Glee no me pertenece es propiedad de Fox y sus escritores. Solo utilizo los personajes para desarrollar una historia ficticia.

Personajes Principales: Rachel Barbra Berry

Rebecca Audrey Corcoran

Lucy Quinn Fabray

La historia contendrá Faberry/Brittana /Niff/ Klaine romance

Prologo

Una hermosa castaña de tez morena y poseedora de unos preciosos ojos marrones claros, contemplaba el reflejo de la luna en el Rio Hudson. Cerró los ojos sintiendo el viento agitando sus rizos castaños que llegaban a rozar su rostro provocándole cosquillas. Eran apenas las ocho de la noche y ella esperaba como todos los días a su persona amada. Unos pasos hicieron que sus ojos se abrieron de golpe, sonrió al reconocer el aura de la persona que, caminaba en dirección a ella.

No necesito voltearse para confirmar quien era, porque ella siempre sentiría la presencia de su persona amada era un poder especial que desarrollaban todas las brujas, cuando encontraban a su verdadero amor. Era el único poder que utilizaba y solo lo hacía porque, no podía controlarlo ya que si fuera por ella no utilizaría ninguno de sus poderes y así era, junto a su mejor amiga no recurrían a sus dotes de hechicería.

Sus madres no estaban felices con la decisión que tomaron rechazando sus poderes de brujas recibieron gritos, miradas de reproche y miles de insultos por parte de su familia y los otras familias de brujos. -Barbra- el susurro de su nombre la saco de sus pensamientos volviéndola a la realidad. La castaña enfoco su mirada en el joven rubio de ojos miel que, mostraba esa sonrisa encantadora que la hacía suspirar.

Le devolvió la sonrisa sintiendo un ligero rubor en sus mejillas, recorrió los pocos pasos que la separaban del apuesto rubio. Una gentil mano se poso en su mejilla acariciándola lentamente, sus ojos marrones se cruzaron con los miel. Su acompañante acorto la distancia que los separa, atrapo los labios carnosos de la joven castaña para unirse en un beso de amor. La morena levanto sus manos hasta acariciar el rostro del joven sintiendo las facciones varoniles del muchacho. El beso era tierno, dulce y a la vez desbordaba en pasión, deseo y amor.

Las manos del joven estaban en la cintura de la chica, acariciando sutilmente la perfecta silueta de la joven. Tuvieron que separarse debido a la falta de aire. Ambos sintieron como si murieran por dentro al detener el beso, el rubio unió sus frentes sonrió desbordante de felicidad al sentir como la castaña entrelazaba sus manos delicadas con las de él.

Se miraron con absoluta devoción sintiéndose completos al fin -te eh extrañado Lucas- musito la castaña hundiéndose en el pecho del joven rubio.

- No más que yo a ti- el rubio abrazo con fuerza a la castaña -es hora de irnos pequeña Barbra- sonrió con dulzura al sentir las manos de la joven rodear su cintura hasta llegar a acariciar su espalda. - amor Brett y Alma nos esperan - le susurro a la chica que soltó un bufido

-está bien vámonos- se separo del rubio refunfuñando y camino alejándose de él.

Lucas contemplo a Barbra Audrey Corcoran la chica que desde hace dos años le había robado el aliento, soltó un suspiro y sonrió por que aun no creí que esa hermosa mujer fuera su novia. Barbra volteo a verlo con el ceño fruncido -apresúrate Fabray - le dijo dándole un guiño.

El joven soltó una carcajada y corrió tras de ella -como tu digas Corcoran - contesto alcanzándola y uniendo sus manos.

Lucas y Barbra llegaron a un pequeño bar cerca de Brooklyn, saludaron al dueño Claus Flannagan que les indico que los estaban esperando. Los jóvenes se miraron con complicidad al escuchar el extraño acento, Lucas se ajusto su boina beso rápidamente a Barbra quien se ruborizo y se dirigieron a una de las mesas cerca del pequeño escenario.

Aun no habían llegado a la mesa y se escucharon gritos en español. Barbra rodo los ojos y Lucas solo se encogió de hombros.

-amor te juro por lo más sagrado que tengo que yo no mire las piernas de la camarera- un rubio de ojos azules un poco más alto que Lucas , discutía con una latina de unos ojos negros penetrantes y poseedora de un cuerpo de infarto.

La morena lo fulmino con la mirada y comenzó a insultar en español de nuevo ignorando las palabras de los ojos azules y las miradas de los curiosos en el bar.

El rubio más alto noto la presencia de los jóvenes y le suplico ayuda con la mirada. Lucas encontraba muy divertida la escena y en silencio se burlo del joven. Barbra le reprocho con la mirada a su novio quien solo le dio un guiño. Negó con la cabeza y puso toda su atención en la latina furiosa.

-¡Alma ya cállate!- exclamo asustando a la chica quien la miro frunciendo el ceño. Alma se levanto encarando a Barbra

-a mi no me callas enana- la castaña rodo los ojos

-Alma pero si tu eres de su tamaño- intervino el joven ojiazul recibiendo una mirada de odio de la latina.

-Brett tiene razón- hablo Lucas tomando la mano de su chica y alejándola de la enojada latina.

Brett se levanto camino hasta llegar frente a su novia. Coloco sus manos en su cintura y la beso. Alma se resistía pero, Brett la besaba despacio con mucho amor. La latina cedió a los besos del rubio y sus labios respondieron a las caricias del ojiazul.

-Consigan un cuarto- grito Claus Flannagan con su acento extraño desde la barra haciendo reír a todos en el bar. Incluidos Alma y Brett que detuvieron el beso y rieron con todos los presentes.

El resto de la noche paso sin más incidentes. Las dos parejas bromeaban y se divertían. Alma con su típico humor negro molestaba a la otra pareja, Brett respaldaba los comentarios de su novia y reía al ver las caras de Lucas y Barbra que estaban rojas debido a ciertos comentarios sobre encuentros clandestinos que casualmente descubría Alma. Como la vez que encontró a Barbra y Lucas muy acaramelados en el auto del padre Shuster por suerte la latina pasaba "casualmente" por el lugar y fue ella quien los descubrió y no el pobre cura quien se suponía dejo su auto en manos de Lucas para que se lo reparara uff si así se reparan los autos Brett cambiaria la carrera de medicina por la de mecánico.

El bar del viejo Flannagan ya estaba por cerras así que los cuatro jóvenes decidieron que era momento de irse. Se despidieron de Claus Flannagan quien muy amablemente les dijo que podría prestarles su oficina para hacer sus "cosas", ambas parejas rieron ante la extraña situación y amablemente declinaron la propuesta.

-Luc ¿traes auto?- pregunto Brett al otro rubio quien negó -entonces vamos al mío-

Los cuatro subieron al auto del rubio de ojos azules. Barbra y Lucas iban en el asiento de atrás mientras Alma en el del piloto y Brett en el de con-piloto. Alma adoraba conducir y Brett estaba encantado de complacerla , aunque tenga que recibir las burlas de Lucas diciéndole dominado aunque nunca duraban mucho ya que la castaña retaba al rubio de ojos miel y Alma siempre terminaba con la misma frase la discusión -son un par de rubios dominados- y cuanta verdad tenían las palabras de su hermosa latina.

-¿Te veré mañana?- susurro la castaña al rubio quien la tenia abrazada.

- claro que si amor- le contesto dejando un beso en su cabello castaño. -perdón por no poder verte más temprano-

Barbra se separo de él para poder ver su rostro le frunció el ceño negando con la cabeza -Lucas no me pidas perdón- acaricio la mejilla de su amor -entre tus clases de medicina, tu trabajo de medio tiempo en el hospital es lógico que no nos quede mucho tiempo para vernos pero agradezco el tiempo que paso contigo-

Lucas capturo los labios de su chica entre los suyos. Se aparto de la castaña y le dio un tierno beso en la nariz -y yo agradezco el tenerte en mi vida- susurro antes de volver a besar a la castaña. -oye pero tu también tienes una agenda ocupada mi pequeña Barbra- la castaña depositaba pequeños besos por el rostro del rubio -mi futura estrella de Broadway-

-Lucas no soy una estrella - el rubio negó con la cabeza

-Barbra tu posees un enorme talento no te menosprecies. Tu voz será la envidia de todas las cantantes del mundo. Yo creo en ti y sé que tú naciste para brillar-

La castaña se ruborizo y ahora era ella quien recibía los besos del rubio por todo su rostro -Te Amo- susurraron a la vez sintiéndose felices y completos

Barbra y Alma se despidieron de los jóvenes y entraron en la gran casa Corcoran. Al parecer la madre de la castaña no les armaría una escena como todos los días por que no la veían por ningún lugar. Subían silenciosamente las escaleras para poder llegar a la habitación de la castaña. Cuando llegaron al último escalón, las luces de la casa se iluminaron lo que hizo detener a las jóvenes.

Se escucharon unos aplausos, las chicas se miraron entre si dándose apoyo para lo que se les venía encima. -Veo que aun siguen con ese par de buenos para nada- la mujer hablaba con un tono de voz autoritario

-madre ellos no- Barbra la interrumpió pero otra voz se escucho proveniente del final de las escaleras.

-No sé que hicimos mal con ustedes- la otra mujer les indico que bajaran y a regañadientes lo hicieron. Alma y Barbra estaban sentadas en la sala frente a ellas de pie sus madres las miraban con reproche.

Shelby Corcoran y Maribel López las brujas lideres de sus clanes no podrían creer que sus herederas, estén cometiendo la estupidez de rechazar su herencia de brujería y era el colmo que lo hicieran por dos hombres que no tenían ni en que caerse muertos y ni siquiera eran brujos los muchachitos eran hijos de un mecánico y un contador.

-Quieren dejar ya el absurdo juego que se traen con esos- escupió Shelby con desagrado

-por que no pueden aceptar que nos hemos enamorado-

- ¿enamorado? Por favor Alma no digas estupideces -

-pero es verdad ellos nos aman- grito Barbra sorprendiendo a las dos mujeres. -Y nada de lo que ustedes digan o hagan nos hará cambiar de opinión- Barbra y Alma abandonaron la sala dejando a las dos mujeres furiosas con ellas.

-Habrá que intervenir- comento Maribel saliendo de la sala y caminando rumbo al sótano seguida de Shelby.

-Solo tenemos que esperar - susurro Shelby sosteniendo un frasco que contenía un liquido negro -no permitiré que esos imbéciles estén con nuestras hijas-

Una semana había pasado desde que las chicas discutieran con sus madres. Estaban cansadas de discutir siempre lo mismo por eso ambas tomaron una decisión que cambiaría por completo sus vidas. -Tengo algo para ti- musito la castaña con timidez al joven Lucas.

Se encontraban en Central Park como cada domingo. Lucas desvió su mirada de Alma y Brett quienes alimentaban a los patos y enfoco toda su atención en Barbra.

-Te daré la prueba de amor más grande- Lucas la miraba un poco confundido. Barbra metió la mano en el bolsillo de su abrigo y saco una cajita azul con bordes dorados. -Este anillo- musito abriendo la caja y revelando un hermoso anillo de oro adornado con una esmeralda en el centro. -es muy importante para mi familia. Ah estado con la familia Corcoran

Desde el inicio de los tiempos- El rubio miraba a los ojos a la morena -cuando una mujer Corcoran ah encontrado el amor de su vida. Le entrega este anillo como muestra de amor y unión de sus almas- se detuvo al sentir las caricias que el rubio hacia en su rostro -y yo quiero dártelo a ti-

-no sé qué decir- dijo un tanto inseguro -no quiero que tengas problemas con tu madre por entregarme algo tan valioso Barbra- soltó un suspiro y sus ojos miel se tornaron tristes -yo no soy lo suficiente bueno para ti. Tú mereces a alguien que te trate como la princesa que eres-

-por qué dices eso- pregunto la castaña sintiendo un nudo en su garganta -¿acaso no me amas?-

-claro que Te amo Barbra- unas lagrimas rebeldes salieron de sus ojos miel -cada día Te amo más. Cuando te veo me siento completo feliz y muy enamorado-

-Entonces por qué me dices esas cosas- la castaña limpiaba con las yemas de sus dedos las lágrimas de Lucas.

-yo... me siento inseguro soy un fracaso, tú debes de estar con alguien como tú. De tu misma posición. Al final tu madre tiene razón, solo soy un perdedor que se cruzo en tu camino tú debes seguir sin mi- una mano se estrello contra su mejilla. Barbra salió corriendo del lugar dejando a Lucas inmóvil.

Alma y Brett se acercaron al rubio quien solo miraba la dirección por donde se fue la morena.

-¿Que le hiciste?- pregunto enojada. Lucas no dijo nada ni siquiera miro a la latina. - Eres un idiota- fueron las últimas palabras de Alma antes de irse y dejar a los rubios.

Lucas bajo la mirada sintiéndose morir por haber hecho llorar a la persona más importante para él. Se sentía frustrado no había querido decirle que dejaría la universidad por que, no tenía dinero para seguir. Era un completo fracaso y la madre de la morena, tenia razón cuando le dijo que no podía ofrecerle nada a su hija. Un simple hijo de un mecánico no podía tener un futuro diferente. Los hijos son iguales que los padres le dijeron Shelby Corcoran con desprecio

Brett Pierce tomo asiento junto a su mejor amigo. Paso su brazo sobre los hombros del otro rubio en señal de apoyo. -Le dijiste que nos enlistamos al ejército- pregunto con cautela el ojiazul

Lucas alzo la mirada y susurro -tu ya lo hiciste- Brett negó -yo tampoco y creo que no lo hare-

-¿por qué?- Brett repitió la acción de su amigo viendo hacia al frente

-por la misma razón que no se lo has dicho a Alma- respondió poniéndose de pie, ajusto su boina y camino en dirección contraria de las chicas.

Brett suspiro triste y pensó en como todo había cambiado. Pasaron de estar bien a estarla pasando realmente mal.

Primero las becas que habían conseguido les fueron quitadas a ambos. Ahora tenían que pagar la cuota total y no solo la mitad. Después los dos fueron despedidos del hospital. Se sorprendieron al recibir la noticia y ni siquiera les justificaron porque lo hacían.

Y para terminar el negocio del tío Ben el padre de Lucas se había ido a la bancarrota. Y lo peor su padre fue despedido de la notaria. El rubio se levanto y camino rumbo a la casa de su novia solo para terminar con la relación y así no ser un estorbo en la vida de Alma López.

-Todo salió perfecto- Maribel López sonreía con malicia -solo tenemos que soportar que lloren un poco y después- siseo disfrutando de la situación -Barbra y Alma aceptaran sus poderes y ambos clanes seremos los más poderosos de New York- alzo su copa de vino chocándola con la de su amiga Shelby.

-¡salud!- exclamaron las dos al unisonó.