sabanas.

-Lo siento Herms, pensé que pasaba algo. Estas bien?

-Si, si, tranquilo. No ha sido mas que un sueño.- Contestó ella poco convencida.

-Pareces alterada, quieres un Te o algo?- Pregunto Harry mientras se acercaba a ella y reparaba en que se la veía mas alterada que de costumbre.

-No gracias, vuelve a dormirte. Estoy bien, de verdad.-

Harry dejó la habitación algo preocupado achacando el estado de la chica a una pesadilla.

Mientras, en el cuarto de Hermione, la chica se dejaba caer en su cama mientras un suspiro resbalaba por sus labios. Algo en ella no estaba bien y lo sabía. Ya iban 3 noches seguidas que soñaba lo mismo y se despertaba con la entrepierna empapada. No le podía pasar eso ahora y menos con Severus Sanpe...