Título: Tentaciones Prohibidas

Autora: Kigen no Lawliet

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a la famosísima reina mangaka Rumiko Takahashi-sensei, sin embargo la historia sí es de mi completa autoría, ¡Digan no al plagio!

Pareja: BanxKag

Resumen: (Primer arco) La historia del pasado de nuestro guerrero favorito es relatada. "¿Por eso eres así?" Si tu madre te viera ahora ¿Qué diría?, tu hermana una miko, y tú un mercenario sin corazón. '¡Yo… la amo, no me interesa si es mi hermana o no!'. Lo miró a sus profundos ojos azules y sosteniéndose de sus fuertes brazos le dijo: "Aniki, bésame"

Notas: ¡Hola!, ya muchas me conocerán de la sección Naruto, pero como hago primera aparición aquí, me reporto. Mi nombre es Kigen no Lawliet, he estado escribiendo por un gran tiempo fanfics Sasuhina e Itahina, tengo varios one-shot terminados y varios fanfics incompletos, ya antes había escrito en otra página bajo otro pseudónimo, sin embargo ya di el aviso de que los fanfics los iré pasando a esta que es mi cuenta oficial.

¿Qué les puedo decir? Mis parejas favoritas son principalmente BanxKag, en segundo puesto SessxKag y el SesshxRin y por último InuxKag o InuxKik. Hoy les traigo una nueva creación que espero les guste y sea de su agrado, si algo le pareció genial pueden comentármelo o hacérmelo saber. En fin, si alguien que ya me conoce de la sección Naruto me ve por aquí ¡No me maten! Si no he actualizado es por una buena razón (Sí… claro). Sin más recuerden: Un review por corto que sea siempre anima y motiva al escritor a seguir con lo suyo.

Advertencias: Futuros Lemons, violencia gráfica, incesto. Si no crees estar preparado para leer estas escenas, abstente para que luego no hayan insultos.

Señas de lectura:

"…"= Sarcasmo

'…'= Pensamientos

Cursiva= Palabras resaltadas

Capítulo 1- Nacimiento, el inicio de la rapsodia

Oscuridad, algo no estaba bien y lo sabía. Sus inocentes ojos azul marino miraban el horizonte intentando descubrir el motivo de esa extraña paz en tiempos de guerra.

Iba a regresar a su aldea con su madre cuando vio varias banderas pasar velozmente entre los árboles, corrían: tanto caballos como soldados armados, sintió miedo, ¡Su madre y su aldea estaban en peligro!

— ¡Disparen! —aún en estado de shock su cuerpo reaccionó al escuchar esa palabra y empezó su huida, corrió como nunca lo había hecho en su corta vida, sus pies sangraban abundantemente debido a varias rocas filosas enterradas en su piel, ardían como el infierno, sin embargo lo resistió, el miedo era más grande en ese momento y para un niño de 5 años era más importante buscar a su madre

— 'Okaa-san'—en su mente solo buscaba la forma de salvarla ¿Cómo correría? Con su hermanito o hermanita nueva en su vientre le sería imposible hacerlo, si tan solo su padre estuviera con ellos tal vez no sentiría tanta impotencia…

Su mirada perdió la dulzura característica de un niño durante un instante, si su padre no los hubiera abandonado tal vez les resultaría fácil salir de la aldea, tal vez su madre no hubiera sufrido tanto ni la vida se le hubiese tornado tan dura… pero ¿Qué pasó?, simple, su padre se ofreció a ir y formar parte del ejército del señor feudal de su aldea, olvidándose de él, de su madre y su futuro hijo o hija, por esa razón siempre odiaba escuchar a su madre hablar de su padre como si fuera un héroe.

Mas sin embargo el asunto no terminaba ahí, últimamente su madre no se encontraba muy bien, de hecho empeoraba con los días, las enfermedades que trajeron los invasores a la aldea no persuadieron a su madre afectándola considerablemente a su salud, eso sumado a la depresión terminarían por acabar con ella, por más que lo negara así mismo, sabía que debía aprender a aceptar la realidad… esa fue una de las pocas lecciones que aprendió de su padre. Siguió corriendo mientras viajaba en sus pensamientos, no bajaría el paso.

Su madre nunca dejaba de sonreír, por eso la admiraba; siempre tan independiente, fuerte, entregada y amorosa, aunque estuviera destrozada por dentro, siempre negaba que algo le pasara, por más que llorara en las noches a escondidas (según lo que ella creía) del mundo, siempre al amanecer lo abrazaba y le decía que todo estaba bien. Él odiaba verla llorar a escondidas, y le preguntaba que le ocurría aunque no le respondiera, y se sentía mal. Ella no merecía a alguien tan cruel como su padre.

Una vez ella le dijo que lo único que le traía fuerzas para vivir, eran él y su futuro bebé. Ese día lloró con ella por primera vez, y se odió, por no poder reconfortarla, por no poder decirle que todo estaría bien, por sentirse vulnerable, débil e inútil. También empezó a odiar a las mujeres de su aldea. Una vez las escuchó diciéndole a su madre que desistiera de la idea de tener a su bebé, sin embargo ella les sonrió y negó alegando que ese bebé era uno de sus escasos motivos para respirar. Por esa razón la admiraba, nunca había desistido de protegerlos.

Miró la entrada de la aldea y como varias personas empezaba a salir de esta. Buscó con la mirada su cabaña y entró en la misma, humilde pequeña y sin lujos, empezó a buscar a su progenitora en el reducido espacio y entró en su habitación sin éxito de encontrarla, se asustó, ¿Dónde estaría su madre?

Algo le decía que no estaba muy lejos, así que abandonó su cabaña y empezó a buscar entre la gente llena de pánico la pacífica mirada chocolate de su madre, un nudo se formó en su garganta, sabía que no lograría estar tranquilo hasta encontrarla. Cuando iba a iniciar su búsqueda se le acercó una de las mujeres amigas de su madre, la señora Kyomi, quién se detuvo al observar su gesto desconcertado.

—Pequeño Bankotsu, ve rápido a la aldea de la anciana Akane, tu madre está dando a luz—sus ojos azul marino se abrieron con sorpresa al escuchar esas palabras, ¿Su madre acaba de…? ¡Ya había nacido! Sin agradecer ni hacer más que un gesto con su mano corrió en dirección a la cabaña de la anciana entrando sin tocar, fue a la habitación donde se escuchaba un cansado respirar y la vio

Su madre como nunca la había visto: Pálida, débil, aparentemente rota, una sonrisa dolorida y sus ojos perdiendo la luz. Se acercó a ella con sus ojos húmedos, la sangre saliendo aún de sus pies y la sonrisa apagada.

—Banky… ¿Qué te pasó? —le preguntó su progenitora con voz baja, tenue y amorosa—tus piecitos—le acarició la cabeza y él dejó caer una lágrima solitaria, ¡Su madre estaba muriendo!

—No es nada grave Okaa-san—ella suspiró aliviada y le sonrió levemente

—Cariño, creo que ya es hora de que conozcas a tu hermanita— ¿hermanita?, ¿era una niña? —su nombre es Kagome—la descubrió y la dejó a la vista de los curiosos y tristes ojos azul marino—espero que logren llevarse bien…—su voz se estaba apagando y su respiración se tornaba inconstante

— ¡Okaa-san! —se empezó a asustar, la anciana Akane miraba la escena con lágrimas en sus cansados ojos

—Banky, pequeño, no me queda mucho tiempo; esta enfermedad ha podido conmigo, por favor, prométeme que cuidarás de Kagome con tu propia vida, solo quiero lo mejor para ustedes—empezó a toser sangre y le entregó su bebé recién nacida a su hijo—huyan y vivan—sollozó—prométanme que van a ser fuertes, recuerden que ustedes siempre fueron los motivos por los que me mantenía de pie, cuídense mucho y recuerden que siempre los voy a amar y los voy a cuidar…—con esfuerzo se acercó a su hijo mayor y le plantó un beso en la frente, justo en su marca que representaba juventud y a Kagome otra en su frente justo en su marca igual a la de Bankotsu, empezó a cerrar los ojos lentamente

— ¡Okaa-san! —sonó el grito desgarrador el pequeño—lo prometo, lo prometo, prometo que seré el más fuerte de los humanos y si pudiera de los demonios Okaa-san—decía contra su oído en susurros y promesa silenciosa mientras abrazaba a su hermanita quien también lloraba, su madre, ella, estaba en sus últimos momentos

La anciana Akane lloraba con ellos, tomó a Bankotsu por los hombros y lo giró.

—Bankotsu, debes ser fuerte, un hombre débil nunca podrá vengar la muerte de sus seres queridos—Bankotsu la miró con ojos tristes y comprendió el mensaje, asintió dándole la razón a la anciana. Justo en ese momento escucharon un fuerte estruendo en los caminos cercanos a la cabaña donde se encontraban

— ¡Salgan aldeanos! —empezaron a caer flechas, con fuego, sin fuego, el olor a pólvora empezaba a afectar el aire—Se arrepentirán de servir a su terrateniente

Bankotsu se paralizó, sin embargo reaccionó al instante al escuchar una pequeña explosión, miró a la anciana Akane quien los guio a un escondite olvidándose de ella misma por unos instantes, grave error para ella y bendición para ellos. Iba a buscar un escondite para ella cuando...

— ¡Alcen las manos! —el pequeño le cubrió la boca a su hermanita cuidando de no ahogarla para que dejara de llorar, tres soldados entraron a la cabaña—vaya, vaya que tenemos aquí, una anciana y una mujer moribunda, no se preocupen, acabaremos con su dolor rápidamente—desenfundaron sus espadas y dos de ellos empezaron a hacer cortes en las extremidades de la anciana asustándola, empezaba a sangrar, uno de esos dos la miró con repugnancia y le clavó una daga a la altura del estómago en lo que la mujer solo gritaba del dolor y del terror, mirando con miedo la esquina en donde se encontraban los niños, justo en ese momento una espada atravesó su cuello de lado a lado mientras el hombre lamía el arma después de sacarla y terminaban dejándola en el suelo desangrándose, claramente una muerte rápida para algunos, pero para la vista de un niño inocente, lenta y dolorosa

Bankotsu miraba con susto la escena y luego a su hermanita que soltaba lágrimas como si supiera lo que estaba ocurriendo. Uno de los soldados salió con una sonrisa de satisfacción mientras que el otro causante de la muerte de la anciana tomaba una antorcha de la pared y miraba con malicia a su madre. El otro de la espada besó a su madre quien aún no había muerto y luego la mordió en el cuello, ella empezó a hiperventilar cuando el de la antorcha la empezó a manosear encima de su escote, gimió y les escupió sangre en la cara con sus pocas fuerzas ocasionando indignación por parte de los soldados, uno de ellos la levantó del cabello causando que chillara de dolor y el corazón de Bankotsu se encogiera.

—Mujer asquerosa, tan poca cosa eres, mereces una muerte dolorosa—Bankotsu lloraba, miraba la escena con furia, asco y miedo. Miró algo y se asustó, olía como a pólvora, sin embargo esa era líquida, vio como empezaron a mojar el futón donde se encontraba su madre y como ella dirigía una última mirada de amor hacia ellos, y así lo entendió. Quizás ella no hubiera muerto si esos soldados no hubiesen aparecido, quizás la enfermedad tuviera cura, quizás solo hubiera necesitado reposo. Abrazó a su hermanita con fuerza cuando vio al hombre de la antorcha lanzarla hacia su madre mientras ella gritaba y uno de ellos escupía al fuego, lloró más de manera silenciosa. No saldrían de ahí hasta verla muerta. Él tampoco podía salir, sabía que nada podía hacer y que si salía probablemente les dieran muerte rápidamente, pero desde ese entonces en que escuchó las estúpidas risas de esos soldados al ver a su madre arder y escucharla gritar lo juró

Juró que se vengaría costara lo que costara. Todos pagarían esa muerte con la sangre de sus hijos y de ellos mismos.

Varias horas habían pasado desde que vio morir a manos de los soldados a su madre, se sentía muerto en vida, había perdido lo más preciado que tenía hasta el nacimiento de su hermana.

Cuando el fuego donde su madre había muerto se extinguió los soldados salieron, varias horas después la invasión había terminado y solo quedaban los restos de una aldea consumida por el fuego. Había logrado salir antes de que quemaran la cabaña donde estaban escondidos. Se llevó las cosas que no habían sido quemadas que su madre había dejado en su hogar que pudieran servirles para sobrevivir, ahora sabía que la vida les sería dura, y ahora debía ser fuerte no solo por él. Sino también por su pequeña y querida hermana a quien había jurado proteger con su vida.

¿Qué haría ahora? Simple, huir, necesitaba un refugio para pasar la noche, no podía estar con su hermana a la intemperie a altas horas, ¡podría morir de frío!, así que siguió en lo que quedaba del día su paso… Necesitaba asegurarse de que estarían bien…

Fin del Capítulo 1

Notas Finales: ¡Sé que estuvo algo aburrido!, pero como es el inicio será así. Este capítulo es muy importante para la historia, pero ya conforme la avance irá tomando el drama, la comedia y la acción que toda historia se merece. Este es el principio del oscuro pasado de Bankotsu, espero que les gustara el capítulo aunque estuviera algo gore.

Gracias por adelantado por los Review. Si tienen alguna duda no duden en decírmela.

Gracias por leer

Kigen-chan