Hola. Bueno este es mi primer fic de Harry Potter. He decidido hacer una adaptación de la serie Off Campus de Elle Kennedy, del primer libro titulado The Deal o en español de la Saga Kiss me: Prohibido enamorarse. Obviamente he agregado, eliminado y modificado partes de ambos trabajos ya que he querido desarrollarlo en el mundo mágico. Espero les agrade mi idea.
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J.K. Rowling y Off Campus: The Deal lo es de Elle Kennedy. Solo soy una inmensa admiradora de sus obras.
Advertencia: Esta historia contiene lenguaje obsceno y escenas no aptas para menores. Leer bajo su propia responsabilidad.
Él no sabe que existo.
En los cuarenta y cinco minutos que van de la clase es la enésima vez que miro de reojo a Roger Davis. Es tan precioso que se me encoge la garganta. La verdad es que probablemente debería usar otro adjetivo; mis amigos chicos insisten en que a los hombres no les gusta que se les llame "preciosos".
Pero, Merlín, es que no hay otra forma de describir sus rasgos duros y sus expresivos ojos oscuros que están en conjunto con su cabello grueso y del mismo color; al mirarlo se nota que es sedoso al tacto y te dan ganas de pasar los dedos a través de él.
En los dos años que han pasado desde la violación, mi corazón sólo ha latido por dos chicos; el primero me dejó y éste ni siquiera se da cuenta.
En el salón la profesora Vector se encuentra enunciado lo que he llamado el Discurso de decepción, el cual es el tercero en seis semanas. ¿La razón? De los siete alumnos que somos cuatro reprobaron el test que nos aplican los profesores cada término de tema. Yo por supuesto saqué diez, de lo cual me siento sumamente orgullosa, aunque claro que muestro empatía por mis demás compañeros que no les fue muy bien.
─Estoy dispuesta a poner un examen de recuperación para aquellos que han reprobado y que incluirá todos los temas que hemos visto hasta ahora─ Por su voz parece que no entendiera cómo algo así es necesario. Puedo asegurar que todo esto ha sido idea de Dumbledore, supongo que se habrán ido a quejar por lo estricta que es, yo no tengo problemas por ello, es más puedo decir que es mi clase favorita.
─Para aquellos de ustedes que decidan presentarse a la recuperación se hará la media de sus notas. Si lo hacen peor la segunda vez les mantendré la primera─ Concluye la profesora.
─Que suerte tienes Hermione, creo que eres la única que sacó diez─ Suspira Susan Bones a mi lado, ella también ha reprobado. La veo y siento una punzada de compasión, no es que Susan y yo seamos mejores amigas ni nada así, pero nos hemos sentado juntas desde septiembre, así que es razonable que nos hayamos llegado a conocer la una a la otra─ Oye, ¿crees que pueda leer tus respuestas? solo por curiosidad.
─Claro─ Le respondo pasándole el pergamino y observando como frunce la mirada antes de dar otro suspiro y devolvérmelo dándome las gracias.
Un segundo después de que la profesora nos despida se escuchan unas voces diciendo larguémonos de aquí de una vez. Todos guardan sus plumas y pergaminos y se levantan arrastrando los asientos.
Roger Davies se queda de pie cerca de la puerta para hablar con alguien y mi mirada se queda fija en él como un misil. Es precioso. ¿He dicho ya lo precioso que es? Las palmas de mis manos empiezan a sudar mientras observo su hermoso perfil.
Además de esto él no es como los otros deportistas de Hogwarts. No va pavoneándose por el patio con una de esas sonrisas tipo "soy el regalo del mundo", ni aparece con una chica nueva colgada del brazo cada día. Le he visto reír y bromear con sus compañeros de equipo, pero emana una intensa energía de inteligencia que me hace pensar que hay una profundidad oculta en él. Esta cuestión me hace estar aún más desesperada por conocerlo .Hay algo acerca de este en particular que me ha convertido en la tonta sentimental más grande del universo.
—Estás mirándole otra vez.
La voz burlona de Susan genera rubor en mis mejillas. Me ha sorprendido babeando por Roger en más de una ocasión, y es una de las pocas personas a las que les he admitido que me gusta. Ginny también lo sabe, ella misma lo descubrió. Pero ¿mis otros amigos? Ni de chiste.
Simplemente no puedo evitar enumerar las razones por las cuales me he fijado en él ya que no es igual que la mayoría de los chicos populares que andan por ahí creyéndose la gran cosa, como es el caso de Draco Malfoy, quien camina como si fuera el dueño del lugar y todo lo que tiene que hacer es chasquear los dedos para que una chica ansiosa aparezca a su lado. O salte a su regazo. O le meta la lengua hasta la garganta.
Sin embargo, hoy no parece el chico más arrogante y pretensioso de la escuela. Casi todos se han marchado ya, pero Malfoy permanece en su asiento, con sus puños cerrados con fuerza agarrados a su examen. Supongo que también habrá reprobado pero no siento mucha compasión por él, se lo tendrá merecido si lo único que ha estado haciendo es ligarse chicas y jugando quidditch, es sabido que los deportistas reciben cierta ayuda con sus calificaciones o por lo menos es lo que he escuchado. Una vez le pregunté a Harry pero no me dijo nada. Además no me olvido que tiene el completo favoritismo de Snape, quien no hace nada cuando Malfoy ataca a otros alumnos o se burla de los hijos de muggles como yo. Como lo detesto.
─ ¿Quieres que te acompañé a la biblioteca?─ Me pregunta Susan guardando sus cosas.
─No puedo, tengo que buscar a Harry y a Ron─ Demonios, debo revisar el horario de cuando es mi próxima tutoría. Además de la clase también estamos obligados a asistir a dos tutorías de media hora a la semana.
─De acuerdo─ Dice Susan─ Te veo luego.
─Claro─ Digo tras ella.
Al oír el sonido de mi voz, Roger se detiene en la puerta y gira la cabeza. Es imposible detener el rubor que aflora en mis mejillas. Es la primera vez que hemos hecho contacto visual y yo no sé cómo reaccionar. ¿Digo hola? ¿Le saludo con la mano? ¿Sonrío?
Al final, me decido por un pequeño saludo con la cabeza. Ahí va. Del tipo amistoso y casual, digno de una sofisticada alumna de sexto curso.
Mi corazón da un vuelco cuando un lado de su boca se eleva en una débil sonrisa. Me devuelve el saludo con la cabeza y se va.
Me quedo mirando la puerta vacía. Mi pulso se lanza a galopar porque, joder, tras varias semanas respirando el mismo aire en este agobiante salón, por fin se ha dado cuenta de mi presencia.
Me gustaría ser lo suficientemente valiente como para ir tras él. Quizá invitarle a Hogsmeade un fin de semana. Pero mis pies se quedan pegados al suelo.
Porque soy una cobarde. Sí, una cobarde total, que no merece estar en Gryffindor. Me horroriza pensar que es posible que diga que no, pero me horroriza aún más que diga que sí, y es que aparte de mi ex, Víctor Krum, ninguno de ellos hizo mi cuerpo estremecer como lo hace Roger Davies, y eso me asusta.
Pasito a pasito.
Eso es. Pasito a pasito. Ese fue siempre el consejo favorito de mi psicóloga y no puedo negar que su estrategia me ha ayudado mucho. Carole siempre me aconsejaba que me centrara en las pequeñas victorias.
Así que, la victoria de hoy: saludé con la cabeza a Roger y él me sonrió. En la próxima clase, quizás le devuelva la sonrisa. Y en la siguiente, quizás saque el tema de una salida.
Respiro hondo mientras me dirijo hacia el pasillo, aferrándome a esa sensación de victoria, por muy diminuta que sea.
Pasito a pasito.
He suspendido.
Joder, he suspendido.
Es oficial, esta mujer es mi archienemiga. Solo con ver su caligrafía que llena cada centímetro disponible de los márgenes de mi examen, me dan ganas de romperlo en pedazos y quemarlos. Estoy sacando bien la mayoría de mis otras clases, pero de momento, tengo un 0 en Aritmancia. Combinado con el 6.5 de Transformaciones por un problema con la maldita McGonagall, mi media ha caído a los suelos.
Necesito aprobar para jugar al Quidditch.
Normalmente no tengo ningún problema en mantener mi nota media alta. A pesar de lo que mucha gente cree, no soy un estúpido. Pero bueno, no me importa que la gente piense que lo soy. En especial, las chicas. Supongo que les excita la idea de tirarse al chico atractivo y popular del colegio que solo sirve para una cosa, pero como no estoy buscando nada serio, esos polvos casuales con chicas que lo único que quieren es follar me va perfecto. Me da más tiempo para centrarme en el Quidditch.
Pero no habrá más Quidditch si no consigo subir esta nota. ¿Lo peor de Hogwarts? La política de tolerancia cero y que los puntos obtenidos por deportistas es para las casas no para las calificaciones.
Asquerosa Vector. Cuando hablé con ella antes de la clase para ver cómo podía subir la nota, me dijo que asistiera a las tutorías y que me reuniera con el grupo de estudio. Ya hago ambas cosas. Así que nada, a no ser que contrate a algún empollón para que se ponga una máscara con mi cara y haga por mí el examen de recuperación, estoy jodido.
Mi frustración se manifiesta en forma de un gemido audible y por el rabillo del ojo veo a alguien que pega un respingo de la sorpresa.
Yo también pego un respingo, porque pensaba que estaba arrastrándome en mi miseria solo. Granger. Al parecer la sangresucia se ha quedado después del timbre y ahora camina por el pasillo hacia el escritorio de Vector ignorándome. La observo fijamente y sucede algo extraño. Usualmente lo primero que le ve uno a la ratona de biblioteca es su cabello de arbusto pero en esta ocasión por algún motivo mis ojos se deslizan hacia abajo. Ahora que tiene los dientes de un tamaño promedio su cara no se ve tan horrorosa. Bajo más la vista y ahora mi mirada se fija en su cuerpo. Su uniforme también ha cambiado, eso ya lo había notado antes. No es un montón de tallas mayor a lo que debería pero tampoco es demasiado ajustado.
La verdad no está nada mal y es que siempre me concentro en molestarla a ella y a los imbéciles de Potter y Weasley, así que no me tomo el tiempo para fijarme en su cuerpo. Sí que se ha puesto buena y vaya si me estoy fijando en este momento. A pesar de no tener una falda muy corta puedo notar un culo redondo y respingón que parece gritar estrújame, y viendo detenidamente su suéter da forma a lo que parecen unas tetas impresionantes. No tengo tiempo para admirar más esas atractivas imágenes, porque me descubre mirándola y un gesto de desaprobación aparece en su boca así como uno de asco en mi rostro tan solo por las estupideces en las que acabo de pensar.
─ ¿Se te ofrece algo, Malfoy?─pregunta con una mirada directa.
Emito un quejido en voz baja. No estoy de humor para hablar con nadie en este momento, ni siquiera me dan ganas de lanzarle los insultos habituales.
Una ceja oscura se eleva en mi dirección.
─Perdona ¿no sabes hablar?
Hago una pelota con mi examen y echo mi silla hacia atrás.
─No es nada de tu incumbencia, sangresucia.
─Estupendo entonces─ Se encoge de hombros y sigue su camino.
Cuando coge el portapapeles donde está nuestro programa de tutorías, me echo por encima mi túnica; a continuación, meto mi patético examen en la mochila y la cierro.
Granger se dirige de nuevo al pasillo. Ella tiene su examen en la mano, pero no lo miro, porque supongo que ha sacado 10 como siempre, la muy comelibros.
La dejo pasar antes de salir al pasillo. Cuanto antes se aleje de mi mejor. Sin poder evitarlo y con toda la indiferencia que puedo observo de nuevo su culo, supongo que no hay nada de malo en hacerlo si ya lo hice antes. La sigo hasta la salida, noto que no es muy baja de estatura, pero voy un paso por detrás y aun así puedo verle la coronilla.
Justo cuando llegamos a la puerta, se tropieza con absolutamente nada y los libros que lleva en su mano caen ruidosamente al suelo.
─Mierda. Qué torpe soy.
─No puedo creer lo estúpida que eres, sangresucia. Y así te atreves a definirte como alguien inteligente─ Me burlo viendo cómo se deja caer sobre sus rodillas, y de nuevo algo extraño ocurre; esta vez, por algún impulso me agacho y resoplando empiezo a reunir algunas hojas cercanas a mí.
─Yo puedo sola, no tienes la obligación de ayudar a alguien como yo─ insiste con voz molesta.
Pero mi mano ya ha tocado su examen y no reprimo la punzada de curiosidad que me atraviesa en ese momento de verlo.
─Maldita sea. Por supuesto que has sacado un 10. Qué otra cosa podría uno esperar de ti─ Sin pedir permiso comienzo a leer sus respuestas al mismo tiempo que mi espíritu se desploma aún más, ya que si es este el tipo de análisis que Vector está buscando, estoy bien jodido.
Ambos nos ponemos de pie y Granger intenta quitármelo, pero soy más rápido y la esquivo. Ella simplemente me manda una mirada asesina.
─ ¿Te importaría devolverme eso? O es que piensas robártelo─ Se cruza de brazos. No le hago caso ya que solo estoy tratando de pensar en una solución. De repente siento como me arrebata el pergamino de las manos y comienza a alejarse por uno de los pasillos. Y así es como algo se alumbra en mi interior y me hace correr para alcanzar a Granger quien camina con pasos apresurados.
─Granger─ Me pongo frente a ella bloqueándole el camino a lo que ella me observa con recelo. Es una total locura lo que estoy haciendo pero no se me ocurre algo más. Tragándome mi orgullo busco la mejor manera de decirle lo que tengo en mente─ He pensado que tu podrías darme algunas clases particulares─ Meto las manos en mis bolsillos tratando de parecer despreocupado.
Sus ojos marrones pasan de sorprendidos a escépticos en cuestión de segundos. Por supuesto que suena totalmente absurdo que yo le esté pidiendo esto a la sangresucia. Podría habérselo dicho a alguien más pero no tengo tiempo para buscar a otra persona y sobretodo que nadie me puede garantizar el nivel de conocimientos que tiene Granger en esto, por mucho que me cueste aceptarlo.
─ ¿Te estás burlando de mí?─ Ahora parece molesta.
─No. Es más te pagaré─ Se queda callada y de repente comienza a reírse con fuerza. Esto provoca que ahora yo me enoje y avergüence al mismo tiempo. Fue una estupidez decirle todo esto. Trata de hablar aún con risas saliendo de su boca.
─Nunca creí que llegaría este día, en el que el mismísimo Draco Malfoy me pidiera ayuda a mí. Una sangresucia. Enserio, no puedo creerlo─ Sigue retorciéndose
─ ¿Sabes qué? Olvídalo, no necesito a una idiota que se ríe de mí. Me largo─ Doy la vuelta y camino con furia. Esto es lo único que me he sacado. Que se burle de mí. Maldita sea.
─Espera, espera. Malfoy─ Ahora es ella la que se acerca rápidamente. Hace lo mismo que yo poniéndose delante de mí y me observa con tranquilidad pero con un destello de diversión en sus ojos─ Primero, no puedes culparme de reaccionar como lo hice ya que no es algo propio de ti pedir a alguien ayuda, ¿de acuerdo? Te la pasas insultándome a m mis amigos─ Añade con un poco de rencor─ Y segundo, aunque por algún motivo quisiera ayudarte, no puedo. Lo siento.
Ahora yo la veo con incredulidad. Tanto para esa clase de respuesta. ¿Enserio? Ni que estuviera muy ocupada haciendo miles de cosas si lo único en lo que usa su tiempo es en meterse a la biblioteca todo el día y pasearse con sus estúpidos amigos. ¿O es acaso porque se trata de mí?
─ ¿Es por qué soy yo quien te lo está pidiendo? ¿O por qué otra razón no puedes?
─Bueno, tengo mucho que hacer, como estudiar para los exámenes, tareas y además ensayar para el concierto exhibición de invierno que viene, por lo que tendré menos tiempo.
─ ¿Concierto exhibición de invierno?─ Digo sin comprender.
─Lo olvidé, si no tiene que ver con quidditch no está en tu radar─ Suspira─ Como parte de mi clase de Música Muggle se montan dos exhibiciones importantes al año: el concierto de invierno y el de primavera. Así que es sumamente importante para mí que salga perfecta esta presentación.
─Así que cantas, quien iba a imaginarse que una sabelotodo podría hacer tal cosa─ Digo con un poco de ironía.
─Así menos me dan ganas de ayudarte─ Me frunce el ceño. Trato de arreglarlo rápidamente.
─Ha sido una broma. Vamos, tú sabes que quieres ayudarme, cariño─ Decido sacar mi artillería, así que despliego una sonrisa, esa que nunca falla y que hace que las chicas se derritan. Me observa incrédula.
─ ¿Eso te funciona normalmente?─ Pregunta con curiosidad.
─ ¿Qué?
─ La cara que haces, ¿te ayuda a conseguir lo que quieres?
─ Siempre─ Respondo sin vacilar.
─Casi siempre─ Me corrige─ Mira, lo siento, pero de verdad no tengo tiempo. Lamento que hayas suspendido esta clase─ Miente, lo sé─ Pero si te hace sentir mejor, le ha pasado a todo el mundo.
Entrecierro los ojos.
─A ti no─ Se encoge de hombros.
─ Sabes que hay un grupo de estudio, ¿no?
─Ya estoy en él─ Murmuro.
─Ah. Bueno, pues entonces no hay mucho que pueda hacer por ti. Buena suerte en el examen de recuperación, cariño.
Se aleja rápidamente, dejándome allí, mirándola con frustración. Increíble. Todas las chicas en este colegio se cortarían su brazo por ayudarme. Pero ¿Granger? Huye como si fuera el mismísimo Voldemort.
Y ahora estoy otra vez donde estaba antes de que Granger me diera ese leve destello de esperanza.
Totalmente jodido.
Mis compañeros de habitación están absolutamente borrachos cuando entro a la sala común después del grupo de estudio. La mesa de centro está repleto de botellas de Whiskey de fuego, junto a una botella casi vacía de Vermouth Bianco italiano que sé que pertenece a Theodore, porque él es defensor de la filosofía "el Whiskey es para cobardes". Son sus palabras, no las mías.
En ese instante Pansy y Theo están compitiendo entre sí en una intensa partida de ajedrez mágico. Estoy seguro que él casi le suplico a Pansy que accediera a jugar, a ella no le van mucho estas cosas. La mirada de Theo se mueve ligeramente cuando nota mi presencia en la entrada y su fracción de segundo de distracción le sale cara.
─ ¡Jaque mate!─ Pansy se pavonea cuando sus piezas acorralan al rey de Theo.
─Joder, por Salazar─ Theo se deja caer en el respaldo del sofá y me lanza una mirada sombría─ Pero qué diablos, Draco. Pansy me acaba de ganar por tu culpa. Pansy.─ Ella le golpea el hombro haciéndose la ofendida.
No contesto porque ahora soy yo el que está distraído por lo que sucede en la esquina de esta misma sala: una sesión medio porno. Y como no, el actor principal es Blaise. Descalzo y con el torso denudo, está tirado en el sillón mientras una rubia que no lleva más que un sujetador negro de encaje y su falda súper corta está sentada a horcajadas sobre él y se frota contra su entrepierna.
Unos ojos marrones asoman sobre el hombro de la chica y Blaise sonríe en mi dirección.
─ ¡Malfoy! ¿Dónde has estado, amigo?─ Masculla.
Vuelve a besar a la rubia antes de que pueda responder a su borracha pregunta.
Por alguna razón, a Blaise le gusta enredarse con chicas en todas partes menos en el dormitorio. En serio. Cada vez que me doy vuelta, está metido en algún acto lujurioso. En una mesa, el sofá, algún pasillo desierto. Es un zorrón total, y no tiene ningún complejo al respecto. Claro que nadie de los demás estudiantes que están presentes le reprocha nada, ya están la mayoría de cierta forma acostumbrados.
Por supuesto, yo no soy nadie para hablar. No soy ningún santo, como tampoco lo son Theodore y Pansy. ¿Qué puedo decir? Los jugadores de Quidditch estamos siempre cachondos. Cuando no estamos volando, normalmente se nos puede encontrar enredándonos con una chica o dos. O tres chicos, si tu nombre es Pansy y es la Nochevieja del año pasado, y es que aunque ella no practica el Quidditch es casi igual que cualquiera de nosotros siendo hombres.
─ ¿No leíste la nota que te di en Pociones?─ Me dice Theo.
Se encorva hacia adelante mientras coge la botella de Vermouth de la mesa de centro. Theo es uno de los mejores cazadores con los que he jugado y también el mejor amigo que he tenido.
─ En serio, ¿dónde diablos has estado?─ Se queja.
─En el grupo de estudio─ Cojo una de las botellas de la mesa y la abro─ ¿Qué es esa sorpresa de la que hablabas en tus garabatos?
Theo suele usar abreviaturas tanto para escribir notas como para hablar. En ocasiones es un total enredo tratar de descifrar los mensajes que comunica. Desde el sofá, sonríe tanto, tanto, que es increíble que su mandíbula no se le desencaje. Señala con el pulgar hacia los dormitorios y dice:
─Ve y observa por ti mismo.
Entrecierro mis ojos.
─ ¿Por qué? ¿Quién está ahí?
Theo suelta unas risitas.
─Si te lo dijera no sería una sorpresa.
─ ¿Por qué tengo la sensación de que estas tramando algo?
─Por Merlín─ dice Theo con voz aguda─ Tienes serios problemas de confianza Draco.
─Dice el idiota que dejó un zorrillo en mi cama al inicio del curso.
Pansy sonríe.
-Vamos, Bandit era adorable. Se parecía mucho a ti. Era tu regalo de bienvenida al colegio otra vez.
Extiendo mi dedo corazón.
─Sí, bueno, fue muy jodido deshacerse de tu regalo─ Ahora le miro frunciendo el ceño, porque aún recuerdo cómo tuve que pedirle ayuda a Snape para que se deshiciera de ese zorrillo sin dejar su horrible olor.
─Salazar─ Gime Theo─ Solo tienes que ir arriba. Confía en mí, nos lo agradecerás más tarde.
─Yo no tengo nada que ver en esto, que conste─ Pansy se levanta del sofá, la mirada de complicidad que intercambian los otros dos alivia mi sospecha. Más o menos. Obviamente no voy a bajar la guardia por completo, no con estos imbéciles.
Robo otras dos botellas antes de irme. No bebo mucho durante la temporada, pero tenemos la semana libre para estudiar y todavía tenemos dos días de libertad. Mis compañeros de equipo, los muy afortunados, no parecen tener ningún problema en enchufarse doce botellas de whiskey y jugar como campeones al día siguiente. Pero yo, a la mañana siguiente siento un zumbido que me da un dolor de cabeza insoportable y después vuelo como un niño al que le acaban de regalar su primera escoba.
En cuanto volvamos a un régimen de entrenamiento de seis días a la semana, mi consumo de alcohol se reducirá a la fórmula 1-5 habitual: una bebida en las noches de entrenamiento, cinco después de un partido. Sin excepciones.
Mi plan es aprovechar al máximo el tiempo que me queda.
Armado con mis botellas, me dirijo a mi dormitorio, que más bien comparto. La puerta esta entreabierta, algo que me provoca volver al modo sospecha. Miro con cautela la parte de arriba del marco para asegurarme que no hayan dejado nada colgando y a continuación le doy a la puerta un pequeño empujón. Cede y entro unos centímetros, totalmente preparado para una emboscada.
Y ahí está.
Pero es más una emboscada visual que otra cosa, porque, Merlín, la chica que hay en mi cama parece una ilusión.
A ver, soy un chico y no sé el nombre de la mitad de las cosas que lleva puestas. Veo encaje y lacitos rosas y mucha piel desnuda. Y estoy feliz.
─Has tardado un montón─ Tracey me lanza una sonrisa sexy y mi miembro reacciona en consecuencia, creciendo bajo la cremallera─ Te iba a conceder cinco minutos más antes de largarme.
─Entonces, he llegado justo a tiempo─ Mi mirada se centra en su atuendo, digno de una buena dosis de babeo, y después digo lentamente─ ¿Acaso todo es para mí?
Sus ojos azules se oscurecen de forma seductora.
─Ya sabes que sí, cariño.
Soy muy consciente de que sonamos como personajes de una cinta porno cursi. Pero vamos, cuando un hombre entra en su habitación y se encuentra a una mujer así, está dispuesto a hacer casi cualquier escena horrible que ella quiera.
Tracey Davies y yo nos enredamos por primera vez durante el verano. Nos encontramos en la misma playa durante las vacaciones. Fuimos a un bar un par de veces, una cosa llevó a la otra, y lo siguiente que sé es que estoy acostándome con una chica cachonda de mi misma casa. Pero todo se apagó después de tres semanas de clases y aparte de algunos saludos cuando nos cruzamos, que no suele suceder, no nos habíamos reunido de nuevo.
─Pensé que quizá te apetecería pasar un buen rato antes de que empiecen otra vez los entrenamientos─ Dice mientras sus dedos con la manicura recién hecha juegan con el pequeño lazo rosa del centro de su sujetador.
─Has pensado bien.
Una sonrisa curva sus labios mientras se incorpora para ponerse de rodillas. Joder, sus pechos prácticamente se salen de esa cosa de encaje que lleva puesta. Mueve su dedo en mi dirección.
─Ven aquí.
No pierdo ni un segundo en ir hacia ella porque como he dicho antes, soy un chico.
─Creo que estás demasiado abrigado─ Observa y entonces agarra la cintura de mis pantalones y desabrocha el botón. Tira de la cremallera bajando mi ropa interior y un segundo después mi erección está frente a su mano. Cuando la envuelve con sus dedos, un gemido sale de mi garganta. Oh, sí. No hay nada mejor que la sensación de la mano de una mujer en tu polla. Pero no, me equivoco. La lengua de Tracey entra en juego y, maldición, es mucho mejor que la mano.
Una hora después, Tracey se acurruca a mi lado y descansa su cabeza en mi pecho. Su lencería y mi ropa están esparcidas por el suelo de la habitación.
Las caricias me ponen un poco nervioso, pero no puedo apartarla y exigirle que se largue; no cuando claramente ha hecho un gran esfuerzo para este juego de seducción.
Pero eso también me preocupa.
Las mujeres no se visten con ropa interior cara para un polvo, ¿verdad? Mi respuesta en no y las palabras de Tracey validan mis inquietantes pensamientos.
─Te he echado mucho de menos, cariño.
Mi primer pensamiento es: mierda.
Mi segundo pensamiento es: ¿por qué?
Porque en todo el tiempo que Tracey y yo hemos estado acostándonos, Tracey no ha hecho un solo esfuerzo para llegar a conocerme. Si no estamos echando un polvo, solo habla sin parar sobre sí misma. En serio, no creo que me haya hecho una pregunta personal desde que nos conocemos.
Lucho por dar con las palabras adecuadas, cualquier secuencia que no incluya Yo. Te. He. Echado. De. Menos. Ni También ─ He estado ocupado.
─Obviamente. Vamos en la misma escuela. Yo también he estado ocupada─ Hay un punto de enfado en su tono de voz─ ¿Me has echado de menos?
Joder. ¿Qué se supone que debo decir a eso? No voy a mentir, porque eso solo le daría falsas esperanzas. Pero no puedo ser un cabrón y admitir que ni siquiera se me ha pasado por la cabeza desde la última vez que nos acostamos.
Tracey se incorpora y entrecierra los ojos.
─Es una pregunta de sí o no, Draco. ¿Me. Has. Echado. De. Menos?
Mi mirada va rápidamente a la ventana. Sí, puedo ver el Lago Negro y estoy planteándome en serio saltar por la ventana. Eso da una idea de lo mucho que quiero evitar esta conversación.
Pero mi silencio lo dice todo, y de repente Tracey sale volando de la cama, su pelo rubio moviéndose en todas direcciones mientras gatea recuperando su ropa.
─ ¡Eres un completo idiota! No te importo para nada, ¿verdad, Draco?
Me levanto y voy en línea recta hacia mis pantalones. Se pone las bragas con furia.
─ Simplemente pensaba que estábamos de acuerdo sobre lo que era esto. No quiero nada serio. —La miro fijamente—. Te lo dije desde el principio.
Su expresión se suaviza mientras se muerde el labio.
─Lo sé, pero… Solo pensé…
Sé exactamente lo que pensaba, que me enamoraría de ella y que nuestros polvos informales se transformarían en una jodida historia de amor.
Honestamente, no sé ni por qué me molesto en soltar las reglas. En mi experiencia, ninguna mujer se mete en una aventura creyendo que la cosa va a quedarse como una aventura. Puede decir lo contrario; es posible que incluso se convenza a sí misma de que a ella le parece genial el sexo sin ataduras, pero en el fondo espera y reza para que se convierta en algo más profundo.
Y entonces yo, el villano en su cuento romántico personal, llega y rompe esa burbuja de esperanza, a pesar de que yo nunca mentí sobre mis intenciones ni la engañé, ni siquiera por un segundo.
─El Quidditch es toda mi vida —le digo con brusquedad—. Entreno seis días a la semana, juego tres partidos al año, o más si hacemos postemporada. No tengo tiempo para novias.
La infelicidad nubla sus ojos.
─No quiero ser más un pasatiempo tuyo. Quiero ser tu novia.
Otro ¿por qué? casi se me escapa, pero consigo morderme la lengua. Si ella hubiera mostrado algún interés por mí fuera del tema carnal, podría creerle, pero que no lo haya hecho me hace preguntarme si la única razón por la que quiere tener una relación conmigo es porque soy una especie de símbolo de estatus para ella.
No contesto. Cuando me subo la cremallera de mis pantalones, ella vuelve a centrar su atención en ponerse la ropa. Aunque decir ropa es un poco exagerado: todo lo que lleva es ropa interior y una túnica.
─No puedo volver a acostarme contigo─ Dice ella finalmente, su mirada se eleva para encontrar la mía─. Si seguimos haciendo esto, solo voy a conseguir engancharme más.
No puedo discutir con eso, así que no lo hago.
Reduce la distancia entre nosotros y se pone de puntillas para besarme. Le devuelvo el beso, pero no con el mismo grado de pasión que antes.
─Dicho esto─ Sus ojos brillan con picardía─, si cambias de opinión sobre lo de ser tu novia, dímelo.
Asiento con la cabeza.
—Genial.
Me da un beso en la mejilla y sale por la puerta. No dejo de maravillarme de lo fácil que ha sido. Me había estado preparando para una pelea, pero aparte del estallido inicial de furia, Tracey ha aceptado la situación como una profesional.
Si todas las mujeres fueran tan comprensivas como ella.
Y sí, eso es una indirecta para Granger.
Salgo hacia la sala común y me siento en un sofá frente a la chimenea, observo a Theo llegar por la entrada, probablemente viene del Gran Comedor. Levanta una ceja al verme.
─No pensé que te volvería a ver despierto esta noche. Supuse que estarías MOF.
─ ¿MOF? ─Otro de sus acrónimos. Theo los usa con la esperanza de que empecemos a utilizarlos como argot, pero lo cierto es que la mitad del tiempo no tengo ni idea de lo que está diciendo.
Sonríe.
─Muy Ocupado Follando.
Resoplo y pongo mi atención en el fuego.
─En serio, ¿se ha ido ya a su habitación?
─Sí. Conoce las normas. ─Las normas son: nada de novias y no quedarse a dormir conmigo bajo ningún concepto.
Theo se deja caer a un lado mío, sus ojos azules brillan cuando cambia de tema.
─Estoy impaciente por que llegue este puto fin de semana contra Gryffindor. Voy a disfrutar de lo lindo ganándoles a esos imbéciles.
─Esta vez los machacaremos.
─Por supuesto que sí. Ah, y en febrero jugaremos contra Ravenclaw.
Y, mierda, de repente recuerdo que si no saco una muy buena nota en Aritmancia, no estaré en el partido siguiente.
─Joder ─murmuro.
─ ¿Qué?
Aún no les he contado a mis compañeros de equipo lo de mi problema con las notas, porque no esperaba que mi nota media fuera tan mala. Ahora parece que es inevitable admitirlo.
Así que, con un suspiro, le cuanto a Theo lo de mi suspenso en Aritmancia y lo que podría significar para el equipo.
—Deja el curso —dice al instante.
—No puedo. Se ha pasado la fecha límite.
—Mierda.
—Exacto.
Intercambiamos una mirada sombría y Theo se pasa una mano por el pelo.
─Entonces tienes que resolver esto, amigo. Estudia y saca un 10 en ese puto examen. Te necesitamos, Draco.
─Lo sé.─ Este es mi primer año como capitán. Se supone que debo llevar a mi equipo a una victoria de la que no hemos gozado en años, pero ¿cómo rayos puedo hacer eso si no estoy en el aire con ellos?
─Tengo una profesora particular en mente ─le digo a mi compañero de equipo─ Es una locura total de quien se trata pero no tengo más opciones.
─ ¿Quién es?─ Pregunta con mucha curiosidad.
─Granger─ Me fijo en su reacción. Lo primero que noto es que abre enormemente los ojos. Si a él le parece inimaginable como estaré yo que fue a quien se le ocurrió la idea.
─ ¿En serio? ¿La sangresucia? ¿Granger, la ratona de biblioteca? ─ Noto su voz escéptica.
─Esa misma. Creo que he enloquecido con tan solo pensarlo. Pero no tengo tiempo para buscar a otra persona que me asegure pueda obtener un diez como ella─ Siento frustración y algo más que no puedo identificar.
─ ¿Y ella ha aceptado?
─Ese es el problema, me dice que no puede porque está muy ocupada y no sé qué otras excusas─ Comienzo a experimentar molestia de tan solo recordar la conversación después de la clase.
─Tal vez tiene que ver con que no la has tratado muy bien que digamos los últimos años─ Se burla.
─Ya lo sé, imbécil. Debo encontrar una forma de convencerla─ Me pongo de pie. Creo que prefiero irme a dormir para idear un mejor plan.
─ ¿No le dijiste que le pagarías lo que ella quisiera? Es más si quieres yo también pongo dinero─ Se ofrece Theo. Formo una sonrisa de lado.
─ ¿Estás ofreciendo compartir tu dinerito? Sí que quieres que juegue, ¿eh?
—Claro. Todo por nuestro sueño, amigo. Tú y yo con las túnicas de las Avispas de Wimbourne ¿recuerdas?
Theo y yo no hemos parado de hablar de eso desde que nos asignaron como compañeros de cuarto en el primer año. No hay ninguna duda de que después de la graduación me iré a la liga profesional. Tampoco hay ninguna duda de que seleccionarán a Theo que se mueve más rápido que un rayo.
─Sube ese puta nota, Malfoy─ me ordena─. Si no, te voy a patear el culo.
Una vez en mi cama y después de pensarlo he tomado una decisión. Creo que es el momento de ejercer presión sobre Granger.
¿Qué tal? Me gustaría saber mucho su opinión, amo los libros de Elle Kennedy, he de admitir que si son un tanto explícitos en cuanto a lo sexual pero procuraré censurar un poco. Son cuatro libros de ella, que los recomiendo, en especial el tercero pero lo ideal pienso es iniciar desde el primero, enserio.
Bueno, lo que más me ha gustado de ellos es la trama en sí y los personajes. Pero si hay que tener pues de algún modo criterio.
Por cierto, maneja temas delicados, como ya leyeron una violación y otros más. Este y los otros tres hablan de temas polémicos así que también haré lo posible por no ofender ninguna sensibilidad, y si es así por favor infórmenmelo.
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